Introducción
En Pulido y Herrera (2017) se relaciona el estado de ansiedad con emociones de carácter negativo. Consecuencias desfavorables pueden ir asociadas a este tipo de estados emocionales. La ansiedad, puede dificultar el adecuado desarrollo del autoconcepto, llegando a suponer una falta de aceptación por parte de los demás, dificultades en el proceso de socialización (Gallegos, Linan-Thompson, Stark, & Ruvalcaba, 2013) y malestar. Por el contrario, los estados emocionales de carácter positivo, se relacionan con mayores niveles de autoestima, lo que puede favorecer el desarrollo de conductas saludables (Oberle, Schonert-Reichl, & Zumbo, 2011). Ambos estados emocionales son predictores de determinadas enfermedades (Moreno-Rosset, Arnal-Remón, Antequera-Jurado, & Ramírez-Uclés, 2016).
Ante ambos estados aparece un arma importante que permite la regulación de las emociones: la Inteligencia Emocional. Desde esta perspectiva, se entiende como conjunto de habilidades (no de manera autopercibida). El tipo de cuestionario que se pretende emplear, se acerca a esta concepción de inteligencia emocional. Teniendo en cuenta la amplitud de este concepto, se define la inteligencia emocional como la capacidad de procesar de manera adecuada las emociones, tanto propias como ajenas y que integran las habilidades concretas de conocimiento de sí mismos (entendido como la adecuada identificación de las emociones propias), motivación (relacionada con el impulso director para el desarrollo de una tarea) y autocontrol (manejo de las propias emociones), empatía (capacidad de identificar las emociones en los demás) y habilidades sociales (habilidades que permiten la adecuada interacción con los demás), teniendo en cuenta el trabajo de Pulido y Herrera (2017).
Elementos integrados en este conjunto de habilidades aparecen como predictores de estados emocionales que pueden dificultar el desarrollo de conductas disfuncionales (Peña-Sarrionandia, Mikolajczak, & Gross, 2015) a través de una regulación emocional asociada al buen ajuste del funcionamiento personal y social del sujeto. Los niveles altos de inteligencia emocional se relacionarían con una mayor calidad de vida, mayor salud mental, bienestar personal y una adaptación emocional más ajustada (Azpiazu, Esnaola, & Sarasa, 2015; Cejudo, 2016).
Se puede comprobar un descenso progresivo en el diagnóstico de problemas de ansiedad a medida que el sujeto va aumentando su edad (Gómez-Ortiz, Casas, & Ortega-Ruiz, 2016). Otro de los elementos más relevantes dentro de este campo es su clara relación con el género, teniendo las mujeres niveles superiores de ansiedad (Moreno-Rosset et al., 2016). También existe influencia de la cultura sobre el desarrollo emocional y, por tanto, sobre la manifestación de diferentes estados emocionales como la ansiedad (Pulido & Herrera, 2017). Todo lo que se ha comentado para la cultura, se relaciona de forma directa con el estatus socioeconómico y cultural.
Se puede intuir cierta independencia entre el nivel de felicidad manifestado por el sujeto y su edad. La edad tampoco actuó como predictor de los niveles de felicidad (Carballeira, González, & Marrero, 2015). Por su parte, algunos autores evidencian que son los varones los que son más proclives a manifestar niveles superiores de felicidad (Quiceno & Vinaccia, 2015). Esto muestra que el género es una variable influyente en estos estados emocionales. Resulta también relevante la pertenencia a un grupo cultural sobre los estados emocionales positivos (Restrepo, Vinaccia, & Quiceno, 2011). Otro de los componentes a los que se concede mayor importancia, es el estatus socioeconómico y cultural, reflejando los sujetos pertenecientes al estrato socioeconómico alto (Quiceno & Vinaccia, 2015) los que evidencian niveles superiores de bienestar emocional.
El proceso de desarrollo emocional provoca importantes cambios en todas las capacidades que forman parte de la inteligencia emocional, desarrollándose con el repertorio emocional del sujeto. Las habilidades emocionales han estado tradicionalmente ligadas al género femenino, siendo las mujeres las que presentan niveles superiores (Azpiazu et al., 2015; Pulido & Herrera, 2017; Cejudo, 2016). La cultura también es un elemento a considerar, si se tienen en cuenta las diferencias existentes en los niveles de inteligencia emocional en función del grupo, dado que trae consigo numerosas diferencias en los patrones educativos y los valores transmitidos, elementos que se relacionan con el desempeño emocional. El estatus socioeconómico y cultural también es determinante en los niveles reflejados en esta variable (Pulido & Herrera, 2017).
Se establecen también claras relaciones entre la ansiedad y la inteligencia emocional, como conjunto de habilidades. Desde esta consideración, la inteligencia emocional se convierte en uno de los principales predictores de la adaptación emocional ajustada y del bienestar personal (Limonero, Fernández-Castro, Soler-Oritja, & Álvarez-Moleiro, 2015). Las competencias emocionalmente ajustadas favorecerían la disminución progresiva de la ansiedad (Gutiérrez & Expósito, 2015). Por contra, las relaciones entre la inteligencia emocional y los estados emocionales positivos son inversas a lo comentado anteriormente. Componentes integrados en la inteligencia emocional se vinculan a la estabilidad emocional y el bienestar personal, social, laboral y emocional (Rosa, Riberas, Navarro-Segura, & Vilar, 2015; Gómez-Ortiz et al., 2016).
Considerando todo lo mencionado, se presenta el estudio llevado a cabo. Los objetivos del trabajo han sido conocer cuáles son los predictores en ambos estados emocionales (ansiedad y felicidad) así como los de Inteligencia Emocional, en función de la edad, género, cultura y estrato socioeconómico. También se pretende contemplar las relaciones que se pudieran dar entre variables, actuando cada una de ellas como predictoras de las demás, para una población adolescente multicultural.
Método
Para llevar a cabo esta investigación se seleccionó una muestra integrada por 811 participantes que reflejan las características del contexto pluricultural de Ceuta. Se reparten entre seis centros en los que se imparte formación perteneciente a la Etapa Secundaria. Por edad, la muestra se distribuye entre el 17.4% de entre 12 y 13 años, el 19.4% de entre 13 y 14, el 15.8% de entre 14 y 15, el 9.3% de entre 15 y 16, el 15.8% entre 16 y 17, el 7.1% de alumnos entre 17 y 18. Estos alumnos correspondían a la muestra menor de edad, mientras que los restantes 12.1% tenían entre 18 y 25 años, 2.1% entre 26 y 40 años, mientras que sólo el 1% tenía más de 40 años. Considerando la cultura (que se corresponde con la religión), el grupo mayoritario es el de participantes pertenecientes a la cultura-religión musulmana. Estos constituyen el 71.6% de la muestra, mientras que el 28.4% de la misma pertenecía a la cultura-religión cristiana. Describiendo la muestra, en función de la variable género, el 46.1% son varones y el resto de la muestra (53.9%) mujeres.
Procedimiento
Cada uno de ellos, además de los cuestionarios, completaron las casillas correspondientes a cada una de las variables sociodemográficas analizadas. Tras solicitar y obtener las pertinentes autorizaciones en la Dirección Provincial de Educación, se habló con el equipo directivo de los centros que voluntariamente participaron en esta experiencia. Una vez hecho este paso inicial, se redactaron los documentos para recoger por escrito el consentimiento de los padres de los menores que constituirían la mayor parte de la muestra. En cada uno de los diferentes centros, se pasaron los cuestionarios. Se respetó escrupulosamente la confidencialidad, contestando al cuestionario los alumnos que quisieron hacerlo de manera voluntaria. Todos los cuestionarios fueron administrados por el investigador, una persona con dominio en el ámbito de la psicología, la educación y la psicometría, en presencia del profesor de cada aula. Antes de contestar los cuestionarios, se explicó el modo en el que debían contestar al mismo. Después de esto, los alumnos contestaron por sí mismos, del mismo modo que hicieron con las cuestiones relativas a las variables sociodemográficas. Se intentó reducir al máximo la influencia de elementos externos que pudieran dificultar la concentración del alumnado, dentro de cada una de las clases correspondientes, configurando un entorno tranquilo y libre de distracciones en función de sus posibilidades. Finalmente, antes de la entrega, se aseguró que ninguno de los participantes dejara ítems sin contestar. La duración de la prueba fue de aproximadamente 60 minutos. Los participantes se seleccionaron por el método de muestreo incidental o casual. El error muestral fue del 3%. Finalmente, indicar que, en el presente trabajo, se cumplió con los estándares éticos para el colectivo profesional.
Instrumentos
Como instrumento para evaluar el miedo se empleó el Inventario de Ansiedad Estado-Rasgo para Niños (STAIC, Spielberger, 2001). El STAIC está formado por 40 ítems, con cuatro posibilidades de respuesta cada uno. Su consistencia interna, medida a través de la prueba α de Cronbach, fue de .934. Esto también queda demostrado por la prueba de dos mitades de Spearman-Brown. Este coeficiente fue de .781 para el cuestionario, incluyendo todos los ítems. En el apartado relacionado con la varianza factorial se emplearon diferentes Análisis Factoriales Confirmatorios (AFC). En este sentido, los factores obtenidos fueron 6. El primero de los seis factores, se relaciona con los Estados emocionales positivos (31.53% de la varianza explicada). El primero de los factores está conformado por 9 ítems (del tipo "Me siento animoso" o "Estoy relajado"). El segundo queda vinculado a Preocupaciones y dificultades (9.487%). Dentro de este factor aparecen ítems como "Me preocupo demasiado" o "Me cuesta tomar una decisión". Este factor también abarca 9 ítems. El tercer factor se vinculó a los Estados emocionales negativos (4.35%), donde aparecen ítems como "Siento ganas de llorar". También son 9 los ítems que lo conforman. El cuarto queda vinculado a los Rasgos emocionales negativos (3.98%) ("Me encuentro atemorizado") y el quinto a las Sensaciones de ansiedad (3.31%, "Tengo sensaciones extrañas en el estómago" o "Noto que mi corazón late más rápido"). El último factor conforma la categoría Miedo (2.99%). Integrando ítems como "Tengo miedo" o "Aunque no lo digo, tengo miedo". Entre todas las categorías se consigue una varianza total explicada del 55.676%.
Para la Felicidad, entendida como aquel estado emocional, que se caracteriza por la anticipación del estado de satisfacción vital y física, desencadenando las manifestaciones fisiológicas propias de la alegría, se elaboró un instrumento conformado por 40 ítems a los que se contesta con una escala tipo Lickert de 4 puntos. Para su elaboración, se consultaron instrumentos como la Escala de Bienestar Psicológico de Ryff (adaptada por van Dierendonck, 2004) y la Escala de Felicidad de Lima (Alarcón, 2006), dado que se intentó elaborar un cuestionario cerrado. Los resultados que hacen referencia a la consistencia interna del instrumento dan una fiabilidad, establecida por un 𝛼 de Cronbach de .902 y una prueba de dos mitades de Spearman-Brown de .833. En el apartado relacionado con la varianza factorial (AFC), los factores obtenidos también fueron 6. El primero de ellos se relaciona con la Satisfacción que el sujeto muestra ante la vida (representan el 27.67% de la varianza explicada). Son 12 los ítems que lo conforman (del tipo "Estoy satisfecho con mi vida" o "Me siento satisfecho con lo que soy"). El segundo (representa el 10.04%) se relaciona con las Condiciones en la vida que son de carácter negativo (como "Siento que mi vida está vacía" o "La vida ha sido injusta conmigo"), mientras que el tercero, está relacionado con la intención del sujeto a producir Cambios en su vida incluye 5 ítems, que representan el 4.171% de la varianza explicada (con cuestiones como "Cambiaría muchas cosas de mí mismo" o "Me gustaría cambiar cosas de mi vida"). El cuarto factor, se relaciona con las Condiciones positivas en la vida (3.49%). Está integrado por un total de 6 ítems, dentro de los que aparecen "Mi vida es mejor que la de muchas personas" o "Mi vida transcurre plácidamente". El quinto está vinculado con la intención del sujeto de No necesitar Cambios en su vida (3.32%). Está constituido por un total de 4 ítems (del tipo "No cambiaría nada de mi familia"). El último factor se relaciona con sensaciones emocionales provocadas dentro del Instituto (3.06%, con ítems como "Me siento feliz en el instituto" o "Ir al instituto me pone triste"). Entre todos los factores suman una varianza total explicada del 51.78%.
Con respecto a la segunda variable, se empleó un cuestionario elaborado para evaluar la Inteligencia Emocional, como conjunto de habilidades. En este caso, el cuestionario quedó integrado por 66 ítems, divididos en 5 categorías, relacionadas con los elementos de la Inteligencia Emocional. Su fiabilidad (𝛼 de Cronbach) fue de .869, mientras que l|a prueba de Spearman-Brown fue .767. En el apartado relacionado con la varianza factorial (AFC), los factores obtenidos fueron 5. El primero, relacionado con la Empatía, representa una varianza explicada de 15.03%. Dentro de esta categoría aparecen ítems que piden al sujeto que se fije en una serie de imágenes y a continuación se le indica que marque una de una lista de emociones vinculadas a cada una de esas imágenes (miedo, alegría, vergüenza,...). El segundo está vinculado al Autoconcepto (8.94%), en los que las cuestiones más importantes, piden al sujeto que indique que emoción sentiría si fuera el protagonista de cada una de las historias que se le plantean, dándosele a escoger una serie de situaciones. El tercero queda relacionado con el Autocontrol (5.87%) en el que se le pide al sujeto que indique, entre un conjunto de emociones, cómo se sentiría en situaciones concretas. El cuarto hace referencia a la Motivación (3.26%). En los ítems que forman parte de este factor aparecen cuestiones del tipo "¿Qué estado de ánimo es mejor cuando estamos preparando una fiesta de cumpleaños? o ¿Qué estado de ánimo es útil cuando estamos haciendo un examen?". A continuación el participante responde a través de una casilla en una escala, tipo Likert. Finalmente el quinto, queda vinculado al Conocimiento de sí mismos (2.85%). Dentro de este factor destacan los ítems en los que se indica al sujeto que imagine una serie de situaciones (del tipo "Estás en el bosque y ves acercarse lentamente un oso") y a continuación se le indica cuánto de cada emoción indicada (miedo, alegría, sorpresa, vergüenza,...) sentiría en ese momento. Entre todos suman una varianza explicada total del 35.971%. Dado que se vuelven a considerar las Habilidades Sociales, a estas cuestiones se le añaden 32 ítems para este factor (𝛼 de Cronbach de .775).
Para este trabajo se emplearon las puntuaciones de los diferentes instrumentos, que siguen una distribución que cumple los criterios de normalidad. Se comenzó por el análisis regresional (regresiones múltiples paso a paso o "stepwise"). A continuación, se consideraron como variables criterio cada una de las variables de estudio (Ansiedad, Felicidad e Inteligencia Emocional). Para determinar la función de regresión se consideró el último paso y, dentro de él, en el orden de entrada de las variables en la función de regresión, el valor de cada variable, su significación, el índice de regresión (R), el coeficiente de determinación múltiple (R2) y la varianza explicada de la variable más importante (la que más porcentaje -β- explica). Para contrastar la influencia de los predictores se concluyó con la prueba t de Student de diferencias de medias para muestras independientes para aquellas variables dicotómicas, mientras que para el resto se empleó el análisis de la varianza (ANOVA de un factor).
Resultados
¿Qué variables predicen la Ansiedad?
La variable Ansiedad se relaciona con la Felicidad (junto a dos de los factores que conforman esta variable, siendo Condiciones de vida negativas y necesidad de Cambios en la vida), el Curso/Edad, el Género y los factores de la IE Autoconcepto y HHSS Total. El coeficiente de correlación múltiple (R=741) señala una intensa relación entre la Ansiedad y las variables predictoras, explicando, el conjunto de todas ellas, el 54.9% de la varianza explicada por el modelo (R2=.549). La que tiene una mayor importancia es el factor Condiciones negativas en la vida, actuando de forma inversamente proporcional (como la Felicidad Total y el otro factor de la misma). Su coeficiente de regresión estandarizado demuestra esta influencia, explicando el 35.3% de la varianza en el modelo (β=.353). Las HHSS también actúan en sentido negativo, mientras que el resto (Curso/Edad, Género y Autoconcepto) lo hace en sentido positivo. Tabla 1
Ansiedad Total= 90.976 - .260 (Felicidad Total) - 1.293 (Condiciones Negativas) + 2.150 (Curso) + 5.410 (Género) - .974 (Cambios vida) - .178 (HHSS Total) + .332 (Autoconcepto)
¿Qué variables predicen la Felicidad?
Para la Felicidad se encuentran relaciones con los factores Estados emocionales positivos, Preocupaciones y dificultades y rasgos emocionales negativos, que actúan de forma negativa. También se encuentra relacionada con la Cultura, el Estatus, el Autocontrol, así como el Miedo, único factor de la Ansiedad que alcanza valores positivos. Una mayor fuerza es ejercida por el factor Estados emocionales positivos. El Estatus así como la variable relacionada con la Inteligencia Emocional, Autocontrol y la Cultura/Religión actúan de manera positiva. Tabla 2
Felicidad Total= 74.633 - 1.248 (Estados Positivos) - 1.551 (Rasgos negativos) + 4.502 (Cultura) + .237 (Autocontrol) + 1.966 (Estatus) - .236 (Preocupaciones) + .675 (Miedo)
Cada uno de ambos estados emocionales actúa como principal predictor del otro (de forma directa o bien a través de sus factores), actuando ambos de forma inversamente proporcional. Para confirmar la relación entre ambos estados emocionales, se realizó un ANOVA, considerando la variable Ansiedad (puntuación total) como factor y la Felicidad y sus factores como dependientes. Vuelven a aparecer diferencias estadísticamente significativas en Felicidad Total (p=.000) y en las categorías Satisfacción con la vida (p=.000), las Condiciones de vida negativas (p=.000), los Cambios en la vida (p=.000), las Condiciones de vida positivas (p=.000) y las emociones que genera el Instituto (p=.000). Se observa un descenso claro y progresivo en las puntuaciones de Felicidad a medida que se sube en las de Ansiedad.
La primera variable sociodemográfica que actúa como predictora de la Ansiedad es el Curso/Edad. Para confirmar su relación, se empleó el ANOVA, con la variable Curso/Edad como independiente. Esta prueba confirmó la influencia del Curso/Edad sobre la Ansiedad Total (p=.000), lo mismo que ocurrió en los factores relacionados con esta variable (Estados emocionales positivos -p=.000-, Preocupaciones y dificultades -p=.000-, Estados emocionales negativos -p=.000-, Rasgos emocionales negativos -p=.000-, Sensaciones de Ansiedad -p=.000- y Miedo -p=.000-). El grupo en el que se registran los mayores niveles de ansiedad es precisamente en el de los alumnos de 17-18 años (con una media de 51.12).
En función del género, que actúa como variable predictora de la Ansiedad, se puede ver que las chicas tienen un nivel más alto de que los varones, tal y como reflejan las medias de ambos (32.60 los hombres y 41.83 las mujeres). Esta realidad se repite también en cada uno de los factores que integran esta variable. Se confirmó a través de la prueba t de Student. Considerando el análisis de esta prueba, las diferencias vuelven a ser estadísticamente significativas en Ansiedad Total (p=.000), en los Estados emocionales positivos (p=.000), Preocupaciones y dificultades (p=.000), los Estados emocionales negativos (p=.000), los Rasgos emocionales negativos (p=.000), Sensaciones de Ansiedad (p=.000) y el Miedo (p=.000). En todos los casos, los varones presentan puntuaciones más bajas.
En el caso de la variable Felicidad, el primer predictor es la cultura, dentro de las variables sociodemográficas. La prueba t de Student, que vuelve a confirmar esta relación con la Felicidad. Así se pueden afirmar las diferencias estadísticamente significativas en la variable Felicidad Total (p=.001) y en algunas de las categorías que pertenecen a esta variable (Satisfacción con la vida -p=.001-, Condiciones de vida negativas -p=.007- y Cambios en la vida -p=.003-). En este caso, son los cristianos (78.34) los que presentan una media menor a los musulmanes (82.56).
Como predictor de la Felicidad también se encuentra el estatus. Además de actuar como predictor, se observa una distribución organizada, ya que, por media, los niveles de ansiedad van subiendo a medida que se descienden en el estatus. Para determinar si estas diferencias eran significativas se usó la prueba ANOVA. Las diferencias vuelven a ser estadísticamente significativas en Felicidad (Total p=.000), así como tres de sus factores (Satisfacción con la vida -p=.000-, Condiciones de vida negativas -p=.001- y Condiciones de vida positivas -p=.000-).
¿Qué variables predicen la IE?
La variable Inteligencia Emocional se encuentra también bajo la influencia de varios factores. El que tiene un coeficiente correlación estandarizado superior es la Edad/Curso que representa el 22.2% (β=.222), actuando de manera directamente proporcional. Se entiende un incremento de las puntuaciones en esta variable entre los sujetos con una mayor edad. También actúan de manera positiva el Género, así como los factores relacionados con la Felicidad (Condiciones de vida positiva y las Condiciones de vida negativas). Lo mismo ocurre con el factor de la ansiedad Preocupaciones y dificultades. Sin embargo en el factor Miedo, relacionado con la Ansiedad, actúa de manera inversamente proporcional. La Cultura/Religión también actúa de manera negativa. Entre todas las variables predictoras alcanzan un coeficiente de determinación del 43.4% (R2=.434). Tabla 3
Inteligencia Emocional Total= 37.523 + 2.575 (Curso) + 5.562 (Género) - 5.471 (Cultura) + .363 (Condiciones positivas) + .503 (Condiciones negativas) + .416 (Preocupaciones) - .987 (Miedo)
Para el factor Empatía, las variables que ejercen influencia son el Curso/Edad, el Género, las Condiciones de vida negativas (factor perteneciente a la Felicidad), las Preocupaciones y dificultades (factor de la Ansiedad), la Cultura/Religión, el Miedo (Ansiedad) y el factor Condiciones de vida positivas (Ansiedad). La que tiene un mayor coeficiente de regresión estandarizado es la Edad/Curso. Tabla 4
Empatía= 8.602 + 1.151 (Curso) + 3.694 (Género) + .202 (Condiciones negativas) + .212 (Preocupaciones) - 2.047 (Cultura/Religión) - .491 (Miedo) + .224 (Condiciones positivas)
Para el Autoconcepto también aparece influencia por parte del factor Preocupaciones y dificultades, que ejerce de principal variable predictora. Su relación es directamente proporcional. Además de esta, actúan otras variables: las Condiciones de vida negativas (Felicidad) y el Curso/Edad. Todas ellas actúan de forma positiva. Tabla 5
Autoconcepto= 10.025 + .112 (Preocupaciones) + .131 (Condiciones negativas) + .200 (Curso)
En el factor Autocontrol vuelve a haber una gran cantidad de variables que tienen influencia. La que hace una mayor fuerza es la Edad/Curso. La Felicidad Total es directamente proporcional. Lo mismo ocurre con las Preocupaciones y dificultades. En sentido negativo actúa la Cultura/Religión. También actúa de manera negativa el Miedo (factor de la Ansiedad). Tabla 6
Autocontrol= 1.216 + .783 (Curso) + .098 (Felicidad Total) - 1.575 (Cultura/Religión) + .173 (Preocupaciones) - .490 (Miedo)
Para el factor de la Inteligencia Emocional, Motivación, la Cultura/Religión es la única variable predictora con un 12.8% de la varianza total explicada, si tenemos en cuenta su coeficiente de regresión estandarizado (β=.128). La Cultura actúa de manera negativa. Tabla 7
Motivación= 8.951- 1.544 (Cultura/Religión)
Para el Conocimiento de sí mismos, se puede observar influencia de forma positiva por parte del factor de la Ansiedad Preocupaciones y dificultades, que vuelve a ser la principal variable predictora. Vuelve a mostrarse como directamente proporcional. También actúa el Curso/Edad y el Género. Tabla 8
Conocimiento de sí mismos= 2.999 + .058 (Preocupaciones) + .114 (Curso) + .374 (Género)
Para las Habilidades Sociales, se observa influencia de diferentes factores. El primero de ellos, siendo el que alcanza un coeficiente de regresión estandarizado más elevado es el factor Preocupaciones y dificultades, perteneciente a la variable Ansiedad. Este factor actúa de manera inversamente proporcional. La Edad/Curso actúa de manera positiva. El Género actúa de manera negativa. Tabla 9
Habilidades Sociales Total= 55.262 - .521 (Preocupaciones) + 1.058 (Curso) - 2.784 (Género)
La variable Ansiedad no aparece como predictora de la Inteligencia Emocional. Sin embargo, sí lo hace el factor Preocupaciones y dificultades. Se procedió a la realización de la prueba ANOVA, para confirmar dicha relación. Las diferencias fueron significativas en Empatía (p=.013), Autoconcepto (p=.000), Conocimiento de sí mismos (p=.004) y HHSS (p=.000). Dichas diferencias no siguieron una relación igual ya que salvo en el caso de las HHSS, se describe un incremento directamente proporcional. En el caso de las HHSS, ocurre lo contrario. Si se considera la variable Felicidad como factor, se encuentran diferencias estadísticamente significativas en IE Total (p=.000), así como en la mayorías de sus factores. Es lo que ocurre con la Empatía (p=.005) y el Autocontrol (p=.000). También fueron significativas en las HHSS (p=.002). En este caso, se observan puntuaciones más bajas entre los niveles más bajos de Felicidad, describiéndose una relación directamente proporcional. La relación es la misma a la descrita en el caso de los factores Condiciones de vida positivas (las diferencias son significativas para IE Total -p=.020-, Empatía -p=.015-, Autoconcepto -p=.015-, Autocontrol -p=.050- y HHSS -p=.006-) y Condiciones de vida negativas (las diferencias son significativas para IE Total -p=.003-, Autoconcepto -p=.001- y Autocontrol -p=.000-) que aparecen como predictores en casi todos los casos.
Con respecto a las variables sociodemográficas predictoras aparece el Curso/Edad. Su relación queda confirmada por el Análisis de la Varianza, que demuestra diferencias estadísticamente significativas en IE Total (p=.000) y en todos sus factores (Empatía -p=.000-, Autoconcepto -p=.000-, Autocontrol -p=.000-, Motivación -p=.000-, Conocimiento de sí mismos -p=.000- y HHSS -p=.009-). El grupo de 16-17 años presenta los niveles más elevados (su media es 129.64).
En segundo lugar está la variable cultura/religión, la cual actúa también como elemento predictor. Esta relación queda confirmada a través de la prueba t de Student, donde las diferencias fueron estadísticamente significativas en IE Total (p=.000), así como en todos sus factores (Empatía -p=.000-, Autoconcepto -p=.027-, Autocontrol -p=.000-, Motivación -p=.000- y Conocimiento de sí mismos -p=.013-). El alumnado perteneciente a la cultura/religión musulmana manifiesta niveles más bajos en la IE (la media de los cristianos es 123.85 mientras que los musulmanes alcanzan 115.07).
El género es la última variable predictora, donde también aparecen diferencias estadísticamente significativas, favorables a las chicas, que reflejan niveles superiores (su media es de 120.66) que los varones (113.88). La prueba t de Student demuestra diferencias estadísticamente significativas en IE Total (p=.000), en Empatía (p=.000), Autocontrol (p=.037) y Conocimiento de sí mismos (p=.000), siendo las chicas las que evidencian puntuaciones superiores.
Discusión-Conclusiones
En Ansiedad, el principal predictor, dentro de las variables sociodemográficas, es el Curso/Edad, donde también se registran diferencias significativas. En este caso, las diferencias indican un ascenso desde los 12 hasta los 18 años. Esto indica claramente que la edad (curso) es un factor determinante (Cazalla-Luna & Molero, 2014). A continuación aparece el Género, que actúa también como predictor. Se vuelven a encontrar diferencias estadísticamente significativas para los totales, así como todos los factores de la Ansiedad. Las personas pertenecientes al el género femenino reflejan puntuaciones más elevadas en todos los casos. El sentido de estas diferencias coincide con la mayoría de trabajos consultados (Moreno-Rosset et al., 2016). Ante estas diferencias encontradas, se pretende un alejamiento de las concepciones basadas en criterios de tipo biológico, indicadas en , para concederle mayor credibilidad a aquellas que tienen en cuenta diferencias en los patrones de socialización y la presencia marcada de determinados roles (Pulido & Herrera, 2017). Por esta razón, el porcentaje de mujeres es significativamente superior al de hombres en todos los trastornos relacionados con la ansiedad (no especificado, fobias específicas, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno obsesivo-compulsivo...), tal como indican Cazalla-Luna y Molero (2014).
La cultura/religión del sujeto es un predictor de la variable Felicidad (dentro de las sociodemográficas), encontrándose también diferencias estadísticamente significativas. Son los musulmanes los que presentan niveles superiores. Esto refuerza la importancia concedida al contexto cultural y sus diferencias sobre el bienestar psicológico (Quiceno & Vinaccia, 2015; Restrepo et al., 2011). El estatus socio-económico y cultural, actúa también como predictor de la Felicidad. En este sentido, aparecieron diferencias estadísticamente significativas: son los de niveles más elevados los que reflejan puntuaciones superiores en esta variable y sus factores. Esta realidad es similar a la de otros autores (Carballeira et al., 2015; & Quiceno & Vinaccia, 2015), según la cual el nivel económico y sociocultural correlaciona positivamente con el estilo educativo familiar, repercutiendo en diferentes dimensiones de desarrollo emocional.
El principal predictor de cada uno de los dos estados emocionales es el otro. Las relaciones que se establecen son inversamente proporcionales. Esto queda reforzado por la prueba ANOVA, considerando los niveles de Felicidad, en función de las puntuaciones de ansiedad. Se pueden contemplar diferencias estadísticamente significativas, tanto para la Felicidad, como para casi todos los factores. El comportamiento de ambas variables consideradas es inversamente proporcional entre ambos estados emocionales. Esto hace que, ahora sí, se pueda hablar de estados emocionales contrapuestos. De esta forma, parece haber interferencia entre la presencia de estados emocionales positivos y los de carácter negativo (Adamson, 2013; Carballeira et al., 2015; Moreno-Rosset et al., 2016). Aquellas personas que gozan de un mayor grado de bienestar presentarían un desarrollo más saludable y positivo, que sería un elemento significativo en la prevención de trastornos emocionales como la ansiedad, la depresión, las fobias (Moreno-Rosset et al., 2016).
En IE, dentro de las variables sociodemográficas, el primer predictor vuelve a ser el curso/edad. Este vuelve a ser un factor determinante, dado que se pueden recoger diferencias estadísticamente significativas en el nivel general de IE mostrado (puntuaciones generales) como en los factores que la conforman (tipos), incluidas las HHSS. Para todo esto, se puede destacar el proceso de desarrollo socio-emocional del sujeto. Este crecimiento progresivo provoca importantes cambios en todas las capacidades que forman parte de la inteligencia emocional, incluidas las HHSS (Brouzos, Misalidi, & Hadjimatheou, 2014.
También es predictora la variable cultura/religión, variable determinante en cuanto a las puntuaciones en los totales y también en sus factores. En cada uno de los casos en los que se recogieron diferencias significativas fueron los cristianos los que obtuvieron resultados superiores. En otras experiencias, la cultura también fue un elemento a considerar, dado que en el mismo contexto, los participantes pertenecientes al grupo de cultura/religión musulmana mostraron peores resultados en las puntuaciones de inteligencia emocional (Pulido & Herrera, 2017). Esto demuestra que la cultura de origen influiría en las relaciones afectivas y en la constitución de competencias emocionales (Gutiérrez & Expósito, 2015). El desarrollo de estas competencias tiene una importante relación con la integración efectiva de sujetos pertenecientes a alguna minoría cultural. Por otro lado, en el contexto pluricultural en el que se pretende desarrollar el estudio, tienen mucha importancia las diferencias en cuanto a la lengua materna entre musulmanes y cristianos, tal como informan algunos autores (Roa, 2006) del mismo modo que ocurre en otros contextos en los que aparece esta diversidad lingüística (Siqués & Vila, 2014). Todos estos elementos se unen para provocar importantes problemas de integración socioeducativa del alumnado que no tiene el castellano como lengua madre.
Para finalizar las variables sociodemográficas, aparece el género, donde se volvieron a encontrar diferencias estadísticamente significativas entre, en IE, en Empatía, Autocontrol y Conocimiento de sí mismos, donde las chicas evidencian puntuaciones superiores (Katyal, 2013; Cejudo, 2016). Se vuelve a destacar concepciones relacionadas con patrones de socialización y desempeño de distintos roles diferentes para ambos grupos, así como el efecto modelador de la IE en función del género de los estudiantes (Pulido & Herrera, 2017). Todo lo comentado cambia si se consideran las HHSS, donde no se encontraron diferencias estadísticamente significativas.
Se continúa con la IE en función de los niveles de ansiedad. En esta ocasión, no existe ninguna interacción entre ambas variables. Sólo los factores Preocupaciones y dificultades y Miedo aparecen como predictoras. El sentido tampoco es igual, ya que para el primero las relaciones son directamente proporcionales. Para el segundo las relaciones son inversamente proporcionales. La cosa cambia mucho si se hace referencia a las HHSS. En HHSS aparecen diferencias estadísticamente significativas, siendo todas ellas inversamente proporcionales a los niveles de ansiedad. En el caso de la IE difiere de experiencias previas, en la que se demuestra la incidencia del miedo sobre este tipo de habilidades (Pulido & Herrera, 2017). Existen coincidencias con estudios en los que se establecen relaciones entre miedo y las habilidades sociales (Pulido & Herrera, 2017). No sólo se coincide la existencia de diferencias, sino también el sentido de las mismas, dado que también se describe una relación inversamente proporcional entre ambos elementos (Pulido & Herrera, 2017).
Sin embargo, de una forma más intensa actúa la Felicidad, que aparece como predictora de la IE (también lo hacen sus factores). En función de los niveles de felicidad, existe una relación entre ambas variables, que confirmaron las diferencias estadísticamente significativas, tanto en IE Total, como en Empatía, Autoconcepto y Autocontrol. Existe una relación directamente proporcional entre ambas variables. En otros trabajos, los sujetos con bajos niveles tienen un mayor riesgo de desajuste emocional (Rosa et al., 2015), cosa que no se cumple en este trabajo. Todo cambia, de nuevo, si se considera el factor HHSS. En esta ocasión, se observa un aumento progresivo a medida que se asciende en los niveles de Felicidad Total, describiéndose una relación directamente proporcional.