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1. Introducción
La Universidad de la República (Udelar) es una institución pública, autónoma y cogobernada, y es la universidad pública más grande del Uruguay. Cuenta con más de 120 carreras de grado y está presente en 14 departamentos del país (Udelar, 2020a). Así, el ciclo superior en Uruguay es un sistema de alta participación (Marginson, 2016, en Ezcurra, 2020), en el cual la Udelar congrega un porcentaje elevado de la matrícula total, que alcanza el 85 %.
Al comienzo del año lectivo 2020 de la Udelar, se declaró en el Uruguay la emergencia sanitaria a raíz de la pandemia por covid-19, ante lo cual el equipo rectoral y el Consejo Directivo Central de la Udelar (2020b) adoptaron inmediatamente conjunto de resoluciones, entre las cuales estuvo la de suspender las actividades de enseñanza presenciales, que rápidamente se reorganizaron para ser realizadas en forma virtual.
Tal como se expresa en el documento Udelar en línea: Orientaciones básicas para el desarrollo de la enseñanza y la evaluación (CSE, 2020), a fines de marzo el 90 % de las carreras de grado ya habían comenzado a dictar sus cursos en modalidad virtual (70 %) o estaban planificando hacerlo los primeros días de abril (20 %). Las actividades de tipo práctico se suspendieron hasta que la situación sanitaria del país y el tipo de actividad involucrada lo permitan.
Este contexto de emergencia sanitaria y migración a la virtualidad de los cursos ha involucrado un desafío de relevancia para el conjunto de los actores universitarios, lo que se complejiza aún más si se tienen en cuenta los procesos de afiliación social y académica necesarios durante los primeros tiempos del estudiante en la educación superior.
Estos procesos de afiliación se vieron afectados y modificados desde el inicio de los cursos, dado que la mayoría de los estudiantes no llegaron a asistir a clases presenciales e iniciaron el vínculo primario con la institución, los docentes, compañeros y el proyecto educativo en forma virtual.
Tal como lo señala el documento de la CSE (2020), resulta primordial en este primer semestre hacer un especial esfuerzo para motivar la permanencia de los estudiantes de primer año, que no han adquirido aún, en general, las capacidades de autorregulación del aprendizaje exigidas por la formación superior y no han podido construir aún grupos de estudio y apoyo. El aprendizaje sin presencialidad puede afectar especialmente la afiliación de la generación 2020 con perfiles socioeconómicos y culturales heterogéneos y condiciones desiguales para afrontar la emergencia (CSE, 2020, p. 3).
Por último, cabe considerar los principales resultados que aporta el relevamiento realizado por la Dirección General de Planeamiento de la Udelar (DGPlan, 2020), que involucró la aplicación de una encuesta a estudiantes para evaluar la propuesta educativa en la modalidad virtual del primer semestre del año 2020. Este estudio tuvo carácter nacional e involucró a estudiantes de ingreso y generaciones anteriores. Se planteó como objetivo central estimar el seguimiento de los cursos por los estudiantes y evaluar los niveles de satisfacción y dificultades asociados a la no presencialidad durante el semestre. De los resultados obtenidos en este relevamiento se destaca que los estudiantes identifican como las principales dificultades asociadas al cambio de modalidad, en orden de relevancia en cantidad de respuestas: la afectación emocional, la sobrecarga de actividades de enseñanza, la falta de contacto con docentes y compañeros, las dificultades en el acceso a la bibliografía. Por otra parte, si bien es elevada la proporción de estudiantes que afirman haber realizado y mantenido cursos en modalidad virtual, el 20 % que no lo hizo expresa que esto se debió a motivos económicos, el cambio de modalidad de los cursos al formato virtual, problemas de conectividad o falta de equipamiento informático adecuado para participar en las actividades de enseñanza propuestas, a una decisión personal y en menor medida a motivos de salud.
Estos datos no hacen más que confirmar la importancia del acompañamiento de los estudiantes en todas las etapas de su trayectoria, fundamentalmente a quienes ingresan a la institución educativa en este contexto tan particular. Se presenta a continuación una estrategia institucional llevada adelante por el Programa de Respaldo al Aprendizaje (Progresa) que apunta al cumplimiento de este objetivo.
2. La estrategia de apoyo estudiantil en tiempos de pandemia: diseño e implementación
Tal como se expresa en la introducción, en el contexto de la pandemia el conjunto de estructuras de la Udelar han tenido que redirigir y abocar sus esfuerzos a acompañar la migración a la enseñanza en línea.
Con este cometido, en el mes de marzo se creó un equipo de trabajo para encargarse de la coordinación y el apoyo a los servicios universitarios en las acciones de planificación del primer semestre de 2020 -en particular del monitoreo del avance curricular y pedagógico y de las situaciones de vulnerabilidad y apoyo a los estudiantes universitarios- a la Unidad Académica de la Comisión Sectorial de Enseñanza y al Programa de Respaldo al Aprendizaje (Progresa), junto con el Rectorado de la Universidad de la República (Udelar, 2020c).
En este marco, el Progresa diseña e implementa una estrategia de apoyo estudiantil en tiempos de pandemia que surge del intercambio con los distintos colectivos y estructuras de la Udelar e incluye las orientaciones señaladas por el cogobierno universitario.
La estrategia tiene como objetivo aportar al fortalecimiento de las trayectorias educativas de los estudiantes de la Udelar, específicamente a la generación de ingreso, contribuyendo a su continuidad e integración en la institución, teniendo en cuenta, como se ha mencionado, que esta se encuentra en un momento de especial vulnerabilidad.
En este sentido, se realizan propuestas de intervención que apuntan a alcanzar el objetivo planteado, algunas diseñadas específicamente a partir de la situación de emergencia y otras preexistentes y adaptadas para trabajar en la nueva coyuntura.
Se presentan a continuación las propuestas desarrolladas en el marco de la estrategia y los resultados iniciales del impacto de su implementación en el primer semestre.
A. Campaña Estoy: para la solidaridad no hay cuarentena
Se trata de una propuesta de tutorías entre pares de apoyo a la generación de ingreso. En este marco, se realizaron dos tipos de convocatorias:
- Convocatoria a estudiantes universitarios: destinada a aquellos estudiantes que habían realizado su formación como tutores con el Progresa o en los servicios o que tuvieran interés en la actual coyuntura de acompañar a estudiantes de la generación ingresante durante el semestre. Los tutores fueron supervisados por docentes del Progresa.
- Convocatoria a estudiantes tutorados: destinada a aquellos estudiantes de la generación 2020 que sintieron la necesidad de ser acompañados por un tutor par.
Para esta campaña se elaboraron materiales de trabajo específicos, como protocolo de intervención para los tutores; sistematización de recursos de la Udelar para los estudiantes, en particular para los ingresantes; documento de preguntas frecuentes; tips referidos a temáticas específicas tales como técnicas de estudio, estrategias de aprendizaje, lectura recreativa, ansiedad y estrés, motivación, oratoria.
B. Redireccionamiento de los cursos de tutorías entre pares al apoyo estudiantil
Se realizó un redireccionamiento de todos los cursos de Tutorías Entre Pares (TEP) que imparte habitualmente el Programa hacia el apoyo a la generación ingresante. De este modo, la práctica que desarrollan los estudiantes en TEP lejos de interrumpirse se intensifica, cambia de formato y pasa a desarrollarse de forma virtual, promoviendo un vínculo de cercanía con los estudiantes más allá del distanciamiento físico.
Se estableció como parámetro que todos los estudiantes inscriptos para cursar este año Tutorías entre Pares lo harían ya por diseño de la propuesta al estar cursando TEP 2, o que aquellos que comenzaban en el semestre TEP 1 tuvieran un encuentro con sus compañeros de la generación ingresante en 2020.
La intervención tuvo por objetivo generar la aproximación de estudiantes universitarios que ejerciendo como tutores acompañen a los/as estudiantes de ingreso 2020 que comenzaron los cursos en marzo y se encontraron con un semestre atípico y en una situación nueva para la Universidad y para ellos como estudiantes. En este sentido se apuntó a que el/la tutor/a facilitase la generación y el fortalecimiento de redes solidarias de intercambio y apoyo entre el estudiantado.
C. Tutorías de apoyo a la materia previa
- Convocatoria a tutores y estudiantes que se inscribieron en forma condicional: en febrero y marzo se lanzó la convocatoria por redes, web institucional y mailing.
Esta línea se inscribió en la propuesta #Estoy y se adaptó la modalidad a encuentros virtuales de apoyo en la preparación de la materia previa para aquellos estudiantes que debían una materia de educación secundaria, a los que se dio continuidad todo el semestre. Los tutores fueron supervisados por docentes de Progresa durante el semestre.
D. Tutorías académicas entre pares
Se desarrollaron cuatro propuestas de tutorías académicas entre pares en tres servicios: Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (curso: Matemática); Escuela de Nutrición (cursos: Química Alimentaria y Nutrición Clínica), e ISEF (curso: Fundamentos Anátomo-Fisiológicos). En todos los casos se trató de cursos acreditados dictados en forma conjunta con los docentes del curso en que se desarrolló la tutoría en coordinación con las Unidades de Apoyo a la Enseñanza.
E. Espacios de Consulta y Orientación
Se desarrollaron Espacios de Consulta y Orientación en formato virtual, que funcionan habitualmente todo el año y se encuentran abiertos a todos los estudiantes (universitarios y preuniversitarios), en los cuales se abordan facilitadores y obstaculizadores para el desarrollo del proyecto educativo. En este marco, se focalizaron principalmente en estudiantes de la generación ingresante, que accedían por solicitud directa o derivaciones de los servicios u hogares estudiantiles.
F. Espacio de Apoyo y Contención Psicológica
La pandemia afecta, entre otros aspectos, la salud tanto física como mental de todos los involucrados. La vida universitaria trae aparejados diferentes aspectos que impactan en la subjetividad de los estudiantes generando diferentes estados que estos no siempre están preparados para afrontar, a los cuales se suman las particularidades del contexto actual. En este sentido, se tornó necesario atender -en forma complementaria a las medidas anteriormente presentadas- los efectos sobre los estudiantes en su relación con el proyecto educativo para minimizar los daños y transformar esos efectos en recursos que puedan dar continuidad al proyecto elegido.
Estos espacios fueron propuestos en forma virtual a nivel grupal y estuvieron coordinados por un equipo de psicólogos con experiencia en grupos terapéuticos y/o trabajo en las temáticas mencionadas.
G. Talleres temáticos
Debido a la identificación de una demanda en el abordaje de algunas temáticas específicas, se propuso la realización de talleres donde se abordaron los siguientes temas: estrategias de aprendizaje, oratoria y desarrollo de la expresión oral en público, comprensión lectora de consignas de examen, motivación en la universidad, manejo de la ansiedad y el estrés, desarraigo y rearraigo en las migraciones.
3. Impacto de la estrategia de apoyo estudiantil a la generación de ingreso 2020 en su primer semestre de implementación
En total, durante el primer semestre del 2020 se ofreció apoyó mediante la participación de 500 tutores a 4.000 tutorados, unos 2.000 en el marco de la sublínea de tutorías #Estoy. Del total de estudiantes que contaron con apoyo para la preparación de la materia previa, 72 % la aprobaron.
En el marco del desarrollo de los Espacios de Apoyo y Contención Psicológica, se contactó a unos 12.000 estudiantes de ingreso mediante correo electrónico y llamada telefónica. Funcionan 14 grupos -en los cuales participan 250 estudiantes, aproximadamente- con frecuencia semanal y se realizan seguimientos mediante entrevistas individuales.
Se realizaron en total 12 talleres temáticos que contaron con 1.500 inscriptos en total y una valoración muy positiva de los participantes. Debido a la alta demanda de inscripción en todas las áreas propuestas, se realizaron varias réplicas de los talleres y se prevé continuar desarrollando esta línea en la medida en que se sostenga la demanda de los estudiantes.
Se presentan a continuación los datos preliminares de la evaluación del impacto de la línea #Estoy y del Espacio de Apoyo y Contención Psicológica, como sublíneas de la estrategia integral de apoyo estudiantil del Progresa, que surgieron como respuesta institucional ante la situación de la emergencia sanitaria e implicaron un acompañamiento significativo y sostenido durante el primer semestre del 2020.
Evaluación de la línea de tutorías #Estoy
Se presentan a continuación los principales elementos que surgen del formulario de sistematización de datos de los tutorados. De los 2.000 estudiantes de la generación 2020 a los que se ofreció la tutoría, se mantuvo un vínculo de intercambio fluido durante todo el semestre con 681 (n = 681), que representan una cobertura del 34 % del total. Por otro lado, con un 51 % de los tutorados el vínculo fue principalmente de intercambio de información e invitación a talleres y a compartir materiales o recursos, mientras que con el 15 % restante no se generó un vínculo debido que ante el contacto del tutor manifestó no necesitar apoyos.
En el desarrollo de esta tutoría participaron estudiantes de 23 servicios universitarios del país, principalmente de las áreas Salud y Social.
Respecto al perfil socioeducativo de los estudiantes, la mayoría se ubica en el entorno de los 18 y 19 años de edad, provienen de todos los departamentos del país y algunos son extranjeros. Una proporción elevada de estos estudiantes migraron a Montevideo y expresan que es su lugar de residencia actual.
En lo que refiere al logro educativo en el hogar, se destaca que aproximadamente el 66 % de los estudiantes que recibieron la tutoría son la primera generación de universitarios en su familia y más del 70 % solicitaron algún tipo de beca, principalmente de apoyo económico.
Los principales contenidos abordados en la tutoría, presentados en orden de relevancia decreciente, se relacionan con adaptación a la Universidad, estrategias de estudio y formas de organización, motivación para continuar estudiando, información sobre recursos y prestaciones para estudiantes, apoyo para la adaptación a cursos en formato virtual, apoyo académico para cursos específicos del primer año, apoyo en el manejo del Entorno Virtual de Aprendizaje, entre otros.
Asimismo, cabe mencionar que en las instancias de acompañamiento docente de la actividad de los tutores estos expresan que los tutorados valoraron muy positivamente dos elementos: por un lado, que la institución se hubiera preocupado por conocer su situación y ofrecerles apoyo a través de las tutorías, a la vez que lograron establecer vínculos con pares de su generación, aspecto que se había dificultado en el contexto inicial y que se constituye como un sostén de los cursos en formato virtual.
Para contar con la evaluación de los tutorados respecto a esta línea, una vez culminado el semestre se aplicó una breve encuesta telefónica para conocer el impacto de la tutoría en los estudiantes de la generación 2020, principalmente en aquellos con los que se logró establecer un vínculo más estrecho con los tutores.
De la aplicación de esta encuesta, surge que un 89 % de los estudiantes afirman que la tutoría constituyó un aporte en su ingreso a la Universidad. Dentro de los principales aportes de la tutoría, los estudiantes mencionan, en orden de relevancia, los siguientes: motivación para continuar estudiando en la Udelar; mantenerse vinculados con la institución; acceso a información; tener una referencia institucional cercana; aprender el manejo de EVA y sostener los cursos en formato virtual; generar un vínculo con estudiantes de la generación 2020; apoyo de tipo académico a nivel de los cursos, de escritura o preparación de la materia previa; orientación respecto a becas y otras carreras; apoyo en técnicas de estudio, entre otros.
Por otra parte, en el contacto telefónico algunos estudiantes destacaron principalmente dos aspectos de orden cualitativo. Por un lado, el compromiso y disposición de quienes asumieron el rol de tutores y la importancia que tuvo para ellos recibir apoyo y orientación en un momento y contexto tan particulares. Por otro lado, mencionan que esa estrategia debería mantenerse y repetirse en años venideros.
Principales emergentes de los Espacios de Apoyo y Contención Psicológica
Si bien esta línea se encuentra en plena implementación, se destacan a continuación los principales puntos de los emergentes surgidos en los espacios grupales e individuales de apoyo y contención psicológica y en los talleres temáticos.
Una propuesta de estas características toma como punto de partida el abordaje de problemáticas propias de un presente cargado de incertidumbre en la mayoría de sus ámbitos. Sin embargo, en el trabajo con los estudiantes surgen otras, entre las que se destaca principalmente la afectación emocional, aspecto que también se ve reflejado en el relevamiento realizado por la Dirección General de Planeamiento de la Udelar (DGPlan, 2020), ya que entre sus resultados se destaca que los estudiantes identifican la afectación emocional como la principal dificultad asociada al cambio de modalidad.
Así, en los espacios psicológicos virtuales (EPV) aparecen angustia, desorientación y desmotivación por las dificultades que presenta la modalidad virtual de aprendizaje. Sentimientos de agotamiento, agobio, miedo, tristeza, culpa, vértigo, aumento significativo del estrés y la ansiedad que se relacionan con el presente social y económico de sus familias y entorno.
Como otros aspectos a destacar, se pueden mencionar las dificultades en la construcción del ser universitario, en lo que surge que faltan principalmente la grupalidad y el intercambio de lo presencial en clase, lo que conlleva asimismo dificultades para autogestionarse. En cuanto a lo académico, se destaca la falta de concentración y organización frente a la virtualidad, si bien algunos estudiantes valoran la virtualidad como algo beneficioso en lo que respecta al factor económico monetario y al tiempo de traslado. Por otra parte, las experiencias de cursadas han sido disímiles entre las carreras y los cursos, respecto a lo cual algunos resaltan el compromiso de los docentes en el sostén de los cursos a la vez que expresan haber encontrado dificultades con relación al proceso de aprendizaje en el marco de la enseñanza virtual.
Para un segmento significativo de estudiantes, esto ha implicado el desafío de articular el estudio con otras actividades como el trabajo o las tareas de cuidado en el hogar.
Respecto a la modalidad en que se desarrollaron los cursos en este semestre, se presenta la preocupación por el volumen de materiales que se suben a la plataforma virtual de la Universidad, y en algunos casos por la ausencia de clases virtuales donde interactuar con el docente y otros compañeros. La mayoría manifiesta incertidumbre con relación al próximo semestre, a la modalidad de cursada, a las evaluaciones, y se constata una percepción de sobrecarga de tareas. Todo esto se ve exacerbado en aquellos estudiantes que perciben algún tipo de beca, en quienes surge una preocupación en cuanto a las posibilidades de sostén de esta prestación, que se intensifica ante las instancias de evaluación, ya que de su resultado depende la renovación.
Se identifican también dificultades por desarraigo en quienes habían migrado a Montevideo para estudiar y en el momento de suspensión de las actividades académicas presenciales tuvieron que retornar a sus lugares de origen. Estos estudiantes presentan cuestionamientos respecto a si vale la pena continuar este año o volver el próximo tal como lo expresan: “con más seguridad”, lo que trae aparejada una preocupación en torno a cómo se va a afrontar ese posible retorno a la presencialidad en Montevideo.
Por último, se visualizan aspectos vinculados a dificultades a nivel de recursos para poder participar en las clases en modalidad virtual, por no contar con dispositivos electrónicos y/o condiciones adecuadas de conectividad; algunos expresan además que no cuentan en sus hogares con privacidad y espacios adecuados para estudiar.
4. Algunas reflexiones finales
Para comenzar, se considera de relevancia recapitular la situación en la que el mundo entero se encuentra inmerso, el contexto de la pandemia. A escala planetaria, nadie se encuentra exento. Esto que parece evidente no se debe olvidar, ya que se trata de un enemigo externo cuyo recorrido y campo de batalla se desconocen. Frente a él, la emergencia sanitaria y humanitaria es total.
En esta coyuntura no hay exterioridad posible. A diferencia de lo que ocurre en otras emergencias, como por ejemplo un terremoto o un ciclón, todos los países del mundo se encuentran en esta situación. Durante las crisis desatadas por fenómenos naturales, por ejemplo, existen un principio y un fin; en el caso de la pandemia se está actualmente en el durante y se desconoce cuál será su fin. El mundo entero se encuentra entonces frente a un cambio radical en el orden de la vida individual y colectiva.
Lo que sí se puede afirmar es que se debe incluir la situación en la reflexión y que en las instituciones educativas es imperativo incluirla en todos los dispositivos de enseñanza. Hay una pandemia que es necesario incluir para aprender. Una pandemia que, solo en lo que refiere a educación superior, afectó a más de cuatro millones de estudiantes en todo el mundo.
El paso a la virtualidad como resultado de la pandemia tomó a todos desprevenidos. Las tecnologías están instaladas en la cotidianeidad de todos, pero no lo estaban en las prácticas educativas de todos los días. Incluso para muchos docentes esta quizá haya sido la primera experiencia de enseñanza virtual. En general se utilizan tecnologías de la comunicación e información, pero estas no están incorporadas de forma estructural y generalizada en la planificación ni en los hábitos o formas de enseñanza-aprendizaje.
Se hacía referencia anteriormente a que no se puede continuar como si todo fuera igual. Las palabras clave son flexibilidad, empatía y prioridades. La duración de la clase virtual no puede ser idéntica a la de la presencial: no se puede pasar de una realidad a otra como si nada estuviera cambiando. No es igual el tiempo virtual que el presencial. En algunos casos, pueden ser más útiles encuentros sincrónicos breves que otras opciones que ofrece la virtualidad. Lo mismo ocurre con el paradigma de la productividad: los estudiantes no van a rendir igual que en tiempos de normalidad, ya que se están viviendo tiempos de excepción.
Paradójicamente, la virtualidad requiere de mayor autonomía e interactividad. Quiebra el modelo del docente hablando y los estudiantes escuchando. Ya no rinde el vínculo radial; parecería que el trabajo colaborativo en red sería una de las opciones. Una puntualización: ninguna de estas estrategias funciona si no la consideramos atravesada por lo vincular. El rol del docente es más de docente tutor. Y si bien aún no existen resultados consistentes de investigación en este contexto, a partir del trabajo que el Progresa viene desarrollando con los estudiantes se pueden identificar claramente dos expresiones casi contrapuestas. Por un lado, el beneplácito de poder continuar. Por el otro, lo arduo que resulta hacerlo.
El impacto del contexto y del pasaje a la virtualidad en las trayectorias educativas podría verse reflejado en el rezago o desvinculación estudiantil, asociados a la situación socioeconómica, que brinda mayores o menores posibilidades de participar en condiciones de calidad en las actividades académicas que la institución educativa exige en contexto de virtualidad. Esto ubica a la institución con un grado de responsabilidad en la promoción de estas condiciones, dado que las medidas que adopte pueden minimizar las dificultades y potenciar las fortalezas que esta modalidad implica. Las estrategias institucionales deben entonces ir en la dirección de aportar a la transformación de la enseñanza para hacer de esto un modelo pedagógico de mediano y largo plazo, inclusivo y vinculado más que nunca a la realidad social. Se trata, al decir de Puiggrós y Gagliano (2004), de colocar a la universidad como promotora de saberes socialmente productivos.
Es en este sentido que en un presente con tantas incertidumbres la única certeza es la responsabilidad de las instituciones educativas en generar las condiciones para que todos los y las estudiantes que quieran materializar sus proyectos formativos puedan hacerlo. Así, el conjunto de medidas que la Universidad de la República ha venido adoptando apuntan, entre otros aspectos, a sostener las trayectorias estudiantiles desde una perspectiva integral para que este contexto no tenga como consecuencia una profundización de las desigualdades. Tal como afirma Butler (2020), el virus no discrimina, pero los humanos sí. La pandemia pone de manifiesto, una vez más, las desigualdades de edad, género, geográficas, socioeconómicas, entre otras. Es por esto que se deben buscar soluciones creativas previendo que a partir de esta experiencia la educación en línea se transforme en norma o en una de las modalidades.
Por eso, la Udelar viene dando cobertura material, subjetiva e institucional. Así se hizo con las becas laptop para universitarios, la iniciativa #Estoy y el Espacio de Apoyo y Contención Psicológica, entre otras. Se procuró atender a las condiciones materiales para que los estudiantes puedan participar y continuar con los cursos. Se realizó un relevamiento de estudiantes que no contaban con computadoras y/o tenían dificultades en la conectividad para proponer posibles mejoras a esas situaciones.
No obstante, en este contexto las condiciones materiales no son ni han sido el único obstáculo. El equilibrio subjetivo, el manejo de las emociones son tan importantes como lo anterior a la hora de pensar los procesos de aprendizaje. Así fue que surgieron las diferentes líneas del Programa de Respaldo al Aprendizaje, en una apuesta a fortalecer las trayectorias de todos los estudiantes y principalmente a los de la generación que ingresó a la Universidad en el momento en que se declaraba la emergencia sanitaria.
El objetivo de la Udelar, una vez declarada la pandemia, fue y es hacer todos los esfuerzos necesarios y urgentes para continuar las actividades de enseñanza en línea y que las brechas digitales que surgen no se traduzcan en brechas educativas profundas y de largo alcance que generen más desigualdades.
Una primera constatación en el proceso de migración a la enseñanza no presencial fue que las clases virtuales apuntan más a lo colaborativo y a la autonomía del estudiante, lo cual requiere una retroalimentación precisa del docente. Los estudiantes y sus interacciones se deben incluir como facilitadores en la construcción de conocimiento, aportando así al aumento del ratio de ayuda pedagógica y fortaleciendo, en paralelo, la integración social a través de pares. Sin embargo, es necesario recalcar que la renovación de la enseñanza -en cuanto a la flexibilidad, el rol docente y las estrategias colaborativas- no empezó con la pandemia por covid-19 sino que es parte de un proceso de reforma que la Universidad de la República viene transitando desde hace más de una década.
En este sentido y para dar cierre a la presente reflexión, se podría ubicar esta situación como una ventana de oportunidad para la reflexión de todos los actores involucrados en torno a las prácticas de enseñanza centradas en que los estudiantes habiliten el desarrollo de las capacidades de autoaprendizaje, que los docentes guíen estos procesos y que a su vez la Universidad impulse estas prácticas educativas.
