Introducción
Según el Ministerio de Salud1, el cáncer representa aproximadamente el 25% de las muertes anuales en Uruguay. Avances en tratamiento y detección temprana redujeron la mortalidad por cáncer en un 31% entre 1991 y 20182, aumentando la población de sobrevivientes en Estados Unidos a 16.900.000 millones en 2019 y proyectándose 22.100.000 millones para 20303.
Los sobrevivientes de cáncer tienen mayor riesgo de morbilidades y mortalidades relacionadas y no relacionadas con el cáncer4. Están más motivados para adoptar decisiones saludables, mejorando su calidad de vida y supervivencia5,6. Según la Sociedad Americana del Cáncer (ACS), el 88% de los sobrevivientes encuestados realizaron al menos un cambio positivo en su comportamiento tras el diagnóstico7. El Estudio Global de Carga de Enfermedades 20198 y un informe en Estados Unidos9 identifican los principales factores de riesgo de muertes por cáncer como el consumo de tabaco, uso de alcohol, alto IMC, baja ingesta de frutas y verduras e inactividad física. La ACS estableció directrices sobre estos comportamientos saludables en 20125 y las actualizó en 202210. Seguir estas directrices mejora la calidad de vida y supervivencia de los sobrevivientes de cáncer11,12.
La literatura previa ha abordado la prevalencia de comportamientos saludables entre los sobrevivientes de cáncer en Estados Unidos, usando datos del BRFSS de 200913–15. Nuestro objetivo es evaluar la prevalencia de comportamientos saludables entre los sobrevivientes de cáncer asistidos en los Servicios de Oncología del Hospital de Clínicas y del Hospital Departamental de Soriano, evaluando las cinco directrices clave5,10.
Objetivo primario:
Evaluar la adherencia a cinco directrices clave de comportamiento saludable: consumir frutas o verduras al menos cinco veces al día; mantener un IMC por debajo de 30 kg/m2; participar en al menos 150 minutos de actividad física a la semana; no fumar, limitar el consumo excesivo de alcohol.
Materiales y métodos
Estudio observacional que incluyó pacientes mayores de 18 años diagnosticados con cáncer precoz (I-III) asistidos en los Servicios de Oncología del Hospital de Clínicas o del Hospital Departamental de Soriano entre el 1 de marzo y el 1 de junio de 2024 que aceptaron participar. Los pacientes fueron diagnosticados al menos un año antes de su inclusión y actualmente están en etapa de control. Se realizó un análisis estadístico descriptivo de la población, recolectando datos de la Historia Clínica Electrónica Oncológica (HCEO): edad al diagnóstico, fecha del diagnóstico, topografía tumoral, estadio según la clasificación TNM, procedencia y nivel educativo.
Evaluación de exposición
Se recopilaron datos sobre hábitos alimentarios, actividad física, y consumo de alcohol y tabaco. Las directrices se basaron en las recomendaciones de la ACS publicadas en 20125 y actualizadas en 202210. Para la ingesta de frutas y verduras, se preguntó a los participantes cuántas veces al día consumían jugo de frutas 100% natural, frutas, verduras de hojas verdes, papas (excepto fritas) y otras verduras, categorizándolos como consumidores de cinco o más porciones diarias o no. La obesidad se definió como un IMC ≥30 kg/m2, calculado a partir del peso y la altura informados. La actividad física se evaluó por los minutos dedicados semanalmente, con 150 minutos o más como umbral de suficiencia. El tabaquismo se definió como haber fumado al menos 100 cigarrillos en la vida y seguir fumando. El consumo de alcohol se midió en frecuencia y cantidad en los últimos 30 días, definiendo el consumo excesivo como más de una bebida diaria para mujeres y dos para hombres, o episodios recientes de consumo elevado.
Se creó un cuestionario basado en estas cinco directrices, permitiendo a los pacientes autoevaluar su cumplimiento y ayudando a entender mejor sus prácticas de salud después del diagnóstico de cáncer. El mismo fue completado por los pacientes que aceptaron participar en el estudio.
Análisis estadístico
Se calculó un puntaje de comportamiento saludable asignando un valor de 0 si el encuestado no cumple con la pauta o un valor de 1 si cumple con la pauta para cada uno de los cinco comportamientos saludables, y luego se sumaron para crear un puntaje general que osciló entre 0 y 5. Luego se dividieron a los encuestados en grupos con baja adherencia (puntuaciones de 0-2), adherencia moderada (puntuación 3) o alta adherencia (puntuaciones de 4-5), y se realizaron análisis estratificados por cada una de las covariables en relación al puntaje general de comportamiento saludable. Se analizó si existe una relación significativa entre el nivel de adherencia y la edad (18-44, 45-64 o 65 años y más), sexo, nivel educativo (primaria, secundaria, terciaria), topografía del tumor primario y estadio (I y II vs. III). Todos los análisis estadísticos se llevaron a cabo utilizando el software R versión 4.1.2 y el paquete Survey versión 4.1-1. Se consideraron estadísticamente significativos los valores de p menores de 0,05.
Aspectos éticos
El estudio se realizó conforme a las pautas éticas internacionales para investigaciones biomédicas, cumpliendo con las “Normas del MERCOSUR sobre Regulación de Estudios Clínicos” y la “Declaración de Helsinki”. Fue aprobado por el Comité de Ética de Investigación del Hospital de Clínicas.
Resultados
Se invitó a participar a 302 pacientes mayores de 18 años, con diagnóstico de cáncer en etapa precoz realizado al menos un año antes, que actualmente se encuentran en seguimiento. De ellos, 288 aceptaron participar. La mediana de edad fue de 68 años, y el 52,4% (151) eran mujeres. En cuanto al nivel educativo, la mayoría (47,5%, 137) había completado la educación secundaria. Los tumores más frecuentes fueron: mama, colo-recto y próstata (Tabla 1).
Cumplimiento de las recomendaciones de estilo de vida saludable:
Solo el 15% de los pacientes consumió frutas y verduras en cantidad suficiente, mientras que el 63,5% mantuvo un IMC menor a 30. El 32,3% de los pacientes logró la actividad física recomendada, el 80.6% no consumía tabaco y el 95,5% no bebía alcohol en exceso (Tabla 2).
Adhesión a comportamientos saludables según sexo:
Las mujeres mostrando mayor adherencia, con diferencias estadísticamente significativas, en casi todas las categorías evaluadas en comparación con los hombres (Figura 1).
Adhesión a comportamientos saludables según edad:
Los jóvenes de 18 a 44 años mostraron la mayor adherencia tanto a la actividad física como al no fumar, ambas con diferencias estadísticamente significativas (Figura 2).
Adhesión a comportamientos saludables según nivel educativo:
Los resultados muestran que los individuos con educación terciaria tienen mayores tasas de adherencia a comportamientos saludables. Destacan en la práctica regular de actividad física, IMC<30 y un consumo elevado de frutas y verduras, con diferencias estadísticamente significativas (Figura 3).
Adhesión a las recomendaciones de estilo de vida saludable según el número de recomendaciones cumplidas:
El 42% de los pacientes mostró baja adherencia (menos de tres pautas), el 29,5% moderada (tres pautas), y el 28,5% alta (cuatro o cinco pautas) (Tabla 3).
Impacto del diagnóstico sobre el comportamiento de fumar:
Un aspecto destacado de los comportamientos saludables es que el 18,4% (53 pacientes) de los sobrevivientes de cáncer dejaron de fumar tras su diagnóstico.
El conjunto de datos que apoya los resultados de este estudio no se encuentran disponibles.
Discusión
Este estudio examinó el cumplimiento de cinco directrices clave de comportamiento saludable en sobreviviente de cáncer de 2 centros asistenciales de nuestro país. Aunque la mayoría de los sobrevivientes incluidos se abstuvieron de fumar (80,6%) y moderaron el consumo de alcohol (95,4%), un tercio presentaba un IMC superior al recomendado. Además, dos tercios no alcanzaban el nivel sugerido de actividad física y el 85% no consumía las frutas y verduras recomendadas. En total, el 57,8% de los sobrevivientes cumplían con al menos tres de las cinco pautas de estilo de vida saludable. La adherencia fue mayor en sobrevivientes de menor edad, sexo femenino, estadios precoces y con nivel educativo más alto.
Una revisión sistemática mostró que el 34% de los sobrevivientes de cáncer seguían la recomendación de consumir al menos 5 porciones de frutas y verduras diarias16. En un estudio holandés, el 54,8% cumplía con la ingesta de frutas y el 27,4% con la de verduras17. En contraste, solo el 15% de nuestros pacientes alcanzó esta meta, alineándose con estudios recientes que reportan entre un 11% y 17%18,19. Estos bajos niveles de adherencia destacan la necesidad de más investigaciones e intervenciones nutricionales.
El 36,4% de los pacientes en nuestro estudio presentaban obesidad, una cifra ligeramente superior a los estudios internacionales, que reportan entre un 31% y un 33%16,19,20.
Aunque se podría esperar una menor prevalencia de obesidad entre sobrevivientes de cáncer, los datos nacionales muestran lo contrario: en Uruguay, el 64,7% de los participantes de la encuesta de ENT sufrían de sobrepeso u obesidad, cifra similar a la nuestra21.
La tasa de cumplimiento de las directrices sobre actividad física en nuestro estudio (32,3%) fue inferior a la reportada internacionalmente, donde oscila entre el 40% y el 51%,13,19 y llega hasta el 85% en algunos estudios17,22. A nivel nacional, la segunda encuesta sobre factores de riesgo para ENT mostró que el 26.8% de los encuestados tenían comportamientos sedentarios, definidos como estar sentados o recostados más de 7 horas al día21.
En nuestro estudio, el 19,4% de los sobrevivientes de cáncer fumaban, cifra similar a la internacional. Sin embargo, solo el 4,5% reportó consumo excesivo de alcohol, comparado con el 10%−24% mundialmente20–22. El 18,4% dejó de fumar tras el diagnóstico, destacando el impacto del diagnóstico como catalizador para hábitos más saludables. Las políticas de control del tabaco en Uruguay, implementadas desde 2006, han favorecido la cesación y desalentado el tabaquismo, subrayando la necesidad de continuar con políticas públicas efectivas adaptadas a distintos grupos demográficos.
En nuestra investigación, el 57,8% de los participantes siguieron al menos tres de las recomendaciones, el 41,9% cumplieron con menos de tres, y solo el 28,3% lograron adherirse a cuatro o cinco. Estas cifras son inferiores a estudios internacionales, donde cerca del 75% cumplieron con al menos tres recomendaciones17,19,22. Observamos mayor adhesión a comportamientos saludables entre los pacientes más jóvenes, mujeres y con mayor nivel educativo, en línea con la literatura23. La menor adherencia en adultos mayores sugiere que las campañas de salud pública deben ajustarse para abordar las necesidades y obstáculos específicos de este grupo.
Aunque se ha reportado que los sobrevivientes recientes siguen más estas pautas16, nuestro estudio no encontró una correlación significativa entre el tiempo desde el diagnóstico y la adherencia a comportamientos saludables, lo que sugiere que el tiempo de supervivencia podría no influir directamente en estos hábitos.
Este estudio es uno de los primeros en evaluar la prevalencia de comportamientos saludables entre sobrevivientes de cáncer en Uruguay, llenando un vacío en la literatura local. Proporciona una visión integral de sus estilos de vida y se alinea con los estándares internacionales de la ACS para la promoción de comportamientos saludables.
Sin embargo, presenta limitaciones. Como estudio observacional, no puede establecer causalidad entre comportamientos de salud y resultados de salud. La dependencia de datos autoinformados puede estar sujeta a sesgo de deseo social o recuerdo inexacto. Además, al realizarse en dos centros, la generalización de los resultados a todos los sobrevivientes de cáncer en Uruguay puede ser limitada. En el futuro, se incluirán más centros y una muestra más representativa del país para mejorar la generalizabilidad de los hallazgos.
Conclusiones
Aunque la mayoría de los sobrevivientes de cáncer siguieron las recomendaciones para abstenerse de fumar (80,6%) y moderar el consumo de alcohol (95,4%), un tercio presentaba un IMC superior al recomendado, dos tercios no alcanzaban el nivel sugerido de actividad física y una abrumadora mayoría (85%) no consumía las frutas y verduras recomendadas. En total, el 57,8% de los sobrevivientes cumplían con menos de tres de las cinco pautas de un estilo de vida saludable.
Se detectaron niveles más bajos de adhesión a estos comportamientos saludables en sobrevivientes de mayor edad, sexo masculino, estadios III y aquellos con menor nivel educativo. La adherencia fue especialmente baja entre los sobrevivientes de cáncer de mayor edad y aquellos con menores ingresos y nivel educativo, sugiriendo que estos grupos podrían beneficiarse más de intervenciones específicas y recursos adicionales para mejorar su adherencia a comportamientos saludables.