En el presente artículo nos proponemos analizar la lógica de generación, circulación y reproducción del pensamiento social en el campo de las redes sociales digitales, a partir de un evento de movilización colectiva de estudiantes de secundaria, ocurrido en el primer semestre de 2016 en el estado de Río de Janeiro (Brasil), fenómeno conocido como ocupación de las escuelas de Río de Janeiro.
Desde el punto de vista computacional, nos referimos a una red social digital o SNS (Social Network Site) como el dispositivo que permite que los individuos construyan un perfil en un sistema limitado, articulen una lista de usuarios que comparten una conexión y crucen su lista de conexiones con otras dentro del sistema (Boyd & Ellison, 2008).
A pesar de que el 53% de la población mundial aún no tiene acceso a la internet (UNESCO-ITU, 2016), resultan particularmente relevantes los datos del informe anual elaborado por el Instituto Reuters y la Universidad de Oxford -en el que participaron 70 mil personas de 36 países, entre ellos Brasil, Argentina, Chile y México-, según el cual 64% de los jóvenes entre 18 y 24 años accede a las noticias a través de la Internet y 33% lo hace a través de las redes sociales digitales (Levy et al, 2017).
El impacto de estos dispositivos en el contexto de movilizaciones colectivas se ha convertido en objeto de investigación, no solo en el campo de la ciencia de los datos (Hay, Tansley, & Tolle, 2011; Malini, 2017), sino también de otras disciplinas que se encuadran en las ciencias sociales.
Baste citar, a modo de ejemplo, la investigación de Wolfsfeld, Segev & Sheafer (2013), en la que se analiza el papel de las redes sociales digitales durante la Primavera Árabe de 2010; el estudio sobre multitudes conectadas y tecnopolítica (Toret et al, 2013) a partir de la experiencia del Movimiento de los Indignados de España en 2011; o la investigación sobre consumo de noticias falsas (fake news) durante la campaña presidencial de los Estados Unidos en 2016 (Guess, Nyhan & Rifler, 2018).
Se trata, sin duda alguna, de eventos de la historia contemporánea que están directamente relacionados con el concepto de sociedad en red, entendida como “estructura social compuesta por redes activadas por tecnologías digitales de la comunicación y la información, basadas en la microelectrónica” (Castells, 2009, p. 51).
Según Castells (2009), en una sociedad en red coexisten y se articulan tres tipos de comunicación:
a) la interpersonal entre sujetos que construyen una relación circular en torno de un feedback o retroalimentación;
b) la comunicación de masas, propia de los medios tradicionales de difusión de información; y
c) la autocomunicación de masas, que posee un alcance global desde el punto de vista de la audiencia, pero con características de producción individuales.
La articulación de esos tres tipos de comunicación ha venido configurando una nueva morfología del espacio público (Castells, 2013), que se caracteriza por ser un híbrido entre las redes sociales digitales y la ocupación del espacio urbano, posibilitando la constitución de “comunidades instantáneas de práctica transformadora” (Castells, 2013, p. 13).
Ese concepto de “comunidad instantánea de práctica transformadora”, al que alude Castells para referirse a la forma como emergen los nuevos movimientos sociales en el contexto de las sociedades contemporáneas, nos tiende un puente de análisis con la movilización de los estudiantes de secundaria de Río de Janeiro de 2016, teniendo en cuenta que se trató justamente de un fenómeno comunicacional y, en esa medida, de un acontecimiento que puede ser analizado a la luz del concepto clásico de pensamiento social, entendido como “lado cognitivo de la comunicación social” (Rouquette, 1998, p.33).
Pensamiento social e interpretación de la realidad
Al hacer referencia al pensamiento social estamos haciendo alusión al pensamiento cotidiano ligado a la posición específica de los grupos, que se expresa en las conversaciones, en la evocación de los recuerdos, en la transmisión de los rumores y en la euforia de las multitudes (Rouquette, 1996; 1998).
Según Rouquette (1994), existen cuatro características de ese tipo de pensamiento que, además de diferenciarlo del pensamiento científico-racional, permiten entender su funcionamiento:
a) en el pensamiento social se practican comúnmente asimilaciones y equivalencias basadas en un principio de analogía débil;
b) este tipo de pensamiento yuxtapone juicios o categorizaciones lógicamente incompatibles;
c) es un pensamiento con un bajo nivel de formalización; y
d) es un pensamiento que opera a partir de la “ética social de la designación” (Rouquette, 1994, p.30), es decir, la presunción de realidad de un hecho está en el léxico y en el uso compartido que de él se hace.
Ahora bien, la diferencia entre esos dos tipos de pensamiento, el social y el científico-racional, proviene de la concepción de la sociedad como sistema de pensamiento, en el que coexisten dos universos: el del pensamiento reificado y el del pensamiento consensual (Moscovici, 1989).
En ese orden de ideas, es importante destacar que los objetos sobre los cuales los grupos crean una representación social provienen comúnmente del universo reificado, y Moscovici (1961) lo comprobó con su estudio sobre el psicoanálisis, desarrollado a finales de los años 50, con el propósito de analizar la forma como la teoría formulada por Sigmund Freud, al convertirse en hecho social, permeaba el sentido común de los franceses.
A partir de un método que incluía, entre otras técnicas, el análisis de contenido de 1.640 artículos y 230 revistas y periódicos franceses, el investigador rumano llegó a la conclusión que dichos medios operaban guiados por tres lógicas interpretativas o formas de comunicación diferentes, que él denominó sistemas: la difusión, la propagación y la propaganda, correspondientes a la prensa de masas, los medios católicos y los medios de la izquierda comunista, respectivamente.
La realización de este estudio permitió entender que cada grupo tenía una representación social diferente del psicoanálisis como objeto, una lógica interpretativa que Moscovici (1961) y Guimelli (1999) definen como metasistema, cuya función es modificar y orientar las operaciones cognitivas a partir de los modelos, las creencias, las normas y los valores de un grupo. En otras palabras, la forma como un grupo piensa/interpreta un objeto específico, al estar construida socialmente como metasistema basado en la comunicación, tiene una organización interna que le es propia (Doise, 2014).
Como explica Guimelli (1999), al abordar la organización interna del pensamiento social es necesario tener en cuenta cuatro condiciones que hacen posible su producción:
El formalismo espontáneo, que se caracteriza por la repetición de automatismos, estereotipos lingüísticos, clichés y fórmulas
prefabricadas.
El dualismo causal o coexistencia de dos tipos de relación causa-efecto: la primera, que proviene del pensamiento lógico-racional (la causa es condición sine qua non para la generación de un efecto) y la segunda, de tipo fenoménico, que permite inferir que un evento es causa de otro partiendo simplemente de su proximidad, semejanza o de la intención del grupo que acomoda la interpretación a su cuadro de referencia.
La primacía de la conclusión o selección de elementos de información que un grupo hace de acuerdo con sus convicciones, preferencias y valores, lo que le permite construir razonamientos basados más en la justificación que en la argumentación y la demostración.
La construcción de analogía o actividad cognitiva de generalización, que atribuye características de un objeto a otro, simplificando lo real en virtud de una aparente economía de la información.
Hasta este punto nos hemos enfocado en la definición del pensamiento social, sus características y las condiciones comunicacionales de su producción. Ahora bien, Rouquette (1998) propone abordar la construcción de ese pensamiento social más allá del sentido de los contenidos que designan un objeto determinado, y concentrar la atención en lo que él denomina efecto de campo (effet de champ), entendido como “aprehensión temporal o duradera de un objeto temático en un dispositivo de sociabilidad general” (Rouquette, 1998, p. 41). Este dispositivo, según el autor, tendría tres dimensiones: la referencia a una memoria compartida reforzada por las instituciones, una diferenciación intergrupal marcada por la posición del otro (alteridad) y la diversidad de juicios o posicionamientos individuales dentro del grupo (Rouquette, 1998).
El pensamiento social, entendido como efecto de campo, tiene una dinámica generadora, que Rouquette (1998) denomina arquitectura del pensamiento social y que está estructurada en cuatro niveles integrados de forma jerárquica (ver Figura 1), a saber, las opiniones, las actitudes, las representaciones sociales y las ideologías: “al estudiar un nivel de integración cognitiva es necesario siempre considerar el nivel superior que lo genera” (Rouquette, 1998, p. 56).
Es importante anotar que la lógica de esta arquitectura está regida por los principios de la estabilidad y de la integración. Como explican Wolter (2008) y Wolter, Gurrieri & Sorribas (2009), ambos principios son entendidos como un continuum o secuencia que va de la estabilidad extrema a la inestabilidad total (el primero) y de lo más general a lo más específico (el segundo), como se evidencia en la Figura 1.
A modo de ejemplo, para ilustrar el principio de la estabilidad, se podría hablar de la representación social de la familia (más estable, incluso al hacer referencia a grupos y épocas históricas diferentes) y de las encuestas de opinión política (más inestables, porque fluctúan en el tiempo y de acuerdo con el contexto). El principio de la integración, por su parte, se podría ejemplificar al hacer alusión a la opinión generada por la tasa de homicidios de una ciudad cualquiera (se trata de una opinión contingente o específica) y a la ideología sobre el desarrollo sostenible y las relaciones del ser humano con la naturaleza (se trata de un conjunto más amplio de ideas generales).
Ocupación de las escuelas de Río de Janeiro
El 21 de marzo de 2016, en el marco de una huelga de profesores de la red estatal de educación de Río de Janeiro, los estudiantes del colegio Prefeito Mendes de Moraes crearon una página en el Facebook en la que anunciaban la ocupación de su escuela, desafiando tanto a la rectoría como a la Secretaría Estatal de Educación (SEEDUC).
Un acontecimiento inédito como ese se fue convirtiendo en fenómeno cuando más estudiantes ocuparon sus respectivas escuelas, al punto que la Asociación Nacional de Estudiantes Libres (ANEL) llegó a declarar que había más de 80 de ellas ocupadas. La Secretaría de Educación interpuso una medida judicial con el propósito de recuperar el control de las escuelas ocupadas, pero una decisión del Ministerio Público hizo que esa medida no entrase en vigencia, argumentando que se trataba de una manifestación pacífica de los estudiantes que estaban exigiendo mejores condiciones de educación.
A medida que pasaban los días, los representantes de los estudiantes formularon un pliego de reivindicaciones generales, entre cuyas demandas estaba el mejoramiento de la alimentación y la infraestructura de las escuelas, la elección democrática de los rectores, el aumento de la intensidad horaria de las clases de sociología y filosofía, la eliminación del Sistema de Evaluación de la Educación de Río de Janeiro (SAERJ), la disminución del número de estudiantes por aula de clase y la conformación libre de las organizaciones estudiantiles.
El 5 de mayo, un mes y medio después de haber comenzado el movimiento, un grupo de ocupas de diferentes escuelas, con el apoyo de organizaciones estudiantiles externas, ocupó la sede de la SEEDUC, generando impacto mediático en la prensa tradicional y obligando a los funcionarios de esa dependencia a atender las demandas de los estudiantes. Fue así como después de la negociación, se autorizó la elección democrática de los rectores, se cambió el esquema de evaluación estatal (SAERJ) y se destinaron 15 mil reales por escuela para realizar reformas o reparaciones de emergencia en cada una de ellas.
Método
Seleccionamos 35 páginas de Facebook correspondientes a igual número de escuelas estatales ocupadas, 24 de ellas localizadas en la ciudad de Río de Janeiro y 11 en otras ciudades del estado, y recolectamos todas las publicaciones (posts) realizadas por esas páginas en el período comprendido entre el 21 de marzo de 2016 y el 31 de julio del mismo año.
Los datos fueron recolectados por el Laboratorio de Estudios sobre Imagen y Cibercultura (LABIC) de la Universidad Federal del Espíritu Santo (Brasil), a través de un software propio llamado Ford que generó, entre otros archivos, uno de extensión .csv (current version system), que favoreció su importación a una planilla electrónica. Dicho archivo, denominado dataset.csv, además de suministrar datos estadísticos correspondientes a 7.586 publicaciones, permitió identificar la fecha, el emisor y el reproductor de cada post, su contenido textual, el número de veces que fue compartido y la cantidad de comentarios y de reacciones emocionales que suscitó (“me gusta”, “me encanta”, “me divierte”, “me asombra”, “me entristece” y “me enoja”).
Como se trataba de un volumen muy elevado de publicaciones (7.586), con formatos muy disímiles (había desde textos de dos líneas a videos aficionados de media hora de duración), optamos por definir un criterio de selección de esas publicaciones para realizar un análisis de contenido. Nos concentramos, entonces, en el número de publicaciones compartidas más de 100 veces (≥100 shares), sumado al número de publicaciones con más de 300 “me gusta” (≥300 likes) y al número de publicaciones que fueron comentadas más de 50 veces (≥50 comments), teniendo en cuenta que esos elementos hacen parte de la métrica de las interacciones de una red social digital, comúnmente denominada engagement (Bonsón & Ratkai, 2013).
Como era posible que una publicación cumpliera simultáneamente con varios de los criterios establecidos (por ejemplo, que fuese compartida más de 100 veces y que tuviera más de 50 comentarios), realizamos un cruce que permitió seleccionar 250 posts, equivalentes al 3,3% del total recolectado por el programa Ford, aspecto que consideramos representativo, pues era posible hacer referencia a una dinámica de generación, circulación y reproducción del pensamiento social partiendo del mayor número de interacciones digitales.
El análisis de contenido se desarrolló de acuerdo con las fases de pre-análisis, preparación del material y procesamiento de los resultados que propone Bardin (2011). En la fase de pre-análisis, realizamos una lectura fluctuante del contenido correspondiente a las 250 publicaciones, lo que nos permitió clasificarlas en siete (7) tipologías:
a) post simple,
b) artículo periodístico,
c) fotografía,
d) video espontáneo,
e) video editado,
f) póster (afiche) y
g) gif (imagen en aparente movimiento).
Luego de haber codificado cada publicación según la tipología a la que pertenecía, realizamos su respectiva transcripción y efectuamos la segmentación del texto transcrito (corpus) en unidades de registro o lexías, es decir, en “unidades de lectura que comprenden términos o frases y que pueden definirse como el mejor espacio posible donde se observan los sentidos” (Mucci, 2006, p. 221).
Una vez preparadas en Excel las 4.294 unidades de registro que resultaron de la segmentación del corpus, aplicamos un filtro que, para efectos del presente estudio, denominamos triple criterio de la fuente empírica, es decir, diferenciamos de dónde provenía cada una de las unidades de registro: si se trataba de un contenido escrito (CE), hablado (CH) o imagénico (CI), como muestra la Tabla 1.
Nota: Los subtotales por tipología de publicación corresponden a la suma de elementos escritos, imagénicos y hablados.
En la fase de preparación, clasificamos de forma progresiva cada una de las 4.294 unidades de registro en subcategorías o focos semánticos (61 en total), los cuales fueron agrupados posteriormente en seis (6) grandes categorías temáticas de análisis. Fue así como dentro de cada categoría, pudimos identificar los focos semánticos con mayores frecuencias, cruzando esa información cuantitativa con las siete tipologías de posts y las tres fuentes empíricas de producción del mensaje.
Resultados
El estudio permitió identificar seis grandes categorías temáticas:
a) posición político-ideológica;
b) pliego de reivindicaciones;
c) desarrollo de la acción directa;
d) red social como plataforma de denuncia;
e) narrativa grupal de la ocupación; y
f) efectos de la ocupación.
Ese agrupamiento de las 4.294 unidades de registro se realizó teniendo en cuenta las tipologías de publicación y diferenciando la fuente empírica de producción del mensaje.
A partir de las categorías establecidas, realizamos dos grandes operaciones inferenciales: la primera fue la descripción de la intención comunicativa correspondiente a cada una de las siete tipologías de publicación que circularon en la red social Facebook durante la ocupación de las escuelas de Río de Janeiro; y la segunda fue un análisis global comparativo de las unidades de registro, teniendo en cuenta la fuente empírica de producción del mensaje (hablado, escrito o imagénico).
La categoría a (posición político-ideológica) agrupó los focos semánticos relacionados em la ocupación como em fenómeno derivado de las condiciones de precariedad de la educación pública em Río de Janeiro; em em orden de ideas, aglutinó las críticas a los actores institucionales responsables de esa negligencia y visibilizó la pluralidad de voces (especialmente de artistas y políticos) y organizaciones que legitimaban el objetivo de la ocupación, es decir, la reivindicación del derecho a em educación de calidad.
La categoría b (pliego de reivindicaciones) se concentró em los focos semánticos relacionados em las exigencias de los estudiantes, cuya resolución era competencia tanto de la Secretaría Estatal de Educación (SEEDUC) como de las respectivas rectorías de los colegios.
La categoría c (desarrollo de la acción directa), por su parte, se centró em los focos semánticos relacionados em el modus operandi de la ocupación, es decir, em la forma como los estudiantes se organizaron dentro y fuera de las escuelas y durante la ocupación temporal de la Secretaría Estatal de Educación.
Em lo que se refiere a la categoría d (red social como plataforma de denuncia), los focos semánticos giraron em torno a la denuncia pública como estrategia de visibilización de situaciones anómalas dentro de las escuelas, así como de las acciones realizadas por el grupo de estudiantes que se oponían a la ocupación (los desocupas).
La definición de la categoría e (narrativa grupal de la ocupación) obedeció a la necesidad de agrupar los focos semánticos relacionados em la forma como los estudiantes, desde su punto de vista, construían sus propios relatos sobre la acción directa de ocupación que estaban desarrollando.
Finalmente, la categoría f (efectos de la ocupación) se enfocó em los resultados jurídicos, administrativos y pedagógicos de la ocupación, teniendo em cuenta la posición oficial y las decisiones emanadas de la Secretaría Estatal de Educación.
Es importante acotar que las seis categorías enunciadas funcionaron como lentes de aproximación a la primera operación inferencial relacionada con la intención comunicativa de las diferentes tipologías de publicación. Al tratarse de un proceso continuo de emisión, circulación y reproducción de mensajes en un contexto de movilización, fue posible describir elementos de esa dinámica comunicacional multimedia a partir de la diferenciación de los formatos, como muestra la Tabla 2.
En el marco de esa dinámica, es importante destacar que fue en los formatos textuales, es decir, el post entendido como la frase/párrafo publicado sin imagen, el artículo periodístico y el póster o afiche, donde predominó la categoría pliego de reivindicaciones, como muestra la Tabla 2: nótese, además, que se trata de la categoría con menor cantidad de unidades de registro.
En el caso particular de los artículos periodísticos de medios de comunicación tradicionales, cuyos enlaces fueron reproducidos por los estudiantes, fue posible identificar una doble intención comunicativa: por un lado, se trata de construcciones textuales que intentan crear una narrativa global del hecho, apelando a diferentes fuentes de información, con el propósito periodístico de darles voz a los actores involucrados; y por el otro, operan como legitimadores de la acción directa de ocupación. En lo que respecta a la voz de los actores involucrados, no fue posible evidenciar dicho equilibrio informativo, toda vez que primó la narrativa de la Secretaría Estatal de Educación sobre las posiciones de los estudiantes y de las personas que los apoyaban, como los padres de familia y los docentes.
Al analizar la fotografía como formato tuvimos en cuenta que se trataba de un tipo de publicación híbrida, que combinaba elementos imagénicos y textuales. Con respecto a los contenidos escritos de las fotografías, fue posible evidenciar el predominio de la categoría narrativa grupal de la ocupación debido a la alta frecuencia de los hashtags o etiquetas contenidas en el uso reiterado de consignas, lo que nos llevó a inferir que la intención comunicativa de las fotografías publicadas no era solamente informativa, sino también de inducción o llamado a la acción. Es importante anotar que el objetivo de un hashtag es precisamente ese, que haya una difusión mayor en el marco de una red social digital.
Ahora bien, desde el punto de vista de la imagen es importante destacar la preponderancia de los focos semánticos agrupados en la categoría desarrollo de la acción directa, en la que se muestra la forma como los estudiantes se organizaban para cuidar la infraestructura de sus escuelas. Al hacer circular y reproducir ese tipo de contenido, unido a los hashtags, los estudiantes contrarrestaron la narrativa de la “invasión” difundida por el grupo opositor a la ocupación y proyectaron una imagen de sentido de pertenencia, elemento que no fue noticia para la prensa oficial.
En lo que respecta al formato de video, tanto el editado como el espontáneo, es importante anotar que el primero de ellos obedece a una planeación discursiva y audiovisual, evidente en la estructuración narrativa del mensaje, los encuadres de la cámara, la tipología de los planos y la musicalización, en tanto que el segundo, como su denominación lo indica, es una grabación realizada con un dispositivo móvil, que no pasa por un proceso de edición. Al tener en cuenta las categorías de análisis, fue posible inferir que los focos semánticos más frecuentes se agruparon en torno del desarrollo de la acción directa, de la red social como plataforma de denuncia y de la narrativa grupal de la ocupación, como lo muestra la Tabla 2.
El video aficionado editado se concentró fundamentalmente en dos focos: el primero fue mostrar la ocupación como una acción organizada de resistencia civil de los estudiantes, que seguía un patrón general en todas las escuelas. El segundo foco del video aficionado editado fue la denuncia de irregularidades administrativas de las escuelas, relacionadas con el descuido de las instalaciones físicas, el desperdicio de material académico y la precariedad de la alimentación escolar.
Los focos semánticos correspondientes al video espontáneo, por su parte, se concentraron alrededor del registro de momentos cargados de emoción, como las discusiones acaloradas de los estudiantes con los funcionarios de la Secretaría Estatal de Educación, la repetición de consignas y los ataques de vandalismo a las instalaciones de las escuelas por parte de los grupos opositores a la ocupación.
Finalmente, al analizar el gif (graphics interchange format), entendido como yuxtaposición de imágenes que generan sensación de movimiento, observamos que las unidades de registro de este formato se concentraron alrededor de la categoría narrativa grupal de la ocupación, toda vez que predominaban lexías relacionadas con la ocupación como forma legítima de protesta y como conquista colectiva ligada a la etiqueta #ocupatudo. También vale la pena destacar que se trató del tipo de publicación con mayor valor absoluto de shares (número de veces que fue compartido) y con menor valor absoluto de engagement (suma de “me gusta” más comentarios), lo que nos permitió inferir que su intención comunicativa, en el marco de una red social digital que sirve de plataforma para una movilización colectiva, es mostrar una acción sincrónica de los actores involucrados y un impacto aparentemente mayor de esa acción, dada la simplicidad del formato y su potencialidad de viralización.
Una vez analizada la intención comunicativa de los formatos correspondientes a las 250 publicaciones seleccionadas, integramos las 4.294 unidades de registro provenientes de los contenidos escritos, hablados e imagéticos, y fue posible evidenciar, como muestra la Figura 2, que la categoría narrativa grupal de la ocupación obtuvo la mayor frecuencia (1.287 unidades de registro), en tanto que la categoría pliego de reivindicaciones registró la menor (181 unidades de registro).
Discusión
Las operaciones inferenciales realizadas a partir del análisis de contenido, es decir, la descripción de la intención comunicativa de los formatos y la comparación global de las unidades de registro, pueden ser interpretadas a partir de tres vectores que hemos denominado a) construcción del pensamiento social; b) dinámica comunicacional del pensamiento social y c) estructura del pensamiento social en una red social digital.
Construcción del pensamiento social. En el cuadro de una movilización colectiva como la estudiada, prevalece la lógica del pensamiento social, caracterizada por ser una construcción colectiva basada en criterios de atribución, sobre la lógica del pensamiento científico-racional, fundamentada en hechos comprobables, lo que se puede evidenciar cuando se comparan las categorías pliego de reivindicaciones y narrativa grupal de la ocupación (ver Figura 2). Mientras las menores frecuencias de registro corresponden a la primera categoría, relacionada con datos factuales que motivaron la ocupación de las escuelas, la segunda obedece al imaginario de los estudiantes, a la forma como construyeron un relato propio de la acción de protesta, lo que nos permite afirmar que en una red social digital, de cara a un evento de movilización colectiva, ambas lógicas de pensamiento coexisten y se retroalimentan.
Dinámica comunicacional del pensamiento social . Entendemos por dinámica comunicacional a la forma como el dualismo causal, el formalismo espontáneo, la primacía de la conclusión y la analogía se convierten en puntos de referencia para la construcción colaborativa de narrativas o interpretaciones de la realidad.
Las redes sociales digitales, al ser un campo transmedia de circulación de mensajes, permiten que esas condiciones de producción del pensamiento social operen, metafóricamente, como el foco de un espejo convexo. Por las leyes de la óptica sabemos que el foco de un espejo convexo o divergente se forma a partir de la intersección virtual de los rayos de luz que se proyectan sobre un eje principal, de ahí que la imagen del objeto que ese tipo de espejo refleja sea siempre virtual, derecha y menor: en otras palabras, el espejo no distorsiona la imagen, simplemente la proyecta de una forma diferente (ver Figura 3).
En el contexto del análisis de contenido realizado, los rayos de luz proyectados serían las condiciones de producción del pensamiento social arriba citadas que, combinadas, apuntan a la creación de un cuadro referencial de interpretación de la realidad, expreso en la narrativa, que no coincide con el principio de concordancia de la imagen con el objeto, pero que es intrínsecamente congruente con la forma como el objeto es socialmente pensado: “en lo que tiene que ver con las acciones humanas, las cosas son lo que las personas piensan que ellas son” (Von Hayek, 1953apudRouquette, 1994, p. 175).
Podemos referirnos, a modo de ejemplo, a la publicación de Facebook con el mayor número de shares (compartida 3.042 veces) y analizada en el presente estudio. Se trata de la fotografía nocturna de un joven acostado en la calle, con una sustancia blanca en el rostro (posiblemente residuos de gas lacrimógeno), atendido por una joven aparentemente nerviosa; la imagen está acompañada del siguiente texto: “La tropa de choque acaba de golpear fuertemente a alumnos del Ocupa Mendes y otros alumnos que ocupaban la Secretaría de Educación. ¡Alumnos desmayados y heridos en el lugar!” (Mendes em Luta, 2016).
La escena en cuestión tiene, sin duda, un alto contenido emocional y puede remitir a quien no estaba presente en el lugar de los hechos a un campo de guerra, en el que policías villanos, defendiendo a un Estado opresor, atacan a jóvenes héroes que luchan por una educación de calidad para todos. En este ejemplo se plasma claramente el dualismo causal que abordamos al inicio del artículo (Guimelli, 1999), es decir, efectivamente hay un hecho que denota uso de la fuerza -posiblemente exagerado- por parte de la policía, que coexiste con una interpretación acomodada al cuadro de referencia e intereses de los estudiantes, interpretación que fue justamente la que se difundió en la red social digital, generando indignación y buscando mayor apoyo a su causa.
Estructura del pensamiento social en una red social digital. El tercer punto de análisis nos lleva a considerar la dinámica generada en una red social digital -especialmente en momentos de crisis o movilización colectiva- como metasistema de comunicación, de interpretación de la realidad, atravesado por dos vectores íntimamente ligados: uno cognitivo (asociado a la lógica del pensamiento social) y otro afectivo.
De esta forma, sería posible afirmar que las redes sociales digitales crean el efecto de campo (effet de champ) al que hacía alusión Rouquette (1998), en el que intervienen la memoria compartida, la diferenciación intergrupal y la diversidad de juicios individuales, pero agregando el afecto como elemento activador de la homofilia (la aglutinación de los semejantes) o de la segregación reticular (el alejamiento de los diferentes).
En ese orden de ideas, sería posible inferir que en las redes sociales digitales también se estructuran los mismos niveles de generación cognitiva (ideología, representación social, actitud y opinión) propuestos por Rouquette (1998), constituyendo una arquitectura de órbitas concéntricas en movimiento (de la más estable a la más contingente) y produciendo una fuerza centrípeta, es decir, una fuerza que proviene del campo (effet de champ) y empuja el cuerpo -el pensamiento socialmente construido- hacia el centro de la trayectoria.
Eso que metafóricamente llamamos fuerza centrípeta, como muestra la Figura 4, equivaldría al vector afecto y estaría apuntando siempre, en forma de vórtice o remolino, al centro del espectro (la órbita de las opiniones), que sería el punto más inestable y contingente. En otras palabras, teniendo en cuenta la instantaneidad con que cambia la órbita de las opiniones, especialmente en momentos de crisis o de movilización colectiva, se corre el riesgo de abordar la red social digital simplemente como un dispositivo que propicia una entropía informacional, subestimando la noción de metasistema comunicacional o interpretativo que le es inherente, de donde emana el afecto como variable que conecta las diferentes formas del pensamiento social.
Llegamos a esta tercera gran inferencia justamente después de evidenciar la prevalencia del cognema lucha en los contenidos escritos, hablados e imagénicos de las 250 publicaciones sometidas al análisis de contenido, en las que apareció 165 veces, ligado a consignas con altas frecuencias como “Ocupa tudo”, “Ocupar, resistir, lutar pra garantir”, “Mendes resiste”, “Lutar até o fim” e “A luta continua” y presente, especialmente, en las categorías desarrollo de la acción directa y narrativa grupal de la ocupación. Ello nos llevó a considerar la posible existencia de una representación social de la ocupación por parte de los estudiantes, asociada a etiquetas movilizadoras con un alto contenido afectivo como lucha, resistencia y conquista, comúnmente utilizadas por los movimientos sociales de izquierda.
Conclusiones
Habernos aproximado a la dinámica comunicacional de generación, circulación y reproducción del pensamiento social en una red social digital resultó ilustrativo porque nos permitió contrastar una teoría clásica de la psicología social de la segunda mitad del siglo XX (el pensamiento social), usando un método tradicional (el análisis de contenido), con un fenómeno contemporáneo de movilización colectiva que bien podríamos definir como “comunidad instantánea de práctica transformadora” (Castells, 2013, p.13).
El estudio de la ocupación de las escuelas de Río de Janeiro, a la luz de los contenidos publicados por los estudiantes en las redes sociales digitales, evidenció la prevalencia del pensamiento social sobre el pensamiento científico-racional, así como la incidencia de las condiciones de producción del pensamiento social (formalismo espontáneo, dualismo causal, primacía de la conclusión y creación de analogía) en la construcción colaborativa de las narrativas digitales.
Finalmente, más allá de los contenidos analizados, el estudio también permitió proponer una relectura de los conceptos de efecto de campo y arquitectura del pensamiento social (Rouquette, 1998) adaptados a la dinámica de una red social digital, teniendo en cuenta el afecto como elemento movilizador que conecta las diferentes formas del pensamiento social, lo que contribuye a la apertura de horizontes teóricos que enriquecen el análisis de este tipo de fenómenos comunicacionales de movilización colectiva, cada vez más frecuentes en sociedades interconectadas.