El presente estudio analiza los roles tradicionales y roles de nuevo tipo en torno a la figura del padre en familias biparentales chilenas, tal como se presentan a través del imaginario social denominado representaciones simbólicas. Se abordaron los roles de la figura paterna en transición a consecuencia de las transformaciones sociales experimentadas en Chile en las últimas décadas, que afectaron la cotidianidad de sus habitantes.
Distintos autores (Comas, 2016; Fonseca, 2019; Vera, 2022) han contribuido al estudio de la parentalidad masculina e indican avances significativos vinculados, entre otros factores, al impulso de los movimientos femeninos por su incorporación a lo público, lo que también conlleva nuevos posicionamientos y cambios en los roles tradicionales de la familia y ajustes a los requerimientos y representaciones sociales paternos y maternos.
La paternidad ha sido construida de maneras específicas en cada sociedad en un momento histórico dado y es afectada por los procesos socioculturales que se despliegan en dicho momento. No hay una paternidad para todas las culturas y sociedades humanas (Olavarría & Parrini, 2000), por lo que se puede continuar observando el rol tradicional del padre como principal proveedor económico del hogar, figura de autoridad en la familia y con escasa participación en la crianza de los hijos, tarea que recae fuertemente en la madre, la cual dentro de su rol asume la crianza, apoyo afectivo y labores del hogar. Esto evidencia poca atención a la equidad en las labores domésticas y de reproducción de la crianza en cuanto a las responsabilidades del hogar. Pero, también avanza el rol de nuevo tipo (Olavarría & Parrini, 2000; Vera, 2022), que se puede observar en los padres jóvenes, quienes, si bien mantienen la característica de proveer económicamente al hogar, presentan mayor responsabilidad en la crianza y cuidado de los hijos, pasan de ser solo figura de autoridad a incluirse como una persona cercana y colaborativa en las tareas derivadas de la crianza.
La presente investigación tuvo como objetivo principal conocer los cambios en el rol parental dentro de las familias biparentales chilenas, desde una perspectiva de padres de la ciudad de Chillán, región de Ñuble. Los objetivos específicos fueron: 1) definir las características del rol paterno tradicional en las familias biparentales chilenas, 2) definir las características del rol paterno de nuevo tipo en las familias biparentales chilenas, 3) destacar los cambios del rol paterno tradicional y de nuevo tipo en las familias biparentales chilenas.
Teoría bioecológica de Bronfenbrenner
Este estudio recoge, como base conceptual, aspectos de la teoría bioecológica de Bronfenbrenner (1987), que explica las distintas realidades, ya sean individuales, familiares, sociales y culturales, como sistemas que se deben concebir de manera articulada dentro de otros sistemas compuestos por diferentes subsistemas, que, a su vez, se relacionan entre sí de manera dinámica. Bronfenbrenner (1987), señala la existencia de cinco sistemas: microsistema, mesosistema, exosistema, macrosistema y cronosistema. Desde esta teoría, puede considerarse al rol paterno dentro del sistema biparental, el cual está compuesto por las vivencias, las realidades sociales y familiares, y las representaciones otorgadas por los mismos padres que han visto y desarrollado la paternidad.
Familia
Se entiende la familia como una constitución social y demográfica, donde se distribuyen distintos sistemas y subsistemas, los cuales cumplen con determinadas funciones y roles, que permiten la configuración de una estructura familiar (Irueste et al., 2020).
Ahora bien, la conceptualización de familia de la primera mitad del siglo XX correspondía a las familias nucleares o familias biparentales, conformadas por un matrimonio y sus hijos en común. Sin embargo, con el paso de los años, se han presentado importantes cambios en la sociedad posmoderna, lo que ha llevado a la desinstitucionalización de lo que se conoce como familia hoy. La legitimidad del divorcio, la reproducción asistida, los avances en medios tecnológicos y las modificaciones en las representaciones sociales han generado que se incorpore una nueva visión sobre el rol de madre, la paternidad, la diversidad sexual, entre otros (Irueste et al., 2020). Ante todas estas transformaciones, se ve la necesidad de diversificar e indagar en los modelos y estructuras familiares actuales.
Guzmán et al. (2019) señalan que las familias pueden dividirse en tipologías según su forma y funcionamiento, por ejemplo: a) familias nucleares, b) familias extendidas, c) familias monoparentales, y d) familias homoparentales. En la presente investigación se trabajó con familias nucleares biparentales. Las mismas están establecidas por ambos padres e hijos (Guzmán et al., 2019) y se caracterizan por cumplir con criterios como la unión en matrimonio y la heterosexualidad. Estas características marcan ciertas diferencias con otras estructuras familiares actuales, que muestran mayor apertura ante los requerimientos de la sociedad (Irueste et al., 2020).
La elección por este tipo de familia en la investigación radica en que corresponde a la más encontrada en el país, con una cantidad de 1.626.370 hogares con familias nucleares biparentales, de un total de 5.651.637 hogares en Chile (Instituto Nacional de Estadísticas, 2017). Ahora bien, más allá del tipo de familia elegido, el interés reside principalmente en los roles que se ejercen dentro de las familias y en particular en el rol paterno.
Roles familiares y el rol paterno
Los roles familiares corresponden a la manera en las que las familias se desenvuelven dentro de la cultura en la cual se encuentran inmersos. A través de estos roles las familias se constituyen y desarrollan tomando un papel fundamental en la sociedad, debido a que rigen las pautas de funcionamiento y estabilidad familiar (Delfín et al., 2021).
En relación con el rol paterno, Oliveros (2019) menciona que este está compuesto por un eje doméstico y un eje público, donde el primero hace referencia a las funciones de paternidad y el segundo está constituido por el trabajo. Aguayo et al. (2021) destacan la importancia del rol paterno en la vida de los hijos, ya que la paternidad activa tendría efectos positivos en su bienestar, aun cuando se ejerce con la figura paterna residiendo fuera del hogar. Asimismo, la paternidad responsable beneficia en aspectos de igualdad de género y en la autorrealización de los padres.
En Chile se puede observar cómo los roles de la familia son delimitados estableciendo al padre como jefe de hogar, un hombre activo y trabajador; mientras que sobre la madre recaen las labores de crianza de los hijos (Undurraga & López, 2021; Uribe, 2020). Es así como se ha perpetuado a través de los años la idea de familia donde existe un padre proveedor y una madre a cargo del cuidado de los hijos (Delfín et al., 2021).
A través de las políticas públicas la sociedad ha restringido el ejercicio de ciertos derechos de hombres y mujeres, por lo que ellos se han visto limitados de ejercer tareas de cuidado y crianza de los hijos (Vera, 2022). De hecho, en Chile, el padre solo tiene derecho a siete días de licencia postnatal, lo que no promueve suficientemente las condiciones para una paternidad activa desde el nacimiento. Por otra parte, y a pesar de los avances sociales significativos, la cultura continúa asignando a la mujer el rol de madre cuidadora y protectora de los hijos y del hogar, lo que interrumpe el desarrollo en las demás áreas de su vida (Uribe, 2020; Vera, 2022).
Resulta notoria la inequidad entre los derechos que poseen hombres y mujeres dentro de las labores y roles familiares. El modelo de familia tradicional, devenido de la cultura, sociedad y políticas existentes, coarta la acción de padre y madre dentro de su rol de crianza, pero también dentro de su desarrollo personal. Las labores de cuidado han sido naturalizadas por la sociedad como una tarea propia de la mujer, la cual poseería aspectos morales y afectivos intrínsecos en su naturaleza para llevar a cabo este rol (Comas, 2016). Esto limita el desenvolvimiento de la mujer en otras áreas importantes de su desarrollo personal, ya que recae en la figura de la mujer-madre la responsabilidad de dedicar gran parte de su vida a la crianza de los hijos. En el caso de los hombres, Comas (2016) manifiesta que se encuentran en desventaja con respecto a la crianza, principalmente por consecuencia de las políticas sociales existentes y debido a la naturalización del hombre como persona económicamente proveedora del hogar. Las oportunidades laborales existentes suelen ser mayormente favorecedoras para el hombre, quién también goza, en gran parte de los casos, de una remuneración mayor a la que se entrega a mujeres que se desempeñan en los mismos cargos. Es por esto que el desempeño del hombre como encargado de cuidar y criar a los hijos se vuelve poco efectivo para el desarrollo de una familia (Comas, 2016; Uribe, 2020; Vera, 2022).
Dentro de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen), presentada en el año 2017, se menciona que los hombres eran los principales perceptores de ingresos en el 61.5 % de los hogares chilenos, frente a un 38.5 % donde las mujeres fueron las principales perceptoras. En otras palabras, en Chile los hombres son los principales sostenedores económicos del hogar (Ministerio de Desarrollo Social y Familia. Observatorio Social, 2017). Debido a las inequidades en las ganancias, el hombre se ve obligado a continuar en el rol de proveedor económico, deja de lado así su rol de padre y cuidador en pos de asegurar mayores ingresos económicos para el hogar y, por lo tanto, mejores condiciones de vida.
Rol del padre tradicional y del nuevo tipo
El rol tradicional del padre se caracteriza por ser un modelo de paternidad clásico y arcaico, en el cual el hombre responde a la cultura predominante dentro del marco patriarcal, que impone a la figura del padre como hegemónica, dominante y superior sobre los demás integrantes del grupo familiar (Márquez et al, 2021; Olavarría & Parrini, 2000; Valdés et al., 2023). Garzón (2020) menciona que estas características de la paternidad son formadas a partir de la observación y repetición de pautas aprendidas tanto del grupo social como en la cultura en la que el padre se encuentra inmerso. Retomando la misma idea, Fonseca (2019) explica que los varones de cada familia interiorizan pautas generacionales, las cuales incorporan siguiendo el modelo de sus figuras paternas, estas se perpetúan según los mandatos de la sociedad, que exige y presiona a los hombres a demostrar hombría a través de sus actos. Dentro de estas pautas el varón, al asumir el rol de padre, debe proveer económicamente al hogar y tomar el control de la familia para demostrar su fortaleza e independencia, así como presentar escasos gestos de cariño o afecto y fragilidad (Olavarría & Parrini, 2000).
No obstante, diversos autores vinculados a investigaciones sobre la familia (Fonseca, 2019; Madrid et al., 2020) describen la presencia y el desarrollo de un nuevo rol de padre denominado rol de nuevo tipo, con características distintivas respecto al anterior. Quintero (2021) menciona que, si bien las características tradicionales se mantienen vinculadas a la paternidad, los cambios transformacionales que han ocurrido en torno a la familia han generado que el rol de padre evolucione. Tales características se refieren a que el padre deba ser partícipe en los procesos afectivos y de crianza dentro del núcleo familiar, que pueda generar canales de comunicación con los hijos con el fin de propiciar espacios de vínculo, además de modificar las formas de ejercer la autoridad.
Por otra parte, Quiroz y López (2019) hacen referencia a los cambios que el rol paterno ha incorporado siguiendo las transformaciones de la sociedad contemporánea, incluyendo la participación activa del padre en la crianza de los hijos, el diálogo asertivo y los gestos de afectividad en la comunicación. Además, se promueve una figura paterna comprensiva y contenedora, que fomenta los vínculos de manera activa e integral.
Representaciones simbólicas
Finalmente, para la realización del marco metodológico se utilizó el concepto de representaciones simbólicas, en el que se basó el instrumento de recolección de datos de esta investigación. Las representaciones simbólicas, según Pichón-Rivière (1985), hacen referencia a representaciones compartidas que se tienen en la sociedad acerca de un aspecto en específico, que juegan un papel fundamental dentro del imaginario social. Este concepto se conforma por tres tópicos: a) ideas, definidas como representaciones mentales que surgen del razonamiento o imaginación, creadas sobre un aspecto del mundo real o imaginario en el que se encuentra el sujeto; b) imágenes que hacen referencia a representaciones originadas desde la percepción o el recuerdo de un sujeto, que nacen de una experiencia vivida o imaginada por este; c) estereotipos, ideas, imágenes o creencias inmutables que se tienen sobre un colectivo que son aceptadas por un grupo o por la sociedad.
Para Bruner (2000), el ser humano recrea la realidad a través de las representaciones simbólicas en sus relaciones con el mundo. La cultura define dichas actualizaciones simbólicas de cada época dada por la capacidad humana individual para captar relaciones simbólicas de “representación” a través de códigos simbólicos construidos. Por otra parte y de manera más “intersubjetiva”, la representación simbólica se ve más centrada en cómo los humanos desarrollan la capacidad para conocer los pensamientos, intenciones, creencias de los otros, por lo que la paternidad es en sí misma una construcción social adaptada a la individualidad del sujeto mediatizada por la influencia social.
Método
Para responder a los objetivos de la investigación se trabajó desde el enfoque cualitativo, el cual se caracteriza por estudiar la temática a partir de los significados que los sujetos otorgan a determinadas experiencias en un contexto natural desde una perspectiva comprensiva, en la cual los recursos discursivos y narrativos están al servicio de la construcción de significados de las personas (Hernández & Mendoza, 2020). El paradigma cualitativo permite comprender el lenguaje como producción simbólica, por lo que adquiere un rol esencial en la construcción de sentidos y significados personales y sociales de la paternidad.
Asimismo, se realizó un análisis narrativo específico dentro del análisis de las entrevistas de los participantes de la muestra. Esto permite estudiar la narrativa del discurso de los participantes con la finalidad de observar las historias de vida, las perspectivas sociales y culturales, así como las experiencias familiares e individuales desde el reflejo de la subjetividad de cada uno de ellos, lo que posibilita ahondar e interpretar en el contenido expuesto (Rodríguez, 2020; Schöngut-Grollmus & Pujol, 2015).
Diseño
La investigación es de corte fenomenológico empírico, debido a que el objetivo fue explorar las experiencias parentales compartidas de los participantes del estudio, y se enfoca en la esencia de las experiencias (Hernández & Mendoza, 2020).
Participantes
La invitación a los participantes de la muestra fue dada por la proximidad a contextos laborales y educativos compartidos, así como un proceso de aproximación individual por redes sociales y bases de datos del Centro de Atención Psicológica CEPSICO, dependiente de la Universidad del Bío-Bío y sus múltiples lazos de vinculación con el medio.
Los participantes pertenecen a los siguientes lugares: juntas de vecinos de Chillán; trabajadores del área administrativa de la Universidad del Bío-Bío de Chillán; y personas derivadas de conocidos. La población requerida para el estudio debió cumplir con los criterios de inclusión y exclusión correspondientes: ser hombres de veinticinco años o más, con educación media completa, que ejerzan el rol paterno, pertenecientes a una familia de tipo biparental, que mantengan una convivencia física cercana y habitual con su pareja e hijos, haber ejercido la paternidad al menos durante tres años y pertenecer a la zona urbana de Chillán. La lista de participantes puede visualizarse en la Tabla 1.
Procedimientos
Se comenzó contactando directamente a algunos padres, dentro de los que se encontraban funcionarios administrativos de la Universidad del Bío-Bío, y otros hombres interesados en participar. Posteriormente, se utilizó el muestreo por redes (Hernández & Mendoza, 2020), se solicitó a los padres interesados identificar a nuevos participantes que se pudieran incorporar a la muestra.
Al contar con la cantidad adecuada de participantes, se procedió a realizar un filtro de discriminación en base a los criterios ya expuestos, se seleccionaron así 13 padres para la investigación. Estos se dividieron en dos rangos etarios: 7 padres de 20 a 39 años y 6 padres de 40 a 65 años.
El formato de entrevista semiestructurada contiene 16 preguntas en total, que para una mejor pesquisa de la información se dividieron entre los ítems de estereotipos, ideas e imágenes, los cuales se extraen del concepto de representaciones simbólicas presentado en la revisión teórica expuesta.
Posteriormente, se aplicó la entrevista semiestructurada, dos de estas entrevistas se realizaron vía online para facilidad de los participantes, mientras que las demás se hicieron de forma presencial. Cabe mencionar que se incluyeron los resguardos éticos de investigación, tal como el consentimiento informado con el fin de propiciar el respeto hacia el participante, libertad y tolerancia hacia las opiniones relatadas, garantía de seguridad y responsabilidad (Inguillay et al., 2020). El protocolo de esta investigación obtuvo el aval del Comité de Bioética y Bioseguridad dependiente de la Dirección de Investigación de la Universidad del Bío-Bío.
Luego de esto, las entrevistas fueron transcritas a texto para poder ejecutar el análisis categorial con el fin de poder recoger el contenido y analizar cada una de las perspectivas de los participantes de la investigación.
En cuanto al análisis interpretativo de la información proporcionada dentro de las entrevistas, se llevó a cabo a través de los postulados del análisis narrativo (Schöngut-Grollmus & Pujol, 2015), el cual nos permite reconocer las acciones que el sujeto narra, ya que a través de esto el individuo articula los acontecimientos que construyen significados y otorgan valor al aprendizaje social (Rodríguez, 2020). De forma inicial, se realizó una lectura aproximativa a las narraciones de los participantes, donde se procedió a escuchar sus discursos, leer los registros de entrevista, además de analizar la información inicial proporcionada. Luego se ejecutó un análisis estructural más profundo y consistente, a través de la lectura de diálogos y la escucha repetitiva en las transcripciones de las entrevistas, realizando un proceso interpretativo en relación con el reconocimiento de los elementos conceptuales coincidentes y divergentes dados por cada uno de los participantes dentro de sus narraciones. Esto permitió el estudio sistemático de cada experiencia personal y de significados otorgados en la conjunción de los relatos (Sparkes & Devís, 2007).
A partir de ese análisis, se propició la elaboración de esquemas conceptuales organizados, que permitieron definir y determinar las temáticas emergentes en cuanto al rol paterno, así como también brindó relatos orientados a los objetivos de la investigación en cuanto a las características más repetitivas del rol paterno tradicional y de nuevo tipo al dar cuenta de nuevos nudos temáticos en cuanto a la información proporcionada en los diferentes discursos, donde emergieron categorías como el rol de la madre, cambios generacionales y adaptabilidad (Silva, 2017).
Finalmente, se realizó el proceso de triangulación con el objetivo de encontrar patrones de convergencia para poder ejecutar una interpretación global del objeto de estudio a través del consenso entre los investigadores y la fuente de datos proporcionada (Okuda & Goméz, 2005). Es por ello que se trianguló la información recabada de los discursos de la muestra con las categorías -a priori y a posteriori- contenidas en la literatura revisada anteriormente en el marco teórico de la investigación. La fase de análisis categorial es presentada en la Tabla 2.
Resultados
Como se muestra en la Tabla 2, desde el primer objetivo específico de la investigación, que buscó definir las características del rol paterno tradicional en las familias biparentales chilenas, se desprendieron las siguientes categorías a priori: sustento económico, relaciones vinculares con los hijos, participación en labores de crianza y características del padre. Las mismas categorías a priori utilizadas en el segundo objetivo específico, que corresponde a definir las características del rol paterno de nuevo tipo en las familias biparentales chilenas. Sin embargo, las subcategorías presentan diferencias para cada objetivo específico presentado.
La categoría sustento económico hace referencia a que el padre ejerce un papel de proveedor fundamental dentro de la familia, donde los participantes manifestaron que, en los núcleos familiares, el padre tenía el deber de cumplir con esta obligación como cuidado para los hijos.
Mi papá nació en el año 45, su crianza como padre en realidad era solamente hasta cierto punto proveer, que sería como lo más básico que es proveer (Sujeto 9).
Es que mi papá tuvo una crianza que se basaba mucho en el trabajo, y eso me lo traspasó a mí, porque el trabajo es super importante (…) mi papá fue muy apegado al trabajo. Entonces, para él, que no nos faltara nada era su forma de dar cariño (Sujeto 6).
Las relaciones vinculares con los hijos se manifiestan como una escasa relación emocional-afectiva que se da dentro de los vínculos padre-hijo, donde se presentan la falta de apoyo y de contención emocional, además de la inexistencia de gestos de cariño y amor.
¿Mi papá? Bueno, yo le decía papá... Porque yo escuchaba que todos decían papá. O sea, en ese sentido igual fue bueno porque nunca pasé hambre, nunca pasé frío. Pero yo encuentro que faltó el dedicarse más a uno. Hacerte más cariño (…). Me hubiese gustado que hubiese sido diferente. Porque en realidad nunca (…) me demostró cariño” (Sujeto 5).
En cuanto a la participación en las labores de crianza, el padre dedica una escasa o inexistente participación en las tareas que se presentan en la dinámica familiar, donde se pueden mencionar la poca cantidad de tiempo invertido con los hijos en relación con dinámicas de juegos, acompañamiento en tareas escolares, ambientes sociales y espacios familiares.
Un papá muy proveedor; pero, a la vez, en ese mismo punto ausente, como que salía todo el día y llegaba a la noche, al final era como eso. Teníamos pocos momentos para decir papá compartamos, juguemos (Sujeto 6).
Antes pasaba que muchos papás no salían solos con sus hijos. Yo de repente voy con las chiquillas a la plaza en bracitos, de la mano o en el coche, pero eso no se veía antes, era la mamá la que siempre sacaba a pasear al niño, y el papá estaba trabajando o el papá se iba a jugar a la pelota, a tomar y todas esas cosas (Sujeto 6).
Finalmente, dentro de las características expuestas respecto del padre, se observa la adscripción a un rol de corte tradicional con un sujeto estructurado y frío, que representa una figura castigadora y de principal autoridad, dedicado íntegramente al rol de proveedor de recursos económicos y materiales.
Mi papá, yo diría que él era de otra generación, él era más un proveedor económico de la familia, no era muy cercano emocionalmente en un primer momento, era un padre más distante, más frío, por así decirlo, en cuanto a lo emocional. No era tan presente, era un papá que trabajaba mucho, que estaba muy preocupado de que hubiera todo lo necesario para todos, pero la parte emocional no la tenía muy desarrollada en un comienzo (Sujeto 11).
Siempre me acuerdo, nunca se me olvidó, que a las diez teníamos que estar acostados, sin importar qué, ¿y quién se acuesta a las diez en verano?, pues nosotros teníamos que acostarnos. O sea, lo que él decía se hacía, ahí había una sola voz de mando, y era de mi padre (Sujeto 12).
La Figura 1 contiene el análisis de los resultados del primer objetivo específico, donde se destaca la recurrencia de las subcategorías dentro de las entrevistas de cada participante. En esta categoría de rol tradicional, las recurrencias se encontraron principalmente en las entrevistas del rango etario de 40 a 65 años.
Respecto del segundo objetivo específico, la primera categoría hace referencia al sustento económico compartido, el cual propone que tanto padre como madre, de manera equitativa, están involucrados en solventar económicamente el hogar.
Tanto yo como mi polola podemos ser el proveedor de la casa, en muchas partes pasa que la mujer es la que trabaja y el hombre se queda en la casa, entonces, depende mucho de qué rol o cómo lleves tú las funciones con tu pareja, o qué es mejor para la familia en general (Sujeto 6).
También el tema económico lo compartimos, no soy solamente yo el proveedor o solamente mi pareja, sino que ambos nos enfocamos, nos dividimos un poco las cuentas de la casa y ambos aportamos de forma equitativa a mantener económicamente la casa (Sujeto 11).
En cuanto a la relación vincular con los hijos, corresponde a que el padre mantiene un vínculo emocional y afectivo de manera activa y cotidiana con sus hijos, es un soporte y apoyo emocional dentro de la familia.
Un padre amoroso, que pueda estar siempre dispuesto a hablar con los hijos. A poder ser su amigo. Porque eso yo creo que es muy importante para los hijos hoy en día, porque se está viviendo una etapa muy difícil en la juventud. Entonces (…) necesitan una conexión más grande los padres con los hijos (Sujeto 3).
Siento que la sociedad hoy en día también espera que uno, aparte de proveer lo material, se comprometa más con una crianza más emocional. Ya no solamente basta con proveer materialmente, sino también de entregar otro tipo, satisfacer otro tipo de necesidades más emocionales (Sujeto 11).
La participación en labores de crianza propone que los padres tengan participación activa y cotidiana dentro de las tareas ejecutadas para con los hijos en el hogar, como pueden ser las labores domésticas, la participación en los quehaceres educativos con los hijos, las dinámicas de juegos, y el cuidado que se da dentro de la crianza.
En una familia, yo creo que... Compartir las labores con la pareja principalmente, (…) de repente uno hace una cosa, uno hace otra, según los tiempos, según las ganas y según lo que les gusta o de repente prefiere así. Por ejemplo, (…) yo lavo la loza, yo lavo la ropa y así (…). Con los hijos, lo mismo, (…) en llevarla al colegio, dejarla, de repente uno puede, el otro no puede, o de repente nos cuesta a los dos (…). Eso finalmente, como un equipo (Sujeto 1).
Mi papá con nosotros compartió mucho, jugó mucho. Yo creo que él era un niño más con nosotros. Lo que yo recuerdo de él es que si había que salir, salíamos. Si había que jugar, jugábamos. Un excelente padre. Nunca me pegó o nos pegó. Siempre un consejo (Sujeto 7).
Asimismo, en las características del padre, estas se describen como una figura cercana, cariñosa, que promueve normas y valores hacia la familia, además de presentar flexibilidad y tolerancia ante las situaciones que se den dentro del núcleo familiar.
Tratar de solucionar los problemas de forma conversada en la casa, llevar todo en armonía mediante el diálogo, la conversación, los acuerdos. (…) Preocupado del área emocional, del área académica (…). Tratar siempre de estar muy pendiente de lo que pasa con sus hijos, muy cercano a ellos, siempre generando mucha confianza para decir las cosas. (…) Yo definiría que el papá ideal no es un papá perfecto, sino un papá que trata de estar pendiente de las situaciones y que asume las limitaciones de sus hijos y las de uno mismo (Sujeto 11).
Trato de ser lo más comprensivo posible, por eso igual aplicamos la crianza respetuosa, entonces tratamos de que ya, relájate tú primero, regúlate y después habla con el niño, porque si no, no vas a poder (…). Entonces en ese sentido es como una forma efectiva (…), yo digo que..., como protectora, pero a la vez muy de conectar, como muy de conversar (Sujeto 6).
En la Figura 2 se presenta un resumen del análisis de los resultados del segundo objetivo específico. En este caso, dentro de la categoría de rol de nuevo tipo, las recurrencias se encontraron principalmente en las entrevistas del rango etario de 20 a 39 años.
El tercer y último objetivo específico se define como destacar los cambios del rol paterno tradicional y de nuevo tipo en las familias biparentales chilenas. Tal objetivo tuvo como finalidad contener las categorías emergentes que se presentaron dentro de la investigación. Las categorías recolectadas fueron: 1) rol de la madre, 2) cambios generacionales y 3) adaptabilidad.
El rol de la madre se describe como una figura que representa el soporte fundamental del núcleo familiar, está presente dentro de todas las labores, tanto del área emocional, material, social y psicológica, apoyando a cada integrante de la familia.
En la preocupación de los hijos, que no les falte nada, (…) que no se enfermen. La madre, yo creo que, tiene una responsabilidad muy grande. Yo me saco el sombrero por ellas, por la preocupación hacia sus hijos. (…) Tienen un compromiso grande. Muy grande. Por sobre el compromiso que uno tiene con los hijos. Que ellas sean madres, son todo (Sujeto 7).
Nos cuidaba, limpiaba la casa también. Eso más que nada, se preocupaba de nuestra salud; si teníamos que ir al médico, al doctor, ella nos llevaba al hospital (…). Era mucho más la confianza, con ella podía hablar de todo lo que no podía hablar con mi papá (Sujeto 4).
Respecto a los cambios generacionales, se identificaron modelos y patrones de crianza, los cuales fueron marcados por la diferenciación entre el rol antiguo (tradicional) y nuevo (de nuevo tipo) que describieron los participantes. Además, estos participantes presentaban juicios de valor respecto a las características, actitudes y acciones del rol del padre, lo caracterizaban como adecuado o inadecuado en relación a las situaciones relatadas. En base a lo anterior, según estos mismos juicios de valor, los padres marcaban cambios en su forma de crianza y dentro de la dinámica familiar con la finalidad de perpetuar su propia perspectiva del rol de padre.
Bueno, yo he vivido eso. Yo creo que me faltó más con mi padre. Y yo creo que capaz que eso es lo que quiero transmitir a mi hijo. Que tenga confianza conmigo. Que pueda contarme esos problemas y todo eso. (…) Como se ven distintas realidades, como que quieres sopesar esas cosas (Sujeto 3).
Antes la figura del padre era más temible, (…) como se dice en inglés, close mind, una mentalidad cerrada. Y ahora la mentalidad es más abierta, hay más tolerancia. Eso es bueno porque inspira o ayuda a los jóvenes a sentirse bien con su forma de pensar. (…) Una persona de edad generalmente va a hablar de la paternidad de una forma diferente. A lo mejor va a decir que la violencia o el castigo físico son justificables. Igual hay muchas personas que no son así, obviamente, pero dependiendo de la edad, dependiendo de dónde vive, van a hablar de la paternidad de una forma diferente (Sujeto 4).
Finalmente, la última categoría emergente corresponde a la adaptabilidad, la cual considera el contexto sociocultural y las propias vivencias experienciales de los padres a la hora de ejercer el rol. Se parte de la idea de que cada padre se adaptará en base a estas dos influencias al momento de criar e inmiscuirse dentro de la dinámica familiar.
La sociedad transmite a través de los medios de comunicación hacia los padres los modelos a seguir. Las novelas, las películas, las series, como este tipo de prototipos de padre, protector, proveedor. Y (…) son cosas que se van transmitiendo como en generaciones (…), como ciertos rasgos de generaciones. De este modelo, de este personaje que cuida, que guía, que orienta (Sujeto 4).
Y de repente igual ahí con el hijo mayor (…) a lo mejor chocamos en ese sentido. (…) Hay cosas que ahora igual a uno le chocan, que en el tiempo de uno no se hacían ni se daban, pero uno también tiene que ir evolucionando, que sea poquito de una parte y poquito de otra. Eso, por eso digo, lo tiene que ir adoptando (Sujeto 5).
En la Figura 3 se muestra el análisis de los resultados del tercer objetivo específico, que recoge la mención de categorías emergentes en cada entrevista. Se destaca que en estos resultados se encuentran ambos grupos etarios de la muestra.
Discusión y conclusiones
En respuesta del objetivo general de conocer los cambios en el rol parental dentro de las familias biparentales chilenas, se observó que los participantes de este estudio consideran la existencia de cambios significativos dentro de la paternidad en relación con el ejercicio del rol del padre que tenía lugar décadas atrás y aun así perciben una escasa participación en cuanto a la crianza de los hijos y las labores del hogar (Fonseca, 2019). Los cambios evidenciados han sido impulsados principalmente por dos aspectos: la esfera personal de la vida de cada padre, donde destacan las vivencias personales y experiencias que los propios participantes han tenido como hijos (Quintero, 2021), y, por otro lado, la esfera sociocultural, donde se encuentran los mandatos sociales y los patrones generacionales legados, influenciados por la sociedad y cultura chilena, en la cual se ubica demográficamente la muestra (Comas, 2016; Fonseca, 2019; Márquez et al, 2021; Olavarría & Parrini, 2000; Quiroz & López, 2019; Valdés et al., 2023; Vera, 2022).
Los cambios en las representaciones sociales del rol paternal y maternal varían de época en época producto de la evolución histórica, política y cultural de cada país, derivados de los procesos de cambio social que impactan en los constructos de roles paternos y maternos, tanto como en las narrativas de hombres y mujeres que los desempeñan (Olavarría, 2017; Oliveros, 2019; Quintero, 2021). En esos cambios confluyen, por un lado, dimensiones subjetivas, contenidas en el devenir histórico social y familiar de cada individuo, y, por otro, elementos objetivos dados por las transformaciones sociopolíticas y culturales de la nación que no siguen una línea recta, a menudo implican avances y retrocesos con dimensiones individuales y grupales, a pesar de vivir en el mismo espacio temporal para cada una de las personas entrevistadas. Las nuevas maneras de asumir la paternidad tienen que ver con este encuentro a veces contradictorio de elementos del rol y con desencuentros individuales o sociales, que crean a su vez nuevas representaciones individuales y prácticas de dichas funciones del rol, donde lo nuevo y el cambio nace al alero de lo viejo, de lo tradicional que lo contiene y de alguna manera lo proyecta, lo dinamiza. Hay que entender el cambio en forma de espiral, con avances y retrocesos dialécticos a veces contradictorios (Olavarría, 2017).
A través de los objetivos uno y dos, que buscan definir las características del rol paterno tradicional y de nuevo tipo en familias biparentales chilenas, se distinguieron las principales acciones y actitudes que, según Oliveros (2019), ejercen los padres dentro de los ejes doméstico y público, donde se destaca en el rol tradicional a un padre proveedor económico fundamental (Garzón, 2020), y en el rol de nuevo tipo, la incorporación del padre en el plano emocional y afectivo (Quiroz & López, 2019). En cuanto al objetivo número tres, destacar los cambios del rol paterno tradicional y de nuevo tipo en las familias biparentales chilenas, se identificaron variables emergentes que influyen de manera directa en los modelos y patrones que ejercen los padres dentro de la paternidad.
Para dar cuenta del primer objetivo específico, diversos autores, como Fonseca (2019), Garzón (2020) y Olavarría (2017), indican que el rol tradicional del padre representa a un hombre fuerte, valiente, poco emocional, que funciona desde la racionalidad e independencia. Asimismo, es un participante periférico de las labores de crianza y domésticas del hogar, se destaca como su principal tarea ser proveedor económico y figura de autoridad sobre la familia. De esta misma manera, los resultados indicaron que los padres mayores de 40 años muestran de manera significativa la presencia de características descritas por los autores, padres dedicados principalmente al trabajo, con escasa participación en las labores de cuidado de los hijos y del hogar, que instruyen a los hijos y a la familia en general desde la racionalidad y la escasa afectividad.
Por otro lado, y en relación con el segundo objetivo específico, Quiroz y López (2019) y Quintero (2021) exponen como principal característica del padre de nuevo tipo la inclusión de la figura paterna en los procesos afectivos y en las labores de crianza dentro del núcleo familiar, lo que propicia el desarrollo de vínculos más sólidos con los hijos. A partir de esto, dentro de la muestra, se observó que los participantes más jóvenes, entre los 20 y 37 años, representaban tales características, y manifestaron contribuir en la crianza mediante la realización de labores como jugar, vestir, alimentar y ayudar en las tareas educativas de los hijos. De igual modo, comentaban la importancia de ejercer una paternidad desde el afecto para ofrecer a sus hijos confianza y contención emocional, de las cuales ellos carecieron en su infancia.
Finalmente, en cuanto al tercer objetivo específico, los resultados obtenidos en esta investigación coinciden con las características que los autores refieren hacia la paternidad. No obstante, y considerando los estudios de Fonseca (2019) y Garzón (2020), las pautas, modelos y mandatos sociales, que forman parte dentro de la crianza de los padres, toman relevancia al momento de profundizar en esta temática, ya que observando la muestra participante se puede mencionar que cada uno de los integrantes de este estudio incorporó dentro de su paternidad características tanto del rol paterno tradicional como de nuevo tipo, con la repetición de patrones de crianza observados en sus padres, además del seguimiento de las pautas de funcionamiento dentro de la estructura familiar (Delfín et al., 2021). A través de esto, se marca una diferencia en la inclusión de nuevos modelos de paternidad con el fin de adaptarse a la sociedad actual y la vivencia paterna recibida. Es por esto que, a pesar de la distinción que existe entre rol paterno tradicional y de nuevo tipo, lo que marcará la forma de ejercer la paternidad estará dado por las experiencias de vida y el contexto sociocultural en la que se desenvuelve cada individuo, donde la figura paterna funciona como un subsistema en constante interacción con su realidad individual, familiar, cultural y representacional, que demuestra dinamismo y tendencia transformacional en sus patrones y pautars de funcionamiento (Bronfenbrenner, 1987).
Considerando los resultados obtenidos, se sugiere que investigaciones futuras agreguen a la muestra otros integrantes del núcleo familiar, como madre e hijos, para el estudio de la paternidad, pues pueden complementar la visión respecto de las modificaciones en los roles paternos en relación con las funciones y las dinámicas dentro de la familia. Asimismo, incorporar a hijos podría aportar otra mirada respecto de los cambios en su propia crianza. Dichas observaciones enriquecerían el estudio al propiciar una visión integrativa y sistémica del funcionamiento de los roles parentales.