Introducción
El presente trabajo, junto con dos anteriores1,2, refiere a las actividades de enfermeras y médicos en el primer nivel de atención (PNA).La reforma del sistema de salud iniciada en 2005 en Uruguay tuvo tres grandes ejes de transformación: el modelo de financiación, el modelo de gestión y el modelo de atención3. La estrategia de atención primaria de salud (APS)4) y la priorización del primer nivel de atención fueron definidas en la ley 18.2115 como bases para el cambio del modelo de atención.
Las características del PNA implican una gran complejidad organizativa. La amplia distribución territorial de sus servicios y su entramado con territorios singulares, con diferentes necesidades de atención; la integralidad de su abordaje en estrecha relación con aspectos sociales y culturales de las personas, familias y comunidades, son algunas de ellas. Su abordaje exige competencias disciplinares específicas del área social y de salud pública. Su organización requiere el uso de estrategias que permitan resolver con eficiencia la gestión de recursos distribuidos en un amplio territorio. La actualización clínica y la comunicación con y entre sus profesionales, y con los otros niveles de atención, son desafíos permanentes.
La formación de los profesionales de la salud que trabajan en el primer nivel de atención, incluye en mayor o menor medida, competencias y herramientas para esta aproximación, sin ser exclusivas de una u otra disciplina. Esto proporciona diversidad de posibilidades para la organización del trabajo y la asignación de roles en los equipos.
Existen diferentes visiones en cuanto a cómo deben componerse los equipos de primer nivel de atención, pero hay dos profesiones que están siempre presentes, la medicina y la enfermería6-10.
Las funciones que se asignan a una profesión, su rol social, su desarrollo y las asociaciones con otras profesiones devienen de un complejo proceso sociopolítico con múltiples actores11-13).
La construcción de equipos requiere el reconocimiento de los aportes de todos sus integrantes. El “saber” como espacio de poder está presente tanto en el ámbito académico como en el profesional y genera asimetrías dentro de los equipos de salud.
Este “poder” en el ámbito de la formación opera generalmente consagrando y legitimando la fuerte estratificación profesional. Fenómeno que se reproduce en los servicios y que dificulta una distribución de tareas centrada en el usuario y sus necesidades11.
El equipo de salud contemporáneo ha estado fuertemente dominado por la profesión médica, alrededor de la cual se desarrollan las demás profesiones y ocupaciones de la salud. En un enfoque sociológico, Freidson afirma que “la división paramédica del trabajo es un sistema estratificado cuyas ocupaciones están integradas en diferentes grados alrededor del trabajo médico”. Manifiesta que “Dada la autoridad de su conocimiento, su juicio y su responsabilidad, ejercidos esencialmente en la división del trabajo, se deduce que existe una jerarquía de pericia independiente de la jerarquía administrativa del hospital, en la que el médico ordena y supervisa. Esto lleva a un comportamiento jerarquizado aún en los ambientes donde la filosofía del tratamiento supone intentos de establecer comunidades terapéuticas o democráticas que si bien no son jerárquicas en la interacción, resultan jerárquicas en la práctica”13.
Usamos el término equipo de salud para referirnos a los profesionales que trabajan en un mismo servicio, aunque no reúnan las características de un equipo según las definiciones que se presentan en este documento.
La enfermería tiene actualmente un área de trabajo colaborativo o dependiente con la profesión médica y un área independiente14.Con el desarrollo de la enfermería profesional también surgen ocupaciones auxiliares del cuidado. La enfermera profesional se dedica en mayor medida a la gestión del cuidado que al cuidado directo del paciente. Según Freidson la dedicación de las enfermeras a la administración hospitalaria es también una respuesta a la movilidad bloqueada, ya que aunque como enfermera de cabecera no puede evitar la subordinación al médico, sí puede hacerlo como administrador, profesión sobre la que ninguna ocupación ejerce el monopolio13. El autor afirma que la enfermera “sirve como adjunto tanto del médico como de la autoridad administrativa, lo cual no es el caso del personal auxiliar. A diferencia del personal auxiliar, a la enfermera se le atribuye identidad profesional, y por eso es posible que se encuentre implicada en un sistema de tratos considerablemente más complejos (…) si bien puede actuar como un foco problemático de perspectivas conflictivas, también puede ser muy bien el punto de equilibrio de poder en el resultado de la relación entre médicos y pacientes.”
Desde una perspectiva histórica las profesiones se han desarrollado según el paradigma predominante de salud, concentrando el médico su accionar en curar la enfermedad y la enfermera en el cuidado.
Ambas profesiones han incorporado progresivamente las esferas psicosociales y el enfoque de los determinantes de la salud para el logro de sus objetivos profesionales, en sintonía con los cambios de paradigma sobre el proceso de salud-enfermedad. Este abordaje amplificado de su objeto de acción, genera espacios comunes en que ambas disciplinas se conjugan o superponen.
En la organización hospitalaria la distribución de tareas tiene una trayectoria histórica que genera mayores certezas a sus integrantes. El PNA, con una historia más reciente, encuentra grandes desafíos. Surgen interrogantes sobre la mejor manera de resolver la distribución de las funciones para avanzar en el cambio de modelo de atención. Por las particularidades organizacionales de los servicios de salud, caracterizado como “burocracias profesionales” según el modelo de Mintzberg15, esta interrogante se responderá en gran medida en la academia y en las sociedades científicas.
Según Starfield16, la asignación de actividades a profesionales no médicos (como las enfermeras) puede buscar:
- Suplementar, amplía la eficiencia del médico delegando parte de sus tareas bajo su supervisión.
- Substituir, asume parte de las tareas habituales del médico.
- Complementar, asume tareas que el médico no hace o hace renuentemente.
Las enfermeras de PNA tienen arreglos laborales muy diferentes según el país del que se trate, variando en gran medida lo que su profesión puede realizar en forma independiente de la profesión médica. En algunos países las enfermeras realizan consultas de enfermería pudiendo realizar derivaciones e interconsultas e incluso prescribir17-18.
A nivel nacional, se reconoce la importancia de definir la composición del equipo de PNA, tanto por su impacto en la calidad de la atención como por los costos que genera19. Algunos trabajos nacionales han abordado el tema6,8-10, pero en ningún caso se ha propuesto cuáles deben ser las funciones de las distintas disciplinas en el equipo.
El Ministerio de Salud Pública (MSP) de Uruguay propuso8 que en la medida en que las actividades pueden ser realizadas por distintas disciplinas, debería ser el propio equipo el que las distribuye entre sus integrantes de acuerdo a sus competencias específicas.
Si bien se entiende que esta propuesta pretende superar asignaciones jerárquicas dentro del equipo, podría someter a los profesionales a importantes tensiones ya que en la práctica la construcción de un equipo de trabajo es un desafío importante y requiere un esfuerzo dirigido para el logro de sus objetivos7,20.
Uruguay ha presentado históricamente una dotación de recursos humanos en salud privilegiada en relación a América Latina, y una dotación de médicos por habitantes superior al promedio de Europa. En 2017 había registrados 16.268 médicos, 6.176 licenciados en enfermería y 23.606 auxiliares de enfermería19 para una población de 3.440.157 habitantes21. Se han considerado como problemas para avanzar en el cambio de modelo de atención la baja dotación de enfermeras profesionales, la alta especialización médica en especialidades no básicas y la concentración de estos recursos en la capital del país, y en el segundo y tercer nivel de atención19.
La definición de las actividades que puede y/o debe realizar la medicina familiar y comunitaria y la enfermería profesional en el primer nivel de atención en Uruguay contribuirá a delinear mejor la composición de los equipos de atención del primer nivel y proyectar las necesidades de recursos humanos en salud.
Se desarrolló un estudio exploratorio en base a consulta a expertos realizados en tres etapas. Se buscó determinar la opinión de la academia, en relación a las actividades propias de la medicina familiar y comunitaria y la enfermería profesional en el primer nivel de atención en Uruguay.
Se convocó como expertos a docentes de la UDELAR, institución responsable de más del 80% de las matriculaciones universitarias22.
Los resultados de la primera y la segunda etapa respecto a las actividades de enfermería profesional, y de medicina familiar y comunitaria, ya fueron publicados1,2.
En este artículo se presentan los resultados de la tercera etapa.
Su objetivo es determinar cómo debería distribuirse la responsabilidad entre enfermería profesional y medicina familiar y comunitaria en un equipo de primer nivel de atención.
Material y método
Se realizó una investigación de tipo exploratorio y descriptivo.
El universo de estudio estuvo constituido por 27 expertos:
- 12 del Departamento de Enfermería Comunitaria de la UDELAR. Una profesora (grado 5), cuatro profesoras agregadas (grado 4), siete profesoras adjuntas (grado 3).
- 15 del Departamento de Medicina Familiar y Comunitaria de la UDELAR. Un profesor (G5), 3 profesoras agregadas (grado 4) y 11 profesores adjuntos (grado 3).
El período de consulta a los expertos fue de enero a octubre de 2017.
Variables de estudio
Responsabilidad profesional de médicos de familia y comunidad y de enfermería profesional, sobre las actividades del equipo del PNA. En el cuestionario se usaron estos dos términos como sinónimo ya que su uso es similar, como puede observarse en las siguientes definiciones de la Real Academia Española: Función: Tarea que corresponde realizar a una institución o entidad, o a sus órganos o personas. Actividad: Conjunto de operaciones o tareas propias de una persona o entidad.
Diferenciación de funciones y roles profesionales
Para conocer la opinión de los expertos, se utilizó el listado de actividades consensuadas por cada grupo, como actividades propias de su profesión1,2.
Se compararon los listados de ambos grupos identificando actividades similares y actividades mutuamente excluyentes. Se formó un listado único con el que se elaboró un formulario conteniendo 104 actividades agrupadas en siete funciones profesionales, 46 de consenso de enfermería, 38 de consenso de medicina, 20 consideradas como consenso de ambos grupos. En la (tabla 1) se presentan la cantidad y tipo de actividades por categoría de funciones profesionales.
En el formulario enviado a los expertos se solicitó que asignaran el grado de responsabilidad de ambas profesiones sobre cada actividad.
Se definió responsabilidad como la injerencia en la toma de decisiones que el profesional debe tener sobre la actividad.
Para adjudicar esa responsabilidad se les pidió que tuvieran en cuenta dos aspectos en forma conjunta:
- La competencia específica de cada disciplina.
- La mejor organización del trabajo (utilización del recurso profesional).
Las opciones (mutuamente excluyentes) que podían elegir los expertos fueron:
1.Debe realizarla exclusivamente el médico de familia.
2.Debe realizarla exclusivamente la Lic. en Enfermería.
3.Deben realizarla los dos profesionales pero la mayor responsabilidad es del médico de familia.
4.Deben realizarla los dos profesionales pero la mayor responsabilidad es del Lic. en Enfermería.
5.Deben realizarla los dos con igual responsabilidad.
6.Estoy en desacuerdo en que esa sea una actividad de alguno de los profesionales mencionados.
Análisis de datos
Los datos obtenidos se cuantificaron por función profesional y por profesión, para observar la distribución de respuestas entre los grupos frente a la misma actividad.
Con el listado de actividades que obtuvieron consenso (no tuvieron respuestas en desacuerdo), se agruparon las opciones que asignaban preferencia o exclusividad a cada profesión obteniendo tres opciones posibles:
- Igual responsabilidad.
- Preferencia o exclusividad para enfermería.
- Preferencia o exclusividad para medicina.
Se conformó un listado de actividades que obtuvieron mayoría de respuestas en una opción por parte de ambos grupos, un listado de actividades que obtuvieron mayoría en una opción por parte de un solo grupo y un listado de actividades que no obtuvieron mayoría en ninguna opción.
Se consideró mayoría para enfermería cuando seis o más de las nueve expertas eligieron la misma opción y para medicina cuando siete o más de los 10 expertos eligieron la misma opción.
Resultados
Participaron en el estudio, 19 expertos, nueve del Departamento de Enfermería Comunitaria de la UDELAR (tres profesoras agregadas y seis profesoras adjuntas) y 10 del Departamento de Medicina Familiar y Comunitaria de la UDELAR (tres profesoras agregadas y siete profesores adjuntos).
Las respuestas sobre responsabilidades de cada profesión para el desarrollo de las 104 actividades puestas a consideración se distribuyeron según se presenta en la (tabla 2).
La opción mayoritaria en ambos grupos fue asignar igual responsabilidad a ambas profesiones (61,5%). Son más frecuentes las respuestas que asignan exclusividad y mayor responsabilidad a enfermería, que a medicina.
Sumadas las opciones preferentes y exclusivas de cada profesión, observamos que ambos grupos tienen una auto asignación preferente o exclusiva levemente mayor que el otro grupo. Enfermería se autoasigna preferencia o exclusividad en 28% de las respuestas y medicina le asigna 24%. Medicina se autoasigna preferencia o exclusividad en 11% y enfermería le asigna 7%.
Las respuestas en desacuerdo con que alguna de las actividades fuera asignadas a enfermería y/o medicina representaron el 2,4%.
En la (tabla 3) se presentan los principales resultados por categoría de función profesional.
Tres categorías tienen una asignación de igual responsabilidad en sus actividades superior a 70% por ambos grupos de expertos: ASSP y planificación (75%), Docencia y capacitación (81%) e Investigación (78%).
La categoría cuyas actividades obtuvieron respuestas con mayor asignan de exclusividad y mayor responsabilidad a una u otra profesión fue Proceso asistencial, seguida por Gestión de recursos y por Organización y coordinación del proceso asistencial.
La categoría Gestión de recursos tuvo alta asignación de preferencia y exclusividad a enfermería por ambos grupos (41% medicina y 54% enfermería), pero las enfermeras se autoasignan exclusividad en mayor número de respuestas (29%) que la asignada por medicina (15%). Los médicos asignan igual responsabilidad en el 54% de las respuestas, en tanto enfermería lo hace en el 38%. Ambos grupos tienen baja asignación preferente para medicina (2%) y nula exclusividad.
En la categoría Coordinación interinstitucional, intersectorial y participación comunitaria, ambos grupos eligen mayoritariamente la opción igual responsabilidad pero enfermería lo hace en mayor proporción (74% enfermería y 58% medicina). Medicina asignan preferencia o exclusividad a enfermería en el 31% de las respuestas en tanto las enfermeras lo hacen en el 18%. Ambos grupos tienen baja asignación preferente para medicina (6 y 7% respectivamente) y nula exclusividad.
A continuación se presentan los principales resultados sobre las responsabilidades profesionales en las actividades puestas a consideración.
De las 104 actividades propuestas, 72 tuvieron consenso en que son actividades de una o ambas profesiones y 32 no. Las respuestas en desacuerdo con incluir las 32 actividades, representaron el 2%. Los fundamentos del desacuerdo fueron mayoritariamente por considerar que la actividad no correspondía al nivel operativo de estas dos profesiones.
De las 72 actividades consensuadas, en 43 (60%) hubo mayoría de respuestas de ambos grupos en una de las opciones, distribuidas de la siguiente forma:
- Igual responsabilidad para ambas profesiones en 32 actividades
- Preferencia o exclusividad a medicina en 3 actividades
- Preferencia o exclusividad a enfermería en 8 actividades.
Las 29 actividades restantes no lograron mayoría en uno o en ambos grupos.
En la (tabla 4) se presentan las 43 actividades en que hubo acuerdo mayoritario sobre su responsabilidad.
De las 29 actividades en que no se logró acuerdo mayoritario sobre la asignación de responsabilidad por parte de ambos grupos, en 11 hubo acuerdo mayoritario en el grupo de enfermería, en 6 en el grupo médico y en 6 en ninguno de los grupos.
Se presentan algunas de las 29 actividades en que se reflejaron diferentes opiniones en los grupos de expertos.
1. Liderar y organizar el equipo que realizará el ASSP en conjunto con otros integrantes. Si bien en ambos grupos la opción mayoritaria es igual responsabilidad (seis enfermeras y seis médicos), se obtuvieron respuestas de asignación de mayor responsabilidad a alguna de las profesiones en ambos grupos.
2. Realizar periódicamente revisión de historia clínica y actualización de lista de problemas, llevando un registro clínico familiar. Nueve médicos asignan mayor responsabilidad o exclusividad a medicina, en cambio enfermería no tuvo mayoría en ninguna de las opciones.
3. Realizar las interconsultas, coordinaciones y derivaciones necesarias para brindar una mejor calidad de atención con una referencia clara y concisa. Medicina se autoasigna mayor responsabilidad (seis respuestas, cuatro en exclusividad) en cambio enfermería asigna mayoritariamente (6) igual responsabilidad.
4. Desarrollar mecanismos de coordinación (enfermería de enlace, seguimiento domiciliario, etcétera). Ocho enfermeras asignan mayor responsabilidad o exclusividad a enfermería, coincidiendo con cinco médicos. Los otros cinco médicos y una enfermera la consideran de igual responsabilidad.
5. Contribuir a la gestión y/o coordinación de una referencia y contrarreferencia efectiva. Medicina opta mayoritariamente (7) por igual responsabilidad, pero enfermería mayoritariamente (6) se autoasigna preferencia.
6. Bregar por el adecuado uso de los materiales y equipos, estableciendo protocolos de utilización y mecanismos de control que aseguren un uso eficaz y eficiente. Enfermería se autoasigna mayor responsabilidad (7), medicina opta mayoritariamente por igual responsabilidad (6).
7. Brindar los datos o información que permita a los gestores determinar la calidad y cantidad en la utilización de recursos. Siete médicos optan por igual responsabilidad, en enfermería fue mayoritaria la autoasignación (5) aunque cuatro también asignaron igual responsabilidad.
Discusión
Se observó que el marco conceptual de la APS es compartido por ambas disciplinas. Hubo consenso en incluir 72 actividades relacionadas a los elementos esenciales de la APS.
Un número importante de actividades fueron identificadas por ambos grupos como de “igual responsabilidad” de las dos profesiones. Estas actividades se concentran en las áreas vinculadas a aspectos sociales y de salud pública o a funciones profesionales no asistenciales (docencia e investigación). La mayor diferenciación de actividades se obtuvo en las funciones relacionadas al proceso asistencial y a la gestión de recursos. Las preferencias asignadas a los médicos se concentraron en el proceso asistencial. A la profesión de enfermería se le asignaron también preferencias relacionadas a la gestión de recursos. Esto podría corresponder a su perfil profesional23,24.
El número de actividades asignadas mayoritariamente a una de las profesiones fue bajo. La formulación de estas actividades menciona explícitamente a la profesión. Por ejemplo atención médica, consulta de enfermería, lo que pudo facilitar u orientar la asignación de los expertos.
En general ambos grupos se auto asignaron mayor responsabilidad en las actividades en comparación a las que le asignó el otro grupo, lo cual pudo corresponder a una mayor facilidad para identificar las funciones propias de su disciplina.
El grupo experto de enfermeras presentó mayor coincidencia en sus opiniones que los médicos. Tuvieron mayor cantidad de actividades con asignación mayoritaria a una de las opciones. Es posible que en medicina familiar y comunitaria esto denote modelos conceptuales en tensión.
Se discuten a continuación algunas actividades que no tuvieron amplia mayoría de los grupos en la misma opción de asignación de responsabilidades:
Liderazgo del equipo (Act. N° 1)
Se presenta el número de la actividad como aparece en Resultados.
La opinión sobre que el equipo debe ser liderado preferentemente por uno de los profesionales es minoritaria, pero está presente en ambos grupos. Es llamativo que no haya una mayor asignación de liderazgo a medicina, dado el rol social establecido. Quizás incide la concepción de equipos horizontales de trabajo, promovida en la estrategia de APS. Sin embargo, como afirma Freidson, el médico ejerce un liderazgo basado en su conocimiento y pericia que no requiere la asignación jerárquica institucional. Por otra parte la enfermera profesional quizás disputa o comparte ese liderazgo desde su rol gestor evadiendo la movilidad bloqueada, ya que el médico no ejerce en este campo el “monopolio” del saber13.
Uso de la historia clínica (Act. N° 2) y Realización de interconsultas, coordinaciones y derivaciones (Act. N° 3)
Estas actividades obtuvieron una marcada mayoría de médicos que se autoasignan mayor responsabilidad y/o exclusividad, lo que no fue compartido por enfermería, quienes optaron mayoritariamente por igual responsabilidad.
Ambas actividades son competencias de enfermería según se establece en la reciente reglamentación de la Ley de Enfermería25 y es probable que sea un área que las enfermeras buscan desarrollar al igual que en otros países de Europa y América del Norte17,18, pero que aún no es visibilizada en la práctica cotidiana.
En las respuestas se visualizó que los profesionales médicos no consideran que enfermería sea una profesión con mayor o igual responsabilidad en estos aspectos. Quizás la baja cantidad de enfermeras en el primer nivel de atención es una limitante para este desarrollo26. La consulta de enfermería no es una prestación incluida en el Plan Integral de Atención de Salud (PIAS)27del MSP. Su realización y registro en la Historia Clínica Electrónica en la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), ha sido incorporada recientemente28. Sin embargo en ese trabajo se les preguntó a los expertos por el “deber ser” y no por lo que ocurre en la actualidad. Es necesario entonces preguntarnos en qué grado estas respuestas representan un campo disciplinar en tensión entre las profesiones en estudio. Otro factor que puede estar incidiendo es el desconocimiento de los aportes que la otra disciplina puede realizar.
Contribuir a la gestión y/o coordinación de la referencia y contrarreferencia y desarrollar mecanismos de coordinación como enfermería de enlace o seguimientos domiciliarios (Act. N° 4 y N° 5)
En ambas actividades enfermería se atribuye mayor responsabilidad, lo que no es compartido por los médicos que optan por asignar igual responsabilidad. Es posible que haya entre estas dos profesiones una diputa por este espacio de coordinación asistencial. Enfermería podría asumirlo como parte de su rol gestor del cuidado. Por su parte medicina familiar y comunitaria tiene en su perfil profesional esta actividad entre sus competencias29, lo que puede llevarlo a asumir mayor protagonismo en este rol.
Surge la necesidad de profundizar como pueden complementarse o suplementarse16 estas dos profesiones para contribuir a un logro eficaz y eficiente de esta función esencial de la APS.
Uso adecuado de recursos estableciendo protocolos y mecanismos de control (Act. N° 6) y Brindar información a gestores sobre calidad y cantidad de recursos utilizados (Act. N° 7)
Enfermería tiene mayor autoasignación de responsabilidad. Medicina opta mayoritariamente por igual responsabilidad. Llamó la atención que el grupo médico no asignara mayor responsabilidad a enfermería, dado su perfil profesional24.
Se destaca que ambos grupos incluyeron actividades relacionadas con la valorización de su profesión. El grupo médico expresó preocupación por posicionarse como referente del equipo, de los usuarios, y de la comunidad y el grupo de enfermería manifestó preocupación por fortalecer su disciplina con actividades como la “integración a redes profesionales para el desarrollo independiente de la profesión”, y tuvieron consenso en actividades que buscan visibilizar el aporte de la enfermería a los servicios de salud.
Conclusiones
Por primera vez en el país se analizó la distribución de funciones de dos disciplinas de la salud en forma conjunta.
Se verificó un alto grado de acuerdo en cuáles son las actividades que deben desarrollar los equipos de atención de primer nivel, incorporando el marco conceptual de la APS como matriz fundamental, lo que sería un factor facilitador para futuros desarrollos conjuntos.
Estos resultados evidencian la relevancia de ambas disciplinas para integrar equipos de primer nivel e impulsar el cambio de modelo de atención propuesto por el SNIS. La profundización de políticas tendientes a mejorar la dotación de estos profesionales podría mejorar las funciones del primer nivel de atención y su desarrollo basado en APS.
Respecto a la distribución del trabajo entre las disciplinas, los expertos identificaron un importante número de actividades que pueden y/o deben ser desarrolladas por ambas profesiones con igual responsabilidad y un bajo número preferente o exclusivo de cada profesión.
Esto expresa la alta valoración entre las disciplinas en estudio, reconociéndose como independientes y complementarias. Por otro lado manifiesta un grado de dificultad o desconocimiento para identificar áreas disciplinares y modelos organizativos que maximicen la eficiencia a partir de la distribución de tareas.
La distribución de funciones y actividades entre estos profesionales en forma suplementaria, complementaria o sustituta, aportaría a la definición de modelos de dotación que mejoren la calidad y los costos de atención.
Los resultados de este trabajo ofrecen un punto de partida para realizar estudios sobre cómo ambas disciplinas realizan efectivamente estas actividades, e investigaciones experimentales que permitan evaluar la asignación de diferentes combinaciones de funciones y actividades a estas y otras profesiones del primer nivel de atención.
Profundizar en estos aspectos es fundamental para transformar el discurso de “trabajo en equipo” en acciones que lo hagan posible y de esta forma avanzar hacia la calidad de la atención en salud.
Una fortaleza del trabajo es que su metodología podría favorecer una reflexión crítica dentro de cada disciplina y entre las disciplinas.