Introducción
El surgimiento de la pandemia de COVID-19 generó una disrupción en los procesos de educación tradicional en todos los espacios de educación, incluida la educación superior universitaria en ciencias de la salud. 1,2 Esto motivó una transición repentina a un sistema de formación remota que trajo consigo numerosos desafíos, no solo para docentes, sino también para alumnos, sobre todo, para los estudiantes de enfermería que tradicionalmente realizaban actividades de formación en aula, espacios de simulación y centros de atención sanitaria, dado el componente práctico y experiencial de la profesión. 3
Respecto al proceso de formación en línea, se ha reportado que este contribuye al desarrollo de la independencia y la confianza del alumno, además de que permite el desarrollo óptimo de los componentes teóricos de las asignaturas, así como de las competencias digitales. 3 También se han mencionado beneficios como el acceso a los materiales de aprendizaje desde cualquier lugar, lo que brinda flexibilidad y comodidad al estudiantado, haciendo la formación más accesible para personas que trabajan y tienen horarios ocupados, como estudiantes cabeza de hogar, con hijos y/o personas a cargo. 1
Sin embargo, pese a los beneficios mencionados, las experiencias y opiniones de los alumnos con la formación virtual son disímiles, y se vinculan con aspectos como la experiencia previa con dicho formato de educación, las necesidades y carencias respecto al acceso a internet y a dispositivos electrónicos para tomar las clases en línea (computadora, teléfono celular, tablet), el analfabetismo digital en docentes y alumnos, la poca experiencia en la educación virtual de los docentes, entre otras. En conjunto, estos aspectos generan un entorno complejo para el desarrollo de la educación en esta modalidad. Sumado a ello, la baja motivación fruto del aislamiento y de la suspensión de las prácticas hospitalarias y de simulación representaron otra variable a considerar al momento de realizar las actividades docentes, para evitar que la poca motivación representara un mayor riesgo de deserción o que se afectara el logro de los objetivos de las distintas asignaturas. 1
Estudios como el de Spector et al. 1 hallaron en una muestra de 252 estudiantes de una facultad de ciencias de la salud una percepción positiva y una satisfacción alta con la formación virtual, mientras otros estudios 4 han dado cuenta de una percepción negativa sobre esta modalidad, lo que incide sobre el compromiso con el estudio, las calificaciones obtenidas e, inclusive, sobre los niveles de deserción. 5 Las diferencias descritas pueden explicarse dado que, en el contexto de pandemia, muchos de los estudiantes debieron generar una superposición de actividades laborales, del hogar y de educación, (6, 7) lo cual sumado a un bajo nivel de conocimientos sobre el uso de herramientas digitales derivó en una mayor demanda de tiempo para estudiar y una sobrecarga de actividades en comparación con la presencialidad. Por lo mencionado, se hace imperativo realizar estudios que analicen las percepciones de los estudiantes sobre esta modalidad formativa para identificar áreas susceptibles de mejora.
Por lo anteriormente mencionado, el presente estudio fue realizado con el objetivo de analizar la percepción y la satisfacción con la educación en modalidad virtual de los estudiantes de la carrera de Licenciatura en Enfermería de una institución de educación superior de carácter público de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina, durante el segundo semestre del año 2021 en el contexto de pandemia por COVID-19.
Métodos
Se trata de un estudio observacional, analítico, con enfoque cuantitativo y de corte transversal.
La población estuvo comprendida por los estudiantes de la carrera de Licenciatura en Enfermería de una institución de educación superior de carácter público de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. El muestreo fue no probabilístico consecutivo, buscando incorporar a la mayor cantidad de la población posible. La muestra, estuvo constituida por 121 estudiantes (71.87 % del total de matriculados) que cumplieron con los criterios de inclusión y que accedieron a participar en el estudio.
Se incluyó a los estudiantes de segundo a quinto año que hubiesen cursado al menos un cuatrimestre en la modalidad remota y que accedieron voluntariamente a participar en el estudio. Se excluyó a los estudiantes cuya experiencia de educación virtual hubiese acontecido en otras instituciones.
Para la recolección de datos se implementó un cuestionario autoadministrado validado por Spector et al. 1 y que contó con la aprobación de los autores para su uso. Dicho instrumento está integrado por 24 preguntas estructuradas con opciones de respuesta cerradas, las cuales indagan respecto a las variables sociodemográficas de los encuestados; conexión a las clases y modalidad de desarrollo de estas; interacción con el docente; dificultades con el desarrollo de procesos formativos remotos; evaluación remota y preparación de exámenes; y nivel de satisfacción con la educación virtual. El cuestionario está diseñado para ser respondido un tiempo de aproximadamente 15 minutos.
La información fue recolectada utilizando la plataforma Formularios de Google, en la cual se cargó el instrumento y el consentimiento informado, y se remitió vía correo electrónico y WhatsApp a los alumnos. Los integrantes del equipo de investigación remitieron el instrumento por las vías mencionadas y, al mes, se reenvió un recordatorio para aumentar la participación de los estudiantes.
La información recolectada fue exportada en una base de datos en Microsoft Excel y se analizó utilizando el programa InfoStat Versión Libre. Se realizó el análisis descriptivo de las variables numéricas, expresándolas en media y desvío estándar, mientras, para variables categóricas, se calcularon frecuencias relativas y absolutas. Para el análisis inferencial se utilizaron pruebas no paramétricas debido al tipo de muestreo implementado. Se utilizaron las pruebas rho de Spearman para analizar correlaciones entre variables cuantitativas, la prueba de U-Mann Whitney-Wilcoxon para analizar la relación entre variables cuantitativas y variables categóricas dicotómicas, y la prueba de Kruskall Wallis para analizar la relación entre variables cuantitativas y variables categóricas politómicas. Se fijó un nivel de significancia fue de p <0.05.
En cuanto a los aspectos éticos, el estudio contó con la aprobación por parte del Comité de Ética Biomédica con fecha 6 de mayo de 2022. La participación de los encuestados fue en todo momento resaltada como voluntaria y se solicitó el consentimiento informado para su incorporación al estudio. Los datos personales fueron protegidos según la legislación vigente, no se recabaron datos filiatorios de la muestra y solo tuvo acceso a los datos de los encuestados el equipo de investigación.
Resultados
La muestra estuvo constituida por 121 estudiantes de la carrera de Licenciatura en Enfermería que accedieron a responder la encuesta de forma voluntaria. Estos tenían una media de edad de 29.2 años (DE: 8) con un mínimo de 19 y un máximo de 56 años, y fueron de sexo femenino (84.30 %), solteros (77.69 %), de tercer año de la carrera (55.37 %), con hijos (44.63 %) y con personas a cargo (22.27 %). Los datos completos se muestran en la Tabla 1.
Análisis de la percepción sobre la educación en modalidad virtual
Conexión a las clases y modalidad de desarrollo. Inicialmente, se solicitó a los encuestados que mencionaran qué dispositivos habían usado durante el cursado remoto para conectarse a las clases, hallándose que el más usado fue el teléfono celular (85.15 %), seguido de la computadora (70.24 %) y en menor medida, las tabletas electrónicas (3.30 %). Al consultar sobre las fuentes de internet usadas, el 72.72% reportó el uso del Wi-fi de su hogar, 45.45 % usaron en algún momento los datos celulares y el 21.48 % usaron la conexión wifi del domicilio de un vecino, amigo o familiar. Cabe destacar que en ambas preguntas se permitió la selección de varias opciones.
Las clases durante el periodo de aislamiento y/o distanciamiento social fueron mayormente desarrolladas mediante conexión sincrónica reportando el 91.73 % de los encuestados la implementación de esta modalidad. También se refiere que hubo desarrollo complementario de contenidos por medio de trabajos prácticos (68.59 %), clases pregrabadas (54.54 %) y análisis de casos (24.79 %). Se resalta que ante esta pregunta se permitió seleccionar las opciones de respuesta que deseara y representaran el desarrollo de las actividades formativas.
Se halló que el 38.84 % del alumnado reportó que pudieron mantener la atención durante las clases virtuales sincrónicas entre un 75 y un 99 %, mientras, el 38.10 % pudo mantener la atención entre un 50 y 74 % del tiempo. El 12.39 % mencionó que pudo mantener la atención la totalidad (100 %) del tiempo de clase.
Respecto a las modalidades de desarrollo de las clases y su relación con la motivación para aprender, se identificó que las clases sincrónicas fueron la modalidad de clases más motivantes (66.94 %), seguido del envío de trabajos prácticos (56.19 %), clases pregrabadas (54.54 %), bibliografía o material de lectura (53.71 %), la posibilidad de participación en clases (42.14 %) y en menor medida, uso de chat, foros y correo electrónico (30.57 %).
Interacción con los docentes. Relativo a la interacción con los docentes, se encontró que el 46.28 % mencionó que, durante el cursado, pudo realizar muy pocas preguntas al docente, el 34.71 % pudo realizar casi todas las preguntas y el 16.52 % realizó todas las preguntas que fuesen necesarias para comprender el tema. Solo el 2.47 % reportó no haber interactuado con los docentes durante el desarrollo de las clases. Asimismo, se halló que el 44.62 % sintió que fueron respondidas en su mayoría todas las preguntas realizadas por sí mismo o por los compañeros a los docentes, seguido del 46.28 % mencionó que habían sido resueltas casi todas sus preguntas, y el 1.65 % que no habían obtenido respuestas.
Evaluación remota y preparación de exámenes. Se consultó sobre los insumos usados para prepararse para los exámenes parciales, hallándose que el 66.94 % usó las clases del docente como principal insumo para prepararse para los exámenes, el 52.89 % reportó leer los textos y otros materiales provistos por los docentes, el 8.20 % se preparó revisando sus anotaciones o resúmenes, y el 4.10 % usó las grabaciones de clases con esta finalidad.
Al consultar sobre las emociones ligadas al proceso de evaluación remota, se halló que el 52.89 % sintió nerviosismo al mismo nivel que en los formatos presenciales de evaluación, mientras que el 30.57 % refirió estar menos nervioso que si el examen hubiese sido presencial, el 11.57 % se sintió más nervioso y el 5.78 % mencionó no sentir nervios al ser evaluado (Figura 1).
Se encontró que el 59.50 % mencionó haber obtenido las calificaciones que esperaba de acuerdo con su desempeño percibido, el 11.57 % sintió obtener notas más bajas de las esperadas y el 8.26 % mencionó que obtuvo más notas de las esperadas. El porcentaje restante no tenía expectativas sobre sus calificaciones.
Dificultades referidas por los estudiantes con el desarrollo de procesos formativos remotos. El 53.71 % de los encuestados manifestaron haber tenido en algún momento algún tipo de dificultad para unirse a las clases o para realizar los exámenes, y el 38.01 % mencionó haber recibido ayuda del docente para la resolución de dichas dificultades. Las dificultades experimentadas según la frecuencia de aparición fueron: problemas con el wifi o datos móviles (69.42 %), dificultades en el hogar (29.75 %), dispositivo de conexión compartido con la familia, principalmente hijos (21.48 %), carencia de dispositivo para conectarse a las clases por avería (7.43 %), asuntos laborales (4.95 %), problemas con el fluido eléctrico (2.47 %), dificultades con los horarios de cursada o problemas de salud (0.82 %).
Satisfacción general con la educación virtual
Se encontró que el 75.20 % de los encuestados tenían interés en continuar con algunas materias en modalidad virtual cuando se levantase el aislamiento y distanciamiento social. El 92.56 % de los estudiantes sintieron que les hizo falta prácticas para comprender mejor algunos temas abordados en clases, y el 76.03 % sintió que hubiera aprendido más con clases presenciales.
El nivel de satisfacción general con la implementación y el desarrollo de la educación virtual durante la pandemia por COVID-19 fue categorizado como medio, con un promedio de 6.9 puntos (DE: 2) (Figura 2).
Al realizar el análisis inferencial, se encontró asociación entre el nivel de satisfacción con la educación virtual y el deseo de continuar con las clases virtuales (X2 33.76, p <0.001), la tenencia de hijos (Sí 7.39 vs. No 6.61, p 0.022), mientras, no hubo relación entre el sexo (p 0.123), año de cursada (p 0.404), tenencia de personas a cargo (p 0.316) y estado civil (p 0.101) con el nivel de satisfacción con el cursado mediado por tecnologías de la información y la comunicación.
Se encontró, además, que el nivel de satisfacción fue menor en aquellos que sintieron que hicieron falta clases presenciales para comprender mejor algunos temas (6.51 vs. 8.24, p <0.001), así como en aquellos que sintieron que con actividades prácticas hubiesen aprendido mejor algunas de las temáticas abordadas en las asignaturas profesionales (6.78 vs. 8.78, p <0.001). Asimismo, se halló una correlación positiva baja entre la edad y el nivel de satisfacción (r 0.20, p 0.024).
Al aplicar la prueba de Kruskal-Wallis, se encontró que el tiempo de atención que pudieron mantener durante las clases se relacionó con el nivel de satisfacción (Tabla 2).
Los estudiantes que se sintieron menos nerviosos ante los procesos de evaluación remota en sus distintas modalidades mostraron medias superiores en el nivel de satisfacción con la virtualidad, así, por ejemplo, la media de satisfacción en los alumnos con mayor nivel de nerviosismo percibido fue de 6.43 puntos, mientras, en aquellos que experimentaron menos nerviosismo, ascendió a 7.17. Sin embargo, estos hallazgos no fueron estadísticamente significativos (p 0.501).
Finalmente, se halló que las dificultades para tomar clases o ser evaluados por medio de recursos virtuales, mostraron incidir negativamente en el nivel de satisfacción del estudiantado, hallando medias inferiores en aquellos que experimentaron problemas o dificultades con las plataformas y recursos implementados por los docentes (6.46 vs. 7.51, p 0.003).
Discusión
La pandemia COVID-19 tuvo un impacto significativo en la ejecución de actividades educativas en el nivel superior universitario, principalmente en las disciplinas de las ciencias de la salud. Estas, por sus características, ameritaban de actividades in situ en espacios de simulación y centros de salud, además de los espacios áulicos, por lo que se causaron alteraciones significativas en los procesos de enseñanza y aprendizaje. 7,8,9,10
Diversos estudios han indagado sobre la percepción de la educación mediada por tecnologías en estudiantes de ciencias de la salud, y particularmente de enfermería, durante el contexto de pandemia. Se reportaron mayormente las experiencias a la migración curricular de un esquema presencial tradicional a uno que involucraba la tecnología desde los espacios formativos teóricos hasta en escenarios prácticos. 10,11,12,13 Se ha reportado que esto contribuyó a innovar en los procesos formativos y a favorecer el desarrollo de habilidades de trabajo en equipo, responsabilidad, escucha activa y autonomía en los estudiantes. 14
Dentro de los aspectos que más se ha referido que inciden en la percepción y satisfacción del estudiantado, la preparación del docente es uno de los más relevantes. La escasa o nula capacitación de estos mostró ser uno de los elementos más significativos al inicio de la pandemia, la cual, al tomar de improvisto, no permitió realizar actividades formativas para el personal docente para que pudieran trasladar los procesos de educación a una modalidad mediada por tecnología, lo cual puede evidenciarse en el presente estudio con un nivel de satisfacción igual o inferior a 6 puntos en una escala de 10 (satisfacción baja y media) en el 37.15 % de los encuestados. El nivel de satisfacción identificado es menor en comparación con otros estudios como el de Černelič-Bizjak & Dolenc 15 y Pérez-Avilés, 16 quienes hallaron un nivel alto de satisfacción con el cursado virtual. En el último caso, se identifica en su población que menos del 2.5 % de los estudiantes refirieron dificultades como no contar con computadora o teléfono inteligente en su domicilio, no tenían internet en casa o desconocían como subir/bajar archivos de la nube. En contraste, en nuestro estudio el 69.42 % tenía problemas de conexión a internet, 29.75 % tenían dificultades en el hogar, 21.48 % compartía dispositivos (con hijos u otro familiar) y el 7.43 % carecía de dispositivos para conexión.
Sin embargo, el nivel de satisfacción y la percepción positiva de la modalidad virtual de nuestra muestra es similar a otros estudios como el de Mamani Humpiri 17 en Perú, quien halló un nivel medio de satisfacción (81.82 %) relacionado con una percepción positiva de la modalidad remota (61.04 %). Costa Pereira Rodrigues 7 refiere en su trabajo que durante el aislamiento por la pandemia los estudiantes manifestaron dificultades para poder responder a las demandas familiares, laborales y educativas, afectando considerablemente la satisfacción con esta modalidad. El autor refiere que la alta carga de actividades educativas y laborales, las obligaciones familiares y el desgaste físico y mental derivaron en una satisfacción categorizada entre media y baja. En contraste, se ha descrito que el apoyo psicosocial, la percepción de ayuda por parte de los docentes y familiares, y la autoeficacia para el trabajo autónomo y en equipo mediado por tecnologías han sido asociadas positivamente con la satisfacción. 1,17,18,19
Se identificó que solo el 11.57 % de los estudiantes consultados reportó sentirse más ansioso ante los exámenes virtuales en comparación con la modalidad presencial. Estos hallazgos coinciden con diversos estudios como el de Verma et al., (19 que a partir de una muestra de 130 estudiantes de medicina de India reportaron el disfrute de las clases en la modalidad virtual, y que el estudio contribuyó a la disminución del estrés derivado de la pandemia. Por otra parte, los hallazgos contrastan con los resultados expuestos por Spector et al., 1 quienes reportaron que el 47.6 % de los estudiantes manifestaron mayores niveles de ansiedad ante la evaluación virtual.
En nuestro estudio el 75.20 % de los estudiantes manifestaron su interés en continuar con las clases en la modalidad virtual una vez superada la pandemia por COVID-19, lo cual muestra una percepción positiva de esta modalidad de enseñanza. Este dato mostró ser superior al compararlo con los resultados de estudios como el de Spector et al., 1 Verma et al., 19 y Hameed et al., 20 en los cuales el 53.60 %, 47.00 % y 13.04 % de los estudiantes deseaban continuar con las clases en modalidad virtual, respectivamente.
Resulta interesante que, pese a haber identificado un alto nivel de satisfacción con la modalidad virtual, se halló que el 76.03 % de los encuestados percibe que hubiera aprendido más con las clases presenciales, lo cual puede estar relacionado con las particularidades de la educación en ciencias de la salud, en la cual las actividades prácticas (en centros de salud u hospitales) se relacionan con la adquisición de habilidades y destrezas de gran relevancia para la vida profesional que no pueden ser desarrolladas plenamente mediante esta modalidad. Un estudio realizado en México, 21 en el cual se encuestó a 872 estudiantes de la Licenciatura en Enfermería, halló un nivel bajo de satisfacción y variada percepción sobre la modalidad virtual en la ejecución de clases durante la contingencia por COVID-19, y otro trabajo realizado en Cuba, 22 identificó que el 45.16 % de los estudiantes de Medicina se sentían poco satisfechos con la educación virtual y un 22.58 % de estos reportó estar insatisfecho con la dimensión instalaciones e infraestructura. Otro trabajo realizado en Chile identificó que los estudiantes de enfermería reportaron que realizar prácticas en el contexto de pandemia fue una oportunidad para aprender a dispensar cuidados de enfermería en tiempos de crisis, humanizar la atención y brindar apoyo a los equipos de salud, además de que favoreció la percepción de crecimiento personal y al aprendizaje disciplinar. 23)
Se identificó que factores como mayor edad, tenencia de hijos, mayor tiempo de atención a las clases virtuales, menor nerviosismo ante exámenes y ausencia de dificultades para conectarse a las clases mostraron incidir positivamente sobre la percepción y satisfacción con la modalidad de educación virtual. Estos hallazgos coinciden con los resultados del estudio conducido por Pérez-Avilés 16 en México, quien refiere que las dificultades para conectarse a las clases virtuales inciden negativamente sobre la satisfacción de los estudiantes de enfermería con la modalidad de educación virtual, mientras en Chile24 se ha reportado una percepción desfavorable respecto al interés del docente por el acceso a los medios tecnológicos del estudiantado.
Un elemento poco descrito son las preferencias de los estudiantes, quienes se inscribieron a una modalidad presencial y de modo abrupto fueron transferidos al esquema de formación remota, lo cual resultó ser antagónico al formato de instrucción predilecto por ellos, 25 y es un elemento que en futuros estudios amerita de ser relevado.
Conclusión
Bajo el contexto de pospandemia, y teniendo en cuenta el interés de las instituciones en mantener actividades de formación virtual en la carrera de enfermería, resulta indispensable identificar e intervenir en los aspectos que los estudiantes consideren deficitarios de la modalidad, para aumentar su satisfacción y garantizar su permanencia.
En el estudio se encontró que los estudiantes de enfermería se encuentran medianamente satisfechos con la educación virtual, y las variables que se relacionaron con una mayor satisfacción con la educación remota fueron la tenencia de hijos, la edad, el tiempo que reportan los alumnos que pueden mantener la atención en clases virtuales, la baja sensación de nerviosismo ante la evaluación virtual y la ausencia de dificultades para la conexión a las clases sincrónicas. Asimismo, se halló que en su mayoría las clases fueron desarrolladas de forma sincrónica y los estudiantes las perciben como motivantes para el aprendizaje, aunque se resalta que casi en su totalidad se refirió que las prácticas hospitalarias y las actividades en espacios de simulación hicieron falta para comprender mejor algunos temas abordados en clase. Los estudiantes reportaron su deseo de continuar con algunas clases en modalidad virtual después de la pandemia por COVID-19.
Es importante que se implementen actividades de capacitación continua al personal docente si se quiere mejorar la satisfacción del estudiantado con la modalidad remota. 1 Los beneficios de este formato están bien descritos en la bibliografía, sin embargo, dada las características de la formación en las profesiones del área de salud, esta modalidad resulta insuficiente para asignaturas que requieren de prácticas y atención directa al paciente para desarrollar habilidades y competencias necesarias para el futuro rol profesional.
Cabe destacar que amerita contar con los medios necesarios para que docentes y estudiantes puedan sentirse incluidos en los procesos educativos, lo cual representa un reto en lugares donde hay problemas con el acceso a internet, falta de conexión estable al fluido eléctrico, donde hay altos niveles de analfabetismo digital y donde las condiciones económicas no permitan contar con dispositivos acordes para poder realizar las actividades.
El presente estudio sirve como un punto de partida para que gestores educativos y docentes puedan identificar las debilidades y fortalezas en el proceso de implementación de la modalidad virtual de enseñanza y realizar actividades tendientes a mejorar la percepción y la satisfacción del alumnado, impactando positivamente sobre su desempeño académico, aprendizaje y disminuyendo la deserción.