Introducción
La globalización de la racionalidad económica y tecnológica se ha impuesto sobre la valorización cultural de la naturaleza y de la vida, ha sometido los potenciales ecológicos, dominado las identidades étnicas y desconocido sus saberes, así como acelerado los procesos de uniformización del paisaje, de producción de monocultivos, de pérdida de diversidad biológica, de homogeneización cultural y de urbanización de los asentamientos humanos (Leff, 1998), y se observa una relación dialéctica de estos hechos sociales con las expresiones espaciales.
La dicotomía campo-ciudad se ha cristalizado en Argentina con la modernización nacional (Pérez Sáinz, 2016) y el desarrollo de los ámbitos rurales, que se consolidaron como los medios para la territorialización de lo agrícola-ganadero, con base en la producción y la distribución de alimentos orientados al exterior. Esto fue constituyendo una imagen de atraso y miseria, que no tuvo en cuenta al campo como “mundos de vida” (Giarraca, Bidaseca y Mariotti, 2001). Por el contrario, la ciudad fue el lugar de la cultura y de las oportunidades, donde se podía encontrar un trabajo formal o invertir en la educación de los hijos. La dinámica consecuente de esta realidad fue la migración, que es la principal articulación de ese par territorial (Pérez Sáinz, 2016).
El departamento Burruyacú (Tucumán) se encuentra dentro de la región del Chaco argentino, la cual desde la década de 1970 tuvo las tasas de deforestación más elevadas del país, resultado de la expansión de empresas agrícolas extrarregionales dedicadas a la producción de commodities (Paolasso y Krapovickas, 2013). El modelo hegemónico de producción del espacio vinculado a esto va en detrimento de las condiciones de vida y de habitar de las poblaciones rurales, las arrincona y las deja sin oportunidades.
Este trabajo se sitúa en dos localidades de este departamento, Gobernador Piedrabuena y Villa María (figura 1), con el objetivo de analizar la relación entre la configuración del hábitat rural y las condiciones de vida. Estas localidades se encuentran dentro de la Comuna de Gobernador Piedrabuena y forman parte del área de atención del Centro de Atención Primaria de la Salud (CAPS) Gobernador Piedrabuena, junto con La Soledad, Tres Puertas, Puesto del Medio, El Once, Retiro, La Trinidad, La Tuna y Los Romanos. Esta zona se encuentra en un paisaje donde abundan los campos cultivados y las condiciones de vida precarias, las cuales han sido mencionadas en la prensa local (Vera, 2005).
En adelante, se presenta el marco conceptual y metodológico. Luego se exhibe una breve aproximación histórica a los cambios en la relación entre la configuración del hábitat y las condiciones de vida en la zona, lo cual permite, a continuación, comprender el análisis de las siguientes dimensiones: trabajo, vivienda, infraestructura comunitaria, tierra, educación, salud y población. Posteriormente se presentan las tipologías de hábitat detectadas y, al final, las conclusiones.
Marco teórico
El agronegocio es una lógica de producción o un modelo productivo que se apoya en una serie de pilares: las biotecnologías; la importancia del capital financiero y el uso de insumos industriales, que no son nuevos pero se potencian y articulan de una manera particular; nuevas modalidades de organización de la producción extremadamente flexibles; la gran escala y la centralidad de un número reducido de cultivos, que son aquellos en que las empresas transnacionales desarrollaron las biotecnologías y que algunos autores llaman cultivos flexibles (Gras y Hernández, 2013).
El agronegocio conlleva un modelo de producción del espacio hegemónico que desterritorializa a las comunidades rurales, ante lo cual el hábitat rural se constituye como un elemento en disputa material y simbólica y, en consecuencia, como un posible espacio de resistencia para la reterritorialización de lógicas contrahegemónicas, que hacen visibles los modos de vida y de habitar de las comunidades campesinas.
Se entiende al hábitat rural como el:
… conjunto de manifestaciones materiales e inmateriales que contienen a las actividades humanas de salud, educación, trabajo, tierra, vivienda y recreación, en entornos de ruralidad, el cual está caracterizado por ser dinámico ya que es el resultado de las intervenciones de los pobladores, el Estado y el mercado, las cuales responden a pautas culturales y sociales que tienen diferentes lógicas. (Garay, 2019, p. 6)
El hábitat rural alberga las condiciones ecológicas de producción de una población, pero, a su vez, es transformado por sus prácticas culturales y productivas, es soporte físico, trama ecológica, referente de simbolizaciones y significaciones que configuran identidades culturales y estilos étnicos diversos (Leff, 1998). Posee estrecha vinculación con las diferentes dimensiones de las condiciones de vida, siendo estas la combinación de ciertos niveles de satisfacción y de carencia de diferentes dimensiones económicas, sociales y ambientales que se asocian a lo que conocemos como pobreza (carencia) y calidad de vida (logro) (Longhi et al., 2013).
Marco metodológico
Este trabajo forma parte de la tesis doctoral de la autora, dirigida por la doctora Claudia Gómez López (Garay, 2018). Para llevar a cabo su objetivo se llevó adelante una metodología cualitativa mediante el estudio de casos (Neiman y Quaranta, 2006).
La unidad de estudio1 se conforma por las localidades de Gobernador Piedrabuena y Villa María. La unidad de análisis2 se determinó a partir de un muestreo no probabilístico, por conveniencia y bola de nieve, con ampliación progresiva del número de los sujetos a partir de los contactos facilitados por otros entrevistados (Salamanca Castro y Crespo Blanco, 2007).
Para el análisis de la relación entre el hábitat rural y las condiciones de vida, se indagaron las siguientes dimensiones, de acuerdo con el modelo Kawsaq tiyana (Garay, 2019): trabajo, vivienda, infraestructura comunitaria, tierra, educación, salud y población. Las técnicas utilizadas fueron: análisis de documentos y de imágenes satelitales, entrevistas semiestructuradas y observación participante.
A su vez, se analizaron datos cuantitativos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas (CNPHyV) del año 2010, para observar la composición de la población según edad y sexo (mujer o varón). También se utilizaron datos del Censo del CAPS del año 2017.
El trabajo de campo se llevó adelante en diferentes meses entre 2016 y 2017. En el proceso se realizaron 18 entrevistas individuales, entre las que se encuentran las realizadas a miembros del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) (2), productores de La Ramada de Abajo y de Piedrabuena (2), directora del CAPS (1), agentes sanitarios (3), directoras de escuela (2), maestra (1), secretaria de escuela (1), vendedor (1), secretarios de la comuna (2) y pobladores (3). Asimismo, se realizaron entrevistas grupales a las familias de diversas viviendas (15) y conversaciones durante la participación en actividades comunitarias o en viajes en autos rurales, lo que aportó datos para las notas de campo de la investigadora.
Un breve recorrido por la configuración del hábitat rural y las condiciones de vida de la zona
Antes de la llegada del ferrocarril, en 1909, esta zona se caracterizaba por las grandes haciendas y la presencia de pequeños criadores ganaderos dispersos en el territorio (Campi y Jorba, 1999). La llegada del ferrocarril marcó el inicio de la explotación forestal, el trabajo en obras, la inmigración de población del hábitat disperso y la emigración hacia los agrupamientos, lo que tuvo como resultado el surgimiento de pueblos, como Gobernador Piedrabuena, y colonias agrícolas. Como consecuencia de esta gran deforestación, se dio inicio a la actividad agrícola, principalmente con el cultivo de la caña (Romero y Ragone, 2017), fenómeno que también estuvo vinculado a procesos relativos al auge de la industria azucarera y a la expansión de la frontera agrícola en la provincia.
Con la crisis de la industria azucarera en 1966, los intentos desde el gobierno de reorientar la actividad productiva de la provincia trajeron aparejada una diversificación tendiente a insertarla en el mercado exterior. Como consecuencia, entre 1970 y 1991 se incrementó a pasos agigantados la superficie sembrada con soja en explotaciones de tipo empresarial (Paolasso, 2004). La mecanización del campo, la crisis azucarera y el retiro del ferrocarril3 empeoraron las condiciones de vida de la población, lo que se reflejó en el éxodo de jóvenes en busca de trabajo. De acuerdo con los relatos de los pobladores, es a partir de la década del ochenta que se inicia un claro proceso de concentración de la población rural dispersa en la localidad de Gobernador Piedrabuena y en localidades menores, como Villa María, debido al avance de este modelo productivo. Este proceso de incipiente concentración coincide con la implementación de políticas públicas, como la construcción de barrios de vivienda por el Instituto Provincial de la Vivienda, y con la dotación de infraestructura de salud y educación mediante la construcción del CAPS y las escuelas (Garay, 2018).Figura 2.
En noviembre de 1991, se publicó el Decreto n.o 2284, de Desregulación Económica, a partir del cual se eliminaron todas las entidades reguladoras de la producción agropecuaria que fueron creadas desde 1930: la Junta Nacional de Granos y de Carnes, la Dirección Nacional del Azúcar y, a partir de entonces, el sector agropecuario se mantiene en condiciones de desregulación total (Giarraca y Teubal, 2006). Este proceso se vio intensificado en 1996 por la Resolución 167 de la Secretaría de Agricultura, Pesca y Alimentación, que autoriza la producción y la comercialización de la semilla de soja y productos y subproductos derivados de ella, provenientes de la soja tolerante al herbicida glifosato (“RG” o “RR”, esta última denominación por su nombre comercial Roundup). Su utilización es acompañada por la práctica de manejo denominada siembra directa.
Este paquete “explica el impulso de un modelo donde la agroproducción sería concebida como mero negocio lucrativo” (Hernández, 2012, citado en Ambrogi, 2015, p. 28) y fomentó un importante avance de los productores sobre esta zona, generando la expulsión y la pérdida de costumbres de la población rural y la urbanización de los pueblos, lo que deviene en una mayor fragilidad en términos sociales, laborales y ambientales (Garay, 2018).
Hábitat y condiciones de vida en Gobernador Piedrabuena y Villa María
A continuación, se analizan las dimensiones planteadas en la metodología, que permiten comprender la relación entre la configuración del hábitat rural y las condiciones de vida: población, educación, salud, trabajo, infraestructura comunitaria, vivienda y tierra.
Población
Con respecto a la población, según los datos analizados del CNPHyV 2010 (figura 3), se observa una serie de tendencias que se compararon con datos del CAPS y con los testimonios.
Se registra una menor cantidad de población de 0 a 4 años que para los grupos de 5 a 9 y de 10 a 14 años, lo que muestra un crecimiento en la pirámide para ambos sexos. Según relatos de la directora del CAPS, esto se debe principalmente a dos cuestiones: el mayor acceso a métodos anticonceptivos (pastillas, dispositivos intrauterinos (DIU), ligadura tubaria, implante subdérmico y preservativos) y la disminución de la población en edad de reproducción por emigración hacia la ciudad en busca de trabajo o para estudiar.
A su vez, es necesario destacar que la población potencialmente activa (de 15 a 64 años) representa al 62% del total, lo que también se puede observar según los datos registrados por el CAPS (2017) para Villa María y Piedrabuena, en el que esta población representa al 65% (337 personas en un total de 521). Dadas las consecuencias que representa el avance del agronegocio sobre el empleo de la población, el Estado tuvo que resolver la falta de trabajo mediante la implementación de planes sociales y el aumento de cargos públicos y pensiones. Sin embargo, estas medidas no logran contener socioeconómicamente al total de la población e impactan en la emigración de los jóvenes.
En este sentido, se observa una importante disminución de las mujeres de entre 15 y 24 años, lo que en muchos casos, puede tener relación con su incorporación al trabajo doméstico en las ciudades, que les permite enviar dinero a sus familias para su mantenimiento. Por su parte, aumenta la proporción de mujeres de entre 25 y 29 años, lo cual podría tener relación con el retorno luego de la finalización de estudios realizados en áreas urbanas. No obstante, a partir de los 30 años, se reduce nuevamente el porcentaje y las variaciones en la cantidad de población son menores.
Con respecto a los varones, en el grupo de 15 a 19 años muestran un leve crecimiento respecto al anterior y se observa su disminución entre los 20 y los 29 años, con un aumento en la franja de 30 a 34 años, probablemente debido al retorno. Luego, el porcentaje de varones disminuye, se mantiene prácticamente estable durante los siguientes años y muestra una disminución natural.
Es interesante destacar una dinámica similar entre la población de mujeres de 15 a 29 años y la de varones de 20 a 34 años, ya que se observa un decrecimiento en los dos grupos en los primeros diez años y luego un aumento en los últimos cinco años. Esto podría responder a que las emigraciones en las mujeres suceden en edades menores que las de los varones.
Asimismo, se detecta la presencia de un gran porcentaje de población de la zona que tiene 45 años o más (25%), lo cual corrobora lo observado en el trabajo de campo y las entrevistas realizadas. Esto también tiene una fuerte influencia en las bajas tasas de natalidad y en el envejecimiento de la población de la zona.
Educación
Es preciso comparar las diversas situaciones a las que se enfrentan los establecimientos escolares y su accesibilidad, ya que configuran características particulares.
Gobernador Piedrabuena cuenta con escuela primaria y con secundaria completa, que se localizan en terrenos aledaños y cuentan con dos tipos de accesibilidad (figura 4):
Permanente (ruta 345): es asfaltada, tiene tránsito recurrente, dado que une con la ciudad de San Miguel.
Permanente restringida (exruta 34): no cuenta con pavimento ni con movilidad continua.
La escuela primaria n.o 118 Provincia de La Rioja tiene estudiantes de nivel inicial y primario. Con respecto al primero, se desarrolla mediante un sistema de plurisala, donde comparten el mismo espacio 31 niños de 4 y 5 años (entrevista a directora de escuela, 2017), ya que no hay suficientes matrículas4 para sostener un docente por sala. La jornada es simple, es decir, de un solo turno, y funciona por las mañanas, en diferentes horarios según el período del año. Los docentes no habitan en la zona y se trasladan desde la ciudad de San Miguel de Tucumán para realizar su trabajo.
La estructura curricular contiene materias que corresponden a los núcleos de aprendizaje prioritarios (NAP): lengua, matemáticas, ciencias naturales y sociales. Además de estas, tienen inglés, técnicas diversas, agropecuarias y tecnología. Los programas especiales que funcionan dentro de este establecimiento son Proyecto de Mejoramiento de la Educación Rural (PROMER)5 y Aporte para la Movilidad.6
La directora de la escuela afirma que no se detectan casos de deserción en el nivel primario, lo cual considera que se debe principalmente a que la escuela es “la única institución que todavía conserva su credibilidad (…) los padres la respetan mucho, la consideran un medio por el cual el alumno puede cambiar y es un lugar de encuentro” (entrevista a directora de escuela, 2016). Por otro lado, la obligatoriedad de la escolarización primaria de niños y niñas, implementada como un requisito para la adjudicación de la asignación universal por hijo a partir del año 2009, fomentó la asistencia y la permanencia de los estudiantes.
La infraestructura escolar está compuesta por el edificio central y un bloque externo, donde funcionan seis aulas (una para cada grado), la dirección, la cocina y salas para maestros. En otro edificio independiente funciona el jardín de infantes. El establecimiento cuenta con un comedor en el que los niños desayunan y almuerzan, un servicio que es muy valorado por la población, debido a las desigualdades económicas de la zona. Para aportar al autoabastecimiento del comedor y enseñar técnicas agropecuarias, la escuela tiene una huerta, donde trabajan docentes y estudiantes.
La escuela media Gobernador Piedrabuena tiene jornada simple y a ella concurren estudiantes de la misma localidad y próximas, como Villa María. Sus docentes se trasladan desde la ciudad de San Miguel y los preceptores o personal auxiliar son locales. El edificio escolar cuenta con seis aulas (una para cada curso), dirección, secretaría y sala de maestros, sala de computación, talleres, radio, biblioteca y videoteca, cancha de básquet y museo.
La orientación de la escuela es “producción, bienes y servicios (agropecuaria)”, con una estructura curricular que se divide en dos ciclos. El ciclo básico, de primer a tercer año, con materias básicas como matemática, lengua, historia, geografía, inglés, formación ética, moral, computación y música. En el segundo ciclo, cuarto a sexto, se suman otras propias de la orientación basadas principalmente en tecnologías y técnicas agropecuarias. Se hace hincapié en la formación de los estudiantes en huertas, viveros, trabajos de campo y construcción de pérgolas o quinchos.
En la escuela funciona el Plan de Finalización de Estudios Primarios y Secundarios (FinEs),7 que funciona a escala nacional y mediante el cual las personas de más de 18 años que quieren finalizar sus estudios primarios o secundarios pueden hacerlo en forma semipresencial. Esto se realiza en cuatro cuatrimestres, pero, como la principal problemática es la demora en la asignación de docentes por parte del Ministerio de Educación, hay materias que no se dictan en los cuatrimestres estipulados, lo que prolonga el cursado y el egreso de los alumnos (Garay, 2018; Del Castillo y Garay, 2023).
Entre los proyectos impulsados por la escuela se destacan: la radio FM 88.7 Piedralibre, el periódico mural, el teatro de títeres en inglés y castellano, la construcción del Quincho Martín Fierro y el Museo Histórico de Piedrabuena (Garay, 2018; Del Castillo y Garay, 2023).
Por otro lado, en Villa María se emplaza, desde hace más de cien años, la escuela Dr. Caupolicán Molina, con nivel inicial y primario, que se encuentra rodeada de fincas y en los últimos años enfrentó diversas problemáticas, lo que la llevó a generar estrategias para evitar su cierre. En primera instancia, la localidad tiene un porcentaje elevado de población envejecida, ya que los jóvenes emigran hacia el pueblo de Piedrabuena o hacia la ciudad. Esto influyó directamente en la cantidad de nacimientos y de población en edad escolar, lo que disminuyó notablemente la matrícula. En segunda instancia, por la falta de transporte público, son las maestras quienes trasladan a estudiantes de otras localidades. A esto se suma que la zona tiene dos tipos de accesibilidad: por un lado, la ocasional discontinua, que contempla aquellos caminos vecinales que presentan un deterioro de la compactación y la nivelación, causado por el poco mantenimiento; por otro lado, la condicionada, que se caracteriza por aquellos caminos que antiguamente eran vecinales y en la actualidad quedaron cercados por los alambrados de las fincas, para transitar los cuales los pobladores dependen de la voluntad de los grandes productores.
Esta escuela tiene una matrícula de 46 alumnos, que pertenecen a los diversos niveles, y la primaria funciona en grados asociados entre primero, segundo y tercer grados y cuarto, quinto y sexto (entrevista a directora de escuela, 2017). La escuela funciona en jornada simple.
El nuevo edificio de la escuela se construyó en 1977 y cuenta con una sala de jardín de infantes, dos aulas, dirección y áreas de servicio, entre las que se encuentra una cocina donde realizan tres comidas: desayuno, colación de media mañana y almuerzo. Esto es respaldado principalmente por fondos del Ministerio de Educación y en menor proporción por la producción del trabajo en la huerta.
Salud
El CAPS Gobernador Piedrabuena abarca un radio de influencia que incluye a las localidades analizadas junto con Tres Puertas, El Once, Puesto del Medio, El Retiro, La Trinidad, La Tuna y Los Romanos. Se encuentra dentro del área operativa del Hospital de Garmendia y el área programática este del Sistema Provincial de Salud (SIPROSA). Se emplaza sobre la exruta nacional 34.
Funciona 12 horas corridas, de lunes a viernes, y la mayor actividad es por la mañana. Cuenta con la presencia de dos médicas que realizan los controles a la población todas las mañanas y se turnan por las tardes.
La asistencia odontológica se brinda todos los días por la mañana y tres veces por semana en la tarde. También hay atención obstétrica, pero en el momento del parto las embarazadas deben trasladarse a la Maternidad de la ciudad de San Miguel, en la ambulancia que se encuentra disponible las 24 horas en el establecimiento o, en los casos que ya están muy avanzados, en la ambulancia especial ECO 9 (equipada con neonatología y médicos especialistas), que se desplaza hasta el lugar en el que se encuentren para recogerlas.
El Programa de Salud Sexual del Ministerio de Salud Pública de Tucumán provee la repartición de métodos anticonceptivos a la población y capacitaciones al personal sanitario, lo que disminuye los embarazos en la zona.
El personal del CAPS está conformado por una enfermera y cuatro agentes sanitarios, quienes visitan a las familias, recuerdan los turnos para el control de niños y enfermos, y realizan las rondas en las que se censa a la población de la zona en materia de salud, niveles educativos y de vivienda, entre otras.
En el Hospital de Garmendia se encuentran médicos que brindan atención de psicología, pediatría, ginecología, traumatología, cardiología, neurología y otros servicios, como ecografía, electrocardiograma, laboratorio y radiografía. Están a disposición de toda la población del área operativa Garmendia y los turnos son gestionados por medio del CAPS.
Las patologías más comunes son las respiratorias en invierno, las digestivas en épocas festivas, la diabetes y la presión alta. La aplicación de las vacunas contra la gripe y el rotavirus ha llevado a una disminución en los casos y, principalmente, en su gravedad. Si bien la doctora del CAPS considera que no hay consecuencias directas del agronegocio en la salud de la población, en diversas entrevistas se destaca la simultaneidad entre el inicio de las fumigaciones y las alergias, principalmente respiratorias, así como también la muerte masiva de gallinas y la quema de árboles y huertas.
Trabajo
La zona se encuentra dentro de un área con fuerte influencia del agronegocio que se realiza exclusivamente con granos. La localidad de Piedrabuena cuenta, además, con la planta de almacenamiento de soja perteneciente a la Cooperativa Agropecuaria Unión y Progreso (Liprandi Oliva et al., 2012), la cual se encuentra en el centro del pueblo y es parte de su paisaje.
Antiguamente, la población se dedicaba a cultivar y a criar sus propios animales, y, a la vez, participaba de las zafras en los ingenios de la ciudad. Si bien esto se observa en diversas entrevistas, es interesante un testimonio que denota las condiciones a las que se sometía la población en busca de diferentes recursos para el sustento del hogar:
Vivía para allá, para unas fincas, con mis padres. Sabíamos ir a pelar caña nosotros, éramos nueve hermanos, todos íbamos a trabajar a los cañaverales, allá, en las fincas de la ciudad, a las tres de la mañana ya estaba en el cerco. Me han sacado de la escuela para eso, iba con toda la familia (…) Antes la caña había que pelarla, dejarla limpita, ¡qué trabajo que era! De aquí se iba en carro, por eso se hacían los ranchos de maloja,8 algunos te daban casas para vivir, otros no, se llevaban palos de aquí para poder armar los ranchos con los despuntes de caña. (Entrevista a pobladora, 6 de julio de 2017)
Con el paso del tiempo, los pobladores vendieron sus propiedades, cedieron sus espacios de producción y se quedaron con parcelas insuficientes para el sostenimiento de sus antiguas prácticas agrícolas y ganaderas. “Nadie podía trabajar todo ese monte, por eso lo vendimos” (entrevista a poblador, 14 de octubre de 2016). Esta afirmación indica que no fue la necesidad de modificar sus modos de vida y de habitar lo que los llevó a despojarse de sus propiedades, su única fuente de ingresos, sino la descapitalización, la falta de recursos para mantener una producción y la idea de que podrían continuar trabajando en el campo como empleados de los productores capitalizados. Sin embargo, como afirma la directora del CAPS, María Elisa Rodríguez, “la tecnificación del agro dejó sin trabajo a la gente” (Vera, 2005).
En la actualidad, la mayoría de los pobladores perciben ingresos desde el Estado: en la construcción de la obra pública o mediante jubilaciones o pensiones. Respecto a la construcción, a partir del año 2013 hubo una mayor demanda de mano de obra en la edificación de distintos establecimientos de Piedrabuena: el nuevo edificio de la Comuna, el Centro Integrador Comunitario (CIC), la nueva comisaría, un juzgado de paz y el cordón cuneta (Vera, 2005). A su vez, algunas familias buscan aumentar los recursos con producción familiar y en ambas localidades hay 4 familias que tienen huertas, 45 con gallineros, 9 con corrales y 31 con chiqueros (CAPS, 2017).
Los productores no tienen relación con el pueblo y, aun cuando es una zona rica en tierras y producción, esto no se refleja en las condiciones de vida de la población, dado que la riqueza se concentra en unos pocos que son ajenos a la comunidad: “Nosotros somos ricos y a la vez somos pobres. Los productores no pagan nada, no tienen relación con el pueblo” (entrevista a poblador, 24 de octubre de 2016).
Sin embargo, algunos pobladores sostienen ciertos vínculos de vecindad con los productores:
La relación con los productores es buena, nos dejan sacar el maíz que queda en el suelo cuando pasan la máquina y nosotros recogemos con el carro. Antes era uno para ellos y uno para nosotros, pero ahora tienen tanta tierra y producción que no les importa. (Entrevista a poblador, 24 de octubre de 2016)
Las migraciones estacionales también son una nota característica en pobladores que se encuentran sin trabajo fijo e intercalan su trabajo entre la cosecha del limón y el turismo en Villa Gessel o el sur, por ejemplo, en Río Negro.
Infraestructura comunitaria
En la infraestructura comunitaria se puede distinguir entre espacios sagrados, de esparcimiento y oficinas estatales.
En la localidad de Piedrabuena, por sus condiciones pueblerinas (concentración mínima de actividades), se agrupan todos estos tipos de espacios (figura 5). Entre los sagrados, se encuentra una iglesia católica. Entre los espacios de esparcimiento están: la plaza, la cancha de básquet, la pista de salud y un salón donde se hacen los carnavales o fiestas particulares. La plaza es el lugar de encuentro, donde hay juegos para niños y algunos vecinos se juntan a jugar partidas de truco. La falta de lugares y actividades de recreación es algo que fue mencionado en diversas entrevistas como una carencia de la zona, por lo que se configura como una problemática para los jóvenes, que deben viajar hasta Villa Burruyacú (Tucumán), El Bobadal o El Arenal (Santiago del Estero) para asistir a bailes.
Por último, como fue mencionado, se llevaron a cabo las obras necesarias para dotar a esta localidad de edificios institucionales: comuna, policía, juzgado de paz y el CIC, junto con el alumbrado público de la calle principal.
En Villa María, los únicos espacios convocantes para la población son la escuela y la iglesia católica. Esto no se presenta como un problema recurrente en las entrevistas, en gran medida por la presencia de una población envejecida, que se traslada hacia Gobernador Piedrabuena en caso de necesidad.
Servicios básicos, vivienda y tierra
El acceso a servicios básicos e infraestructura comunitaria se encuentra diferenciado entre Piedrabuena y los parajes que la circundan, lo que se configura como una variable importante para observar el proceso de concentración de la población en esta localidad. Con respecto al servicio de electricidad, la diferencia sólo se encuentra en aquellas viviendas distantes del tendido, a las cuales se les proporciona un sistema de paneles solares mediante un convenio de la comuna con la Empresa de Distribución y Comercialización de Energía Eléctrica de Tucumán (EDET). Las demás viviendas están conectadas al tendido que gestiona la misma empresa.
El suministro de agua es considerado un problema por la comuna, ya que los pozos existentes y el tendido de la red no son suficientes. Piedrabuena cuenta con agua corriente y el servicio es gratuito. Sin embargo, en Villa María, al igual que en los parajes aledaños, hay conexión con mangueras particulares al pozo surgente de la escuela.
En ambas localidades, para cocinar se utilizan garrafas o leña, y esta última debe ser comprada debido al avance de las fincas y el consecuente desmonte (figura 6). “Antes había monte, por eso se cocinaba a leña. Ahora hay que comprarle a una gente que trae en carros, para todo se necesita plata…” (entrevista a pobladora, 6 de julio de 2017). Esta situación somete a la población a una posición de vulnerabilidad y dependencia.
Con respecto a la comunicación telefónica, se realiza mediante telefonía celular; Piedrabuena cuenta con una antena que permite un funcionamiento normal del servicio.
Respecto al régimen de tenencia de la tierra, la mayoría de los pobladores cuentan con tenencia legal. Entre ambas localidades, se relevaron 143 viviendas con tenencia legal y 3 que se asientan en terrenos fiscales (CAPS, 2017). A su vez, si bien no se detectan fuertes conflictos respecto a la tenencia, la restricción de los terrenos a medidas urbanas rompe con la lógica de la vivienda rural y sus prácticas, lo que expone a la población a las consecuencias de las fumigaciones, por proximidad con los terrenos de cultivo. A su vez, hay cierta nostalgia por la vida “de campo”, que incluye la cría de animales: “Aquí no podemos tener animales ni sembrar nada porque se molestan los vecinos y si entra a la finca, el finquero los mata porque ya es propiedad privada” (entrevista a poblador, 5 de julio de 2017). Asimismo, a medida que la población crece, es difícil el acceso a nuevas tierras, ya que: “conseguir terreno es muy difícil, porque no hay; hay muchas fincas que no te quieren vender la tierra porque ahora esta carísima” (entrevista a pobladora, 5 de julio de 2017).
Con respecto a las tipologías constructivas de la vivienda se detectó la presencia mayoritaria de viviendas de ladrillo, que son consideradas por la población como un avance en el nivel de vida. Entre ambas localidades hay 143 viviendas contruidas con materiales “del mercado”,9 2 de adobe y 1 de madera (CAPS, 2017).
Las técnicas constructivas y los materiales adoptados para la construcción de las viviendas evidencian la pérdida de manejo de tecnologías propias o características del lugar, que son reemplazadas por otras disponibles en el mercado. A su vez, los techos de paja y barro se cubren con chapa, que facilita su mantenimiento, porque de esta manera el barro no se lava con las lluvias (figura 7).
Las construcciones exteriores de la vivienda, de gran importancia en los ámbitos rurales, mantienen el uso de horcones, paja y barro. Entre ellas se destacan las galerías, que son los espacios donde las familias pasan la mayor parte del tiempo, porque consideran que “es más fresquita” (entrevista a poblador, 14 de octubre de 2016). A su vez, en menor medida aparece el depósito para almacenar el maíz recogido en las fincas vecinas, llamado pirgua, y también el baño.
Hasta hace aproximadamente treinta años eran las propias familias las que llevaban a cabo el proceso de construcción de sus viviendas con materiales del lugar (barro y paja). Con el paso del tiempo y con la imposición de un ideal de progreso moderno, estas prácticas se dejaron de lado y, aun cuando los saberes asociados permanecen en la comunidad, se les asignan connotaciones negativas o de humildad: “Mi casa antes era de tipo humilde, ¿ha visto? De adobe, pero bien hechita” (entrevista a pobladora, 6 de julio de 2017).
El Estado, que se caracteriza por implementar políticas públicas habitacionales “llave en mano”, construyó barrios de viviendas en Gobernador Piedrabuena, lo que incentivó la migración de los pobladores de los alrededores hacia esta localidad (Garay y Gómez López, 2022). Esto no sólo promovió la concentración de la población, con la consecuente ruptura entre la relación dialéctica de la parcela productiva y la vivienda, sino que también impuso un modelo estético de vivienda ligado al uso de materiales industrializados presentes en el mercado.
Tipologías de hábitat10
A partir del análisis de las imágenes de Google Earth y de lo observado y analizado hasta aquí, se identifican distintos tipos de hábitat, diferenciados por la cantidad de población, los servicios disponibles, el tipo de vivienda, el tamaño de la parcela y la relación lote-vivienda.
Particularmente, Piedrabuena responde al hábitat rural en pueblo y a la salida de la localidad se observan algunos lugares que se condicen con la tipología de hábitat rural en caseríos (figura 8).
La tipología hábitat rural en pueblo se territorializa en los márgenes de las vías del ferrocarril, ya que el pueblo se configuró como tal a partir de la construcción de una estación de un ramal del Ferrocarril Nacional General Belgrano (tabla 1). En la actualidad, el tren no se encuentra en funcionamiento y los ejes sobre los que se nuclean las principales construcciones son la ruta provincial 345 y la continuación de la exruta nacional 34, que arriba desde Santiago del Estero.
La localidad cuenta con algunas funciones que caracterizan a los centros rurales denominados pueblos,11entre las cuales se puede mencionar el CAPS, que cuenta con atención médica permanente, la delagación comunal, el destacamento policial y el juzgado de paz. A su vez, hay diferenciación de comercios: tienda, panadería, lugares de comida. También hay lugares de esparcimiento, una capilla, escuela primaria y secundaria.
Con respecto a las viviendas observadas, muestran consolidación y, en su mayoría, están construidas con ladrillo, bloque de hormigón y hormigón para la estructura. Asimismo, los techos son de chapa o losa con teja. En esta tipología se puede observar que el Estado fomentó la construcción y la idealización del uso de este tipo de materiales desde la aplicación de políticas públicas, como la creación de dos barrios de viviendas y, a su vez, con la implementación de categorías censales en las que, por un lado, se registran aquellas viviendas de “material” y, por otro, aquellas construidas con adobe o madera. Tal como expresa Gargantini (2012), los procesos habitacionales se generan en el marco de un sistema social, político y económico determinado, por lo cual responden a una estructura social con sus respectivas relaciones de poder.
La tipología hábitat rural en caseríos de Piedrabuena, a pesar de su cercanía al pueblo, se caracteriza por configurar islas donde se aglutinan varias viviendas y forman caseríos, que están rodeados por fincas y son parte de ellas, en algunos casos particulares. Esta tipología tiene una relación más directa entre el lote productivo y la vivienda, ya sea porque las viviendas pertenecen a los productores o porque los pobladores de la zona mantienen un espacio para huerta o cría de animales. Sin embargo, las fumigaciones son una fuerte problemática para la producción local. Tabla 2.
Por otro lado, en la zona de Villa María se destaca la tipología hábitat rural en caseríos, y se diferencian, por un lado, aquellos grupos de casas aisladas conectadas al camino principal por caminos secundarios y, por otro lado, aquellas que están agrupadas alrededor de un elemento organizador (figura 9). Estas últimas se organizan a la vera del camino principal que une este poblado con la exruta nacional 34 y, a su vez, se ubican cerca de la escuela Dr. Caupolicán Molina.
Aquí hay mayor presencia de construcciones exteriores a las viviendas, que cumplen diferentes funciones, como galerías, baños y pirguas, realizadas con materiales tradicionales en la zona (horcones, paja y barro). Con respecto a los servicios, esta zona cuenta con electricidad, agua conectada al pozo de la escuela por medio de mangueras y gas envasado. No tiene recolección de basura, por lo que en algunas viviendas se observa acumulación de basura para quemarla o para hacer compost. Tabla 3.
Conclusiones
Las localidades de Gobernador Piedrabuena y Villa María (departamento Burruyacú, Tucumán) se caracterizan por la presencia de asentamientos extensivos donde las explotaciones se dedican casi exclusivamente al cultivo de granos para exportación, lo que se correlaciona con la escasa demanda de mano de obra, el uso masivo de agrotóxicos, la concentración de la población, la consecuente fragmentación parcela-vivienda y la acumulación de tierras por parte de los grandes finqueros.
A partir del año 2013, las localidades analizadas se destacan por mostrar un ligero repunte debido a la demanda de mano de obra en la construcción de varios establecimientos de Piedrabuena. Estas obras son de envergadura para el pueblo y fomentaron el trabajo en la construcción, sin embargo, prevalecen las desigualdades sociales, territoriales y ambientales sostenidas por el modelo de producción del espacio del agronegocio.
Respecto a las tipologías de hábitat, se observa que en Piedrabuena conviven dos tipologías, en pueblo y en caseríos, mientras que en Villa María se observa sólo la tipología en caseríos.
El agrupamiento de la población en Piedrabuena presenta una configuración que denota mayor presencia estatal, por ser el centro de servicios del territorio y por su accesibilidad desde la ciudad de San Miguel de Tucumán. Es decir, se observa que la población tuvo acceso a diferentes políticas en materia de vivienda (barrios públicos de viviendas), salud (CAPS) y educación (primaria y secundaria). Sin embargo, esto tiene como correlato la pérdida de costumbres, tanto constructivas como productivas.
Por otro lado, en Villa María se observa un hábitat rural en caseríos, con una accesibilidad discontinua y condicionada. Esta menor accesibilidad no se corresponde con la preservación de costumbres tradicionales, ya que el avance de las fincas y las fumigaciones condiciona el trabajo en las huertas y la cría de animales de corral. Sin embargo, en algunos casos se mantiene la producción para el autoconsumo. Por otro lado, la preocupación por la continuidad del funcionamiento de la escuela Dr. Caupolicán Molina, que depende de la cantidad de alumnos, aumenta la vulnerabilidad de la zona, ya que el cierre de la escuela podría significar la desterritorialización de esta población.
En este contexto, se considera importante cuestionar la articulación entre uso y reparto de la tierra, decisiva para el equilibrio social de las comunidades agrarias (Bolsi, 1995), para la calidad del hábitat y para evitar los procesos de emigración forzada. La fuerte presencia de los modos de producción capitalista requiere un Estado que se replantee la normativa en vigencia, que posibilita el uso masivo de agrotóxicos, y la implementación de políticas de ordenamiento territorial. A su vez, se necesitan acciones comunitarias y estatales que pongan en valor las potencialidades de la población, su historia, los saberes en materia de construcción y sus diferentes prácticas.