1. Introducción
Desde su nacimiento los niños participan en su hogar y comunidad de actividades compartidas de juego, higiene y comida que dan forma a su cotidianeidad. Los adultos y otros niños mayores controlan estos sistemas de actividad actualizando y poniendo en juego los guiones de conocimiento que han construido a través de sus experiencias de vida (Cole 1999; Nelson 1996; Rosemberg y Amado 2007). Los guiones, en tanto representaciones cognitivas acerca de cómo debe llevarse a cabo una actividad, imponen restricciones sobre las acciones de cada uno de los participantes.
Estas restricciones se manifiestan en formas particulares de organización de la actividad, de señalamientos sobre lo que está o no permitido y en el uso de distintas expresiones verbales para regular la participación infantil. De este modo, la experiencia del niño se halla mediada por los guiones de conocimiento que configuran las interacciones en la actividad conjunta de adultos y niños. A través de su incorporación y participación progresiva en estas actividades, el niño se integra como miembro de una comunidad cultural y lingüística.
Desde las últimas décadas del siglo XX, el lenguaje que otorga textura a estos sistemas de actividad de los cuales el niño forma parte tempranamente ha sido objeto de un creciente interés (Bloom et al. 2012; Golinkoff y Ames 1979; Hoff 2006; Hoff-Ginsberg, 1991; Hoff y Naigles 2002; Huttenlocher et al. 2002; Masur et al. 2013; Ninio 1980; O’Brien y Nagle 1987; Snow et al. 1976; Veneziano y Parisse 2010; Weizman y Snow 2001). Los trabajos más recientes han diferenciado entre el lenguaje que se le dirige directamente al niño (HDN) en actividades compartidas, del habla que configura su entorno lingüístico pero que no está directamente dirigida a él (Casillas et al. 2017; Shneidman y Goldin-Meadow 2012; Shneidman et al. 2013; Soderstrom y Wittebolle 2013). Los resultados de algunos de ellos sugieren que la cantidad de HDN constituye un mejor predictor del desarrollo lingüístico del niño que el conjunto del habla en su entorno.
El habla materna, como forma de habla dirigida al niño, no sólo guía y regula su participación en la actividad del hogar sino que a la vez, y tal como ha sido señalado por Hoff-Ginsberg (1986), contribuye al desarrollo lingüístico infantil de dos formas. Por un parte, brinda a los niños la información necesaria para extraer patrones y realizar generalizaciones acerca de la lengua de su comunidad. Por otra parte, los conduce a producir emisiones que van más allá de sus capacidades lingüísticas presentes, promoviendo el empleo de formas nuevas, que progresivamente comenzarán a emplear para participar conjuntamente con otros de las actividades cotidianas. De ahí que el estudio de las características particulares que esta habla asume en distintos grupos sociales y culturales sea un importante foco a atender en las investigaciones sobre el entorno lingüístico temprano.
La mayoría de estas investigaciones han descripto las características fonológicas, prosódicas, léxicas y gramaticales del habla dirigida al niño que podrían contribuir a explicar el desarrollo lingüístico infantil, en particular las habilidades de procesamiento y la comprensión y producción de vocabulario (ver por ejemplo, Fernald et al. 1989; Ferguson 1964). Otros trabajos, en cambio, se han focalizado en la intención comunicativa del adulto cuando interactúa con el niño en el marco de la actividad conjunta. Es en el marco de episodios de atención conjunta que Tomasello (2003) y Vogt y Mastin (2015) han estudiado cómo las interacciones verbales y no verbales estructuran pragmáticamente la situación en la que el niño se encuentra con una palabra y proporcionan evidencias de su incidencia en el proceso de aprendizaje. En colaboración con otros autores, Tomasello (Carpenter et al. 1998; Tomasello et al. 1986; Tomasello y Todd 1983) observó una correlación entre la cantidad de tiempo que los niños compartían la atención en objetos y actividades con sus madres y su amplitud de vocabulario.
En línea con estos trabajos, un análisis comparativo entre poblaciones rurales y urbanas de Mozambique realizado por Vogt y Mastin (2015) encontró que en ambos grupos las situaciones de interacción diádica correlacionan positivamente con el desarrollo del vocabulario. Sin embargo, las interacciones triádicas con objetos mostraron una correlación positiva solamente con el vocabulario en los niños urbanos, y una correlación negativa en los niños de la comunidad rural.
Por su parte, los trabajos centrados en las funciones pragmáticas del habla dirigida al niño han analizado la preeminencia de ciertas funciones pragmáticas -preguntas, comentarios, directivas, reportes- en las emisiones dirigidas al niño, su relación con el desarrollo del lenguaje infantil, así como también variaciones en la distribución cuantitativa de los diversos tipos de funciones según variables sociodemográficas, culturales y contextuales (Golinkoff y Ames 1979; Hart y Risley 1995; Luo et al. 2011; Mastin et al. 2016; O’Brien y Nagle 1987; Snow et al. 1976). Con este fin, han empleado distintos sistemas de categorización que coinciden en la conceptualización de ciertos fenómenos. En efecto, en todos ellos se distinguen las preguntas, esto es, las formas de solicitar información y, en general, la comunicación con el niño, de las directivas, como regulación de la acción no verbal o verbal, y de distintos tipos de comentarios. Asimismo, los trabajos difieren según su objetivo en el énfasis y detalle con el que atienden a alguna o algunas de las categorías. Así, con el objetivo de comparar el habla dirigida a niños pertenecientes a familias de distintos grupos socioeconómicos, Snow et al. (1976) analizaron el habla dirigida al niño por madres holandesas de tres grupos sociales (bajo, medio-bajo y medio) recurriendo a un sistema que adaptaron de Bloom. Sus resultados no mostraron diferencias significativas entre grupos sociales, a excepción de un uso significativamente mayor de imperativos por parte de las madres de grupo socioeconómico bajo y de preguntas por parte de las madres de sectores medio-bajo. Por su parte, Rowe et al. (2004), a fin de indagar acerca de las diferencias en la forma en la que madres y padres angloparlantes interactúan con sus hijos de 1 a 3 años de edad y la relación entre estas formas de interacción y la educación parental, codificaron el uso de preguntas abiertas, pedidos de clarificación explícitos, directivas (directas e indirectas) y prohibiciones (directas e indirectas). Encontraron que los años de educación de ambos progenitores correlacionaban negativamente con el uso de formas explícitas de directivas, y que el nivel educativo de la madre correlacionaba, asimismo, negativamente con la realización de prohibiciones directas.
Otras investigaciones han establecido un vínculo entre el tipo de funciones pragmáticas que configura el habla dirigida al niño y el desarrollo lingüístico temprano. Así, en la literatura, las directivas aparecen frecuentemente asociadas con un menor desarrollo lingüístico, mientras lo opuesto ha sido reportado en relación con las preguntas y comentarios (Hart y Risley 1995; Mastin et al. 2016; Rowe et al. 2004). Así por ejemplo, Hart y Risley (1995) analizaron una muestra de 42 familias norteamericanas de distinto grupo socioeconómico (clase media, clase trabajadora, beneficiarios de subsidios estatales).
Sus resultados mostraron diferencias no sólo en la cantidad de habla dirigida a los niños sino también en la función pragmática de las emisiones. En efecto, mientras que en el grupo socioeconómico medio el habla contenía una mayor proporción de comentarios o afirmaciones declarativas y preguntas, en los grupos de nivel socioeconómico bajo el habla dirigida al niño estaba mayoritariamente compuesta por directivas, caracterizadas en el estudio, por el uso de imperativos. Estas diferencias se manifestaban longitudinalmente en la producción lingüística infantil, medida a través del uso que los niños hacían del vocabulario en situaciones cotidianas.
En una dirección similar, los trabajos de Hoff-Ginsberg (1992 y 1998) observaron que las madres de nivel socioeconómico bajo se dirigían a los niños empleando una mayor proporción de directivas y las de nivel socioeconómico medio, una mayor proporción de emisiones destinadas a suscitar la conversación. Encontró que estas diferencias se manifestaban longitudinalmente en diferencias en la producción de vocabulario por parte de los niños en situaciones de interacción, pero no identificaron diferencias en el desarrollo sintáctico ni comunicativo asociadas al nivel socioeconómico (Hoff-Ginsberg 1998). Esta relación es reafirmada por la autora posteriormente, (Hoff 2013), al señalar que el menor rendimiento escolar de los niños pertenecientes al nivel socioeconómico bajo se debe a que sus padres tienden a dirigirles menos cantidad de habla, a ser más directivos y a emplear un vocabulario y unas estructuras gramaticales más restringidas que los padres de nivel socioeconómico medio.
Por su parte, Rowe (2008) indagó acerca de la relación entre el uso de directivas y el desempeño posterior en comprensión de vocabulario. En su análisis de interacciones videograbadas en hogares de nivel socioeconómico bajo y medio halló diferencias significativas en la calidad del habla dirigida al niño a los 2.6 años. En el grupo de nivel socioeconómico medio, el habla de las madres se caracterizaba por una mayor cantidad y diversidad léxica, una mayor complejidad sintáctica y una menor proporción de emisiones con función directiva que el habla dirigida al niño en los hogares de nivel socioeconómico bajo. Estas características lexicales, sintácticas y pragmáticas consideradas en conjunto explicaban una proporción importante de la varianza en el desempeño infantil en comprensión de vocabulario, medida por medio de la prueba Peabody (PPVT-III; Dunn y Dunn 1997), un año más tarde.
Mastin et al. (2016) estudiaron la relación entre la función pragmática de las emisiones dirigidas al niño y el procesamiento del vocabulario. En una muestra diferenciada según nivel socioeconómico analizaron el impacto del habla dirigida a los niños en sus hogares a los 18 meses en el procesamiento y tamaño del vocabulario a los 24 meses. Sus resultados mostraron la preeminencia de directivas en las interacciones tempranas en las familias de nivel socioeconómico bajo, y una mayor proporción de comentarios en el habla de las familias de nivel socioeconómico medio. El seguimiento longitudinal de estos niños les permitió determinar que, mientras que la proporción de directivas a los 18 meses predecía un vocabulario más limitado y una mayor lentitud en el procesamiento de palabras a los 24 meses, el porcentaje de comentarios predecía una mayor amplitud en el vocabulario y una mayor rapidez en el procesamiento.
Otra línea de investigación ha abordado la función pragmática de las emisiones dirigidas al niño en relación con la composición del vocabulario -sustantivos y verbos- en las interacciones y su impacto en el aprendizaje temprano de distinto tipo de palabras. En general, estos trabajos distinguen en el habla de las madres aquellas emisiones destinadas a suscitar respuestas verbales (sustantivos, verbos), de aquellas que solicitan una respuesta no verbal (acción y atención) y de las que ofrecen al niño una descripción de objetos, acciones y situaciones.
Así, por ejemplo, Goldfield (2000) en una muestra de madres norteamericanas de sectores medios encontró que las madres empleaban más de un tercio de sus emisiones para describir objetos y actividades; un tercio para solicitar respuestas no verbales y un poco menos de un cuarto para solicitar respuestas verbales. En la misma línea Jackson-Maldonado, Peña y Aghara (2011) estudiaron la interacción de dos grupos de díadas madre-niño hispano hablantes mexicanas de sectores medios: un grupo residía en México y el otro estaba constituido por población migrante en Estados Unidos. Encontraron que a diferencia de las madres norteamericanas estudiadas por Goldfield, las madres mexicanas recurrían de modo predominante a emisiones cuya función era solicitar respuestas no verbales o verbales y en menor medida proporcionar comentarios.
Los trabajos reseñados proporcionan una abundante evidencia empírica acerca del impacto de las funciones pragmáticas de las emisiones dirigidas al niño en el desarrollo del vocabulario infantil. Asimismo, han mostrado en poblaciones europeas y norteamericanas diferencias en la distribución de estas funciones según el nivel socioeconómico. Pese al importante aporte de estos trabajos al conocimiento del entorno lingüístico temprano, cabe señalar que la mayor parte de ellos se han llevado a cabo en países con un mayor producto bruto interno y con gran acceso a bienes y servicios. Ello hace que resulte necesario tener en cuenta los reparos planteados a las generalizaciones que, en ocasiones, se realizan sobre el desarrollo infantil con base en observaciones realizadas de un porcentaje muy pequeño de la población mundial, principalmente población occidental, industrializada, con altos niveles de educación y con altos ingresos (WEIRD; Henrich et al. 2010).
Una cuestión adicional que dificulta generalizar los resultados de estas investigaciones, en particular en lo relativo a la comparación entre grupos socioeconómicos, es el hecho de que no existen criterios unívocos al momento de operacionalizar el nivel socioeconómico. Incluso el empleo de medidas directas como el ingreso familiar y los índices de pobreza estatales no permiten asumir igualdad de situaciones entre poblaciones diversas. En efecto, ellos no dan cuenta del contraste entre regiones con fácil acceso a educación y salud de calidad, públicas y gratuitas, y una amplia extensión de servicios de agua potable y red cloacal y aquellas regiones con menor acceso a estos bienes y servicios (Minujin et al. 2006). A diferencia de las poblaciones estudiadas en investigaciones previas, Argentina y en particular Buenos Aires, se caracteriza por una estructura social fragmentada. Ello se refleja en las dimensiones de vivienda, ocupación y educación, lo que determina fuertes diferencias en las condiciones de vida y desarrollo de los niños.
En el Área Metropolitana de Buenos Aires (Ciudad y conurbano) existen asentamientos informales, “villas de emergencia” y barrios en situación de pobreza cuya infraestructura y servicios son precarios. Aunque la mayoría de estos barrios urbanos marginados se encuentra conectada a la red de agua municipal, ellos no siempre disponen de una red cloacal ni de gas natural. En muchos casos las conexiones de electricidad son ilegales en tanto los habitantes carecen de los recursos monetarios para pagar estos servicios. Estos barrios tienen poco o nulo acceso a calles asfaltadas, y el acceso a estas se realiza a través de calles de tierra. La segregación urbana de estos barrios con respecto a otros barrios residenciales donde viven las familias de sectores medios y altos se encuentra acompañada de diferencias marcadas en el nivel de educación al que accede la población. Todo ello resulta en una situación de inequidad socioeconómica que conlleva diferencias socioculturales pero no lingüísticas en tanto el español es también la lengua materna de estas poblaciones. Debido a ello Buenos Aires constituye un espacio adecuado para la realización de estudios comparativos que aspiren a proporcionar nueva evidencia empírica acerca del impacto del nivel socioeconómico. Cabe mencionar además que trabajos previos en esta población mostraron diferencias en la cantidad de habla dirigida al niño según grupo socioeconómico (Rosemberg et al. 2017). Asimismo en un trabajo de Ramírez et al. (2016) se encontraron diferencias en las características pragmáticas que presentaba el habla dirigida a 10 bebés. En ese marco, este trabajo tiene precisamente como objetivo determinar el impacto del nivel socioeconómico en las funciones pragmáticas de las emisiones dirigidas al niño considerando como indicador principal el nivel educativo de la madre y controlando la edad de los niños.
2. Metodología
El presente estudio es parte de una investigación más amplia que tiene por objeto el análisis de las experiencias lingüísticas de niños argentinos que se realiza sobre el corpus El entorno lingüístico temprano de niños pequeños de Argentina, CONICET (Rosemberg et al. 2015-2016). El corpus comprende grabaciones de cuatro horas en los hogares de 65 niños de entre 8 y 20 meses al inicio del estudio. Durante un año se realizó un seguimiento longitudinal de los niños, el cual implicó un registro de audio de cuatro horas de duración cada seis meses. Para el análisis de la variación en la función pragmática de las emisiones de las madres se han seleccionado las transcripciones correspondientes al primer audio registrado en los hogares de 20 niños.
2.1 Participantes
Todos los niños (11 mujeres y 9 varones) tenían entre 8 y 20 meses al momento de la grabación. De ellos, 10 pertenecen a familias de nivel socioeconómico medio (5 mujeres y 5 varones, edad promedio: 13.7 meses) y los 10 restantes a familias de nivel socioeconómico bajo (6 mujeres y 4 varones, edad promedio: 14.9 meses). A los fines de este estudio, la variable grupo socioeconómico se operacionalizó teniendo en cuenta tres factores: el máximo nivel de estudios alcanzado por los padres, el tipo de trabajo que tenían y las zonas de residencia. En las familias de nivel socioeconómico medio, al menos uno de los padres tenía estudios universitarios completos y disponía de un trabajo estable y las familias vivían en zonas residenciales (cuadro I). Por su parte, en las familias de nivel socioeconómico bajo ninguno de los padres había finalizado estudios superiores al nivel secundario (12 años de escolaridad), ninguno contaba con un trabajo estable y las familias vivían en zonas urbanas marginadas o en villas de emergencias.
El presente estudio se realizó de acuerdo con la normativa ética contemplada en la resolución de CONICET RD-20061211-2857, Argentina. La participación fue voluntaria y se contó con el consentimiento de las familias, quienes autorizaron la grabación de audio y las transcripciones con fines científicos. Se resguardó la identidad de los participantes, cambiando sus nombres en los datos presentados.
2.2. Recolección y transcripción de datos
Todas las emisiones que los niños escuchaban o producían durante 4 horas en el marco de sus interacciones cotidianas en el hogar fueron registradas mediante un grabador de audio digital colocado en la ropa del niño. La grabación se realizó sin la presencia de un investigador con el objeto de resguardar la validez ecológica de los datos obtenidos. A los padres únicamente se les indicaba que continuaran con el desarrollo normal de sus actividades. Las segunda y tercera hora de cada grabación fueron transcritas utilizando el formato CHAT (Codes for the Human Analysis of Transcripts) diseñado para el proyecto CHILDES (Child Language Data Exchange System), (Diez-Itza et al. 1999).
2.3. Análisis de los datos
2.3.1. Medidas empleadas
2.3.1.1. Función pragmática de las emisiones dirigidas al niño
Se codificaron todas las emisiones inteligibles dirigidas al niño focal por parte de adultos u otros niños mediante una adaptación del sistema de categorización elaborado por Snow et al. (1976), en base a Bloom (1970, cit. en Snow et al. 1976). (cuadro II).
Esta categorización había sido puesta a prueba en una versión adaptada en estudios previos realizados sobre este mismo corpus (Ramírez et al. 2016).
Dos de las autoras realizaron una primera codificación independiente sobre el 25% de las emisiones. En un 95.6% de los casos acordaron en las categorías asignadas. Se calculó la confiabilidad de la categorización por medio del coeficiente Kappa (k=0,91; p<0,001). Los casos en los que había habido diferencias fueron discutidos para acordar criterios, los datos restantes fueron categorizados por la primera autora.
2.3.1.2. Educación materna y edad del niño
Por medio de entrevistas informales realizadas a las familias durante las distintas visitas a las casas, se obtuvo información de carácter sociodemográfico (entre ellas la fecha de nacimiento de los niños, la composición familiar y la escolaridad de padres y madres), y acerca de las rutinas de los niños (quiénes estaban a cargo de su cuidado y si asistían a jardines maternales). A partir de esta información se operacionalizó la variable educación materna teniendo en cuenta la cantidad de años de educación formal y se registró la edad de los niños al momento de la grabación del audio analizado. En nivel socioeconómico medio todas las madres tenían entre 14 y 23 años de escolaridad (Md: 18.9 años de escolaridad). En el nivel socioeconómico las madres tenían entre 7 y 14 años de escolaridad (Md: 10.2 años de escolaridad). Los niños de la muestra de nivel socioeconómico medio tenían una edad promedio de 13.7 meses, y se encontraban entre los 8 y los 20 meses de edad. Los niños de nivel socioeconómico bajo tenían una edad promedio de 14.9 meses, y se encontraban entre los 10 y 18 meses de edad.
2.3.2. Análisis estadístico
En primer lugar, se realizó un análisis descriptivo de la distribución de frecuencias relativas de cada tipo de emisión en el habla dirigida al niño y se realizó una comparación entre grupos mediante la prueba t de Student. Posteriormente, se llevó a cabo un análisis regresión logística binomial de efectos mixtos con el objetivo de indagar si la edad del niño y los años de escolaridad de la madre incidían en la función pragmática de las emisiones dirigidas a los bebés. Dado que cada una de las emisiones dirigidas a los niños no es independiente (las emisiones producidas por un emisor comparten la influencia del mismo factor), se consideró el interlocutor del niño como factor aleatorio. Para conocer en qué medida los modelos se ajustaban a los datos y podían explicarlos, primero se llevó a cabo una comparación, empleando la prueba de Chi-cuadrado, entre el modelo nulo en el que solo se incluía el efecto aleatorio (el interlocutor) y el modelo que incluía también los efectos fijos (edad del niño y escolaridad de la madre). En todos los casos la diferencia resultó estadísticamente significativa, por lo que a continuación se empleó la medida estadística de R-cuadrado para modelos de efectos mixtos con el fin de conocer el porcentaje de variabilidad explicada por los modelos.
Para el procesamiento de los datos se empleó el programa R (versión 3.3.2.) (R Core Team 2016).
3. Resultados
3.1. El entorno lingüístico del niño
Una primera aproximación cuantitativa evidenció una mayor cantidad de emisiones dirigidas a los niños en los entornos de nivel socioeconómico medio (N: 4828; Md: 482) que a los niños en los entornos de nivel socioeconómico bajo (N: 2661 Md: 266).
Se analizó la distribución del tipo de emisiones que conformaban el habla dirigida al niño según su función pragmática. Para ello se consideró la frecuencia relativa del tipo de emisiones para cada niño (vid. Gráfico I). Los resultados mostraron una fuerte preeminencia de directivas en ambos grupos socioeconómicos, seguidas también en ambos grupos por comentarios y preguntas, y en mucha menor medida, por rituales y reportes. De esta manera, en línea con los resultados obtenidos previamente, independientemente del grupo social, el habla dirigida al niño está compuesta mayoritariamente por directivas y en segundo lugar por comentarios y preguntas. Los reportes y rituales lingüísticos se encuentran presentes en pocos niños y en una proporción muy baja.
Aún cuando este patrón en el habla dirigida al niño es semejante en los grupos socioeconómico medio y bajo, se observan diferencias en las proporciones de cada una de estas funciones según el grupo socioeconómico. Se identifica, en efecto, una mayor proporción de directivas en el grupo de sectores bajos y una mayor proporción de comentarios y preguntas en el grupo de nivel socioeconómico medio.
Al comparar la distribución de las funciones pragmáticas del habla dirigida al niño entre los grupos, se observan dos patrones diferentes. En los entornos de nivel socioeconómico medio hay una mayor proporción de comentarios que en los entornos de nivel socioeconómico bajo. Esta diferencia también se identifica, aunque en menor medida, en relación a las preguntas. Por su parte, el entorno lingüístico en los hogares de nivel socioeconómico bajo se caracteriza por una mayor proporción de directivas dirigidas al niño.
Se testeó la significatividad de estas diferencias entre los grupos mediante una prueba de t-student para muestras independientes. Las diferencias resultaron significativas para directivas (t=5.132; p<0.0001) y comentarios (t=-5.065; p<0.0001), pero no así para preguntas (t=-1.762; p<0.1). No se realizaron estas pruebas ni para los rituales lingüísticos ni para los reportes en tanto su presencia es muy reducida en el habla dirigida al niño de esta muestra.
3.2. El impacto de la escolaridad de la madre y de la edad del niño en la función pragmática del habla dirigida al niño
Se analizó el carácter predictivo del nivel educativo de la madre y de la edad del niño sobre la función pragmática en las emisiones que componen el habla dirigida al niño por medio de un análisis de regresión logística binomial de efectos mixtos. Los modelos evaluaron el impacto de estos dos predictores sobre cada una de las categorías de funciones pragmáticas consideradas e incluyeron al interlocutor del niño como factor aleatorio. Ambas variables predictoras se operacionalizaron como variables continuas. Se observó un efecto significativo de la escolaridad materna en la ocurrencia de reportes (modelo 1), comentarios (modelo 2) y directivas (modelo 3). También se observó un efecto significativo de la edad sobre las preguntas (modelo 4). A continuación, se reportan los resultados correspondientes a cada uno de los modelos mencionados.
El modelo 1 se diferenciaba estadísticamente del modelo nulo (X2(1)= 11.25, p< .0001). Este modelo, que explicaba el 53% de la variabilidad de los datos, mostró un efecto significativo de la escolaridad de la madre en la ocurrencia de reportes (B= 0.25, ST=0.08, z= 3.02, p=.002). Por su parte, el modelo 2 se diferenció estadísticamente del modelo nulo (X2(1)= 18.57, p< .0001) y evidenció un efecto significativo de la escolaridad materna en la ocurrencia de comentarios (B= 0.07, ST=0.01, z=4.95, p<.0001). Este modelo explicaba el 8% de la variabilidad de los datos. El modelo 3, en el que se consideró la incidencia de la escolaridad de la madre en las directivas, también se diferenció del modelo nulo (X2(1)=26.76, p<.0001). Este modelo, que explicaba el 10% de la variabilidad de los datos, mostró un efecto significativo de la variable predictora en la ocurrencia de directivas (B= -0.08, ST=0.01, z= -6, p<.0001). No se observó un impacto de la escolaridad de la madre ni en las preguntas ni en los rituales. Sin embargo, los resultados del modelo 4, que también se diferenció del modelo nulo (X2(2)=6.85, p=.03), pusieron de manifiesto un efecto de la edad (B= -0.05, ST=0.02, z= -2.08, p=0.04) en la ocurrencia de preguntas.
Este modelo explicaba el 6% de la varianza. No se observó un efecto de la edad en ninguna de las otras funciones pragmáticas consideradas.
Las regresiones realizadas permiten observar que a mayor escolaridad de la madre se incrementan las probabilidades de que en el habla dirigida a los niños se produzcan reportes y comentarios. En cambio, el incremento en la escolaridad materna disminuye la probabilidad de que se produzcan directivas. En el caso de las preguntas, cuanto mayor es la edad del niño, menor es la probabilidad de que la emisión de su interlocutor sea una pregunta.
4. Discusión
En este trabajo se indagó acerca de la función pragmática de las emisiones dirigidas a niños de hogares de distintos grupos socioeconómicos de Argentina. Si bien la cantidad de habla dirigida a los niños en entornos de nivel socioeconómico medio es mucho mayor que en los entornos de nivel socioeconómico bajo, un primer análisis descriptivo del corpus a partir de una adaptación de la categorización empleada por Snow et al. (1976) puso de manifiesto un patrón similar en ambos grupos sociales. Dicho patrón se caracterizaba por una fuerte preeminencia de directivas, seguidas por comentarios y preguntas en ambos grupos (nivel socioeconómico bajo y nivel socioeconómico medio), y una presencia muy baja de rituales lingüísticos y reportes. Estos resultados replican la distribución de las emisiones con distinta función pragmática ya reportada para una muestra más pequeña de este corpus (Ramírez et al. 2016).
Más allá del patrón común encontrado, también se identificaron diferencias entre los grupos en la distribución de las tres categorías que mostraron mayor predominancia en el habla dirigida a los niños de esta muestra (directivas, comentarios y preguntas).
La frecuencia relativa de directivas en el grupo de nivel socioeconómico bajo fue significativamente más elevada que en la del nivel socioeconómico medio. Por su parte, los niños de nivel socioeconómico medio escuchaban una proporción significativamente mayor de comentarios. Estos resultados se encuentran en línea con los hallados por Snow et al. (1976), quienes con una categorización muy similar encontraron diferencias entre grupos socioeconómicos.
Con el necesario reparo que conlleva la comparación con estudios que han empleado sistemas de categorización diferentes, considerarlos en el proceso de interpretación resulta relevante en tanto permite ponderar el alcance que puedan tener las conclusiones que se extraen a partir de esos resultados. En este sentido, cabe señalar que las diferencias aquí reportadas en función del grupo socioeconómico son congruentes con las tendencias identificadas en otras investigaciones donde se observó una mayor presencia de directivas en el habla de las familias de nivel socioeconómico bajo (Hart y Risley 1995; Hoff-Ginsberg 1992, 1998, 2013; Mastin et al. 2016; Rowe 2008) y una mayor presencia de comentarios en las de nivel socioeconómico medio (Hart y Risley 1995, Mastin et al. 2016).
Resulta de interés profundizar en torno a las formas en que se realizan lingüísticamente cada una de estas funciones pragmáticas, especialmente si se considera que Snow et al. (1976) encontraron diferencias significativas en los imperativos en función del grupo socioeconómico, pero no en otras formas de directivas.
Por otra parte, cabe señalar que la distribución de emisiones con distinto tipo de función pragmática identificada en el habla dirigida al niño en ambos grupos (mayor proporción de directivas, seguidas por preguntas y comentarios, con una presencia muy baja de reportes y rituales lingüísticos), se encuentra más cercana a la identificada en familias mexicanas por Jackson-Maldonado et al. (2011) que a la informada por Goldfield (2000) para familias norteamericanas. En efecto, Jackson-Maldonado et al. (2011) encontraron que la proporción de pedidos de respuestas no verbales (englobadas dentro de las directivas en nuestro estudio) y verbales (las cuales en nuestro trabajo se incluirían dentro de las directivas o preguntas) fue mayor que la proporción de las descripciones (correspondientes a nuestros comentarios). Con la cautela que, como ya se señaló, amerita confrontar los resultados de investigaciones que han abordado el estudio de las funciones pragmáticas a partir de categorizaciones tan disímiles, la evidencia existente parece indicar la relevancia de atender a las posibles diferencias no sólo entre grupos socioeconómicos, sino también entre distintas comunidades culturales.
Asimismo, en línea con los estudios que dan cuenta de la relación entre la escolaridad de los padres, específicamente de la madre y las propiedades de la interacción con sus hijos (Rowe 2008; Hoff 2013), se indagó en qué medida la edad del niño y los años de escolaridad de la madre explicaban en los entornos de niños argentinos la presencia de directivas, comentarios, rituales, reportes y preguntas en el habla que se les dirige a los niños. El análisis de regresión logística binomial de efectos mixtos mostró el valor predictivo de la escolaridad de la madre en la presencia de reportes, comentarios y directivas, pero no así para preguntas y rituales. Se observó también un efecto de la edad del niño en las preguntas.
Nuestros resultados, coinciden con los de Rowe et al. (2004) quien también encontró que las características pragmáticas del habla dirigida a los niños en sus hogares resultaron sensibles a estas variables. De esta manera, cuando se incrementa la cantidad de años de escolaridad de las madres, aumenta la probabilidad de emisión de comentarios y reportes, y disminuye la probabilidad de producción de directivas en el habla dirigida a los niños. Si bien los porcentajes de varianza explicados por la variable educación materna son relativamente bajos tanto para comentarios como para directivas, estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de continuar indagando acerca del conjunto de aspectos que podrían afectar los resultados de la comparación según grupo socioeconómico. Trabajos como los de Hoff (2003, 2013) han señalado que el nivel socioeconómico impacta en el desarrollo del vocabulario infantil por intermedio del habla materna. Sin embargo cabe preguntarse qué otros indicadores que componen el constructo de nivel socioeconómico (en este estudio, definido no sólo por el nivel educativo de la madre, sino también por el tipo de la vivienda familiar y el vecindario en el que ella se ubica, y el tipo de ocupación de los padres) pueden también afectar las características del input lingüístico que los niños reciben en sus hogares. Conocer el efecto sobre el habla dirigida a los niños de cada uno de estos aspectos, comprendidos habitualmente dentro del constructo de nivel socioeconómico, podría contribuir al diseño de políticas públicas efectivas orientadas a colaborar con las familias y generar entornos lingüísticos en los jardines maternales potentes para el desarrollo infantil.
El análisis de regresión también evidenció un efecto de la edad en las preguntas: la probabilidad de que se produzcan preguntas disminuye con el incremento en la edad de los niños. Estos resultados sorprenden: en tanto que la capacidad de los bebés de responder a las preguntas de los adultos aumenta, disminuyen las preguntas que les son dirigidas. Si bien es posible suponer que un incremento en las habilidades de expresión verbal por parte de los niños podría dar lugar a que ellos espontáneamente proporcionen la información requerida para la intercomprensión sin la necesidad de la pregunta adulta, ello constituye sólo una explicación posible que amerita ser constatada. Asimismo, resulta de interés indagar si se observan diferencias longitudinales no solo en la cantidad sino también en el tipo de preguntas que se dirigen a los niños en distintos momentos de su desarrollo lingüístico.
En síntesis, el análisis realizado en este estudio aporta conocimiento acerca de las características pragmáticas del habla dirigida a niños de distintos grupos socioeconómicos de Argentina. La interpretación de estos resultados a la luz de los resultados obtenidos en otras poblaciones de habla inglesa, holandesa y también hispano hablantes en otras comunidades culturales ponen de manifiesto tanto similitudes como diferencias en el habla dirigida al niño como producto del nivel socioeconómico, medido por los años de escolaridad de la madre. De este modo, nuestros resultados contribuyen a brindar un panorama más amplio de las características del habla dirigida al niño en el marco de las investigaciones internacionales sobre el tema. Cabe destacar, además, la relevancia social de este conocimiento puede ponderarse si se considera que el tipo de función pragmática de las emisiones dirigidas a los niños ha mostrado relación en otras poblaciones con el desarrollo lingüístico temprano y ello con los logros posteriores en los aprendizajes en el ámbito escolar (Hart y Risley 1995; Hoff-Ginsberg 1998, 2013; Mastin et al. 2016; Rowe et al. 2004).