1. Introducción
La presente publicación tiene como objetivo realizar un análisis tomando en cuenta la información experimental local disponible, el estado actual de los cultivos, las capacidades y las normativas vigentes aplicables para el manejo de virosis y enfermedades afines en frutales de carozo en Uruguay.
En el mundo existe una larga lista de enfermedades producidas por virus, viroides y agentes transmisibles por propagación vegetativa en frutales de carozo1)(2)(3. Si bien abundan detalladas descripciones de estos e información científica relevante, desde el punto de vista de la producción la situación es variada, dependiendo de cada región, país o zona y sus características propias, por lo que es importante analizar algunos aspectos que nos ayudarán a valorar esta temática en su justa medida.
Uno de los primeros problemas que se presentan es la caracterización y la identificación del problema, ya que muchas veces los síntomas se confunden con desórdenes atribuibles a otras causas (carencia o exceso de nutrientes, efectos ambientales, aspectos fisiológicos derivados de un mal manejo, etcétera). Otras veces, los efectos están enmascarados, no son notorios frente a otros problemas mayores o no son visibles y se reducen a pérdidas «silenciosas». Es el caso de mosaicos, moteados, manchas, acortamiento de entrenudos, defoliación, cribado de hojas, falta de vigor, menor prendimiento de injertos, incompatibilidad y muerte de plantas, entre otros.
También ocurre que los daños varían según la cepa del patógeno, condiciones climáticas, cultivares o portainjertos, sistemas de producción y las exigencias del mercado.
Es así como la importancia relativa de estas enfermedades dependerá además del problema sanitario en sí, de, por ejemplo, los estándares de calidad o los niveles de producción requeridos. Eso hará que, en ciertas condiciones, defectos menores de la fruta o bajas leves en producción sean relevantes.
Sin embargo, en términos generales se acepta que existen virosis importantes (ejemplo, sharka), intermedias (la mayoría) y latentes o variables (defectos de calidad que solo son importantes en ciertas condiciones o que provocan pérdidas productivas menores o inexistentes).
Todo lo anterior influirá enormemente en las medidas a aplicar en una zona productiva para disminuir su impacto.
2. Las virosis y enfermedades afines de los frutales de carozo en Uruguay
La difusión de la propagación in vitro en nuestro país y su potencial en la producción de materiales de propagación libres de enfermedades llevó a que desde fines de los 80 inia Las Brujas realizara trabajos tendientes a identificar, ajustar métodos de diagnóstico, prospectar su distribución y evaluar el impacto de las virosis y las enfermedades afines en frutales de carozo en Uruguay.
A raíz de esos trabajos se sabe que pnrsv (Prunus necrotic ringspot virus), pdv (Prune dwarf virus), aclsv (Apple chlorotic leafspot virus) y apmv (Apple mosaic virus) y plmvd (Peach latent mosaic viroid) se encuentran en el país y se distribuyen diversamente según cultivares, portainjertos, origen o localización geográfica. El impacto negativo provocado por pnrsv y pdv fue estimado en condiciones de vivero (fallas en prendimiento de injertos y menor vigor y/o muerte de plantas) y en montes comerciales del cultivar Moscato tardío (menor vigor y rendimiento en los primeros años de vida del monte). También fue verificada su transmisión planta a planta en montes comerciales y semilleros y por semilla de portainjertos. aclsv, apmv y plmvd fueron encontrados en menor proporción en los materiales examinados y afortunadamente nunca se detectó el virus causante de sharka (ppv, Plum pox virus)4)(5.
Dicho panorama hace que los productores no visualicen en estos momentos a estas enfermedades como limitantes para su labor o como una amenaza por la cual preocuparse.
3. Factores que intervienen en el manejo de estas enfermedades en Uruguay
3.1 Certificación genético-sanitaria
Una de las formas más difundidas para disminuir el impacto de las enfermedades a virus y afines en frutales de carozo se basa en la identificación, la introducción, la producción y el mantenimiento de material propagativo libre de patógenos6)(7. Con el objetivo de aportar información que contribuya con esa meta, desde inia Las Brujas se llevaron a cabo trabajos experimentales ajustando varios métodos de detección y realizando prospecciones en zonas productivas, por medio de los que se identificaron fuentes de materiales sanos de los principales cultivares y portainjertos.
Actualmente, el Instituto Nacional de Semillas (inase) de Uruguay cuenta con una reserva de materiales de propagación sanos, inspecciona y mantiene un registro de viveros comerciales y realiza la certificación de plantas de frutales de carozo de acuerdo con un estándar específico8.
Si bien Uruguay cuenta con las fortalezas descritas en el párrafo anterior, existen algunas debilidades que atentan contra el manejo y la prevención de pérdidas derivadas de virosis y afines de frutales de carozo; una de ellas es la sustentabilidad económica de la producción y el mantenimiento de materiales propagativos sanos. En ese sentido, el primer factor a considerar es la demanda, que es limitada, diversa y tiende a disminuir. Según la encuesta frutícola 20169, existen 1.318 hectáreas de durazneros que corresponden a 1.148.000 plantas, frente a las aproximadamente 1.700.000 de 2008. Existen 61.000 plantas que aún no entraron en producción, que teóricamente corresponderían a plantaciones realizadas en los tres últimos años, por lo que se podría estimar que la demanda en el trienio ha sido de aproximadamente 20.000 plantas/año.
Esos valores a su vez se repartirían entre por lo menos seis cultivares (EarliGrande, June Gold, Flavorcrest, Dixiland, Rey del Monte, Pavía Canario), lo que hace que los costos fijos de saneamiento y seguimiento sanitario no puedan ser amortizados, traduciéndose en un desestímulo a la inversión tanto pública como privada en el proceso de producción de plantas saneadas certificadas.
El estándar de certificación vigente contempla tres categorías de plantas certificadas (A, B y C) con grado creciente de rigurosidad en la intensidad y frecuencia de análisis para virosis y condiciones de aislamiento. La mayor parte de los viveros registrados han optado por producir plantas categoría C, las cuales poseen niveles mínimos de análisis por virosis (métodos visuales).
Sin embargo, la obligatoriedad del registro de viveros y la certificación de las plantas frutales de vivero han significado un gran avance frente a la alternativa previa, en la que no existían garantías ni trazabilidad. Fundamentalmente, facilita el seguimiento y ofrece seguridad en la comercialización de materiales registrados o patentados, estatus en el que generalmente se encuentran los materiales «novedosos».
3.2 Cuarentena y campañas de prevención y erradicación
La trazabilidad constituye un requisito ineludible al proponerse medidas para prevenir o erradicar virosis y enfermedades afines. Dado lo dinámico de la demanda de cultivares en fruticultura, muchas veces es necesario realizar introducciones desde el exterior y ahí la cuarentena juega un rol muy importante en la prevención del ingreso de enfermedades transmitidas por vía propagativa y a la vez asegura la trazabilidad de los materiales.
La Dirección General de Servicios Agrícolas (dgsa) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca fiscaliza el ingreso al país de materiales de propagación de frutales de carozo, verificando que se encuentren libres de patógenos cuarentenarios contando con el respaldo de laboratorios de análisis.
La lista de patógenos cuarentenarios de Uruguay para frutales de carozo incluye agentes tales como: Plum pox virus (ppv), Little Cherry Virus (lchv), Tomato ringspot virus (torsv), Peach rosette phytoplasma, Peach X-disease phytoplasma (= Phytoplasma pruni), Peach yellows phytoplasma, Xylella fastidiosa subsp. fastidiosa, Xylella fastidiosa subsp. multiplex, Xylella fastidiosa subsp. pauca, algunos de los cuales se encuentran en la región y/o en las zonas de origen de los nuevos cultivares.
Además de la importancia económica de las enfermedades que producen estos patógenos, su capacidad de ser trasmitidos por vectores atenta contra el éxito de eventuales campañas de prevención o erradicación y reemplazo con plantas sanas.
Nuestro país permite la entrada de materiales de propagación si estos vienen acompañados por certificados de autoridades sanitarias oficiales del país de origen que certifican la ausencia de esos patógenos. Esto, por diversas razones, muchas veces es difícil de obtener.
Asimismo, muchos de estos patógenos son difíciles de detectar. Las técnicas disponibles han evolucionado mucho, permitiendo llegar a altos niveles de sensibilidad y especificidad, pero, sin embargo, existen limitaciones propias dada la naturaleza de estas enfermedades que aumentan los riesgos de escape. En muchos casos la capacidad de detección está limitada a determinados momentos del ciclo de la planta, a determinados tejidos (floema, flores) o a que las plantas ya hayan expresado síntomas y, adicionalmente, puede ocurrir que la distribución de los agentes en la planta no sea uniforme.
Por esas razones muchos países mantienen estaciones cuarentenarias posentrada, donde la sanidad de los materiales introducidos es evaluada hasta permitir su ingreso seguro para plantaciones comerciales.
Por último, la presencia de patógenos que causan pérdidas económicas importantes y a su vez cuentan con un mecanismo natural de diseminación no solo justifica, sino que obliga a tomar medidas tales como erradicación de plantas enfermas, control del vector e, indudablemente, plantación de plantas certificadas libres de estos problemas. Tales son los escenarios de importantes zonas frutícolas que no solo invierten en la producción, el mantenimiento y la multiplicación de materiales con sanidad comprobada, sino que han instrumentado importantes programas de certificación y erradicación.
4. Consideraciones finales
En virtud de la situación sanitaria y económica del sector de frutales de carozo en Uruguay, para el manejo de enfermedades, virus y afines se sugiere considerar lo siguiente:
1) Extremar medidas para evitar el ingreso de problemas sanitarios mayores, a través de una cuarentena estricta, pero a la vez dinámica, que permita la modernización del rubro sin comprometer su futuro, que incluya el manejo de estaciones de cuarentena posentrada.
2) Detección precoz de nuevos problemas sanitarios.
3) Mejorar y promover paulatinamente la producción y el comercio de plantas certificadas nacionales a través de su valorización frente a otras alternativas, lo que permitirá incrementar los controles de identidad varietal, calidad y sanidad, y mejorar el sistema.
4) Por el momento no se justifican acciones de erradicación de plantas, pero sí realizar las nuevas plantaciones de montes comerciales con materiales certificados libres de los problemas sanitarios presentes en el país, como forma de diluir su impacto.