La desigualdad social es uno de los problemas más importantes que enfrentan las sociedades contemporáneas. América Latina es una de las regiones más desiguales del planeta (Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 2018), esto se ha acentuado y profundizado, particularmente en Argentina, tras la irrupción de la pandemia por COVID-19 (CEPAL, 2020). Los gobiernos latinoamericanos han implementado distintas políticas sociales con el objetivo de reducir la desigualdad en la región (Duryea, 2016).
Encontrar una definición unívoca de políticas sociales es tan complejo como las problemáticas que pretenden resolver. De acuerdo con De Sena (2014), las políticas sociales impactan directamente en las condiciones de producción y reproducción de vida de las personas, en ellas subyacen modelos de sociedad deseables, de allí su dificultad para conceptualizarlas. No obstante, existe cierto consenso sobre tres criterios a partir de los cuales se determinan los sujetos de derecho de tales políticas: necesidad (herramientas focalizadas o focalización, Filgueira, 2014; modelo de focalización o políticas asistencialistas, Home Arias, 2012; y políticas sociales focalizadas, Ochman, 2014), contribución (modelos contributivos, Filgueira, 2014) y ciudadanía (universalismo o políticas universales, Danani, 2017; modelos universales no-contributivos, Filgueira, 2014; y universalización o políticas universalistas, Home Arias, 2012).
En Argentina conviven distintos tipos de políticas sociales. Históricamente la base de las políticas sociales estuvo constituida por el sistema de seguridad social que comprende, entre otros, al sistema previsional, vinculado con el trabajo formal asalariado, es decir, el sistema contributivo. También existen las instituciones públicas universales de educación y salud, y las intervenciones particulares dirigidas a personas en situación de vulnerabilidad o que cumplen ciertos criterios (e. g., las transferencias condicionadas; Boga, 2018).
En el presente trabajo se evalúan, principalmente, las actitudes hacia políticas sociales universales y focalizadas. Ambos tipos tienen ventajas y desventajas. La discusión entre la universalización o la focalización de las políticas sociales cobró relevancia en la década del 90, producto de la escasez y las ideas neoliberales, que argumentaban que los recursos solo debían destinarse a quienes más los necesitaran, poniendo en tensión a los modelos universales (Danani, 2017; Home Arias, 2012).
Los defensores de la focalización sostienen que este tipo de políticas son costo-efectivas, ya que permiten racionalizar el gasto público (Filgueira, 2014; Home Arias, 2012; Ochman, 2014). Por otra parte, quienes están en contra, argumentan que los altos costos administrativos que genera determinar quién es el grupo merecedor de la política social neutralizan tal eficiencia fiscal y, a su vez, dicha determinación suele ser inexacta, derivando en errores de inclusión/exclusión (Garriga & Rosales, 2013; Home Arias, 2012; Ochman, 2014). En suma, definir la necesidad es una tarea ardua y demostrarla también implica un costo, particularmente para las personas pobres, quienes deben atravesar barreras simbólicas (e. g., falta de habilidades y destrezas) y burocráticas (e. g., trámites, desplazamientos) para poder ser beneficiarias de determinada política (Ochman, 2014). Otro argumento en contra es el de la estigmatización que produce ser señalado como receptor de cierta política, lo que promueve procesos de desigualdad e incluso comportamientos fraudulentos o clientelismo (Filgueira, 2014; Garriga & Rosales, 2013; Home Arias, 2012).
Las políticas sociales universales, en cambio, atenúan muchas de las contras de las políticas focalizadas, dado que contribuyen a la consolidación de imaginarios de igualdad y solidaridad ciudadana (Home Arias, 2012), promoviendo la meta de cohesión social (Filgueira, 2014). A su vez, la universalidad hace beneficiarias a personas de clases medias, lo que genera el apoyo político necesario para su sostenimiento (Garriga & Rosales, 2013). No obstante, aunque evitan altos costos administrativos para definir el grupo receptor, los sistemas universales son costosos y requieren de una base fuerte de recursos tributarios (Filgueira, 2014; Home Arias, 2012).
Desde la psicología existe evidencia que permite avanzar en la comprensión acerca del apoyo que reciben las políticas sociales por parte de la ciudadanía. Por ejemplo, se han generado modelos teóricos en torno al rol del altruismo y su relación con las preferencias por políticas de carácter redistributivo (Dimick et al., 2018), y también se ha indagado acerca del rol de las creencias sobre la desigualdad y su impacto sobre el apoyo a políticas redistributivas (e. g., García-Sánchez et al., 2020) o las actitudes hacia la redistribución (e. g., García-Castro et al., 2022).
El estudio de las actitudes que poseen las personas hacia las políticas sociales resulta fundamental si se considera que el apoyo ciudadano es primordial para otorgar legitimidad al accionar político (Castillo & Olivos, 2014). Las actitudes pueden ser comprendidas como evaluaciones que realizan las personas sobre un objeto determinado (Albarracín et al., 2005). En general, las actitudes hacia las políticas sociales han sido estudiadas como un constructo unidimensional y medidas a través de uno o algunos ítems (e. g., International Social Survey Programme, General Social Survey, World Values Survey). No obstante, en un estudio reciente se ha indagado una estructura compuesta por diferentes dimensiones (Cavaillé & Trump, 2015).
Según Steele y Breznau (2019), la medición a través de un solo ítem de las actitudes hacia las políticas sociales no es confiable, ya que pasa por alto dimensiones latentes de las políticas redistributivas. En esa línea, Cavaillé y Trump (2015) señalan que las actitudes redistributivas no son unidimensionales y que comprenden dos grandes dimensiones:1) redistribución de (en inglés redistribution from), ligada a la maximización de ingresos (orientado hacia uno mismo), en la que la persona se percibe como beneficiaria potencial de la redistribución de las personas ricas, por lo que podría obtener y recibir ganancias materiales; y 2) redistribución hacia (en inglés redistribution to), vinculada a la afinidad social (orientado al otro), donde la persona se percibe como contribuyente potencial en la redistribución hacia las personas pobres y sus motivos están orientados a considerar a otros (e. g., la empatía por los destinatarios de la redistribución). En síntesis, las autoras consideran que estas actitudes son empíricamente distintas unas de otras.
Cabe señalar que, aun cuando las políticas sociales han sido caracterizadas como focalizadas o universales, centradas en el contribuyente o en el beneficiario, es posible observar en Argentina ciertas políticas sociales focalizadas que tienden a la asistencia (e. g., los planes de transferencia condicionada de ingresos; Bráncoli, 2021) o a la promoción de ciertas condiciones de vida (e. g., el programa de seguridad alimentaria ProHuerta; Vinocur & Halperin 2004). En esta línea, Home Arias (2012) señala que en Argentina el modelo de intervención sobre la pobreza se ha construido con base en la asistencia y la promoción social. La asistencia se entiende como transitoria y paliativa y se asocia a la entrega de recursos materiales (en especie o dinero). Mientras que la promoción se caracteriza por generar cambios a nivel subjetivo de las personas sobre las que se interviene, y se asocia a aspectos no materiales de la pobreza.
En pos de avanzar en la medición de las actitudes hacia las políticas sociales, en este trabajo se recupera una serie de ítems comúnmente utilizados en la literatura sobre políticas sociales, con relevancia local, como una primera aproximación hacia la identificación de dimensiones latentes del constructo de interés. Para ello, se analiza la evidencia de validez estructural y de consistencia interna de un conjunto de ítems sobre actitudes hacia las políticas sociales en una muestra de ciudadanos del Gran Córdoba (Argentina). Este abordaje es complementario a la medición clásica de las actitudes hacia las políticas sociales a partir de ítems singulares.
Método
Participantes
La muestra estuvo compuesta por 442 personas de 18 a 64 años (M = 38.61; DE = 14.23) del Gran Córdoba (Argentina), de diversos sexos (femenino = 333, 75.3 %; masculino = 106, 24 %; otro = 3, 0.7 %). El nivel socioeconómico de las personas fue marginal y bajo inferior = 32, 7.2 %; bajo superior = 76, 17.2 %; medio bajo = 131, 29.6 %; medio = 139, 31.4 %, medio alto y alto = 64, 14.5 %.
Instrumentos
Se utilizó un conjunto de 24 ítems referidos a actitudes hacia políticas sociales utilizados en distintos estudios (Alesina & Giuliano, 2009; Castillo & Olivos, 2014; Castillo et al., 2011; Cruces et al., 2013; European Social Survey European Research Infrastructure, 2018; Martín-Artiles et al., 2011; Plata, 2011; Weihua & Ye, 2017; ver Apéndice A). Los ítems fueron evaluados al interior del equipo, considerando la claridad y particularmente la relevancia local. Se optó por unificar la escala de puntuación. Concretamente, se empleó una escala de respuesta tipo Likert de 5 puntos (1 = totalmente en desacuerdo, 5 = totalmente de acuerdo).
Adicionalmente, se recabó información sociodemográfica. Para el cálculo del nivel socioeconómico se tuvieron en cuenta las siguientes variables: nivel educativo, tipo de ocupación, relación entre la cantidad de aportantes del hogar y la cantidad de habitantes en el hogar y cobertura médica (Comisión de Enlace Institucional, 2015).
Procedimiento
La recolección de datos se realizó en el marco de otro estudio en el que se abordaron variables relacionadas no comprendidas en este reporte. La invitación a participar se realizó a través de redes sociales (Facebook, Instagram y WhatsApp) y correos electrónicos. Las personas respondieron una encuesta en línea disponible en la plataforma LimeSurvey y participaron en el sorteo de premios de dinero, como forma de incentivar la participación. La base de datos, los scripts, el cuestionario y apéndices se encuentran disponibles online en <https://osf.io/5vhjd/?view_only=1b763e775dc0482eb72771541bd27bc5>.
Análisis de datos
Con el fin de analizar la estructura subyacente se emplearon dos estrategias: una exploratoria, para examinar los constructos latentes, y otra confirmatoria, para evaluar el ajuste de los datos a modelos definidos a partir de la literatura. Para ello, la muestra fue dividida de manera aleatoria en dos mitades (A y B). Con cada muestra se calcularon estadísticos descriptivos para los distintos ítems. Con la muestra A (n = 221) se condujeron análisis de la estructura factorial. Se consideró el gráfico de sedimentación y se estimaron modelos de dos a cuatro factores. Se empleó el método de estimación de media de mínimos cuadrados ponderados y varianza ajustada (WLSMV) y también el método de máxima verosimilitud robusto (MLR), métodos que se sugiere emplear cuando se trabaja con variables ordinales y que admiten distribuciones no normales (Rhemtulla et al., 2012; Schmitt et al., 2018). Se empleó la rotación geomin para facilitar la interpretación de los factores (Sass & Schmitt, 2010). Para interpretar el ajuste global se consideraron los siguientes indicadores: índice de Tucker-Lewis (TLI > .95) e índice de ajuste comparativo (CFI > .95), error cuadrático medio de aproximación (RMSEA < 0.05, IC 90 %), e índice de error cuadrático medio estandarizado (SRMR < 0.05) (Hu & Bentler, 1999; Lloret et al., 2017).
Con la muestra B (n = 221) se adoptó una estrategia analítica confirmatoria. Se evaluaron los siguientes modelos de manera confirmatoria: 1) dos factores: políticas focalizadas y políticas universales; 2) tres factores: políticas focalizadas centradas en el beneficiario, políticas focalizadas centradas en el contribuyente, políticas universales; 3) cuatro factores: políticas focalizadas centradas en el beneficiario que tienden a la asistencia, políticas focalizadas centradas en el beneficiario que tienden a la promoción, políticas focalizadas centradas en el contribuyente, políticas universales; 4) segundo orden: una dimensión de segundo orden agrupa factores de políticas focalizadas del modelo 3, y se vincula con el factor de políticas universales. En los análisis confirmatorios se emplearon los mismos métodos de estimación e indicadores de ajuste global que en los análisis exploratorios. Se admitió covarianza entre errores de la misma dimensión tras la inspección de índices de modificación y residuos. Se interpretaron los coeficientes de regresión estandarizados del modelo que presentó un mejor ajuste.
Por último, se evaluó la consistencia interna a través del coeficiente alfa de Cronbach (Cronbach, 1951) y del coeficiente omega de McDonald (McDonald, 1970).
Se emplearon los programas MPlus 7 (Muthén & Muthén, 1998-2011), R 4.0.2 (R Core Team, 2018) y el paquete MBESS (v4.8, Kelley, 2007).
Aspectos éticos
Se siguieron los lineamientos éticos para la investigación con humanos recomendados por la Asociación Psicológica Americana (American Psychological Association, 2010). Las personas brindaron su consentimiento informado antes de completar la encuesta en línea y luego de recibir información sobre las condiciones de anonimato, confidencialidad y voluntariedad de la participación.
Resultados
Análisis descriptivo
Se analizaron los ítems de cada muestra de forma separada. En la Tabla 1 se muestran los valores de M, DE, asimetría y curtosis. En tanto que en el Apéndice B se presentan las frecuencias. Como se aprecia en la Tabla 1, casi todos los ítems presentaron asimetría negativa, lo cual implica medios a altos grados de acuerdo con las distintas políticas. Los ítems 10, 11, 13, 14, 15, 16, 19, 21, 22, 23 mostraron valores altos valores de asimetría negativa y elevada curtosis (superiores en ± 1.5). Particularmente, los ítems referidos a un buen trabajo (ítem 11) y buena educación (ítem 14) para todos mostraron un alto grado de acuerdo. Por el contrario, en ambas muestras, el ítem 6, referido al aumento de los impuestos a la clase media, fue el que mostró un menor grado de acuerdo.
Análisis factorial
En la Tabla 2 se muestran los índices de ajuste global para los modelos evaluados de manera exploratoria y confirmatoria. En relación con los modelos exploratorios, el gráfico de sedimentación sugirió extraer dos factores. Se evaluaron modelos de dos a cuatro factores. El modelo de cuatro factores estimado con WLSMV mostró un ajuste global aceptable. No obstante, la inspección de las cargas factoriales evidenció una matriz compleja y difícil de interpretar en términos teóricos, y el segundo factor no comprendía ítems con cargas altas. En tanto que el modelo de tres factores, que mostró un ajuste global aceptable solo según algunos indicadores globales (CFI y TLI con estimador WLSMV), también presentó una matriz factorial compleja, con solo un ítem con carga alta en el tercer factor. En la Tabla 3 T3bse muestran las cargas factoriales del modelo de cuatro factores con estimador MLR, para evidenciar la complejidad factorial, semejantes resultados se obtuvieron con WLSMV.
En relación con los modelos confirmatorios, el modelo de cuatro factores mostró un ajuste aceptable (con el estimador WLSMV en CFI y TLI, y con MLR en RMSEA). En la Tabla 3 T3b se muestran las cargas factoriales derivadas del modelo estimado con MLR, que es muy semejante al obtenido con WLMSV. El modelo implica el agrupamiento de los ítems en las siguientes dimensiones: políticas focalizadas centradas en el beneficiario que tienden a la asistencia (6 ítems), políticas focalizadas centradas en el beneficiario que tienden a la promoción (7 ítems), políticas focalizadas centradas en el contribuyente (4 ítems) y políticas universales (7 ítems). La relación entre las dimensiones fue de .47 a .89.
Nota: Modelos confirmatorios: 1) Dos factores: políticas focalizadas y políticas universales; 2) Tres factores: políticas focalizadas centradas en el destinatario, políticas focalizadas centradas en la fuente, políticas universales; 3) Cuatro factores: políticas focalizadas centradas en el destinatario de carácter asistencialista, políticas focalizadas centradas en el destinatario centradas en la promoción de habilidades, etc., políticas focalizadas centradas en la fuente, políticas universales; 4) Segundo orden: una dimensión de segundo orden agrupa factores de políticas focalizadas del modelo 3, y se vincula con el factor de políticas universales.
Análisis de consistencia interna
En la Tabla 3 T3b se presentan los resultados de los análisis de consistencia interna. Los valores de alfa de Cronbach y omega de McDonald son superiores a .80 para los factores 1 y 2, y superiores a .70 para los factores 2 y 3, lo cual evidencia buenas propiedades de consistencia interna.
Discusión y Conclusiones
El estudio de las actitudes hacia las políticas sociales contribuye a la comprensión de su apoyo por parte de la ciudadanía y su continuidad en el tiempo. En esta investigación se partió de un conjunto de ítems recabados en la literatura sobre políticas sociales relevantes para el contexto argentino y se avanzó hacia la identificación de dimensiones latentes. Así, se contribuyó con un abordaje complementario al estudio clásico basado en ítems singulares.
En análisis descriptivos previos a explorar la dimensionalidad subyacente se observó un alto nivel de acuerdo hacia las distintas políticas sociales. El menor grado de acuerdo que mostró el ítem 6 (“El Gobierno debería aumentar los impuestos a las personas de clase media”), esto puede estar asociado al alto porcentaje de participantes de ese nivel socioeconómico en conjunción con la percepción de las personas de pertenecer a la clase media (Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica, 2020; Elbert et al., 2020). A su vez, se destaca el alto grado de acuerdo en relación con el ítem 14, que alude a políticas educativas (“El Gobierno debería brindar el acceso a una buena educación para todos/as”), política que se constituye como una vía por excelencia para disminuir la desigualdad (Tedesco, 2017).
Los análisis exploratorios no ofrecieron ajustes globales aceptables. Para los análisis confirmatorios se consideraron dimensiones que comúnmente se utilizan para caracterizar las políticas sociales (focalizadas y universales) y también se tuvo en cuenta dimensiones que permitieron distinguir políticas focalizadas centradas en el beneficiario o en el contribuyente (Cavaillé & Trump, 2015), comprendiendo también las particularidades del contexto analizado (políticas focalizadas centradas en el beneficiario que tienden a la asistencia o a la promoción, Home Arias, 2012).
El modelo confirmatorio de cuatro dimensiones ofreció un ajuste aceptable en la mayoría de los indicadores globales considerados, con el estimador WLSMV en CFI y TLI, y con MLR en RMSEA. Este modelo distingue las siguientes dimensiones: políticas focalizadas centradas en el beneficiario que tienden a la asistencia, políticas focalizadas centradas en el beneficiario que tienden a la promoción, políticas focalizadas centradas en el contribuyente, políticas universales. Todos los ítems de las dimensiones mostraron cargas factoriales superiores a .40. La evidencia de consistencia interna es adecuada o aceptable (superior a .80 o .70, respectivamente).
La multidimensionalidad permitiría evaluar diferencias individuales en relación con las políticas sociales (García-Muniesa, 2019). En este sentido, una persona podría estar de acuerdo con políticas focalizadas referidas a la promoción, pero no con políticas focalizadas referidas a la asistencia. Este tipo de evaluaciones serían una manera complementaria de análisis de las actitudes de las personas hacia políticas singulares.
Este trabajo no se encuentra exento de limitaciones. La primera, y principal, reside en que se recuperaron ítems provenientes de distintas encuestas que no responden a un modelo o perspectiva teórica. Futuros estudios podrían avanzar en la construcción de un instrumento que evalúe las actitudes hacia políticas sociales en términos multidimensionales para lograr una conceptualización más comprensiva del constructo. La segunda limitación, de tinte metodológico, refiere al tipo de muestreo empleado, dado que al ser no probabilístico dificulta la posibilidad de generalizar los resultados. En tercer lugar, la falta de interdisciplinariedad en el campo de la medición de las políticas sociales impacta negativamente en este trabajo. La psicología, la sociología o las ciencias políticas abordan su estudio, pero rara vez se han generado intercambios entre ellas, lo que genera confusión o falta de coherencia entre los avances teóricos y empíricos (Steele & Breznau, 2019). En este estudio se abordaron las actitudes hacia las políticas sociales desde una rama particular de la psicología: la psicometría. Aunque se considera que resulta un aporte valioso, se espera que la labor interdisciplinaria permita superar las dificultades de cada disciplina y lograr una mayor comprensión sobre el constructo de interés.
Por último, cabe señalar que el estudio sobre las actitudes hacia las políticas sociales debe realizarse considerando que son relativas y dependientes de los sistemas políticos, económicos y sociales de cada país (e. g., las actitudes que los ciudadanos poseen hacia las políticas sociales varían si se trata de sociedades como la estadounidense o las de los países nórdicos; Steele & Breznau, 2019). Por lo tanto, es importante la evaluación situada de este constructo considerando las particularidades de cada contexto. Este señalamiento no puede obviarse en los países latinoamericanos, donde las políticas sociales se han implementado como una vía para reducir la desigualdad histórica.
En síntesis, en este trabajo se avanzó en la comprensión de las actitudes hacia políticas sociales, procurando identificar dimensiones singulares de un constructo complejo, reconociendo el fuerte componente dinámico de este constructo, vinculado a la característica espacio-temporal de las políticas sociales. Este estudio contribuye no solo al campo de estudio de las políticas sociales, sino que se constituye en evidencia disponible para guiar el accionar político de los gobiernos.