1. Introducción. El Proyecto de Redes Temporales (PRT)1
Este estudio se propone explorar las diversas formas según las cuales es codificado el tiempo en el léxico del español. Dicho de otro modo, su objetivo es proporcionar una representación de la información temporal contenida y organizada en el léxico de esta lengua. Esta exploración nos llevó a proponer un conjunto de clases de expresiones temporales asociadas a ciertos rasgos semánticos, cada uno de los cuales caracteriza una clase, como se verá más adelante. Este conjunto de clases y sus relaciones pretende ser un mapa de la competencia léxica de un hablante del español, en lo que respecta exclusivamente al dominio cognitivo del tiempo. Una vez finalizado el proyecto este conocimiento se modelizará bajo la forma de grafos trazados en soporte informático. Los grafos figuran redes semánticas relativas a este dominio conceptual. Sus nodos estarán ocupados por expresiones en cuyo significado se alojan uno o más rasgos temporales. Las aristas se tenderán en función de los rasgos compartidos por las expresiones, conformando así redes conceptuales relativas al tiempo. Esto se ilustrará en 5.
Como es sabido, existe una abundante bibliografía sobre la información temporal contenida en palabras léxicas, como los verbos, y funcionales: preposiciones, adverbios y conjunciones, y sus respectivas proyecciones (cf. Bello 1847; Reichenbach 1947; Binnick 1991; Rojo y Veiga 1999; Cartagena 1999; García Fernández 1999; Evans 2005, Mani et al. 2005; NGLE 2009, entre otros). Hasta ahora, los cuatro ámbitos del estudio del tiempo lingüístico en la tradición lingüística hispánica han sido el tiempo gramatical, el aspecto gramatical y el aspecto léxico, los complementos y las oraciones adverbiales. El estudio de la codificación de la información temporal en el léxico del español no ha sido aún estudiado. Por lo tanto, es un lugar vacío, colmado de incógnitas, a las que este estudio pretende responder.
2. Bases conceptuales
Es sabido que el tiempo lingüístico es una categoría referencial por medio de la cual se expresa la orientación de un evento, por lo general respecto de un punto central, o bien en relación con otro punto que, a su vez, está orientado con respecto a aquel. En torno del primero se orientan los eventos como anteriores o posteriores. Como sabemos, este punto puede coincidir con el momento del habla o no, ya que ciertas expresiones pueden anclarse en alguna otra entidad temporal (Bello 1847; Reichenbach 1947; Bull 1960; Comrie 1985; Binnick 1991, 2012; Mani et al. 2005; NGLE 2009).
También es sabido que las lenguas tienen recursos gramaticales y léxicos distintos para expresar las relaciones de tiempo, de espacio y espacio-temporales: verbos, preposiciones, adverbios, adjetivos, nombres; vale decir, recursos que pertenecen a diferentes clases de palabras. Sería por demás ingenuo entender que estos recursos reflejan algo así como la naturaleza del tiempo, si se me permite expresarme de esta manera. Sabemos, por el contrario, que el tiempo, simplificando en extremo, es “ordenado” a través de ellos. Por esta razón, hay que preguntarse cómo expresa una lengua las informaciones temporales, cómo se diferencian las lenguas en la codificación del tiempo y cuáles son los aspectos que acaso puedan interpretarse como restricciones cognitivas universales. El hecho de que muchas lenguas representen el tiempo de forma similar, aunque no igual, prueba la pertinencia de estudiar los sistemas y subsistemas empleados para la estructuración de este dominio cognitivo que, sin duda, constituye, junto con el espacio, uno de los principios de estructuración básicos de la mente humana (Wierzbicka 1972; Haspelmath 1997; Evans 2005).
El estudio de los datos de muchas lenguas ha permitido concluir que, por lo menos en estas, las relaciones temporales son la anterioridad, la simultaneidad y la posterioridad. Estas dependencias ponen de manifiesto la naturaleza relacional del tiempo lingüístico, a la vez que revelan que lo pertinente, desde este punto de vista, no es la correlación entre expresiones y estados de cosas, sino el anclaje de las expresiones, esto es, la vinculación que estas establecen con puntos temporales diversos, como ya señalaba Reichenbach (1947) y se retoma, por ejemplo, en la NGLE (2009).
Como dije antes, en español -aunque, naturalmente, no solo- el tiempo está gramaticalizado, por un lado, en los tiempos verbales, las perífrasis temporales, los adjuntos y las oraciones temporales (cf. entre otros, Cartagena 1999; García Fernández 1999; Rojo y Veiga 1999, NGLE 2009). Por otro, forma parte del significado de numerosas piezas del léxico que hacen referencia a intervalos, duraciones, fases, frecuencias, puntos, simultaneidades, anterioridades y posterioridades en esa línea o flecha que parecen representar la vivencia humana del tiempo (Costa et. al. 2015). Estas unidades pertenecen a distintas categorías gramaticales, a saber, nombres, como noche; verbos, como permanecer; adjetivos, como breve; adverbios, como ahora; preposiciones, como durante, y locuciones, tales como a las apuradas y en dos patadas. Estas piezas léxicas
“comparten con las informaciones flexivas la propiedad de orientarse en función de puntos de referencia diversos: unas veces, el momento de la enunciación (como por ejemplo, dentro de una hora; el próximo día); otras, algún otro punto que se mide desde él (como es el caso de al cabo de dos horas; el día siguiente).” (NGLE 2009: 1674)
3. Contribuciones teóricas y cuestiones metodológicas
expresión temporalexpresión temporal3.1 Contribuciones teóricas
Las contribuciones teóricas que creemos aportar son, en lo esencial, tres, a saber: 1) la noción de expresión temporal y, en particular, su latitud; 2) la clasificación de las expresiones temporales y la postulación de los rasgos que se asocian con cada clase; 3) los enlaces o redes que se forman entre ciertas expresiones por el hecho de que comparten uno o más rasgos. En este apartado, desarrollaré e ilustraré 1), 2) y 3).
Como es sabido, el significado de una pieza léxica está compuesto por rasgos diversos, que se pueden jerarquizar de distintas maneras; esto ocurre también con las que llamamos expresiones temporales.
Entendemos que son expresiones temporales todas aquellas unidades que alojan un rasgo temporal en su significado2, por ejemplo: verbos como almorzar, permanecer, pronosticar, predecir, finalizar, caducar; nombres como jornada, vez, prisa, celeridad, infancia, prehistoria, minuto, viernes; adjetivos como inmediato, breve, eterno, simultáneo; adverbios como antes, después, ahora; preposiciones como durante, hasta; locuciones adverbiales como de repente, a las apuradas, al toque, como taponazo, en dos patadas, y un extenso etcétera.
Como puede comprobarse a través de los ejemplos, este uso del concepto de expresión temporal es más amplio que el que encontramos habitualmente en la bibliografía, ya que no solo comprende expresiones como, por ejemplo, verano, siglo, ahora o antes, no controvertidas en las clasificaciones tradicionales de las unidades temporales, sino también otras, que se suman a las anteriores, como prestar, cenar, plazo, rato, racha, zafra, atemporal o dos por tres, entre muchas otras no incluidas en los paradigmas tradicionales. Lo característico de estas unidades es que contienen, en alguno de los “segmentos” que componen su significado, uno o más rasgos temporales.
Como ilustración de lo anterior, veamos la diferencia entre los verbos prestar y regalar en lo que concierne al factor temporal.
Antes importa observar que el verbo prestar no contiene en su significado ninguna información temporal en el sentido en el que esta información aparece en la bibliografía. Sin embargo, este verbo designa una acción sometida a un límite temporal o, dicho de otro modo, una acción que se lleva a cabo solo dentro de un lapso. Téngase en cuenta que el Diccionario de la lengua española3 define este verbo de la siguiente manera: “Entregar algo a alguien para que lo utilice durante algún tiempo y después lo restituya o devuelva.”4 Entendemos que la información destacada constituye un componente que particulariza su significado. Obsérvese que si se suprime, obtenemos el “segmento” básico del significado del verbo regalar, que aparece como primera acepción en el diccionario mencionado, i.e., “Dar a alguien, sin recibir nada a cambio, algo en muestra de afecto o consideración o por otro motivo.”5
La noción de expresión temporal propuesta aquí constituye la hipótesis que nos ha permitido avanzar en el diseño y la aplicación de la metodología que paso a considerar.
3.2. Cuestiones metodológicas
La investigación consta de cuatro etapas. En la primera, se confeccionó un registro de expresiones temporales tomadas de tres fuentes lexicográficas: la vigésima segunda edición del Diccionario de la lengua española (DLE 2001), el Nuevo diccionario de uruguayismos (Kühl de Mones 1993) y el Diccionario del español del Uruguay(Academia Nacional de Letras 2011). Se seleccionaron los lemas de acuerdo con el concepto de expresión temporal que adoptamos.
El resultado de esta primera etapa es una base de datos de orden lexicográfico en la que se recogen exclusivamente unidades con información temporal. En los casos en los que una expresión posee una acepción temporal y otra de un orden diferente -locativa, por lo general-, se registró exclusivamente la acepción temporal. Así, por ejemplo, la primera acepción de aquí en el Diccionario de la lengua española6 sienta que es un adverbio demostrativo con el significado “En este lugar”, pero la quinta le adjudica el significado “ahora”. Pues bien, nuestra base de datos solo registra la última acepción. En la segunda etapa se elaboran definiciones propias. El motivo de ello radica en que comprobamos que en algunos casos las definiciones que constan en las fuentes consultadas no cumplen satisfactoriamente con el papel de destacar el rasgo temporal, algunas veces poco evidente, por cierto.
Pretendemos que nuestras definiciones ponderen la información temporal que forma parte del significado de los lemas. Todas las definiciones van acompañadas de ejemplos, ya sea tomados de corpus de referencia o bien inventados y testeados. Con los ejemplos se busca realzar la información temporal alojada en el significado de los lemas e ilustrar, al menos parcialmente, sus contextos, si bien no es un objetivo de este proyecto llevar a cabo un estudio de las restricciones combinatorias de estas unidades.
El resultado de esta segunda etapa es un diccionario no contrastivo de expresiones temporales. Para llevar a cabo esta tarea de orden lexicográfico nos apoyamos en una selección de estudios especializados (Bosque 1982; Porto Dapena 2002; Ostermann 2015, entre otros).
Es conveniente aclarar que el hecho de que hayamos usado dos diccionarios de uruguayismos es tan solo una consecuencia de que reflejan, en mayor o menor medida, la variedad del español de Uruguay. Sin embargo, el diccionario proyectado estará abierto a la incorporación de voces provenientes de otras variedades. Vale decir, pretendemos elaborar un diccionario del llamado español general, que incluya exclusivamente expresiones temporales evaluadas como tales de acuerdo con el concepto adoptado en esta investigación.
En la tercera etapa, se adjudican los rasgos temporales inherentes al significado de las unidades seleccionadas. La identificación de estos rasgos permite agrupar las piezas que los comparten en clases léxicas delimitadas en función de ellos. Tal es el caso, por ejemplo, de expresiones como frecuentar, cotidiano, cada tanto y a veces, que, a pesar de pertenecer a distintas clases gramaticales, se congregan en la misma clase semántica, ya que comparten el rasgo (frecuencia ). Esta tarea se lleva a cabo sobre la base de la clasificación de la que disponemos en este momento (cf. 4.), por lo cual esta clasificación constituye de hecho una hipótesis sujeta a revisión a la luz de más datos.
En una cuarta etapa, junto con un equipo de especialistas en procesamiento de lenguaje natural (pln)7, diseñaremos una herramienta informática que permitirá relacionar las piezas en función de los rasgos comunes. Más concretamente, a partir de los resultados obtenidos en las etapas segunda y tercera, el equipo de pln utilizará representaciones vectoriales de elementos léxicos y métodos de aprendizaje automático que permitan asignar rasgos de manera automática a las unidades. Por su parte, el equipo del prt procederá a testear la correspondencia entre la asignación automática de rasgos y nuestra asignación. Esto hará posible establecer las redes temporales que vinculen las unidades. Pretendemos que este instrumento represente los enlaces, las relaciones y las diferencias que, en principio, establece la competencia léxica de un hablante de español, aun de un modo no consciente.
4. La clasificación de las expresiones temporales
Expongo a continuación el conjunto de clases que proponemos junto con los rasgos con los que se asocian.
Es de hacer notar que las clases se definen con criterios semánticos y albergan unidades pertenecientes a diferentes categorías gramaticales. En relación con lo último, no obstante la diversidad, se perciben tendencias que quedarán anotadas al hacer referencia a cada una de las clases.
Por otra parte, es altamente previsible que una misma expresión pertenezca a más de una clase, cosa que ocurre en la medida en que posea por lo menos dos rasgos temporales. En la clasificación que sigue, lo último se pone de manifiesto cuando cierta unidad aparece en más de una clase.
1) Expresiones deícticas o mostrativas que se interpretan en relación con el momento de la enunciación. Son característicos de esta clase, por ejemplo, los adverbios demostrativos acá, ahí, aquí (interpretados como “en este momento”, “ahora”8), ahora, ayer, anoche, hoy, mañana (este último interpretado como “el día que sigue inmediatamente al de hoy”), y adjetivos deícticos como actual, presente y próximo, entre muchos otros.
En esta clase se incluyen también expresiones como la locución adverbial a esta(s) altura(s), donde es el determinante demostrativo el que lleva a cabo la deixis. Se asocia a esta clase el rasgo (deixis ).
2) Expresiones relativas que se anclan en alguna eventividad. Empleamos “eventividad” en sentido amplio, de modo que abarque estados, acciones y procesos, i.e., situaciones que pueden ser estáticas o dinámicas. El punto de anclaje puede no ser la instancia de la enunciación. Lo que las caracteriza particularmente es que se interpretan y localizan lo denotado en uno (y solo uno) de los fragmentos del eje tripartito “anterior, simultáneo, posterior”. Así es que estas unidades se caracterizan eminentemente por ofrecer información relacional.
Son candidatos claros para pertenecer a esta clase, por ejemplo, los adjetivos anterior, coetáneo, simultáneo, posterior y siguiente. Asimismo, adverbios como cuando, mientras y el par antes/después, así como las preposiciones durante, desde y hasta, las locuciones preposicionales a partir de, al cabo de, y las conjuntivas ni bien y tan pronto como. Se asocia a esta clase el rasgo (anclaje ).
3) Expresiones relativas que indican desplazamientos orientados hacia adelante o hacia atrás en la línea temporal en relación con un tiempo (punto o intervalo) de referencia. Por lo tanto, aportan también información relacional a su modo. Son propios de esta clase verbos como, por ejemplo, alargar, dilatar, postergar, predecir, premeditar, pronosticar y los nombres derivados (alargue, dilación, postergación, etc.). Se incluyen también locuciones adverbiales tales como de antemano y por adelantado, entre otras.
Quizá valga hacer notar dos cosas: por un lado, que la información acerca del tiempo de referencia es inherente al significado de estas unidades, y, por otro, que lo que llamamos “desplazamiento” es una forma particular de anclaje. Reciben el rasgo (desplazamiento ).
4) Expresiones que se distinguen por el hecho de que sus denotados mantienen relaciones de orden de anterioridad o de posterioridad. Esto indica que estamos nuevamente ante piezas con información relacional.
Algunos ejemplos son los nombres agosto, antecesor, Edad Media, adolescencia y viernes ―todos ellos definidos en relación con lo que está antes y/o después―, o los adjetivos siguiente, primero, último, entre otros.
No obstante compartir este rasgo, estas expresiones se distinguen en relación con el orden.
Más precisamente, algunas de ellas, como por ejemplo, anterior y posterior, establecen u otorgan por sí mismas la relación de orden. Mientras, otras como febrero, jueves o primavera no lo hacen, sino que ocupan “lugares” fijos en series léxicas de naturaleza temporal. Pertenecen a esta clase también casi todas las unidades prefijadas.
Es de hacer notar que -excepto co-, que expresa la simultaneidad (coetáneo) -, los prefijos temporales, a saber, ante-, ex- y pre-, que establecen la anterioridad y pos(t)-, que expresa la posterioridad, se ocupan de instaurar relaciones de orden en el eje “anterior-posterior”. A estas expresiones se les asocia el rasgo (orden ).
Como se puede comprobar, las piezas de las clases 2), 3) y 4) tienen en común proporcionar información relacional. A ese aspecto común, cada clase suma lo propio. Lo característico de 2), como se dijo antes, es que las unidades se interpretan en relación con eventividades que pueden ser anteriores, simultáneas o posteriores en la línea del tiempo. Lo propio de 3) es que sus piezas manifiestan adelantamientos o postergaciones en relación con un tiempo específico que toman en cuenta.
En 4) estamos ante piezas que se dejan definir localmente, vale decir, por el “lugar” que ocupan en relación con uno anterior y/o otro posterior. Obsérvese que aquí queda excluida la simultaneidad, a diferencia de lo que sucede con las otras dos clases.
5) Expresiones que denotan relaciones espacio-temporales, como por ejemplo, el verbo acelerar, la nominalización aceleración y el adverbio aceleradamente. Las unidades que se incluyen en esta clase pertenecen al campo conceptual de la velocidad. Así es que la integran, por ejemplo, el verbo correr (entendido como “ir de prisa”), los nombres lentitud, ligereza y, naturalmente, velocidad, los adjetivos y adverbios correspondientes, así como las locuciones adverbiales de sentido metafórico como (una) bala y como tiro y la locución adverbial cuantitativa a toda velocidad. Los adjetivos y las locuciones mencionados se caracterizan por medir la velocidad. Se asocia con esta clase el rasgo (tiempo-espacio )9.
6) Expresiones que denotan estadios o eventos recurrentes o no recurrentes. El rasgo (recurrencia ) se asocia con esta clase. Entendemos que el término recurrencia designa la reiteración cíclica previsible de algo.
Los denotados de las expresiones (+recurrencia )10 se caracterizan por repetirse cíclicamente, como, por ejemplo, las estaciones del año, los días de la semana o nombres propios que designan acontecimientos de determinadas culturas (Carnaval, Navidad, 1º de Mayo).
Los denotados por las unidades que poseen este valor ocurren regularmente entre intervalos conocidos y regulares.
Esta característica está en relación con el hecho de que el orden de esos denotados en el ciclo al que pertenecen es esperable o previsible. Por el contrario, los denotados de las expresiones (−recurrencia ) no se repiten; tal es el caso, por ejemplo, de juventud, ancianidad, Edad de bronce, infancia, Prehistoria, Renacimiento, pasado. Como se ve a través de los ejemplos, las expresiones referenciales son características de esta clase.
7) Expresiones que denotan extensiones temporales delimitadas y no delimitadas, i.e., por un lado, extensiones que poseen un comienzo y un fin o un comienzo o un fin, o bien, por otro lado, extensiones que no los poseen. Se asocia en general a esta clase el rasgo (delimitación ). Algunas de las piezas que las representan, como por ejemplo los nombres atardecer, día, fin de semana, hora, infancia, lapso, mañana, mes, período, quincena, rato, racha, siglo, verano, se asocian con el valor (+delimitación ), porque sus denotados, ocurran cuando ocurran, siempre poseen un comienzo o un fin, o bien, ambos límites.
Otras expresiones, como, por ejemplo, los nombres eternidad y tiempo están asociados con el valor (−delimitación ), porque sus denotados no poseen ni principio ni fin. Adjudicamos también este valor a adjetivos que se pueden predicar de estas extensiones, como por ejemplo, infinito, perpetuo y sempiterno y a las locuciones adverbiales por siempre y por siempre jamás,
8) Expresiones que denotan extensiones delimitadas, en las que ocurre que a la información acerca de la delimitación se suma la de la especificación de los límites. En función de ello se distinguen dos subconjuntos, aunque a ambos se asocia el rasgo (especificación ). Algunas expresiones, como por ejemplo, los nombres abril, año, fin de semana, milenio, minuto, Renacimiento, quincena, semestre, siglo, solsticio se caracterizan por el hecho de que sus significados contienen una información precisa acerca del punto de inicio y de culminación.
A este subconjunto se le adjudica el valor (+especificación ). Por el contrario, otras expresiones, como, por ejemplo, los nombres finales, fines, intervalo, lapso, período, postrimerías, racha, rato, temporada; los adjetivos breve y pasajero, predicables de esas entidades temporales, y la locución preposicional a fines de, se caracterizan por el hecho de que resulta imposible establecer inequívocamente los límites a partir de sus significados.
Se asocian con el valor (−especificación ). Huelga decir que esta clase está subordinada a 7).
9) Expresiones que representan o involucran ‘puntos’ temporales, por ejemplo, los nombres cenit11, cese, instante, medianoche, nacimiento, muerte, el adjetivo instantáneo ―que expresa una cualidad de un punto temporal―, verbos de logro (ingl. achievements, Vendler 1957) como nacer y morir, así como los nombres nacimiento y muerte12, la locución adverbial en punto y la verbal estirar la pata.
Se incluyen en este grupo expresiones que denotan eventividades en las que idealmente su comienzo y su fin coinciden en el tiempo. Se asocia a esta clase el rasgo (punto ).
10) Expresiones que denotan cambios debidos al transcurso del tiempo. Esta clase aloja característicamente ciertos verbos de cambio, como por ejemplo, amanecer, caducar, comenzar, envejecer, extinguirse, finalizar, madurar, morir(se), nacer, renacer, ultimar (con el significado “dar fin o concluir algo”), y nominalizaciones, tales como extinción, maduración¸ envejecimiento. Se adjudica a esta clase el rasgo (dinamicidad )13.
11) Expresiones que designan magnitudes, lapsos o propiedades, cuyos significados ofrecen exclusivamente información temporal. Integran esta clase, por ejemplo, los nombres conservación, curso (del tiempo), eternidad, fugacidad, infinitud, inmediatez, los verbos durar, permanecer, transcurrir, continuar, proseguir, reanudar y seguir, los adjetivos crónico, duradero, perpetuo, sempiterno, el adverbio mientras, la preposición durante, así como algunas locuciones, como la adverbial por los siglos de los siglos, y la preposicional a lo largo de (la semana/la vida…).
Se incluyen en esta clase piezas cuyo componente de significado predominante es la duración, como en los ejemplos anteriores, o su ausencia, como en ácrono y atemporal. Se adjudica a esta clase el rasgo (temporalidad ).
12) Expresiones que designan la reiteración de un evento. Forman parte de esta clase, por ejemplo, los nombres frecuencia, hábito y seguidilla, los verbos frecuentar y habituar(se), los adjetivos cotidiano, diario, habitual e intermitente, los adverbios raramente y regularmente y las locuciones adverbiales a menudo, a veces, cada tanto, de a ratos, de vez en cuando y dos por tres. Se asocia con esta clase el rasgo (frecuencia ).
13) Expresiones en las que coexisten informaciones de temporalidad y de manera, o, dicho de otro modo, expresiones que ponen de manifiesto la forma en que ocurren los eventos o situaciones.
Algunas de estas piezas pueden constituir respuestas a preguntas del tipo de ¿Cómo/de qué manera ocurrió/sucedió X? ― (Con) premura, (con) urgencia, fugazmente, inesperadamente, precipitadamente, lentamente.
Obsérvese que estas expresiones pueden ser sustituidas por el adverbio demostrativo de manera así, lo que pone de manifiesto su relación con el concepto de manera.
Por otra parte, el significado de muchas de ellas se asocia con una nota expresiva o valorativa que se suma a la información temporal, razón por la cual admiten construcciones con el adverbio exclamativo qué, como en ¡Qué urgente/súbito/raudo/inminente/lento…!
A estas expresiones se suman las locuciones adverbiales al toque, a todo trapo, a las apuradas, como (una) bala, como tiro, como taponazo, de prisa, en dos patadas, entre otras. Se asocia con esta clase el rasgo (manera ).
14) Expresiones que designan entidades individuales definidas en relación con su ciclo vital o bien con el contexto socio-histórico que las caracteriza. Ejemplos de los primeros son los nombres adolescente, adulto, anciano, borrego, cachorro, chiquilín, cincuentón, cordero y pibe. Ejemplos de los segundos son, dichos de personas o cosas a los que cualifican, renacentista, moderno y clásico14, entre muchos. Estas unidades se asocian con el rasgo (individuo ).
15) Expresiones que denotan períodos (etapas, lapsos), como por ejemplo, los nombres albores, comienzos, entreacto, estadio, finales, intermedio, introducción, juventud, madurez, niñez, postrimerías, vejez, vísperas o que se emplean en relación con procesos o acciones, como, característicamente, los adverbios de fase todavía y ya. Se les adjudica el rasgo (fase ).
5. Las redes temporales
En este apartado haré referencia a las redes temporales que se conforman en virtud de las conjunciones o haces de rasgos que se asocian con las unidades.
Como se dijo antes, la especificación de las clases y de los rasgos que adjudicamos a cada una de las expresiones no debe sugerir que a todas les corresponde exclusivamente un solo rasgo, ni, como consecuencia, que ciertas expresiones no puedan aparecer en más de una clase.
Por cierto, el hecho de que algunas unidades posean más de un rasgo implica que pertenecen a más de una clase y que, por lo tanto, participan de más de una red.
Para ilustrar esta condición basta con observar (1), donde las expresiones temporales se encuentran asociadas a haces de rasgos, o, lo que es lo mismo, a rasgos de diferentes clases.
1
aquí (deixis ), (punto )
marzo (+recurrencia ), (orden ), (+delimitación ), (+especificación )
rato (+delimitación ), (-especificación )
lento (tiempo-espacio ), (manera )
joven (individuo ), (fase )
seguidilla (-especificación ), (frecuencia )
pronosticar (anclaje ), (desplazamiento )
Como decía antes, la asignación de haces de rasgos a las unidades es lo que permite establecer la pertenencia de una unidad a múltiples redes.
A continuación, aparecen algunas representaciones gráficas simplificadas de estas redes. Sean las siguientes expresiones:
2
infancia (−recurrencia )
Edad Media (−recurrencia )
Neolítico (−recurrencia )
3
lunes (+recurrencia )
verano (+recurrencia )
Las expresiones de (2) quedarán enlazadas a través del valor (−recurrencia ), mientras que las de (3) lo harán en función del valor (+recurrencia ), como se ilustra en el Gráfico 1.
A su vez, estas expresiones están asociadas con los valores (+delimitación ) y (+especificación ). Esto implica que se forma una nueva red, que incluye todas las expresiones del Gráfico 1. Esto es lo que se ilustra en el Gráfico 2.
A través de estos ejemplos se revela, a pesar de la simplificación, que entre los miembros de las clases de nuestra clasificación se tienden varias y diferentes relaciones temporales, ya que algunas expresiones alojan en su significado más de un rasgo y, a su vez, comparten algunos de ellos con otras.
6. Observaciones finales y perspectivas
Como decía al comienzo, en este trabajo se presentan los resultados parciales de una investigación en curso. Por lo tanto, muchos de los conceptos y distinciones propuestos aún constituyen hipótesis sujetas a revisión. No obstante, considero que el concepto de expresión temporal que proponemos y el conjunto de clases y rasgos que aquí se presentan constituyen un avance considerable en la investigación, a pesar de que todavía están siendo sometidos a pruebas en función de la confrontación con un número más amplio de datos.
Aun así, estimo que los desarrollos que aquí se exponen hablan a favor de la pertinencia del proyecto, en la medida en que sustentan nuestra hipótesis de partida: la representación del tiempo no se restringe al ámbito del tiempo gramatical, el aspecto gramatical, el aspecto léxico y los complementos y oraciones adverbiales, sino que también está codificada en el léxico, y lo está de muchas formas que trascienden los paradigmas tradicionales, como he intentado mostrar.
Antes de finalizar, quiero dejar anotada una observación: entre los objetivos de este estudio no consta llevar a cabo un análisis completo de cada expresión temporal, sino, al menos por ahora, una descripción de cada voz a partir de los rasgos temporales presentados, junto con otros que podrán ser agregados, así como del entramado conceptual que las une en función de sus rasgos, lo cual ha dado lugar y nombre al Proyecto de redes temporales.