Introducción
El problema de estudio se enmarca en el consumo de medicamentos por parte de profesionales, técnicos/administrativos de la salud y sus factores asociados, quienes, se asume, presentan mayor conocimiento y un acceso más expedito a los medicamentos, lo cual hace inferir que frente a una afección o enfermedad no realicen una consulta oportuna con el profesional referente, sino que, por el contrario, desemboquen en una conducta de consumo de medicamentos sin prescripción médica.
Esta actitud se puede explicar por la repetición de patrones de indicaciones de medicamentos realizadas previamente por el profesional y que, una vez finalizado el tratamiento, les queden medicamentos a su disposición. Frente a esto, al reiterarse esas dolencias o afecciones recurren a éstos sin la consulta profesional pertinente. De igual forma se observa el acceso que los profesionales tienen a muestras médicas, a laboratorios y a visitadores médicos. Asimismo, en el trabajo cotidiano, se establecen relaciones de confianza y contacto directo con el profesional médico, lo que facilita, por un lado, un mayor conocimiento de patologías, tratamientos y medicamentos, y por otro, la obtención de muestras o medicamentos directamente de este profesional.
En este escenario, si bien los profesionales, técnicos y administrativos de salud pueden presentar una base teórica sobre medicamentos, esta situación no está exenta de riesgos, lo cual sumado a una confianza excesiva en el conocimiento que se tiene, puede ocasionar daños colaterales para la salud.
En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) propone directrices que apunten a una mejor estrategia sistemática de comunicación y sensibilización de todo el personal sanitario 1. Al respecto, desde el punto de vista legislativo, la venta no regulada de algunos medicamentos, como los analgésicos, es una constante que facilita su consumo sin la prescripción debida. La política farmacéutica debe asegurar la calidad de los medicamentos, fomentando su uso racional 2, formando parte de la agenda de salud nacional 3. Por ello, es importante que se aúnen acciones con objetivos amplios y concretos para la población en general, proceso que puede ser facilitado a través de la organización de una política ministerial4-5.
Debido al consumo de medicamentos sin indicación médica, la modificación arbitraria de dosis, la frecuencia y tiempo de administración, lo antedicho constituye un problema de salud pública, especialmente en países desarrollados y, específicamente, en el uso de fármacos como benzodiacepinas 6. A raíz de esto, algunas naciones han instaurado que sean los farmacéuticos quienes resguarden el uso adecuado e identifiquen a personas con riesgo de abuso de medicamentos 7.
Chile no está exento de la situación planteada, por lo que en esta investigación se estudia la situación del consumo de medicamentos sin prescripción médica en profesionales y técnicos/administrativos de la salud, contexto que se aborda desde la perspectiva epidemiológica y social, fundamentada por su magnitud y riesgos tanto para el ente de salud como para la atención de los usuarios.
El consumo de medicamentos no prescritos por el profesional médico es un tema de creciente relevancia, y que, como se ha mencionado anteriormente, amerita la revisión de medidas y resguardos para su control y supervisión (8. Si bien esta práctica pareciera inevitable, las autoridades y profesionales de la salud deben educar a la población acerca de los riesgos y buscar estrategias que incrementen el uso seguro y eficiente de medicamentos, a través de intervenciones dirigidas al equipo de salud, farmacias y a consumidores 4, concientizando en evitar hacer uso de esta práctica personal.
Una estrategia eficiente ha sido la implementación de Guías Clínicas para promover el consumo y uso adecuado de medicamentos, como elemento central en la formación de profesionales9-10; sin embargo, no está exenta de inconvenientes, como el monitoreo de prácticas de prescripción en las instituciones de salud. En este aspecto, para lograr el consumo seguro y adecuado de medicamentos se debe reflexionar acerca de la normativa de exigir receta médica en toda venta de éstos, debido a que a la fecha sólo lo requieren por ley los estupefacientes y antibióticos, los cuales se encuentran regulados y controlados. No obstante, existe un número de medicamentos de venta libre, lo que ha dado lugar a una práctica cotidiana en el consumo de medicamentos no prescritos, estimada entre 43% y 55%, según un estudio de Wirtz y colaboradores 11.
Conjuntamente, la decisión de ingerir medicamentos debe estar acompañada con información al respecto, tal como ocurre en países desarrollados y en algunas naciones de Latinoamérica 12, donde se realizan consejerías. Sin embargo, existe limitada inversión para incrementar el conocimiento de los consumidores y el acceso a información sobre salud y medicamentos 13.
Una investigación de magnitud y factores de consumo de medicamentos no prescritos, realizado en médicos, farmacéuticos y estudiantes de salud, efectuada por Auta y colaboradores el año 2012, señala que un 38,5% realizaba esta práctica y que los medicamentos fueron obtenidos en farmacias o en tiendas. Entre los más utilizados se mencionan el paracetamol y antiinflamatorios no esteroideos (AINE). La experiencia previa y la no gravedad de la enfermedad fueron los dos principales factores reportados para su ingesta (14.
En el mismo escenario, en estudiantes de farmacia, muestra que 66,0% contaba con medicamentos en su habitación, 37,1% poseían medicamentos sobrantes de indicaciones previas como analgésicos y sólo obtenían los medicamentos con receta médica un 25,8%. La práctica de consumo de medicamentos no prescritos fue del 53,2%, sin relación significativa con el conocimiento de medicina 14.
En concordancia con lo anterior, en estudiantes universitarias de enfermería la prevalencia de esa práctica fue del 38,8%, siendo el principal motivo el dolor autoreferido con intensidad moderada, predominantemente crónico y localizado en la cabeza, según lo estudiado por Ferreira y su equipo en el año 201115.
La venta de analgésicos está muy extendida en todo el mundo, debido a que el dolor es uno de los principales motivos de consumo (1 y, a la vez, forma parte de los medicamentos que no presentan restricción en su venta. La disposición de éstos en venta libre es una dificultad en el ámbito sanitario (1, facilitando el tratamiento express para trastornos o síntomas autodiagnosticados, lo que conlleva a un uso intermitente o continuo de un medicamento no prescrito (2). Esto aumenta los riesgos de complicaciones asociadas, debido a que sus efectos secundarios tienen amplia variabilidad y su consumo excesivo podría ser perjudicial para la salud (1.
Los profesionales de la salud desempeñan un rol importante en la promoción del consumo adecuado de medicamentos prescritos y deben procurar una participación activa en la prevención del abuso de medicamentos de venta libre, así como evitar el consumo propio de medicamentos no prescritos 16.
Frente a lo anterior se plantea la inquietud de cuál es la situación de automedicación en el área sanitaria, con el objetivo de establecer la situación de consumo de medicamentos no prescritos en profesionales, técnicos/administrativos de la salud y factores asociados a esta práctica (variables sociobiodemográficas, clínicas, laborales), con el propósito de contribuir a la evidencia de una situación de salud pública local, que genere instancias de mejoras de políticas en el área.
Metodología
Estudio bajo el paradigma positivista, diseño de corte transversal, en un hospital de alta complejidad, año 2016. Muestra no probabilística por conveniencia, de una población de 1254 (509 profesionales no médicos y 745 técnicos/administrativos). Cumplieron con los criterios de selección, aceptaron participar en el estudio y firmaron Formulario de Consentimiento Informado 760 de ellos (182 profesionales no médicos y 578 técnicos/administrativos). Recolección de la información realizada a través del cuestionario “Automedicación en Profesionales y Técnicos de la salud” de Rocha A, Harter R, Rotenberg, L. 17, adaptado para el estudio. Aplicación del instrumento en el establecimiento de salud estudiado. Se realizó análisis descriptivo y de asociación entre las variables sociodemográficas, laborales y clínicas con consumo de medicamentos no prescritos. Nivel de significación 5%; se usó programa STATA 11.0. Se contó aprobación del Comité de Ética del Servicio de Salud Araucanía Sur.
Resultados
De las 760 personas que aceptaron participar del estudio, 24,0% eran profesionales no médicos; la edad promedio fue de 36,5±12,0 años, con un rango de 18 a 70 años. El 23,2% eran hombres, mapuches 19,6%, sin pareja 60,3%, urbanos 6,7%, con problemas económicos 34,2%, trabajando en sistema de turnos 57,4%, realizando turnos extras 60,8%, con hábitos tabáquicos 32,9%, de alcohol 35,9% y los que estaban conforme con su trabajo 93,3%. De las variables clínicas, el 9% presentó hipertensión arterial, con diabetes mellitus 5,8%, con hospitalizaciones previas 46,2%, sin presencia de afecciones 37,2% y sin presencia de alteraciones psiquiátricas 88,9%. El 67,2% declaró tener ingresos menores de $500 mil pesos, el 19,8% entre $500 y $900 mil pesos y 13% más de $900 mil pesos. El consumo de medicamentos no prescritos fue de 44,9%.
Al comparar consumo de medicamentos no prescritos con las variables sociodemográficas se encontró diferencias significativas con: situación profesional, donde los profesionales no médicos tienen 1,66 veces más probabilidad de consumirlos; en consumo de tabaco, donde los que fuman tienen 1,38 veces más probabilidad consumirlos; en consumo de alcohol, donde los que beben tienen 2,10 veces más probabilidad consumirlos. No hay diferencias significativas con sexo, etnia, situación conyugal, residencia, ingreso mensual y con problemas económicos (Tabla I). Con las variables laborales: sistema de turno, realiza turnos extras, conformidad con el trabajo y su calificación, no se asocia significativamente (Tabla II). Con las variables clínicas se encontraron diferencias significativas con: hipertensión arterial, donde los que no presentan hipertensión tienen 2,25 veces más probabilidad de consumirlos; afección clínica, donde los que presentan alguna afección tienen 1,74 veces más probabilidad de consumirlos; cefaleas, donde los que las presentan tienen 1,73 veces más probabilidad de consumirlos. No hay diferencias significativas con diabetes mellitus, hospitalización previa, alteraciones psíquicas, gastritis, insomnio, otras alteraciones (Tabla III).
Discusión
En nuestro estudio 23,2% de los hombres consume fármacos no prescritos; investigaciones en farmacéuticos y estudiantes de ciencias de la salud reportan 38,5% de automedicación 18) y los medicamentos más utilizados son el paracetamol y antiinflamatorios (AINE), siendo la experiencia previa y la no gravedad de la enfermedad los factores reportados para automedicación 18. Otro estudio evidenció automedicación en 53,2%, sin relación significativa entre poseer conocimientos de medicina y automedicación 14. En nuestro estudio el consumo de medicamentos no prescritos se asoció a situación profesional, consumo de tabaco, alcohol, hipertensión y cefaleas.
Al respecto, variables de orden cognitivo-sociales explican por qué una persona adopta o no un comportamiento particular en favor o en contra de su propia salud 19, lo que podría explicar, por ejemplo, que se observen médicos neumólogos fumadores.
En este escenario, un estudio señala como factores asociados a la automedicación en el personal técnico de enfermería, un 88,89% de origen exógeno y un 47,22% factores endógenos. Como factor exógeno se señala la venta libre con 80,56% y medios de publicidad 38,89%. Dentro del factor endógeno, el 88,89% se menciona el factor tiempo 20.
En nuestro estudio se observan como factores de riesgo la conformidad con el trabajo, el sistema de turnos o la realización de turnos extras, la situación conyugal, la residencia, el ingreso mensual y los problemas económicos, resultados similares a los obtenidos por Llanos y colaboradores 21.
Los resultados expuestos muestran una realidad local de la situación de consumo de medicamentos sin prescripción médica, por lo que se insta a buscar estrategias que colaboren en su disminución para permitir un equilibrio de la salud física y mental. Los profesionales que no asuman un estilo de vida saludable representan un problema adicional para la salud de los usuarios y organizaciones sanitarias.
Se espera que a través de esta investigación se fomente la indagación en aspectos propios de la salud del personal sanitario, garantizando la seguridad de las actividades y el logro de impecabilidad en el ejercicio técnico profesional. Sin embargo, aún persisten retos importantes sobre el consumo de medicamentos, incluyendo la utilización de sistemas de monitoreo y evaluación, limitante en este estudio.
Conclusiones
Se concluye que existe alta prevalencia de automedicación y que los factores asociados (consumo de tabaco y alcohol), inciden en esta práctica. Se espera que se fomente la indagación en la salud del personal sanitario, garantizando la seguridad de las actividades y la impecabilidad en el ejercicio técnico profesional.
Se sugiere continuar desarrollando investigaciones, respecto del consumo de medicamentos, dada la valorización del contenido, la importancia y relevancia de éste, que impacta al paciente en su pronóstico a largo plazo. Situación que hace indudable la detección temprana y la coordinación de los miembros del equipo de salud
Se deben desarrollar estrategias de manejo eficaces con la finalidad, de garantizar una atención de calidad.
Se necesitan investigaciones que puedan medir los efectos relacionados con el consumo de medicamentos y su impacto a largo plazo.