Introducción
A partir de investigaciones que abordan la cuestión de género en trayectorias juveniles y experiencias formativas de jóvenes en diferentes contextos rurales de Argentina, presentamos un intercambio que entreteje miradas en torno a preguntas comunes. Se trata de dos tesis doctorales que desarrollamos en el noroeste patagónico y el norte entrerriano y aquí retomamos a propósito de la convocatoria del presente dossier sobre cuerpo reproductivo, centrándonos en el análisis de los discursos hegemónicos sobre el embarazo y la maternidad en jóvenes mujeres y estudiantes rurales. De este modo, nos preguntamos: ¿qué discursos hegemónicos sobre embarazo y maternidad construyen las generaciones adultas sobre las jóvenes mujeres en estos territorios?, ¿qué mandatos de femineidad se relacionan con estos discursos?, ¿cómo se entraman estos discursos hegemónicos de las escuelas secundarias, las instituciones de salud y las familias de les jóvenes?
Nuestras investigaciones parten del diálogo interdisciplinario entre los campos de la comunicación y la antropología, tomando aportes de los estudios culturales, los estudios rurales y de género, desde un enfoque etnográfico. En esta línea, nos proponemos contribuir a los estudios sobre juventudes rurales, aportando a trabajos que, en los últimos años, buscan superar su relativa vacancia en Argentina y consideran las particularidades de estes jóvenes en una pluralidad de contextos étnico raciales, culturales, de clase y territorios (Barés, Hirsch y Roa, 2020). Así, partimos de concebir la juventud como una construcción social y un concepto relacional (Chaves, 2010) y buscamos comprender cómo la cuestión etaria se intercepta con otros clivajes, entre los que aquí interesó particularmente el género, al tiempo que remitimos a territorios diversos, heterogéneos y en transformación, superando la mirada dicotómica que define la ruralidad en contraposición a lo urbano en función de convenciones estadístico-demográficas.
La primera investigación que retomamos se sitúa en Norpatagonia, específicamente en dos localidades formadas a partir del asentamiento de modo permanente de familias mapuche tehuelche que se organizan para resistir y subsistir luego de las campañas militares coordinadas por J. A. Roca durante 1878-1880. La investigación analiza las trayectorias juveniles en diálogo con los discursos hegemónicos sobre juventud (Barés, 2020). Se trabajó tanto sobre discursos hegemónicos (Angenot, 2012) y representaciones sociales (Hall, 1997) como sobre la producción de sentido en las propias prácticas discursivas y no discursivas de les jóvenes (Hall, 1997). La investigación encuentra que las estructuraciones presentes están vinculadas con los efectos residuales de las formaciones de alteridad históricas en relación con estas poblaciones (Briones, 1998), al tiempo que trabaja las trayectorias como movilidades estructuradas mediante diferentes dispositivos y mecanismos de estructuración (Grossberg, 1992) en las que también hay lugar para el disenso, la tensión y la lucha. En definitiva, atiende a los distintos tipos de agencia en las que género, clase, lugar, edad, etnia, entre otros clivajes, se interceptan de modos particulares en condiciones no elegidas.
En segundo lugar, recuperamos una investigación cuyo referente empírico es el norte de la provincia de Entre Ríos, particularmente una zona actualmente definida como de población rural dispersa en la que se fundaron colonias agrícolas entre fines del siglo XIX y la década de 1960, donde en correspondencia con los cambios estructurales ligados al modelo de agronegocios documentamos la profundización de las dificultades de las jóvenes generaciones para acceder a la tierra y construir sus proyectos de futuro en relación con la vida y/o el trabajo en la ruralidad. En este contexto, analizamos las transformaciones en las experiencias formativas de las juventudes rurales en relación con la educación secundaria rural en expansión y al interior de las familias, identificando la importancia de la dimensión de género a la hora de comprender las singularidades de les jóvenes (Schmuck, 2020). Realizamos la investigación desde el enfoque histórico-etnográfico (Rockwell, 2009), considerando la dimensión cotidiana y experiencial de los sujetos desde una perspectiva relacional: en tensión con las condiciones objetivas del contexto socio histórico del que forman parte, considerando las limitaciones y posibilidades que cada contexto imprime (Cerletti, 2013). En línea con estos posicionamientos, trabajamos con la categoría experiencias formativas, que recupera el carácter transformador de la agencia humana y nos encamina a pensar los procesos formativos a través de los modos en que son vividos por los sujetos dentro de las formaciones históricas que construyen y, a la vez, los constituyen (Achilli, 2000) 1.
En relación con el enfoque etnográfico compartido, nuestro trabajo de campo se caracterizó por la permanencia prolongada en los territorios estudiados y la apuesta por integrar el conocimiento y las concepciones locales. En el estudio sobre la Norpatagonia, realizamos observación participante en instancias comunitarias, escolares y por fuera de la institución con jóvenes que egresaron o abandonaron sus estudios, llevando adelante asimismo entrevistas en profundidad, talleres y encuestas elaboradas en conjunto con estudiantes. En el norte entrerriano, realizamos observación participante en escuelas secundarias rurales y al interior de las familias, analizamos el archivo escolar y coordinamos talleres de comunicación en los que estudiantes produjeron materiales audiovisuales sobre sus experiencias formativas.
De este modo, partiendo de la identificación de interrogantes compartidos que habilitaron abordajes similares y ejes teórico-analíticos de comparación, aquí recuperamos tanto los rasgos semejantes entre los estudios como las diferencias que permitieron profundizar en el horizonte analítico de cada caso. En este sentido, consideramos que esta apuesta por la comparación, entendida en términos antropológicos como un ejercicio que permite atender a lo similar y lo distinto, nos permite complejizar la mirada sobre las múltiples otredades que en nuestros trabajos ponemos en relación: al partir de la superación de la clásica tarea comparativa que implicaba estudiar una sociedad en relación y diferencia con la propia, que implícita o explícitamente se presuponía como parámetro universal, este ejercicio permite poner de relieve que “la sociedad de pertenencia del antropólogo/a no es más que otro particular (aunque generalmente se trata de un particular con mayores pretensiones de universalidad)” (Novaro, Padawer y Borton, 2015, p. 140).
A continuación, en el primer apartado nos centramos en el “embarazo adolescente”, identificando los diferentes discursos que se entraman en su constitución como problema escolar y social en los territorios. Para el caso de Entre Ríos, abordamos estos discursos educativos en relación con el discurso de las generaciones adultas en las familias de les jóvenes estudiantes, mientras en el caso de Norpatagonia ponemos en tensión los discursos educativos con los del campo de la salud. En el segundo apartado desarrollamos el modo en que la discusión sobre el embarazo se intersecta con los proyectos de futuro de las jóvenes mujeres, dando lugar a tensiones entre la maternidad a edad temprana o su moratoria. Finalmente, recuperamos los puntos clave del intercambio e intereses para futuras indagaciones.
1. La construcción del “embarazo adolescente” como problema
En ambos trabajos, la escuela secundaria se erigió como ámbito fundamental de análisis por ser el espacio privilegiado de intercambio y sociabilidad, así como de construcción social de las juventudes: por la visibilidad que allí adquieren les jóvenes y las prácticas definidas como juveniles, así como por el modo en que estes construyen sus identificaciones en relación con la condición de estudiantes. En este sentido, entre los emergentes más significativos que comparten nuestras investigaciones, advertimos que aquello que docentes y directives nombran cotidianamente como “embarazo adolescente”2 se construye como una problemática central, que se encuentra jerarquizada en el discurso institucional de las escuelas secundarias rurales.
En primer lugar, cabe destacar que desde el momento en que el “embarazo adolescente” se nombra como un problema, se trata de una cuestión feminizada, lo que se vuelve particularmente evidente en torno a los frecuentes discursos y acciones de prevención o inclusión que tienen entonces como destinatarias exclusivas a las mujeres. La mirada centrada en la prevención de un problema que se busca evitar entre las jóvenes convive con acompañamientos institucionales hacia las mujeres que efectivamente se encuentran embarazadas, aunque con particularidades y tensiones en cada territorio.
Una primera dimensión para comprender estos discursos de prevención, por un lado, e inclusión educativa, por el otro, es la normativa. En este punto, brevemente podemos mencionar la sanción en 2006 de la Ley n.º 26.150 de Educación Sexual Integral (ESI) y la posterior implementación del Programa Nacional de ESI en 2008, que han dado un giro significativo interpelando al sistema educativo a incluir la enseñanza de los contenidos vinculados con la sexualidad de modo integral en todos los niveles (Baez, 2021). En lo que refiere a los abordajes de embarazos, podemos señalar la previa sanción de la Ley Nacional n.º 25.273 de 2000, que creó un régimen especial de inasistencias para embarazadas, estudiantes madres y padres de nivel medio, así como la implementación de las políticas de inclusión educativa en consonancia con el marco legal inaugurado por la ley de Educación Nacional n.º 26.206/06, que implicó cambios abruptos y paulatinos que tendieron a la inclusión de jóvenes con desiguales resultados de acuerdo a los contextos específicos (Bocchio y Miranda, 2018)3.
No obstante la ESI no actúa, en nuestros casos, solamente en tanto construcción discursiva hegemónica debido a que, como otras, se trata de una ley que incorpora demandas de movimientos sociales para avanzar en la ampliación de derechos (Brown, 2007) por lo que asimismo abre otros modos de abordaje que resultan disruptivos con los modos predominantes que se afianzan en el modelo biologicista.
Particularmente en la investigación situada en el norte de Entre Ríos, la centralidad que adquiere la prevención del “embarazo adolescente” en la cotidianeidad escolar se vincula más con la preocupación por evitar esta situación en tanto amenaza para la continuidad educativa que con casos con los que se conviva efectivamente4. Estas estrategias de prevención, desarrolladas fundamentalmente en actividades extracurriculares y proyectos de algunes docentes, se perciben como implementación de la ESI. Asimismo, la preocupación, que expresan docentes pero también se vincula con un “pedido” o “exigencia” de las familias de estudiantes, sobre la importancia de “cuidar” a las jóvenes mujeres en su encuentro íntimo con sus pares varones, se vuelve particularmente evidente a la hora de organizar viajes o campamentos educativos:
Hablamos sobre el campamento que están planeando para fin de año y Marta (profesora) dice que le parece “una locura” hacerlo de dos días porque con la noche se agrega un problema que es la necesidad de “controlar las carpas para evitar que pasen cosas” entre estudiantes (…) Luego me cuentan que los padres “cuidan” mucho a las hijas (Registro de campo5, Escuela Secundaria norte de Entre Ríos, 2018).
De este modo, en línea con otros trabajos sobre la implementación de la ESI, documentamos el modo en que en los discursos dominantes la sexualidad se reduce al modelo biomédico y/o prevalece una mirada moralizante, centrada en la genitalidad y en su control mediante la abstinencia (Morgade, 2006). Asimismo, incluso entre trabajadores de la educación que expresan un interés por acompañar las experiencias juveniles desde el respeto de sus derechos y singularidades, registramos expresiones centradas en la “pena” por todo aquello que obtura ―u obturaría― el embarazo para la joven mujer, quedando nuevamente fuera de consideración aquellos estudiantes que son padres. En este sentido, entre las imágenes que llamaron nuestra atención, registramos un mural muy visible, pintado en una pared al lado de una de las secundarias rurales del norte entrerriano, que muestra una joven vestida con un uniforme escolar, que se agarra la panza de embarazada al tiempo que deja caer un libro; en la frase de fondo se lee: “Terminá tu carrera, no termines con tus sueños de adolescente” (RC, Escuela Secundaria del norte de Entre Ríos, 2018).
Esta preocupación por garantizar la continuidad educativa de las mujeres aparece fundamentalmente en la escuela pero se entrama con otros discursos en juego que nos remiten a las particularidades del espacio social rural, su historia marcada por procesos de colonización oficial y la instalación de familias de ascendencia europea (“gringos”) y criolla. En este sentido identificamos la incidencia de dos elementos: la importancia otorgada a la educación, el trabajo y las renuncias personales en pos del progreso económico que caracterizan la filosofía de vida del colono y la ponderación del sacrificio y la educación, que vinculamos con las religiones que practican las familias, centralmente la religión Evangélica Valdense de descendientes de italianes. Así, aunque se trata de discursos y prácticas que tiñen la cotidianeidad del espacio rural, estos elementos se vuelven significativos entre quienes pertenecen a las familias de “gringos” valdenses, quienes además ocupan espacios centrales (como docentes y directives) en las instituciones. De este modo, aunque podamos vincular la religión con algunos discursos de abstinencia o postergación sexual, visualizamos que opera fundamentalmente en torno a la importancia asignada a la educación.
Estos discursos escolares asociados al “embarazo adolescente” también los identificamos en la Norpatagonia, aunque aparecen en tensión de modo particular con otros discursos hegemónicos, entre los que se destacan los de las instituciones de salud. De acuerdo con los relatos de les referentes de instituciones educativas en la zona rural y rururbana, el “embarazo adolescente” también se asume como problemático pero más que en torno a la prevención se trabaja efectivamente sobre el acompañamiento y seguimiento de jóvenes embarazadas. A diferencia de sus pares en el sistema de salud, que lo identifican como un problema que les interpela a buscar estrategias de prevención “más allá del machaque” que sienten que realizan y resulta insuficiente, les trabajadores de la educación sienten la obligación ―estén de acuerdo o no― de implementar estrategias de acompañamiento de las trayectorias de jóvenes embarazadas, que existen más allá de su voluntad.
Las chicas continúan con sus embarazos, están en la escuela, tienen los permisos y autorizaciones habidas y por haber. (RC, Escuela Secundaria de Ñorquinco, 2017).
Este acompañamiento no es necesariamente percibido por las estudiantes, algunas de las cuales relatan situaciones de humillación o exposición ante sus compañeres por parte de algune trabajadore puntual por estar embarazadas. Esto se condice con modalidades peyorativas que se visualizan en ciertos discursos de les trabajadores de la educación sobre las posibilidades ofrecidas por ley a quienes cursan un embarazo durante la trayectoria educativa, aunque esto no implica una homogeneización en los discursos de les trabajadores sino líneas de tensión.
Por otro lado, a diferencia de lo señalado para el caso entrerriano, en las instituciones educativas identificamos la disposición de docentes y directives a abordar las temáticas en relación con las cuestiones sexogenéricas sin restringirlas a los aspectos estrictamente biológicos, aunque sigue existiendo la necesidad de que el discurso autorizado del campo de la salud esté presente. Esto, a veces, es interpretado por les trabajadores de la salud como una demanda unilateral, incluso como una delegación de prácticas educativas que deberían ser responsabilidad de la escuela.
A su vez, así como los embarazos en la escuela aparecen como una realidad con la que se convive y que hay que acompañar, registramos la construcción de representaciones sociales sobre las jóvenes de estos territorios en particular, en las que se las diferencia de las jóvenes de otros lugares, tal vez urbanos.
Las chicas acá, a contraposición de otros lados (…) no están pensando ni en abandonar, ni en ocultarlo porque es una vergüenza, ni en practicar la interrupción del embarazo. (RC, Escuela Secundaria Ñorquinco, 2018).
Esto introduce no solo un modo de configuración de identidades o formaciones de alteridad (Briones, 1998), en relación con los clivajes existentes en territorio (edad, género, etnia, lugar, clase), sino también la interrupción del embarazo como posibilidad6. En este sentido, nos parece relevante traer el modo en que las demandas de estas jóvenes pueden pasar desapercibidas en la escuela, pero son interpretadas en el área de la salud.
Te lleva a decir qué corno les pasa por la cabeza. Le diste todas las posibilidades porque le abriste el abanico y viene después embarazada y como que '¿no me puede hacer algo doctora?'. (…) se te enojan, o te hacen un berrinche en el consultorio, porque están embarazadas. (RC, Escuela Secundaria Ñorquinco, 2015).
La naturalización de los embarazos por parte de estas jóvenes se revela entonces como una construcción discursiva, un modo de representarlas, al tiempo que emergen otras necesidades y deseos de estas jóvenes que cierto discurso adulto traduce como ‘capricho’, ‘berrinche’ o subestimación, en consonancia también con considerar que la provisión de información debería alcanzar para que haya un cambio en las conductas, apelando a un abordaje conductual y positivista (Morgade, Baez, Zattara y Díaz Villa, 2011, p. 37).
2. Embarazo y proyectos de futuro: ¿ahora o más tarde?
La constitución del embarazo como un problema trae inscripta la discusión sobre el futuro y las proyecciones juveniles. Para abordar, entonces, las construcciones sobre el futuro de las jóvenes mujeres, en línea con Hirsch (2016), entendemos que estas no solo implican expectativas individuales por parte de las jóvenes, sino que son producto de procesos sociales e históricos, que se establecen de modo relacional entre jóvenes, docentes, familias e instituciones a partir de una trama social en la que se articulan “deseos” y “mandatos sociales”, “responsabilidades familiares” y “proyectos” diversos (p. 14). En este sentido, como mencionamos, en este artículo nos centramos en el entrecruzamiento en torno a los discursos hegemónicos de les adultes que se vinculan con les jóvenes, considerando que estos inciden en el modo en que les jóvenes tienen de pensarse a sí mismes.
En esta línea, en primer lugar identificamos que el embarazo se asocia con la deserción escolar, la imposibilidad de terminar la secundaria y/o continuar los estudios, construcciones en las que operan matrices tradicionales sobre el embarazo y la maternidad en jóvenes (Vázquez, 2014) que las subalterniza como víctimas pasivas (Fainsod, 2008). Asimismo, al tiempo que la finalización de la educación media se erige como posibilitadora de otras trayectorias y experiencia legitimadas en torno a la construcción de lo que se valora como “proyecto de vida” para las mujeres, el embarazo se vincula con la imposibilidad de proyección alguna. Esto se vuelve evidente en el trabajo situado en el norte entrerriano, donde, incluso cuando se le asigna entidad al deseo o la propia decisión de la joven en torno a la procreación, toman centralidad los discursos que peyorativamente asocian el embarazo de algunas jóvenes, diagnosticado como prematuro, a un obstáculo para construir un futuro deseado:
Es una lástima (que esté embarazada) porque era excelente alumna (…) Yo les digo: hagan lo que quieran pero con protección. El crío después es como una piedrita, una piedrita que te traba el resto de tu vida (…) Pero bueno… viste que ya eligió su profesión: va a ser madre (RC, Escuela Secundaria norte de Entre Ríos, 2017).
Puntualmente en las escuelas secundarias, pudimos ver que la “pregunta por el futuro” se asocia exclusivamente al estudio de una profesión. Si acaso a medida que les estudiantes se acercan al egreso se multiplican instancias de discusión sobre “qué hacer al terminar la escuela”, nunca la vida cotidiana, desafíos o incluso limitaciones para responder a esta pregunta vinculada con la situación de ser (o estar por ser) madre o padre es tematizada. Así, al tiempo que en la escuela se legitiman determinadas opciones en torno al futuro, se invisibilizan las prácticas cotidianas presentes que no aparecen como legítimas y entonces quedan afuera de lo que se entiende como “proyecto de futuro” a pesar de que son ―y continuarán siendo― parte de la cotidianeidad de les jóvenes (Hirsch, 2016).
En el estudio sobre la Norpatagonia también identificamos estos discursos, aunque con matices y heterogeneidad de miradas. En primer lugar, en el caso de ciertes trabajadores de la salud, la apuesta por un proyecto de futuro asociado a los estudios además muestra un modo de representar a las jóvenes.
Como que acá, no están proyectadas las chicas, tienen ahí, al año, el proyecto. (RC, Hospital Cushamen, 2015).
Por ahí ella quiere quedar embarazada porque es lo único que le da. (RC, Hospital Ñorquinco, 2015).
Sin embargo, también se registran otras percepciones entre trabajadores de la educación que comparten con les jóvenes gran parte de su día, lo que da cuenta de acompañamientos de las trayectorias por la secundaria, así como el impulso para continuar con otros proyectos.
Yo no lo tomo como que es una problemática el embarazo adolescente. Yo creo que aceleraron sus procesos y creo que si tienen un buen acompañamiento de los padres no tienen que verlo como un problema a su bebé. No dramatizar eso sino acompañarlos, para que ellos tengan una trayectoria en su vida, mirar en su futuro a ver qué va a hacer con el hijo. (RC, Escuela Secundaria Cushamen, 2016).
Cuando estos acompañamientos institucionales se efectivizan, emerge la percepción de otros condicionamientos en las jóvenes, que son producto de estructuraciones que dejan expuesto que las limitaciones en las trayectorias juveniles no son responsabilidad de ellas porque “no pueden”, “no les da” o “no quieren”, representaciones estigmatizantes que obliteran las experiencias subjetivantes.
Por otro lado, en las entrevistas y charlas con las jóvenes surge otra punta para pensar este entramado, que habilita los embarazos en las trayectorias juveniles:
Por ejemplo, el tema del embarazo adolescente, lo hemos trabajado un montón en la escuela. Pero te das cuenta que muchas de las chicas no saben qué hacer de su vida y aparte de eso… es parte de la sociedad de Ñorquinco. Me pasó una vez, el primer año que fui a visitar a mi familia desde que vine a La Plata, me pasó de cruzarme con una vecina y que me pregunte si yo no me iba a casar y no iba a tener hijos, que cuando quiera tener hijos iba a ser vieja, y yo tenía, 19 años. Le dije, que los adolescentes tenemos otra salida que quedarnos a tener hijos, que esa época ya la vivieron ellos. (RC, joven Ñorquinco, 2017).
Es decir, no solo los embarazos adolescentes pueden ser comprendidos desde otras lógicas en la escuela, sino que incluso las representaciones de género sobre las feminidades en estos territorios, fundamentalmente entre las generaciones previas al interior de las familias, los habilitan: la expectativa a veces señala que si sos mujer joven, debés ser mamá. En este punto identificamos un contrapunto con lo documentado para el norte entrerriano. En las colonias del norte prima la importancia de la continuidad de los estudios, quedando entonces la maternidad supeditada ―y relegada― a garantizar la finalización de, al menos, la secundaria. Esto se cristaliza en el discurso escolar pero también y fundamentalmente en las distintas familias: entre generaciones persiste la importancia otorgada a la escolarización de las mujeres por sobre la de los varones y una mayor propensión a continuar los estudios, lo que puede comprenderse en relación con una estrategia familiar, de sus padres y madres, pero también a partir de la importancia que las mismas jóvenes le asignan a generar ingresos propios y no limitarse a ser “la mujer de” un productor o peón rural. En el mismo sentido, en la Norpatagonia, la adscripción a representaciones que habilitan otros haceres para las mujeres es asumida por muchas madres que acompañan a sus hijas en el estudio y las impulsan a continuar a pesar de tener hijes. Aquí, la educación es también percibida como la puerta, la posibilidad, de acceder a otras trayectorias deseables, a las que ellas no tuvieron acceso.
En este punto, interesa señalar que, aunque identifiquemos diferencias en torno a los discursos y prácticas sobre el embarazo y la maternidad temprana, en ambos territorios las diversas posiciones se encuentran en un punto: la imposibilidad de cuestionar la maternidad en sí misma como mandato de femineidad. Si entendemos los mandatos, en línea con Segato (2003), en relación con “interlocutores presentes en el horizonte mental, el ámbito discursivo en que se realiza” (p. 35), incluso a la hora de comprender trayectorias y experiencias disruptivas e inaugurales entre las nuevas generaciones, interesa atender a estos discursos hegemónicos institucionales y familiares, a esas “compañías silenciosas, que presionan, están incorporadas al sujeto y ya forman parte de él (…), por una comprensión de la centralidad y la estructura de la diferencia de género” (p. 36).
Antes de finalizar, queremos detenernos en los casos de jóvenes mujeres que son madres y, a diferencia de lo que se construye desde el discurso hegemónico como preocupación y destino, permanecen y/o finalizan la escuela y, en ocasiones, continúan estudiando. En las colonias entrerrianas, nos encontramos con jóvenes mujeres que continúan estudiando e incluso luego dejan a sus hijes en el campo, fundamentalmente al cuidado de sus abuelas, para estudiar en la ciudad. En el mismo sentido, en la Norpatagonia es frecuente que les hijes, muchas veces primogénites, sean dades para su crianza a sus abueles, para que ayuden en el campo o en la casa, para que les acompañen.
A modo de conclusión
La construcción hegemónica del “embarazo adolescente” como problema, en tanto amenaza para la finalización de la secundaria y construcción de lo que se valora socialmente como proyecto de futuro para las jóvenes mujeres, permite dar cuenta de dos cuestiones. En primer lugar, de la fuerte asociación que en los territorios estudiados existe entre la condición de juventud y la condición de estudiante, lo que motivó el interés por los discursos escolares sobre el género y las sexualidades en general y las formas de abordaje de los embarazos en particular, así como su vínculo con los discursos y prácticas de adultes en las familias y otras instituciones sociales, que pueden incidir de distinto modo en las trayectorias y experiencias formativas de las jóvenes mujeres. En segundo lugar, si acaso prevalece la concepción de que les jóvenes deben estar (y terminar) la escuela, las juventudes en los territorios rurales estudiados están lejos de constituirse como portadoras de una moratoria o período de exclusividad para el estudio, sino que es posible identificar una multiplicidad de experiencias y trayectorias en curso. Como vimos, transformarse en madres no implica necesariamente dejar de ser estudiantes ni ser consideradas jóvenes, siendo incluso nombradas y diferenciadas en tanto jóvenes por las generaciones adultas al interior del espacio familiar cuando se comparte la crianza con les abueles.
Asimismo, aunque entre los distintos territorios y sus instituciones podamos advertir diferencias en cuanto a la importancia de postergar o no el embarazo para habilitar otros proyectos, entre los puntos de encuentro de ambas investigaciones señalamos que, mientras el embarazo se encuentra significativamente construido como problema exclusivo de las mujeres, la maternidad se constituye como mandato de feminidad. En diálogo con la convocatoria de la revista, entendimos el cuerpo reproductivo como una producción social, cultural e histórica que, en relación con la materialidad biológica y encarnada en una experiencia subjetiva, se constituye como espacio de disputas y transformaciones (RUAE, 2022). En este sentido, aquí nos centramos en los discursos hegemónicos de adultes sobre el embarazo y la maternidad en jóvenes mujeres rurales, aunque también esbozamos algunos elementos significativos que implicaron considerar el punto de vista de las juventudes: algunas jóvenes apuestan a la continuidad educativa para construir autonomía, al tiempo que emerge la posibilidad (creciente) de nombrar el aborto como una opción en un contexto de irrupción social de discursos y conquistas feministas, lo que no implica que asimismo no sea posible advertir otros discursos y prácticas juveniles en los que la maternidad o paternidad juvenil se construyen como la opción privilegiada y/o de diversos modos en los que se negocia o reproducen los discursos hegemónicos estudiados en estos territorios. La profundización en estos asuntos resulta fundamental para medir el pulso de los cambios intergeneracionales y de época, desde una mirada respetuosa de las propias concepciones y las particularidades de las juventudes rurales.