El comportamiento suicida en población infantil y adolescente constituye una problemática de salud pública a nivel mundial, dadas las altas cifras reportadas sobre su prevalencia; los problemas de salud mental asociados en los menores que evidencian intentos o suicidios consumados, la asociación con la disfuncionalidad familiar y con la violencia escolar, así como los altos costes en el sistema sanitario (Gómez et al., 2022; Núñez et al., 2023).
En diferentes estudios se ha registrado que el suicidio es la segunda causa de muerte reportada en personas entre 10 y 34 años (Centers for Disease Control and Prevention, 2020; Iwatate et al., 2023), y la tercera entre los 10 y los 19 años (Liu et al., 2023). Según la Organización Mundial de la Salud (2021), aproximadamente 703,000 personas al año se suicidan, constituyéndose en la cuarta causa de muerte entre los adolescentes entre 15 y 19 años a nivel mundial. En Colombia se registraron 453 casos de suicidios en el rango de 5 a 19 años entre enero y noviembre de 2022; dentro de dicho período del ciclo vital, entre 15 y 17 años fue en el que más se reportaron suicidios, con un total de 186 (Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2022). Las anteriores cifras ilustran la magnitud del fenómeno y fundamentan la importancia de analizar el avance de la evidencia acumulada sobre los factores de riesgo del suicidio, con el fin de generar conocimiento sobre el estado del arte, identificar las líneas de investigación, tendencias de publicación, así como vacíos teóricos y empíricos.
El comportamiento suicida requiere entenderse como un proceso dinámico, multifactorial y escalonado de diversas expresiones, que van desde el deseo de muerte, las representaciones e ideaciones suicidas, el gesto suicida, hasta llegar al intento y el suicidio consumado. Estos son aspectos fundamentales para identificar el riesgo, y así generar procesos de detección temprana y abordaje psicosocial desde la niñez y la adolescencia (Gómez et al., 2019; Gómez et al., 2020).
Se han encontrado relaciones entre ideación suicida persistente y problemas de salud mental como depresión, consumo de sustancias psicoactivas y problemas de regulación emocional (Aparicio Castillo & Blandón Rodríguez, 2020; Gomes et al., 2022; Mars et al., 2019). También se ha hallado que la impulsividad se constituye en un factor de alto riesgo en la progresión del plan al intento suicida (Arango Tobón et al., 2021).
En diversos estudios se han documentado varios factores de riesgo relacionados con la conducta suicida en población infantil y adolescente (Benavides-Mora et al., 2019; Rice et al., 2022), entre los que se destacan: (1) factores cognitivos, tales como pobres estrategias de afrontamiento, esquemas de desesperanza y déficit en el control de impulsos; (2) factores emocionales, específicamente trastornos del estado de ánimo como depresión mayor; (3) factores conductuales, siendo los más frecuentes trastornos del comportamiento, así como uso y abuso de sustancias; y (4) factores sociales, como disfuncionalidad familiar, vulnerabilidad psicosocial, pobres relaciones interpersonales, estrés psicosocial y pocos espacios de tiempo libre. También se han reportado factores predisponentes de intento de suicidio, como antecedentes familiares de suicidio, experiencias de acoso escolar, abuso físico, psicológico y sexual, además de variables de tipo genético (Siddik et al., 2024; Sun et al., 2024).
Los anteriores hallazgos dan cuenta de la diversidad de factores asociados al suicidio en población infantil y adolescente, lo que ha llevado al desarrollo de investigaciones que sintetizan los avances científicos y permiten tener un panorama más claro sobre dicho fenómeno.
En un metaanálisis sobre el trauma y el intento de suicidio, se encontró que aquellos niños que habían sido testigos de violencia intrafamiliar y víctimas de maltrato físico, abuso sexual y negligencia, eran más proclives a presentar conductas autolíticas (Zatti et al., 2017). Sin embargo, en dicha investigación se incluyó un número reducido de estudios, por lo que se sugirió realizar más investigaciones al respecto.
En una investigación llevada a cabo para determinar la asociación entre exposición al suicidio de los padres y conducta suicida en los hijos, se concluyó que existe una sólida asociación entre dichas variables, por lo que es fundamental desarrollar acciones de prevención del suicidio para los jóvenes en duelo. No obstante, se reportó como limitación que las muestras de los estudios analizados fueron selectivas, dado que incluyeron personas que asistían a grupos de apoyo y que habían recibido acompañamiento en el duelo, por lo que no estaba claro si los hallazgos relacionados con el crecimiento postraumático se aplicarían a personas en duelo que no habían recibido tratamientos similares, lo que dificultaba la generalización de los resultados (Hua et al., 2019). A diferencia de lo anterior, en otra revisión sistemática, Hua et al. (2020) hallaron que algunos niños en duelo por el suicidio de los padres pueden evidenciar altos niveles de resiliencia y crecimiento postraumático, lo que contribuye a su capacidad para superar el duelo.
Benavides-Mora et al. (2019) realizaron una revisión de la evidencia acumulada del suicidio en Colombia entre 2004 y 2018 utilizando la metodología PRISMA; sin embargo, presentaron hallazgos generales sobre el suicidio infantil y adolescente en términos de grupos etarios, instrumentos y perspectivas teóricas de los estudios revisados. Adicionalmente, sugirieron la necesidad de seguir llevando a cabo estudios longitudinales y que se profundizara en los modelos teóricos que permitieran integrar más claramente los factores de riesgo sobre el suicidio.
Estudios bibliométricos recientes han explorado el avance de la producción investigativa sobre el fenómeno del suicidio (Astraud et al., 2021; Gómez, 2022; Grover et al., 2021), con un interés especial por analizar el número de publicaciones y citaciones de los autores, revistas, organizaciones, países y áreas de investigación más influyentes, los cuales son útiles para mapear las tendencias sobre el avance de las publicaciones científicas. Sin embargo, son escasos los estudios bibliométricos que implementan algoritmos gráficos basados en la teoría de grafos para identificar tendencias de investigación. Estos pueden enriquecer el conocimiento en torno a la problemática del suicidio y a sus factores de riesgo en niños, niñas y adolescentes, dado que permiten integrar la interpretación de dichos aspectos a partir de un análisis mixto de tipo cuantitativo correlacional con métricas del grafo, y un análisis cualitativo a través asociaciones entre los nodos o conceptos (Blanco Correa et al., 2020). Adicionalmente, la producción científica está en constante crecimiento, por lo que es importante el análisis permanente de este conocimiento sobre la conducta suicida en dicha población.
Teniendo en cuenta lo anterior, se hace necesario analizar las tendencias de investigación y variables relacionadas con el comportamiento suicida en niños, niñas y adolescentes, así como las distintas aristas sobre las variables implicadas en el riesgo suicida que permitan dar cuenta del estado actual del avance investigativo sobre dicho fenómeno, así como los vacíos en el conocimiento de tal manera que orienten el desarrollo de futuras investigaciones.
El propósito de este estudio cienciométrico es analizar la producción científica a partir de las principales tendencias de investigación sobre los factores de riesgo biopsicosocial conducentes al suicidio en la infancia y la adolescencia.
Método
Este estudio utilizó un método de análisis cienciométrico de las producciones investigativas más relevantes sobre la conducta suicida y los factores de riesgo presentes en población infantil y adolescente. El procedimiento es comparable al reportado por Valencia et al. (2020) y Robledo et al. (2023) para el análisis cuantitativo y cualitativo de la literatura, a partir del uso de redes gráficas de citaciones mediante la teoría de grafos.
La cienciometría es una disciplina que se encarga de estudiar la producción científica a partir del análisis de los metadatos de las publicaciones científicas con diferentes métodos bibliométricos (Zupic & Čater, 2015). Los métodos bibliométricos se enfocan en analizar el número de publicaciones, citaciones y redes de colaboración de los autores, revistas, países y organizaciones, y determinar su productividad, impacto e influencia en un campo de conocimiento (Duque & Díaz, 2024; Hirsch, 2005). Otros estudios emplean el análisis gráfico de las redes de citaciones y autorías de la producción científica para entender un área de conocimiento a partir de su evolución y principales tendencias de investigación (Duque & Díaz, 2024; Valencia et al., 2020). A continuación, se describen los diferentes procedimientos empleados.
Paso 1: Ecuación de búsqueda y análisis cienciométrico-bibliométrico
La búsqueda se llevó a cabo en diciembre de 2022 en las bases de datos indexadas Scopus (Elsevier) y Web of Science (WoS). Se utilizaron las palabras clave “suicide” (título) AND “risk suicidal” (tema) AND “children OR teenager” (tema). La búsqueda se realizó por título y tema (incluye título, resumen y palabras clave) y en idioma inglés. Se emplearon los operadores booleanos AND y OR. Scopus y WoS son las principales bases de datos de literatura científica a nivel mundial. Ambas plataformas indexan millones de artículos de revistas, libros y actas de congresos de diferentes áreas del conocimiento (Duque & Díaz, 2024; Pranckutė, 2021).
Se encontraron 2,058 artículos en total, 1,417 en Scopus y 641 en Web of Science. Debido a que se utiliza la teoría de grafos para los posteriores análisis, no fue necesario añadir términos adicionales ni agregar filtros a la ecuación de búsqueda (ver paso 2).
Se utilizó el paquete Bibliometrix de R (Aria & Cuccurullo, 2017) para analizar la trayectoria de las publicaciones, el índice H y citas recibidas de las revistas y autores más productivos, así como la estructura conceptual de las publicaciones y las redes de citaciones entre autores.
Paso 2: Construcción y visualización de la red gráfica de citaciones
Con el propósito de examinar las tendencias investigativas sobre el comportamiento suicida en población infantil y adolescente, se llevó a cabo un análisis de citaciones mediante la teoría de grafos. Esta perspectiva permite crear una red gráfica de citaciones a partir de los registros seleccionados y las referencias empleadas en cada registro sobre el tema de estudio, las cuales pueden ser anteriores al período de búsqueda y aparecer en otras bases de datos. Este procedimiento reduce los sesgos de selección relacionados con el período temporal de búsqueda, y facilita la clasificación de la literatura más relevante a partir de algoritmos e indicadores cienciométricos (Robledo et al., 2023; Valencia et al., 2020).
Estos análisis son ampliamente utilizados en la literatura psicológica actual (Arbeláez et al., 2023; Landínez et al., 2021; Landínez et al., 2022), dado que permiten reducir los sesgos de selección y clasificación de la relevancia e impacto de las investigaciones para procesar abundantes volúmenes de registros bibliográficos. Se utilizaron los softwares Sci2 tool (Sci2 Team, 2009) y Gephi (Bastian et al., 2009) para la transformación de los apuntes y el listado de referencias en una red gráfica de citaciones.
Con el fin de organizar los datos, se hizo una selección de las citas referenciadas en la totalidad de los manuscritos del patrón de búsqueda; seguidamente, se identificaron los artículos con una similitud mayor al 95 % a través del algoritmo de Jaro-Wikker (Jaro, 1989) y, de este modo, se eliminaron los registros duplicados. Se actualizó la red mediante la fusión de nodos y se eliminaron registros con una sola cita o los que no tenían citas en la red. Por último, se eliminaron los artículos desconectados del componente gigante y se empleó el algoritmo de agrupamiento en clústeres instaurado por Blondel et al. (2008) a la red final en gephi (Bastian et al., 2009). La red de citas final consta de 2,905 nodos (registros) y 9,966 aristas (citaciones) y reflejan las diferentes tendencias de investigación a partir del algoritmo de agrupamiento (ver figura 3). Los principales clústeres que representan las tendencias de investigación se seleccionaron aplicando el enfoque del punto de inflexión para identificar la fluctuación en la distribución de los nodos dentro de la red (Hurtado-Marín et al., 2021; Robledo et al., 2023), y a partir de allí se seleccionaron los cuatro clústeres más grandes del grafo.
Resultados
Análisis bibliométrico
En la Figura 1 se evidencia la producción científica anual, entre 2001 y 2022, publicada en las bases de datos de Scopus y WoS sobre suicidio y riesgo suicida en la infancia y la adolescencia. Se observó un incremento anual del 7.42 % en WoS y del 8.24 % en Scopus en el número de publicaciones científicas entre 2001 y 2021. Se destaca que la tasa de producción por año es exponencial y constante en ambas bases de datos, lo que evidencia un área de investigación consolidada y de continua producción científica.
En la Tabla 1 se presentan las diez revistas científicas indexadas más reconocidas dentro del campo de estudio y consultadas en las bases de datos de WoS y Scopus. Se encontró que la revista Suicide and Life-Threatening Behavior presenta la mayor cantidad de publicaciones (WoS = 34, Scopus = 75), el Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry tiene el mayor número de citas recibidas en WoS (n= 2,237) y el American Journal of Psychiatry tiene el mayor número de citas recibidas en Scopus (n= 4,826). Se resalta que la producción científica sobre el suicidio en la niñez y la adolescencia se encuentra publicada en revistas de alto impacto (Q1), lo que denota la importancia de estudiar dicho fenómeno.
En la Tabla 2 se presentan autores con mayor cantidad de publicaciones, citas recibidas e índice H, relacionados con la producción científica sobre conducta suicida y factores de vulnerabilidad en la niñez y adolescencia. David A. Brent lidera la producción científica tanto en WoS como Scopus, con un total de 39 artículos en dichas bases de datos. También es uno de los autores con mayor número de citaciones.
Adicionalmente, se realizó un análisis de la estructura intelectual y conceptual, lo que refleja la red de colaboración de los veinte autores más citados y las veinte palabras clave plus más utilizadas en las publicaciones científicas. F2
La Figura 3 muestra los clústeres dominantes de la red final en la que se identificaron cuatro clústeres principales que representan las tendencias de investigación. Estos clústeres permiten visualizar el comportamiento de la producción de conocimiento en cada una de las perspectivas halladas. El Clúster 1 representa el 19.78 % de la red y se orienta a estudios sobre predictores clínicos de la conducta suicida, la cual contempla la ideación y el intento de suicidio en la niñez y adolescencia, así como problemas psiquiátricos (depresión y ansiedad). El Clúster 2 representa el 16.25 % y agrupa estudios sobre las autolesiones no suicidas y su relación con la conducta suicida. La autolesión no suicida hace referencia a comportamientos autodestructivos que involucran el daño físico autoinfligido, sin la intención de causar la muerte (Mars et al., 2019). En contraste, el comportamiento suicida involucra pensamientos, fantasías y deseos de muerte, hasta llegar al intento y el suicidio consumado (Stewart et al., 2017).
El Clúster 3 permite establecer la relación del abuso infantil con la conducta suicida y se encontró una red de citaciones en 14.64 %, y en el que se reportó que el maltrato infantil se constituye en un factor que predice la conducta suicida. Finalmente, el Clúster 4, que corresponde a la relación entre comportamiento suicida y uso de antidepresivos en infantes y adolescentes, conformó el 13.89 % de la red citaciones, y en el que se encontró una relación significativa entre el uso de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y el aumento de la ideación y el riesgo suicida (Figura 3).
Discusión
El presente estudio con enfoque cienciométrico tuvo como propósito analizar la producción científica sobre los factores de riesgo conducentes al suicidio en niños, niñas y adolescentes, implementando la teoría de grafos. Los análisis implementados permitieron identificar el desarrollo de la producción científica, los principales avances de investigación actual y la variabilidad de factores biopsicosociales relacionados con la conducta suicida.
En relación con los hallazgos reportados en los estudios del Clúster 1, los estudios consultados señalan como predictores del comportamiento suicida en niños y adolescentes antecedentes de ideación e intento suicida, así como problemas psiquiátricos tales como ansiedad y depresión. En algunos estudios se ha constatado que el estado de ánimo deprimido aumenta significativamente el riesgo de intento de suicidio, lo que puede ocasionar conductas impulsivas, agresivas y temerarias, lo que a su vez induce comportamientos de autolesión intencional (Gómez et al., 2020). Este predictor representa un riesgo más alto en la adolescencia temprana (Guo et al., 2023), y puede estar vinculado con variables de tipo contextual y social, asociadas con dificultades para satisfacer necesidades tales como pertenencia a un grupo social (Gómez et al., 2022).
De acuerdo con los hallazgos documentados, se puede concluir que es fundamental detectar tempranamente factores de riesgo, así como diseñar, aplicar y evaluar programas de prevención en las instituciones educativas, desde un enfoque contextual e intercultural, especialmente centrado en la articulación de componentes de intervención (Núñez et al., 2006), con el propósito de reconocer factores sociodemográficos, psicosociales y clínicos conducentes a la conducta suicida en esta población (Guo et al., 2023; Villarreal-Otálora et al., 2023).
En cuanto al Clúster 2, se encontró que la intencionalidad del acto autolítico representa una diferencia clave. La autolesión no suicida (NSSI, por sus siglas en inglés) surge con la intención de reducir malestar emocional relacionado con ansiedad, culpa, enojo y tristeza; mientras que en la conducta suicida (CS) hay una mayor tendencia a terminar con la vida (Chartrand et al., 2015). Ambos casos son formas de daño autoinfligido en el que la NSSI se ha planteado como factor predictivo del intento suicida (Mars et al., 2019). Sin embargo, las variables que contribuyen a la transición de la NSSI a la CS no están totalmente establecidas, ni los límites que existen entre ambos tipos de conductas (Chartrand et al., 2015). Lo anterior hace difícil la clasificación de estas conductas, y puede derivar en desenlaces indeseados y costosos en ambientes clínicos, como crisis emocionales, internación en ámbitos hospitalarios y, en casos extremos, la muerte.
Los principales factores asociados con la NSSI y la CS son: emocionales: ansiedad, problemas en la regulación del afecto y síntomas depresivos; cognitivos: pensamientos de desesperanza, déficits en las habilidades verbales; conductuales: impulsividad y consumo de sustancias psicoactivas; sociales: dificultades en el reconocimiento facial de las emociones, déficits en la cognición social, en habilidades sociales, en resolución de conflictos y en comunicación interpersonal; familiares: padres separados, antecedentes criminales en los padres, ambientes familiares agresivos y disfuncionales, muerte de alguno de los progenitores, violencia intrafamiliar; antecedentes: abuso físico y sexual (Afifi et al., 2014; Biscond et al., 2023; Edwards et al., 2022; Gómez et al., 2020; Liu et al., 2023).
Los pensamientos dirigidos al suicidio y a la muerte tienen implicaciones significativas en el momento de explicar la relación entre la identificación implícita con la muerte y las cogniciones negativas en la predicción de intento de suicidio y la NSSI en adolescentes (Gómez et al., 2020). Así mismo, los factores de riesgo cognitivo con valencia negativa se constituyen en uno de los componentes más relevantes en el modelo diátesis-estrés sobre los pensamientos y comportamientos autolesivos, (Wu et al., 2022), en la teoría interpersonal-psicológica del suicidio (Joiner, 2005) y en el modelo cognitivo del suicidio (Wenzel & Beck, 2008).
Estos hallazgos tienen importantes implicaciones, tanto para el desarrollo de futuros estudios como para la evaluación del riesgo suicida en el contexto clínico, especialmente para dar cuenta de la asociación entre la identificación implícita con la muerte y los pensamientos negativos predictores de la NSSI y el CS en adolescentes. No obstante, estas conexiones no se han evaluado de manera suficiente a nivel empírico (Cha et al., 2018). Otro aspecto fundamental a destacar del análisis de los estudios revisados fueron los resultados sobre el papel de las atribuciones negativas y de los eventos estresantes para explicar la NSSI, lo que deriva en un aspecto adicional al modelo diátesis-estrés, dado que las variables de vulnerabilidad cognitiva interactúan con los factores de riesgo del contexto (Abela & Sullivan, 2003; Cha et al., 2018; Wenzel & Beck, 2008).
El Clúster 3 permite establecer la relación del abuso infantil con la conducta suicida. Al respecto, se ha reportado que el maltrato infantil es un factor que predice el comportamiento suicida, los trastornos mentales y la agresividad interpersonal (Gómez et al., 2020; Peng et al., 2022; Soylu et al., 2022). De acuerdo con Gómez et al. (2020), hasta hace poco se ha logrado estudiar con mayor precisión los procesos psicológicos que asocian el maltrato infantil con las conductas suicidas, las variables que median esta relación y las diferencias sobre las experiencias particulares al abuso de la infancia y maltrato físico. Adicionalmente, se ha encontrado que la exposición al abuso físico en edades tempranas, entre los 3 y 5 años, aumenta de manera significativa la probabilidad de desarrollar trastornos del estado del ánimo e ideación suicida (Peng et al., 2022; Siddik et al., 2024; Sun et al., 2024).
Finalmente, en el Clúster 4, en el que se analizó la conexión entre la conducta suicida y el uso de antidepresivos en infantes y adolescentes, se encontró una relación significativa entre el uso de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y el aumento de la ideación y el riesgo suicida (Hammad et al., 2006). En Estados Unidos y algunas naciones europeas se emitieron alertas de salud pública sobre una posible relación entre ISRS para el tratamiento de la depresión y los pensamientos y conductas orientadas al suicidio, lo que requirió un cambio en el etiquetado, que incluyó una advertencia de recuadro negro con respecto al uso de ISRS en todos los grupos de edad.
Estas advertencias de “caja negra” promovieron el desarrollo de estudios que han mostrado que no existe una asociación causal directa entre los ISRS y los antidepresivos de nueva generación (NGAs) con el incremento del riesgo de conducta autolítica en niños, niñas y adolescentes diagnosticados con depresión (Cooper et al., 2014; Dudley et al., 2008).
A partir de lo anterior, se puede decir que se ha explorado la asociación entre las tasas de prescripción de antidepresivos y las tasas de suicidio en diferentes períodos de tiempo. Los hallazgos demostraron que cuando se disminuyó la prescripción de ISRS en adolescentes en Estados Unidos y en Holanda, con posterioridad a las advertencias, la tasa de suicidio aumentó en ambos países (Gibbons et al., 2007), mientras que la prescripción de ISRS se asoció con tasas de suicidio más bajas en la infancia y en la adolescencia (Dudley et al., 2008). Cabe resaltar que cuando se compararon las tasas de CS con los ISRS y los inhibidores de la recaptación de serotonina-norepinefrina (SNRIs) no se hallaron diferencias estadísticamente significativas (Cooper et al., 2014).
Los trabajos que involucran los clústeres analizados implican diversos factores que operan como predictores de la conducta suicida, en la que se identificaron factores de riesgo de tipo emocional (depresión y ansiedad), cognitivo (ideación suicida), conductual (uso de antidepresivos), familiar (antecedentes de abuso físico), que mantienen coherencia con lo documentado en estudios previos (Coutinho de Mello et al., 2021; Cramm et al., 2023; Dilillo et al., 2015; Gómez et al., 2020; Guo et al., 2023; Kaplan & Szapu, 2019; Zouk et al., 2006).
Este estudio aporta un conocimiento sistematizado a partir del algoritmo basado en la teoría de grafos, que ha permitido identificar los diferentes factores de riesgo y comorbilidad en salud mental que deben considerarse en los procesos de evaluación, tratamiento y seguimiento clínico en pacientes de niños, niñas y adolescentes con manejo antidepresivo, así como los aspectos emocionales, cognitivos, familiares, sociales y biológicos involucrados en el riesgo suicida.
Tal como se ha mostrado en trabajos previos para los casos de depresión moderada a grave, se recomienda el monitoreo clínico constante y el tratamiento articulado entre psicoeducación, psicoterapia y farmacología (Londoño-Pérez et al., 2022; Moreno Méndez et al., 2023); y, aunque los NGAs pueden ocasionar efectos secundarios indeseables, se considera que son efectivos para la depresión (Dudley et al., 2008). Así, el beneficio en el manejo farmacológico de la depresión sobrepasa los posibles riesgos, y que un buen seguimiento en salud mental puede evitar la ocurrencia de conductas autolíticas (Dilillo et al., 2015). Es necesario generar procesos de seguimiento a pacientes basados en la psicoeducación, y se resalta la importancia de la formación del personal de psicología, medicina, psiquiatría y demás profesionales de la salud mental para dar manejo adecuado y tratar las emociones, cogniciones y conductas conducentes a un mayor riesgo de ideaciones y conductas suicidas en esta población (Gibbons et al., 2007).
Finalmente, es esencial destacar que la mayoría de las investigaciones encontradas se han llevado a cabo con métodos de tipo transversal, siendo necesario realizar a futuro estudios de seguimiento evolutivos, con el propósito de establecer con mayor exactitud la incidencia de los eventos adversos de la infancia en la salud mental, su impacto en la ideación e intento suicida, así como examinar si los componentes proximales identificados en los estudios consultados median o soslayan la asociación de experiencias como el maltrato, el abuso y la adversidad infantil con la conducta suicida.
Adicionalmente, es fundamental evaluar de manera más precisa los diversos eventos adversos tempranos que ocurren durante la infancia y la adolescencia que median, y posteriormente predicen, las conductas autolíticas en la adultez, así como la diversidad de procesos biológicos y psicosociales implicados en el desarrollo de comportamientos suicidas en niños, niñas y adolescentes, debido a que no han sido suficientemente explorados.
Los hallazgos del presente estudio merecen contemplarse con base en varias limitaciones, entre las que se encuentran: no se consultaron tesis de maestría y doctorales; adicionalmente, no se tuvieron en cuenta fuentes de acceso restringido que podrían haber contribuido a la profundización de los hallazgos sobre el suicidio infantil y adolescente, importantes a considerar para próximos estudios.