1. Introducción
El 22 de octubre de 2023 se celebraron las elecciones generales en Argentina. Juntamente con los comicios presidenciales y legislativos, tuvo lugar la elección de gobernador en las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Catamarca, donde también se renovaron las legislaturas provinciales y los consejos deliberantes, y se eligieron intendentes (alcaldes). Por su parte, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (caba) eligió a su jefe de Gobierno y renovó su legislatura local. Se votaron, además, 43 parlamentarios del Mercosur; 24 de ellos, elegidos en forma directa en cada una de las 23 provincias y la caba, y los otros 19, tomando a todo el país como distrito único.
Este proceso electoral se cerró el 19 de noviembre, con la celebración del balotaje y la consagración de Javier Milei, candidato de La Libertad Avanza (lla),2 como nuevo presidente. La llegada al poder de un outsider,3 paleolibertario y anarcocapitalista ha sido, sin dudas, la principal novedad de estos comicios. Cultor de un ultraliberalismo que él mismo define como «liberal-libertarianismo», defensor del derecho irrestricto a la propiedad privada y contrario a la existencia del Estado, ostenta un marcado discurso antipolítico y se opone también al globalismo, el multiculturalismo y el feminismo (Vommaro, 2023, pp. 7-8; Stefanoni, 2023, pp. 7-8; Delle Donne, 2023a,2023b).
En el orden legislativo, el frente oficialista Unión por la Patria (UxP) resultó primero en cantidad de votos, seguido de lla y relegando a un tercer lugar a Juntos por el Cambio (JxC), la fuerza política de centro-derecha creada por el expresidente Mauricio Macri. Estos resultados dieron lugar a la configuración de un poder legislativo fragmentado y de un gobierno en minoría, con importantes desafíos en términos de gobernabilidad democrática (Oliveros y Simison, 2023).
Considerando el perfil de las y los votantes de cada frente político, el género y la edad resultaron ser rasgos diferenciadores del apoyo a la candidatura de Javier Milei, quien logró una adhesión importante entre los hombres jóvenes y, como contracara, un bajo apoyo de las mujeres en general.4
En las próximas páginas describimos, en primer lugar, el contexto político y económico en el que se celebraron las elecciones. A continuación, analizamos los resultados de la elección presidencial, para dar paso luego al análisis de los comicios legislativos. En el siguiente apartado describimos el perfil de los votantes del presidente electo, para finalizar reflexionando sobre las implicancias políticas de estos resultados electorales y los desafíos que se ciernen para el nuevo gobierno y para la democracia argentina.
2. El contexto político y económico de las elecciones
Intentar comprender la principal novedad que dejaron estos comicios requiere hacer una referencia al contexto político y económico en el que se celebraron. Las elecciones de medio término celebradas en 2021 fueron la antesala de la derrota del oficialismo dos años después. En ese momento, el Frente de Todos (FdT)5 sufrió una retracción de más de 15 puntos porcentuales con respecto a la elección de 2019, siguiendo el derrotero de la mayoría de los oficialismos que gobernaron durante la pandemia, en tanto que la principal coalición opositora, Cambiemos,6 se alzó con un triunfo rotundo. Sin embargo, los resultados de 2021 todavía mantuvieron el esquema bicoalicional que venía configurando la competencia electoral desde 2015, si bien mostraron novedades en la periferia del sistema de partidos, dadas por la buena performance del Frente del Izquierda de los Trabajadores, por un lado, y de dos fuerzas políticas libertarias de derecha, por el otro (Tagina et al., 2023).
Durante los dos años posteriores a la elección de medio término, las desavenencias internas de la coalición oficialista -personalizadas en los desencuentros entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner- se profundizaron. La renuncia del ministro de Economía Martín Guzmán en julio de 2022, denunciando falta de apoyo político, fue uno de muchos hitos que jalonaron el camino hacia el desenlace de 2023. Luego de un breve intervalo con Silvina Batakis al frente del Ministerio de Economía, asumió la titularidad de esa cartera Sergio Massa, uno de los artífices de la creación del FdT en 2015 y ungido por entonces presidente de la Cámara de Diputados de la Nación. Su asunción como ministro de Economía significó, en los hechos, tomar el comando primero económico y luego político del país, frente a un presidente de la nación valorado negativamente por casi siete de cada 10 argentinos7 y una vicepresidenta en similar condición,8 hasta erigirse finalmente como candidato a presidente por la coalición oficialista.
Del lado de JxC, la declinación de Mauricio Macri a competir por la presidencia profundizó las disputas internas al interior de la coalición y, en particular, dentro del partido de Macri -Propuesta Republicana (pro)-, donde terminó prevaleciendo el ala dura, encabezada por Patricia Bullrich, consagrada en las primarias como candidata a presidenta por ese espacio. Sin embargo, el triunfo de los «halcones»9 del pro en las elecciones internas no alcanzó para robarle apoyo electoral a Javier Milei, quien se presentó ante el electorado como el artífice del verdadero cambio, que enfrentaría a la «casta política» de la cual la candidata Bullrich formaba parte. Vale señalar que todos los candidatos y candidatas a presidente, incluido Milei, llegaron a las elecciones con un diferencial de imagen negativo,10 indicador este de la insatisfacción del electorado con la clase política.
En el plano económico, si bien la inflación es un flagelo que ha azotado la economía argentina durante varias décadas, es posible identificar un crecimiento sostenido de la tasa de variación anual de este indicador a partir de febrero de 2022, cuando se ubicaba en el 52,3 %, hasta alcanzar en noviembre de 2023 el 160,9 % interanual.11 Las mediciones de la pobreza dibujaban un panorama similar. El gobierno de Alberto Fernández inició su gestión con un 35,4 % de pobres, cifra que se había incrementado en casi un 10 % durante los dos últimos años del gobierno de Mauricio Macri. Hacia fines de 2023, esa cifra trepaba hasta 44,7 %.12
Con respecto al producto interno bruto (pib), a la caída estrepitosa durante 2020 del -9,9 %, precedida por otros dos años de recesión que totalizaron un -4,6 %, le siguió una recuperación del 10,4 % en 2021, del 5,2 % en 2022 y de un magro 1,2 % durante el primer trimestre de 2023. A partir de entonces, los trimestres sucesivos registraron una caída del -3,3 % y del -1,0 %, cifras que se atribuyen a la fuerte sequía que azotó la región, acotando el ingreso de divisas por exportaciones de granos. Esto significa que en términos absolutos, el tamaño de la economía argentina a fines de 2022 apenas superaba el de 2015 y el de 2017, los únicos dos años con crecimiento económico positivo de la última década.13
Un punto especialmente sensible para el caso de una economía, en los hechos, bimonetaria como la de Argentina, donde la población ahorra en dólares, es la variación de reservas de divisas en el Banco Central. Cabe señalar que en Argentina rige desde 2011 una restricción a la compra de divisas extranjeras, conocida como «cepo cambiario», con el objeto de controlar la salida de dólares del país. Esto ha dado lugar al surgimiento de un mercado paralelo o informal, en el cual se cotiza el denominado «dólar blue». La brecha cambiaria entre el dólar oficial y blue resulta entonces un buen indicador del estado de la economía. Téngase en cuenta que una mayor brecha entre ambas cotizaciones aumenta la demanda de dólares en el mercado paralelo, socava la confianza en la moneda local y afecta la economía en general.14 Tomando como referencia entonces la última cotización previa a las elecciones primarias, a las generales y al balotaje, la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el dólar blue fue del 101,7 %, del 146,2 % y del 155,7 %, respectivamente.15
Así, las encuestas reflejaron a lo largo de toda la campaña electoral que las principales preocupaciones de la población eran de orden económico, seguidas por la corrupción y la inseguridad.16 Junto con eso, los barómetros internacionales arrojaban bajos niveles de satisfacción con la democracia, con solo el 43 % de la población satisfecha en 2018 y el 39 % en 2023. En cuanto a la confianza en las instituciones políticas, en 2023 solo el 33 % dijo confiar en el Poder Legislativo y el 21 % en el Poder Ejecutivo.17
3. Las elecciones presidenciales
La elección del presidente y el vicepresidente de la nación se realiza por medio del voto directo de la ciudadanía, constituido el territorio del país en una única circunscripción, según está previsto en la Constitución nacional. También estipula que, para ser consagrada ganadora, la fórmula presidencial debe obtener el 45 % de los votos válidos o bien el 40 % con una distancia de al menos 10 % respecto de la fórmula que le sigue en cantidad de votos. Caso contrario, las dos fórmulas más votadas deben competir en una segunda vuelta.
A la vez, la ley 26.571, sancionada en 2009, prevé la celebración de primarias abiertas simultáneas y obligatorias (paso), con voto obligatorio para la ciudadanía; si bien los partidos políticos y frentes electorales tienen la chance de acordar una fórmula única, de todos modos, deben someterse al escrutinio electoral de la ciudadanía. Para poder competir en la elección general, cada partido o frente electoral debe reunir al menos el 1,5 % de los sufragios válidos emitidos.
En las elecciones que estamos analizando, cinco de las quince agrupaciones que compitieron en las paso lograron superar esa barrera. De esas cinco, dos se presentaron con una única fórmula ante el veredicto ciudadano; entre ellas, lla, que se convirtió en el partido más votado y con el candidato que más votos reunió, muy por encima de la performance que habían pronosticado las encuestas (tabla 1).
En las elecciones generales, sin embargo, este resultado se revirtió a favor de la fórmula oficialista de Sergio Massa-Agustín Rossi, que logró el 36,7 % de los votos. UxP sumó 3,3 millones de votos a los 6,5 millones que había conseguido dos meses antes; este incremento, superior a los nueve puntos porcentuales, fue mayor que el aumento en la participación electoral, la que subió del 67,8 % en la elección de agosto al 76,5 % en la de octubre. Massa sumó la mitad de sus nuevos votos en la provincia de Buenos Aires (pba), más específicamente en la primera y en la tercera sección electoral, territorio conocido como «conurbano bonaerense», esto es, el bastión electoral del kirchnerismo. El llamado «Norte Grande» fue donde Massa recuperó más terreno, con un promedio de 13 puntos porcentuales en Jujuy, Salta y Tucumán. En la Patagonia también el candidato de UxP tuvo un buen desempeño, con un promedio de 10 puntos de incremento; allí destaca Santa Cruz, la provincia de los Kirchner, con 17 puntos de incremento en el apoyo logrado con respecto a las paso. En las otras tres provincias sureñas -Río Negro, Chubut y Neuquén-, su performance también fue destacada.
Por su parte, la fórmula de Javier Milei y Victoria Villarruel logró sumar 765.000 votos a los más de 7 millones que había obtenido en las paso, lo que le permitió alzarse con el 30 % de los sufragios e ingresar en el balotaje. lla quedó primera en cantidad de votos en 10 provincias, sobre un total de 23 más caba, y le arrebató a JxC varios distritos clave, como Córdoba, Mendoza y Santa Fe.
En cuanto a JxC, Patricia Bullrich y Luis Petri, su compañero de fórmula, obtuvieron 440.000 votos menos que en las primarias, logrando el primer lugar solo en caba. Perdieron en provincias clave para JxC como Mendoza y Córdoba. A la vez, en provincias como San Juan, Santa Fe, Chubut y San Luis, donde JxC había ganado las elecciones a gobernador pocos meses atrás -semanas, en algunos casos-, el primer lugar en la competencia presidencial se lo arrebató lla. Bullrich tampoco logró imponerse como candidata nacional en Santa Fe ni en Entre Ríos, donde, sin embargo, los candidatos a gobernador de JxC, Rogelio Frigerio y Maximiliano Pullaro, respectivamente, se alzaron con la victoria.18 En cuanto al conurbano bonaerense, la fórmula presidencial de JxC solo retuvo seis de los municipios en los que el intendente era propio: Vicente López, San Isidro, Campana, San Miguel, Tres de Febrero y Zárate; esto explica, en cierta medida, el magro desempeño de Bullrich, por debajo de lo pronosticado por las encuestas. Los intendentes fueron acusados de «coquetear» con Milei durante la campaña electoral. Sin embargo, no fueron los únicos en hacerlo; el propio expresidente de Macri envió señales explícitas de apoyo al libertario, lo que causó gran malestar en las filas de Bullrich. Lo cierto es que la candidata no logró hacer pie después de las paso; su campaña retomó el eje kirchnerismo-antikirchnerismo, que tan buen rendimiento electoral le había dado a su coalición en elecciones previas -el eslogan de «cambio» se lo había arrebatado el candidato libertario en esta elección-, pero no le alcanzó para retener siquiera los votos de su contrincante en las paso, Horacio Rodríguez Larreta. A pesar del incremento en la participación electoral registrado, JxC no solo no sumó apoyos, sino que perdió algunos de los que ya tenía, abandonando con ello el lugar de favorito a suceder al peronismo en el poder que la estrepitosa victoria de 2021 le había asignado.
Hubo otro peronista (antikirchnerista) que tuvo un gran desempeño: Juan Schiaretti (js), candidato a presidente de Hacemos por Nuestro País y, al momento de celebrarse las elecciones, gobernador de la provincia de Córdoba. El cordobés logró casi duplicar la cantidad de votos con respecto a las paso, consiguiendo el 6,8 % de los votos a nivel nacional (1.784.315 votos), lo que lo puso en un lugar de interés de cara a negociar su apoyo para el balotaje. Si bien hizo una muy buena elección presidencial en Córdoba, no pudo evitar que lla le arrebatara el primer lugar. Por fuera de su provincia, Schiaretti obtuvo el nada desdeñable 9 % en Santa Fe y un porcentaje similar en Tierra del Fuego; en La Rioja se alzó con el 8,5 %; en Chubut, 7,7 %; en La Pampa, 7,4 %; en Jujuy, casi 7 %; en San Luis, 6,5 %; en Salta, 6,5 %; en Entre Ríos, 5,5 %, y en Buenos Aires, 3,7 %. Entre las razones del incremento en sus apoyos vale la pena mencionar su buen desempeño en los debates presidenciales; en particular, en el segundo, en el que logró posicionarse como el único candidato a presidente del «interior» del país.(tabla 2).
Lejos de permanecer al margen de la contienda electoral, durante la jornada posterior a los comicios, el expresidente Mauricio Macri ganó protagonismo mediático a partir de una reunión que organizó entre Javier Milei y la fórmula de JxC, pactando el apoyo de su espacio político para el balotaje, al candidato libertario. Los ruidos internos que provocó este rápido movimiento no impidieron que el electorado «cambiemita» se volcara masivamente a apoyar a Milei en el balotaje, en contra de Sergio Massa, y lo consagrara el primer presidente libertario de la historia, con casi el 56 % de los votos. El mapa de Argentina se pintó casi íntegramente de violeta -el color de lla-, consiguiendo un gran desempeño que no logró ser anticipado por las encuestas. Por su parte, el candidato de UxP logró imponerse en solo tres provincias: Formosa, Catamarca y Buenos Aires. Es justamente en el territorio bonaerense donde esperaba descontar una mayor diferencia; sin embargo, su electorado no lo acompañó con la masividad que necesitaba para poder imponerse como ganador. (tabla 3).
En cuanto a la participación electoral, la concurrencia a las urnas en 2023 fue la más baja desde la transición a la democracia, exceptuando las elecciones de 2021, que se habían celebrado en las postrimerías de la pandemia del covid-19 y que marcaron el récord de absentismo electoral en el país. Lo que se mantuvo, en cambio, fue la tendencia a un incremento de la participación en las elecciones generales con respecto a las paso, la que que se viene registrando desde su primera implementación, en 2011.
Los altos niveles de ausentismo para un país como Argentina, en el que el voto es obligatorio, acompañan los niveles decrecientes de satisfacción con la democracia que mencionamos en el primer apartado, al tiempo que son indicadores del humor social previo de las elecciones. Ocho millones de votantes, de los 35 millones habilitados para votar, se quedaron en su casa el domingo en el que se celebraron los comicios generales, y la misma cantidad faltó a las urnas para el balotaje. Tanta abstención desdibuja, en parte, el triunfo de cualquier ganador y enciende una luz de alerta. La experiencia del último gobierno mostró lo efímera que puede resultar la popularidad presidencial (Tagina, 2021) y lo cada vez más cortas que resultan las lunas de miel con el electorado. (Gráfico 1).
4. Las elecciones legislativas
El sistema electoral argentino también prevé la celebración de elecciones primarias obligatorias para el caso de elección de diputados y senadores nacionales, así como la renovación por mitades, cada dos años, de la Cámara de Diputados y, por tercios, cada dos años, del Senado. Esto implica que ningún resultado electoral puede alterar de modo significativo la composición de las cámaras, porque lo que se pone en juego en cada elección es solo una porción de las bancas. En otras palabras, el sistema electoral le dificulta la construcción de mayorías legislativas a las fuerzas políticas nuevas como la del presidente electo, Javier Milei.
Esto no significa, sin embargo, que el reparto del poder permanezca congelado en el tiempo. De hecho, el formato bicoalicional del sistema de partidos, confirmado por las elecciones de 202119 y que había significado en la práctica una reducción de la fragmentación legislativa a partir de 2019, se quebró con los resultados de 2023. Así, el número efectivo de partidos legislativos pasó de 3,6 a 4,6 en la Cámara de Diputados y de 3,1 a 6,3 en el Senado (gráfico 2).
Esta mayor fragmentación impuso un desafío al gobierno entrante, que se encuentra en la actualidad muy lejos de poder reunir quorum en cada una de las cámaras y necesita, por ello, acordar sus proyectos con otras fuerzas partidarias (tabla 4). Prueba de esto ha sido la fallida negociación de la llamada «Ley ómnibus»,20 que impulsó durante sus primeros días de gobierno, lo obligó a retirarla de la consideración en ambas cámaras.21
En Cámara de Diputados, la categoría «Otros» incluye los bloques Interbloque Federal, Interbloque Provincias Unidas, Movimiento Popular Neuquino y Ser. En Cámara de Senadores, dicha categoría incluye los bloques Unidad Federal, Cambio Federal, Producción y Trabajo, Partido de la Justicia Social, Hay Futuro Argentina, Misiones y Juntos Somos Río Negro. Fuente: elaboración propia, a partir de datos de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, del Senado de la Nación y del diarioClarín.
5. El perfil de los votantes de Javier Milei
La candidatura de Javier Milei logró un diferencial de apoyo entre los hombres jóvenes. Varias encuestas preelectorales coincidieron en estas características del perfil sociodemográfico de su voto, algo que pudimos confirmar con una encuesta realizada después de la elección. En efecto, del relevamiento de opinión pública del Comparative National Elections Project, realizado en Argentina entre el 24 de noviembre y el 2 de diciembre, con una muestra de 3.433 casos, surge que, en el segmento de hasta 35 años, siete de cada 10 de sus votantes son hombres (69,8 %), en tanto que en el segmento de 36 a 56 años, lo son seis de cada 10 (56,7 %). En cambio, en el segmento de 56 años y más, el apoyo por género fue parejo (48,8 % de hombres y 51,2 % de mujeres). Teniendo en cuenta ahora al conjunto de hombres que votaron por el candidato de lla, cinco de cada 10 tienen hasta 35 años (46,5 %); su apoyo se distribuye en forma pareja entre los dos segmentos de edad restantes (26,4 % y 27,1 %). En cuanto a sus votantes mujeres, la pirámide de edad se invierte en cuanto al apoyo: mientras que cuatro de cada 10 tienen 56 años o más (41,4 %), tres de cada 10 tienen de 36 a 56 años (29,3 %) y la misma proporción cuenta con hasta 35 años (29,3 %). Estos datos confirman que el mayor aval electoral a Javier Milei provino del segmento de los hombres jóvenes, según habían pronosticado algunos sondeos previos a la elección (tabla 5).
La empatía de los hombres más jóvenes con el candidato libertario fue creciendo al abrigo de una intensa comunicación a través de las redes sociales, particularmente TikTok. (Waisbord, 2024; Montero et al., 2023). En cuanto al menor apoyo del segmento más joven del electorado femenino, hace falta remitirse al costado más conservador de Milei, quien durante la campaña electoral desconoció la existencia de desigualdades de género en el mercado de trabajo y prometió eliminar el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, recortar derechos -entre ellos, el de la interrupción voluntaria del embarazo- y reducir las políticas de bienestar.
6. Implicancias de los resultados electorales y desafíos a futuro
Como señalábamos en la introducción, la principal novedad de estos comicios fue la irrupción en el poder de Javier Milei, un candidato outsider, sin experiencia política, de la mano de una fuerza política también nueva, que vino a desafiar las estructuras políticas tradicionales. Ultraliberal y suscriptor de la escuela austríaca en materia económica; populista de derecha,22 con un marcado discurso antipolítico, en materia política; paleolibertario, propulsor de valores conservadores, en términos culturales, y opuesto a cualquier intervención del gobierno en la vida de los individuos, logró canalizar el descontento de una mayoría insatisfecha y desencantada con los resultados que arrojaron los gobiernos de las dos coaliciones que lo precedieron en el poder.
La radicalidad de sus propuestas y su estilo comunicacional agresivo, a través de las redes sociales, han planteado un nuevo eje de polarización política en Argentina en torno a su figura, desplazando al ahora arcaico clivaje kirchnerismo-antikirchnerismo. Sin embargo, es justamente por medio de esa incitación a la polarización de la opinión pública, que a cuatro meses de asumido su gobierno lo sigue apoyando, que el presidente electo busca compensar su debilidad institucional: cuenta solo con 38 diputados propios, siete senadores y ningún gobernador ni intendente.
Su éxito electoral significó también una reversión de la tendencia a la reducción de la fragmentación política que se venía registrando desde 2019, que quedó evidenciada en el aumento del número efectivo de partidos legislativos arrojado por estas elecciones. Esta mayor dispersión del poder es también un desafío para la oposición política, que ha quedado desarticulada. Al interior de JxC coexisten diversos grupos. Por un lado, un sector del pro integrado al gobierno, encabezado por Patricia Bullrich, que ocupa el Ministerio de Seguridad en el gabinete del presidente, y que cuenta con una treintena de diputados que apoyan incondicionalmente al gobierno. Por el otro, otra facción del pro, partidaria de diferenciarse de la gestión actual, entre los que se ubica el exjefe de gobierno de caba Horacio Rodríguez Larreta, contrincante de Bullrich en las primarias. Un tercer grupo lo constituye la fracción de la Unión Cívica Radical, más propensa al diálogo con el gobierno y representada por el presidente del bloque de ese partido en la Cámara de Diputados, Rodrigo De Loredo. Un cuarto lo integran los radicales que toman distancia de Milei, entre los que se encuentra el senador por caba Martín Lousteau, y que sintonizan con los legisladores de la Coalición Cívica, la tercera de las patas de JxC. Estos nombres, sin embargo, no agotan los realineamientos internos que están en constante fluidez.
Del lado del peronismo, el kirchnerismo continúa siendo la expresión política mayoritaria, si bien su responsabilidad reciente en el gobierno le impide ser el eje de articulación de cualquier propuesta que se oponga al nuevo oficialismo. Los peronistas no kirchneristas de Córdoba, por su lado, hacen su propio juego.
La falta de disposición a la negociación política que hasta ahora ha mostrado el presidente electo23 y su reciente amenaza de cerrar el Congreso24 abren un interrogante sobre el futuro de la gobernabilidad democrática en Argentina. Si hasta hace poco en los congresos de ciencia política se solía escuchar que el principal problema argentino era el económico, pero que, a diferencia de otros países de la región, la política sí funcionaba y la democracia estaba al resguardo, ahora, esta afirmación está puesta en duda.