Introducción
El trauma facial presenta mayor susceptibilidad en los niños en comparación con el adulto, debido a la mayor proporción de masa craneal en relación al volumen total de su cuerpo1. El trauma facial en niños presenta características importantes en relación a la prevalencia, al diagnóstico y al tratamiento, lo que hace el trauma pediátrico infantil objeto de atención especialmente en relación a las condiciones psicológicas y fisiológicas propias de la edad. Tanto la población pediátrica y los adolescentes que son afectados por traumatismos, pueden presentar secuelas, principalmente si el trauma alcanza centros de crecimiento facial. De esta manera, el abordaje y tratamiento en pacientes pediátricos son diferentes en comparación a los adultos2.
El trauma facial entre adultos ha sido estudiado con más frecuencia en las últimas décadas por presentar una tendencia en aumento y según algunos autores esta aparición está relacionada principalmente a accidentes de tránsito, violencia urbana y al estrés del día a día. La evaluación de los pacientes, menores de edad, con trauma craneofacial o en otras regiones anatómicas del cuerpo, necesitan de un tratamiento inicial rápido para disminuir la morbi-mortalidad3.
Pacientes que son menores de edad y que sufrieron traumatismo facial tienen que ser examinados detalladamente, puesto que algunos traumas pueden ser diagnosticados con fracturas faciales. Las fracturas faciales, cuando presentes en niños y adolescentes, van a exigir alguna forma de intervención quirúrgica en por lo menos 50% de esas personas, que puede realizarse con reducción abierta y fijación interna2. Sin embargo, en la mayoría de los casos de fracturas faciales en niños, se debería optar por un tratamiento clínico siempre y cuando las condiciones del cuadro lo permitan2. Las fracturas pediátricas en sí, tienen el potencial de interrupción ósea facial y pueden también perjudicar el desarrollo dental. En estos casos de fracturas faciales, la osteosíntesis biodegradable, hecha de polímero de ácido láctico y ácido glicólico, han contribuido para la reducción de secuelas en el manejo quirúrgico de las fracturas 4,5,6.
El objetivo principal de este estudio es conocer la epidemiologia del trauma facial en niños y adolescentes en el Hospital São Vicente De Paulo, Passo Fundo, Brasil, entre los años 2000 y 2010. A partir de esto, se podrá determinar el grupo de edad, género, etiología, fracturas faciales e injuria asociada al traumatismo facial más frecuente que se presentó en el servicio de cirugía y traumatología maxilofacial.
Materiales y Métodos
Se realizó un estudio de corte transversal analítico entre los años de 2000 hasta 2010 en el Hospital São Vicente de Paulo, Passo Fundo, Brasil. El estudio fue realizado junto al sector de Servicio de Archivo Médico y Estadístico -SAME-, donde fueron analizadas planillas estandarizadas de pacientes con histórico de trauma facial de 0-19 años, atendidos por profesionales dentro del área de cirugía y traumatología Bucomaxilofacial. Este estudio fue aprobado por el comité de ética del Hospital São Vicente de Paulo (HSVP) y de la Universidad de Passo Fundo (UPF), con número de registro 342/2011.
Las fichas analizadas del trauma facial fueron clasificadas: agente etiológico, edad, género y comorbilidad asociada. De la misma manera, si el paciente fue diagnosticado con fractura facial se registró la región anatómica de la misma. Los pacientes que solamente presentaban lesiones en tejidos blandos fueron excluidos en este estudio.
La procedencia de los pacientes atendidos en el hospital fueron en su mayoría habitantes de Passo Fundo. Sin embargo, se incluyó a pacientes de ciudades aledañas que fueron remitidos al Hospital São Vicente de Paulo (HSVP) por tratarse de un Hospital de alta complejidad y de referencia en la región.
Los agentes etiológicos fueron divididos en 6 grupos, teniendo como referencia otros estudios previos epidemiológicos del trauma facial 7,8,9: agresión, caídas, accidentes de tránsito, accidentes por deporte, accidente de trabajo y otros. Las lesiones por arma de fuego, violencia doméstica, asaltos y agresión física fueron agrupadas en el ítem de “agresión”. En el ítem “accidentes de tránsito”, fueron considerados accidentes con motocicletas, bicicletas o automóviles. El grupo nombrado como “otros” abarca los accidentes con animales y traumas relacionados con las extracciones de dientes retenidos. Las correlaciones entre grupo de edad y fracturas faciales facial fueron evaluadas utilizando la correlación de Pearson y para verificar la diferencia estadística se utilizó el test t de Student. Para este estudio fue utilizado el programa estadístico SPSS 18.0 y Windows Microsoft Excel, el nivel mínimo de significación adoptado fue de 5%.
Resultados
De un total de 1385 fichas analizadas de pacientes con traumatismos faciales, 283 cumplían los criterios de inclusión de 0-19 años. En el grupo de pacientes pediátricos de 0 a 9 años se totalizaron 69 fichas y en el grupo de los adolescentes, de 10-19 años, 214 fichas. Estos dos grupos representaron el 20,43% del total de fichas (1385).
La variable género representó en 225 hombres (79,50%) y 58 mujeres (20,49%). En cuanto a la variable edad, fueron 69 pacientes eran fichas de pacientes pediátricos (24,38%) y 214 pacientes dentro del grupo de adolescentes (75,61%). Cuando el paciente fue diagnosticado con fractura facial por consecuencia del trauma, se clasificó anatómicamente la región de la fractura.
El grupo de adolescentes fue el más afectado dentro de los traumatismos faciales, siendo que en este grupo también hubo una alta de incidencia de fracturas faciales y de injurias asociadas (Tablas 1, 2, 3 e 4). Se evidenció que las fracturas de mandíbula y los huesos nasales tuvieron una mayor prevalencia en los dos grupos de edad. Se destacan también las fracturas Le Fort, que ocurrieron en 24 pacientes en el grupo de adolescentes y las fracturas del tipo naso-orbito-etmoidales, representando a 15 casos, en el grupo pediátrico (Tabla 2). La relación entre estas fracturas y ambos grupos de edad fue significativo p<0,01.
De la misma manera, en el grupo pediátrico predominó el género masculino representando el 68,11%. Siendo así, el género masculino es el más afectado independiente del grupo de edad (Tabla 1).
En cuanto la etiología, las más frecuentes en los dos grupos de edades fueron los accidentes de tránsito seguidas de las caídas, representando una relación significativa al grupo de edades p>0.001. El total de casos en las caídas (n=70) representó en un numero parecido con los accidentes de tránsito (n=69). Sin embargo, en los pediátricos, las caídas fueron más frecuentes (47,8%) y en el segundo grupo etario, los accidentes de tránsito estuvieron representados con más frecuencia (26,6%). Así mismo, las agresiones ocuparon el segundo lugar en el grupo de adolescentes. Vale resaltar que 70 fichas analizadas fueron clasificadas como “no informado” dentro de los agentes etiológicos representando aproximadamente 25% de cada grupo (Tabla III).
Las injurias asociadas fueron colectadas a partir de las fichas clínicas analizadas, observando aquellos pacientes que sufrieron trauma facial y concomitante una lesión en otra parte del cuerpo. Siendo que, el mismo paciente podía presentar varias lesiones asociadas en un evento de trauma facial. No hubo lesiones asociadas en 66,5% entre las edades de 0-19 años. En el grupo de 0-9 años la injuria asociada más frecuente fue traumatismo craneano (30%) seguidas de las escoriaciones (16%). En cambio, el grupo de edad de 10-19 años, las escoriaciones fueron el tipo de injuria asociada más común (13,1%) seguidas por traumatismos craneanos (10,4%) (Tabla IV).
Discusión
El trauma está entre las principales causas de muerte y morbilidad en el mundo, representando cerca del 7,4% al 8,7% de las atenciones efectuadas en las emergencias de los Hospitales10. Una de las repercusiones del trauma facial son las fracturas faciales, estas últimas en los niños son menos frecuentes, cuando comparadas con los adultos, sin embargo se debe tomar bastante cuidado y atención principalmente cuando se lleva en consideración la edad en la que se encuentran junto con la fase en desarrollo y crecimiento óseo 3.
Apenas 1% a 15% de todas las fracturas faciales se originan en la población pediátrica1,11. Esta baja incidencia de fracturas faciales pediátricas en comparación con las fracturas faciales de los adultos jóvenes, probablemente está relacionada con la elasticidad de los huesos de los niños, la falta de neumatización de los senos paranasales y la proyección del malar prominente con la presencia de abundante tejido adiposo en esta región12,13. Así mismo, hay que llevar en consideración el hecho que los niños viven en un ambiente más protegido, generalmente monitoreado por un adulto 1,3,5.
Los pacientes del género masculino en el grupo edad entre 10-19 años presentaron alrededor de cuatro veces más casos que el grupo de edad de 0-9 años. Estudios previos de trauma facial, muestran que el género masculino es más afectado que el género femenino dentro de la población pediatría y en los adolescentes, incluyendo la adolescencia tardía6,14,15. El hecho de que el género masculino sea el más afectado puede ser explicado por la diferencia de comportamiento comparado con el género femenino16,17.
Este estudio reveló que el hueso más afectado dentro de los dos grupos de edad fue la mandíbula, sumando 108 casos, lo que representa 38,1% de las fichas analizadas. De la misma forma, la mandíbula fue citada en otros estudios como el hueso más afectado llevando en consideración los mismos dos grupos de edad 6,18,19. El hueso de la mandíbula es más afectado debido a su topografía, anatomía y proyección en el tercio inferior del rostro. Al igual que el cráneo, absorben gran parte del impacto traumático, así como el hecho que los huesos del tercio medio de la cara son extremamente elásticos20.
Referente al factor etiológico, en este estudio, las caídas fueron la principal causa de traumatismo para el grupo de edad 0-9 años, siendo considerable también en el grupo de 10-19 años. De la misma manera, los accidentes de tránsito ocuparon un lugar relevante por presentar 25% de los casos. Estas estadísticas coinciden con otro estudio realizado en Brasil, en la ciudad de São Paulo, donde fueron analizadas 110 fichas entre los años 2008-2011, donde el agente etiológico más común fueron las caídas seguido de los accidentes de tránsito15.
En este estudio, las caídas son la causa principal de traumatismos entre el grupo de edad 0-9 años, probablemente por el hecho que en este grupo de edad los niños comienzan a caminar y a tener contacto con el ambiente exterior. Al momento de dar los primeros pasos, todavía no tienen mucha motricidad y estabilidad lo que generalmente puede resultar en caídas y traumatismo faciales 15. Por otro lado, después de llegar a tener una edad donde la motricidad y estabilidad al caminar estarían ampliamente desarrolladas, generalmente después de los 5 años, el ambiente social cambia y empiezan a tener más contacto con el mundo exterior, vinculándose con otras personas y conociendo otros ambientes. Estos niños van a la escuela y participan de deportes, su altura, peso y fuerza también aumentan, volviéndolos más propensos a traumas(6, 19).
Dentro del grupo de edad de 10-19 años, tenemos la transición entre niños y adolescentes. La adolescencia a su vez se diversifica en temprana y tardía. La adolescencia temprana comprende las edades de 10-14 años y la tardía, de 15 hasta los 19 años21. Dentro de estas circunstancias, los adolescentes en su mayoría, tienden a interactuar con la sociedad y también comienzan a operar maquinarias19. En el hospital que se realizó el presente estudio, hay gran demanda de entrada de pacientes de áreas rurales, donde existe poco control policial frente a los vehículos motorizados. Este hecho repercute en los accidentes de tránsito, por lo que los individuos se aventuran a operar maquinarias sin habilitación, manejando por ejemplo motocicletas sin los debidos equipamientos de protección y exponiéndolos a traumas faciales. El hecho de que la legislación brasilera solo permita la conducción de vehículos para mayores de 18 años, limita a las personas mayores de edad a ser autores de accidentes de tránsito. Sin embargo, cuando los adolescentes menores de edad son afectados, se restringen a la condición de pasajeros o de victimas de arrollamiento1,6,9,14,15.
Los casos de agresión que se registraron en este estudio fueron 45 (tabla III), en el grupo de edades de 10-19 años, lo que se presume que, al tener más libertad, el individuo se expone más al ambiente exterior y a nuevos sujetos, juntamente con el alcohol pueden vincularse a peleas y en muchas ocasiones al ser violentados por sus familiares cercanos (22.
Los traumatismos faciales muchas veces pueden venir acompañados de lesiones corporales como por ejemplo: traumatismos craneanos, lesiones abdominales, torácicas, cervicales, así como traumatismos alveolodentarios y laceraciones en los tejidos blandos 23,24. En el presente estudio no se observó ningún tipo de lesión asociada concomitante al traumatismo facial en un 66,4% de todas las fichas analizadas. En el grupo etario de 10-19 años, las excoriaciones fueron el tipo de lesión más encontrada (13,1%) seguida por las lesiones de cráneo (10,4%). Ya en la edad de 0-9 años, la injuria asociada más frecuente fue el traumatismo craneano (28.9%). Esto puede estar relacionado a la mayor proporción craneofacial y prominencia frontal de estos pacientes1. Así mismo, otro estudio reveló que, de 215 niños con traumatismos faciales 6,3% presentaron graves lesiones asociadas, principalmente a injurias de cráneo (80,5%) 13.
Conclusiones
A partir del levantamiento epidemiológico realizado en este estudio se puede concluir que los traumas faciales representan un problema de salud en niños y adolecentes, principalmente en los hombres. El grupo de adolecentes (10-19 años) tienden a ser más comúnmente afectados. La mandíbula y los huesos nasales fueron los más propensos a fracturas. Cerca de un tercio de los casos presentaron algún tipo de lesiones asociadas, siendo el traumatismo craneano el más frecuente (15.1%).