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Revista de Ciencias Sociales
versión impresa ISSN 0797-5538versión On-line ISSN 1688-4981
Rev. Cienc. Soc. vol.28 no.36 Montevideo 2015
Eventos sociohistóricos en la vida de los uruguayos
Una perspectiva generacional
Socio-historical events in the Uruguayans life: a generational perspective
Mariana Paredes y Patricia Oberti
Resumen
Este trabajo tiene como objetivo el análisis de los eventos sociohistóricos que los uruguayos recuerdan como impactantes en sus vidas. El estudio responde a una encuesta realizada en el año 2012, en la ciudad de Montevideo, con la finalidad de relevar los cambios ocurridos desde la perspectiva del curso de vida. Este enfoque se basa en un paradigma interdisciplinario que analiza de manera longitudinal la articulación de distintos eventos en la vida de las personas y su vinculación con los marcos sociohistóricos en los cuales transcurre. Se presentan los principales eventos mencionados por los encuestados de distintas generaciones y se analiza la significación que adquieren los transcurridos durante la juventud en la trayectoria de vida.
Palabras clave: Curso de vida / generaciones / eventos sociohistóricos / Uruguay.
Abstract
The main goal of this paper is to analyze the socio-historical events that Uruguayans remembered as striking in their lives. The study is a result from a survey prepared in 2012 in order to analyze the changes throughout the life course. This approach is based on an interdisciplinary paradigm that examines longitudinally the articulation of different events in people’s life and the relationship with the socio-historical contexts. The more important events mentioned by respondents from different generations and the significance acquired by events that took place during the youth period.
Keywords: Life course / generations / socio-historical events / Uruguay.
Mariana Paredes: Doctora por la Universidad Autónoma de Barcelona. Socióloga y demógrafa. Docente e investigadora del Programa de Población de la Unidad Multidisciplinaria de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, Uruguay. E-mail: mariana.paredes@cienciassociales.edu.uy
Patricia Oberti: Magíster en Salud Mental. Psicóloga y trabajadora social. Docente e investigadora del Departamento de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, Uruguay. E-mail: patricia.oberti@cienciassociales.edu.uy
Recibido: 15 de diciembre de 2014.
Aprobado: 20 de marzo de 2015.
Introducción
Este trabajo pretende indagar en la construcción de la memoria colectiva en Uruguay. Si bien su objeto parece bastante ambicioso, lo que aquí se presenta es un primer ejercicio sistemático de exploración acerca de la temática. Se parte de la encuesta cevi (Cambios y Eventos en el Curso de la Vida), realizada en el año 2012 en Montevideo, para analizar qué cambios sociohistóricos han marcado las trayectorias vitales de las distintas generaciones de uruguayos[1]. La mención a estos cambios se construye de manera abierta y espontánea por los entrevistados. Por lo tanto, apelan a su memoria biográfica personal para responder a la pregunta acerca de qué cambios ocurridos en su país o en el mundo percibe que lo han marcado a lo largo de su vida.
La investigación cevi —originada en la Universidad de Ginebra y diseñada por Stefano Cavalli y Christian Lalive d’Epinay en el año 2004— toma como objetivo la noción de cambio y se focaliza sobre la percepción subjetiva que tienen de él los adultos ubicados en diferentes etapas de la vida. El enfoque se centra en el paradigma del curso de vida, desde una dimensión longitudinal y dinámica, teniendo en cuenta que la trayectoria vital de los individuos se construye a lo largo del tiempo en estrecha interrelación con los cambios que se producen en el ámbito social (Cavalli y Lalive d’Epinay, 2010).
La encuesta cevi se enmarca en este paradigma y procura indagar acerca de los cambios ocurridos en la vida de los individuos, tanto los más recientes como los que transformaron la trayectoria de los individuos de manera significativa. También se relevan los cambios sociohistóricos que ocurrieron tanto en el país como en el mundo y que las personas encuestadas perciben que han afectado sus trayectorias de vida.
El trabajo que aquí presentamos intenta hacer una primera aproximación a los cambios sociohistóricos mencionados por los uruguayos entrevistados. Dichos cambios serán analizados en función de la frecuencia con la que han sido mencionados y de las generaciones a las que pertenecen las personas entrevistadas, en el entendido de que la correlación entre la dimensión sociohistórica y la pertenencia generacional se articula en la construcción de la identidad generacional.
En primer lugar, se realizará un análisis de los principales hechos históricos que marcaron a las distintas generaciones, tomando todos los cambios mencionados. En segundo lugar, se analizarán los cambios más jerarquizados por los individuos. En tercer lugar, se vincularán estos cambios según otras características como el sexo, el nivel educativo y la condición de actividad de los entrevistados. Finalmente, se analizará el impacto que han tenido estos cambios en relación con las etapas de la vida de los individuos, con la finalidad de explorar si la percepción del cambio social predomina en alguna etapa particular del curso de vida.
La encuesta cevi
El Programa Internacional cevi estudia la percepción que tienen las personas de diversos países acerca de los cambios ocurridos en su propia vida, así como en el entorno social desde su nacimiento. La investigación tiene como objetivo analizar la noción de cambio y se focaliza sobre la percepción subjetiva que tienen los adultos ubicados en distintas etapas de su vida. El estudio se inició en 2003 con una primera encuesta realizada en Ginebra, y luego se extendió a Argentina (2004), México (2005), Canadá (2007), Chile (2008), Bélgica, Francia e Italia (2009), Brasil y China (2010), Croacia, India y Uruguay (2012).
En Uruguay la encuesta se realizó en Montevideo, entre el 11 de mayo y el 1º de junio de 2012[2]. La muestra fue aleatoria estratificada, distribuyendo equitativamente por zonas geográficas de la ciudad (centros comunales zonales), pero definiendo explícitamente determinadas cuotas por edad y sexo de acuerdo a los criterios utilizados por el estudio internacional. Los grupos de edad seleccionados fueron los siguientes:
20-24 años (cohorte 1988-1992)
35-39 años (cohorte 1973-1977)
50-54 años (cohorte 1958-1962)
65-69 años (cohorte 1943-1947)
80-84 años (cohorte 1928-1932)
Se entrevistaron en total 1.717 casos, que luego de la depuración estadística se redujeron a 1.575, distribuidos tal como se muestra en el Cuadro 2, según sexo y edad.
Como se puede observar, se intentó mantener porcentajes similares de varones y mujeres en cada grupo de edad, teniendo una mayor representación las personas jóvenes, dadas las características del trabajo de campo y de la población encuestada[3].
La encuesta fue realizada mediante un cuestionario autoadministrado, que se adjunta en el anexo, y aplicada por el encuestador sólo si así lo solicitaba el encuestado.
El cuestionario contenía tres bloques de preguntas: el primero, relacionado con los cambios recientes que le hubieran ocurrido a la persona (en el último año); el segundo, referido a los cambios a lo largo de la vida y a cuáles de ellos habían significado un punto de inflexión, es decir una transformación radical en la trayectoria de vida de la persona. Finalmente, el tercer bloque indagaba sobre los cambios sociohistóricos que habían ocurrido en el país y en el mundo y habían marcado la trayectoria de vida personal. Las respuestas eran abiertas. Se codificaron luego de acuerdo a los criterios internacionales del estudio, aplicados a la realidad sociohistórica de Uruguay.
En este trabajo nos centraremos, como dijimos, en los cambios sociohistóricos, pero antes presentaremos un marco conceptual revisando los principales conceptos que orientan el análisis y también ubicando antecedentes, en particular, de los estudios realizados en Chile y Argentina.
Marco conceptual
El enfoque del curso de la vida
El enfoque del curso de la vida se propone estudiar la articulación entre la historia y la biografía, la dinámica de los cambios y de los eventos propios de una sociedad determinada y las trayectorias de vida de los individuos que participan en esta historia. Es un enfoque científico interdisciplinario que estudia el desarrollo de las vidas humanas y analiza e integra, en un marco teórico común, las interacciones y la interdependencia entre:
a) el desarrollo biológico y el psicológico del individuo;
b) los marcos sociohistóricos en los cuales transcurre su vida, así como los modelos de cursos de vida que toda sociedad produce;
c) las trayectorias individuales de vida que se desarrollan en el marco de las obligaciones y las posibilidades delimitadas por (a) y (b) (Lalive d’Epinay, et al., 2005).
Para este enfoque se considera clave el uso del concepto de cohorte, el cual permite, por una parte, vincular los cambios sociohistóricos con las biografías individuales y, por otra, indagar en torno a la existencia de memorias generacionales sobre dichos cambios: “… posicionar a las personas en cohortes de nacimiento provee un emplazamiento histórico. Las cohortes, en efecto, vinculan edad y tiempo histórico” (Elder, Kirkpatrick y Crosnoe, 2003, p. 9). De esta forma, la existencia de la memoria colectiva daría cuenta de un pasado compartido, en el cual la experiencia personal de los individuos se conjuga con el grupo como producto de vivencias conjuntas, y de la formación y socialización en un modelo de sociedad determinado que se inserta en un tiempo histórico específico (Guichard y Henríquez, 2011).
La memoria sociohistórica
Otro concepto relevante es el de memoria sociohistórica utilizado por Halbwachs (1995) en relación con la memoria colectiva. Este autor sostiene que la reconstrucción del pasado efectuada por los individuos posee un componente colectivo, que implica la posibilidad de plantear que dicha reconstrucción se fundamenta en la historia misma de las sociedades. Desde su perspectiva, la memoria constituye una práctica social construida a través de la integración de las memorias individuales que se forman y organizan dentro de los marcos sociales. Estos marcos están hechos de representaciones generales de la sociedad, incorporando sus valores y necesidades. El acto de recordar colectivamente eventos sociales es fundamental en el proceso de construcción de nuevas narrativas, y para volver a enmarcar los significados de las viejas.
La naturaleza social de las memorias implica que recordamos eventos sociales con la ayuda de las memorias de otros, dentro de un contexto de códigos culturales compartidos (Halbwachs, 1995).
Según este autor, la historia escrita y la historia viva coexisten. La historia viva es el punto de partida para destacar la importancia que tiene la memoria colectiva en la reconstrucción del pasado que hacen las personas —tanto su pasado individual como social—, más allá de la construcción objetivada y aceptada intersubjetivamente por los historiadores.
La memoria social se constituye a partir de experiencias vividas por grupos sociales, mientras que la memoria histórica es un registro textual producido desde el poder. La memoria social se articula con la oralidad, la pluralidad y la sociedad civil (Lifschitz, 2012).
En este sentido, la idea de memoria colectiva da cuenta de la potencialidad de los individuos para percibir subjetivamente los acontecimientos sociales. Para que estos recuerdos individuales y grupales sean relevantes en la construcción de nuestra propia memoria, deben vincularse significativamente con nuestro pasado vivencial como una experiencia propia o como una experiencia aprendida grupalmente y circunscrita espacialmente (Guichard y Henríquez, 2011).
La memoria colectiva
La memoria colectiva como construcción entonces no remite solamente a la experiencia particular y biológica de los individuos, sino que tendría características compartidas por un mismo grupo generacional.
Mannheim (1993) sostiene que la memoria colectiva tiene como sustrato de su desarrollo la existencia de recuerdos que son compartidos por un determinado grupo, como parte de la propia existencia “espiritual” de los individuos que comparten tal o cual visión del pasado (Mannheim, 1993).
Para Mannheim, surge entonces una dimensión fundamental —que es cualitativa y vivencial— y que resulta de que, en cada generación, la distancia y la contemporaneidad se dan a través del “tiempo interior vivenciable”; por lo tanto, la pertenencia generacional estaría dada también de acuerdo con la vivencia de cada persona (Mannheim, 1993).
La memoria social se construye desde la oralidad, las interacciones grupales y un permanente desplazamiento. Es un tipo de narrativa que se produce en grupos, y que remite a grupos y por eso la memoria es del orden del lazo social. En este sentido, plantea Paul Ricoeur (2008) que es en el recuerdo donde Halbwachs busca y encuentra la marca de lo social.
Tal como fundamentan Guichard y Henríquez (2011), es posible establecer una conexión entre la construcción del recuerdo colectivo y la existencia concreta del individuo, la que está dada por el entorno dentro del cual se desenvuelve y que es referencial para él. Este contexto, por lo general, corresponde a una posición temporal y vivencial entre las personas de distintas épocas, la cual tampoco forma parte de un acto totalmente consciente.
En relación con qué hechos se jerarquizan en el recuerdo individual, otro aporte que realiza Mannheim en sus estudios se vincula con la hipótesis de que las personas recuerdan más los eventos colectivos que vivieron durante su adolescencia y temprana juventud. Este período, en el que se produce la “apertura al mundo”, y que centraliza la mayor parte de los recuerdos, se ha dado en denominar hipótesis de la emergencia de la reminiscencia (reminiscence bump) y ha sido retomado por diferentes autores en los ámbitos de la psicología social (Conway y Haque, 1999; Holmes y Conway, 1999; Bernsten y Rubin, 2002) y en el marco del Estudio cevi: Changements et événements au cours de la vie (Cavalli y Lalive d’Epinay, 2010).
En este sentido, se considera que las razones por las cuales esos hechos son considerados importantes se construyen en términos de memoria autobiográfica. Hay una tendencia a asimilarlos o contrastar los hechos recientes con las experiencias personales de juventud (Holmes y Conway, 1999).
Por lo tanto, las personas transitan, desde una perspectiva longitudinal, trayectorias vitales profundamente enraizadas en los ámbitos sociales e históricos en los que se desarrollan. Los sujetos recuerdan en tanto pertenecen a un grupo social y viven en un contexto específico.
De esta manera la memoria es uno de los signos de la identidad grupal, una de las claves del sentimiento de pertenencia social y de la historia de los grupos (Jelin, 2002).
El pasado se reconstruye desde un presente específico, la memoria se constituye así en uno de los elementos fundantes de la vida social:
“Las diversas prácticas cotidianas y acciones sociales en las que participan hombres y mujeres invocan de una u otra forma a la memoria del grupo. Si el pasado está en la memoria que construimos, memoria y pasado están imbuidos de los conocimientos que provienen de la socialización, las interacciones, las lecturas, la escolarización, los medios de comunicación, etcétera. Por ello la memoria de una persona nos puede mostrar la memoria de su cohorte, pues se construye sobre la base de un pasado y experiencias compartidas, generacionales”. (Oddone y Lynch, 2008)
Los resultados que presentaremos en este artículo retoman los conceptos de curso de vida, trayectoria vital, cambios sociohistóricos, memoria generacional y memoria colectiva. Desde el momento en que estos cambios surgen a partir del testimonio, de manera espontánea y emergente por parte de las personas encuestadas, su mención constituye un hecho social a partir de la construcción subjetiva que realizan los individuos de sus propias biografías. Estos temas —que constituyen la historia viva de las distintas generaciones de uruguayos— deberían entrar a dialogar con la historia escrita para contribuir a una visión más rica de la memoria colectiva.
Los cambios sociohistóricos que marcaron la vida de los uruguayos
Comenzaremos analizando los principales cambios que mencionan los uruguayos en la encuesta. Cabe aclarar que estos primeros cuadros refieren al total de los cambios mencionados, es decir, a todas las opciones que llenaron los encuestados (habiendo posibilidad de llenar hasta cuatro opciones). En total fueron mencionados 2.605 cambios, los cuales ordenados por mayor frecuencia de menciones resultan en la siguiente gráfica[4].
Como podemos observar, los cambios que han marcado más a los uruguayos son, en similares porcentajes (17,7%), la dictadura cívico-militar y la crisis económica de 2002. Cabe destacar que el golpe de Estado de 1973 también figura como marcador de la trayectoria vital de las personas (con el 4% de menciones), pero se optó por dejarlo aparte dado que es más claro, como punto cronológico en la construcción de la biografía personal, que lo que refiere a la dictadura, que ocupa un período de 12 años (1973-1985). El tercer cambio mencionado en orden de frecuencia es la asunción del primer gobierno del Frente Amplio-Encuentro Progresista en el año 2005. La mención a esta instancia recibe un 14.6% del total de menciones. También se alude a la asunción del segundo gobierno de esta fuerza política, pero con un porcentaje bastante menor, que no supera el 3% de los cambios sociohistóricos mencionados.
Los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, en Estados Unidos, constituyen el primer cambio mencionado fuera de fronteras y adquieren una relevancia importante dado que ocupan el 13% de las menciones, y se ubicarán como el tercer cambio de relevancia a la hora de jerarquizar el primer cambio mencionado por los individuos. El otro evento internacional que aparece, pero como vemos con menor frecuencia, es la caída del Muro de Berlín, que alcanza el 2% de las menciones.
En otros estudios realizados en la región, particularmente en Chile y Argentina, la relevancia en la memoria colectiva de los hechos sociohistóricos a escala nacional predomina claramente sobre los hechos internacionales, particularmente en su vinculación con las dictaduras que han sufrido los países del Cono Sur en la segunda mitad del siglo xx (Guichard y Henríquez, 2011; Oddone y Lynch, 2008).
Una de las cuestiones que singulariza al caso uruguayo, en relación con otros estudios cevi que se han realizado, es la mención al fútbol y a los eventos relacionados con este deporte en campeonatos nacionales y mundiales. En este punto cabe recordar que —además de que el fútbol es uno de los claros marcadores de la identidad nacional— en el año 2012, cuando se estaba realizando la encuesta, eran relativamente recientes la victoria de Uruguay en la Copa América de 2011 y el cuarto lugar en el Campeonato Mundial de Fútbol de 2010.
Con un nivel menor de menciones aparece la reapertura democrática, como el reverso de la mención al golpe de Estado, el fin de la dictadura como punto concreto en la historia.
Dos temas de índole más social —y con menor connotación histórica en el sentido del punto concreto en el tiempo— son: la percepción de la inseguridad ciudadana y los progresos tecnológicos en materia de comunicación (informática, celulares, redes sociales, etcétera). Este tipo de cambios refiere a dimensiones más amplias y se imbrica en procesos sociales de más largo plazo y mayor densidad. Hacen, de hecho, a los cambios de percepción vinculados a las relaciones humanas, y no tanto a hechos históricos concretos que hayan afectado las trayectorias.
Pasaremos a analizar características de los entrevistados, según la mención de los principales cambios por grupos de edad de las generaciones explícitamente escogidas en la muestra[5]. Observaremos primero estas variantes en relación con cada cambio, y luego en relación con la población perteneciente a las distintas generaciones.
Como podemos observar, los dos cambios que adquieren mayor relevancia en la memoria de los uruguayos se diferencian de acuerdo con las generaciones a las que estos pertenezcan. De hecho, la crisis de 2002 aparece con mayor frecuencia en los grupos de edades más jóvenes que vivieron esta experiencia, en tanto la dictadura aparece con mayor relevancia en las generaciones de uruguayos nacidos a mitad del siglo pasado, o en la década de los cuarenta, dado que también pasaron por esta experiencia en sus biografías. Las personas pertenecientes a estas generaciones son las que atravesaron su juventud en dictadura, y en particular las que atraviesan hoy los 50 años son las que mencionan con mayor frecuencia la reapertura democrática como hito en sus vidas, de la misma manera que mencionarán mayormente el golpe de Estado. Quiere decir que para esta generación en particular —los nacidos entre 1958 y 1962— los hitos que marcaron el principio y el fin de la dictadura constituyen cambios particularmente relevantes en su trayectoria vital.
Sin embargo los jóvenes y adultos jóvenes de hoy —que no registran en sus trayectorias biográficas la dictadura militar— refieren con mayor fuerza al impacto de la crisis económica de 2002 en sus vidas. Igualmente son estas generaciones las que más mencionan el primer gobierno frenteamplista, los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos y, muy en particular, los eventos relacionados con el fútbol, que son mencionados en un 40% por la generación de veinteañeros.
Si miramos dentro de cada grupo de edad, podemos contemplar estas variaciones de manera diferente y más focalizada en la relevancia para cada generación.
En efecto, para los jóvenes veinteañeros ni la dictadura ni la apertura democrática ni el golpe de Estado de 1973 aparecen como relevantes en su trayectoria vital, dado que tampoco los han registrado en su experiencia biográfica. Sí lo son la crisis de 2002 en primer lugar, los eventos referidos al fútbol en segundo lugar y el primer gobierno frenteamplista en tercer lugar. En la punta de la escala etaria —entre las personas más viejas que atraviesan hoy los 80 años—, la dictadura militar adquiere una relevancia para las dos terceras partes, en similar proporción que para la generación anterior. El fútbol asoma en segundo lugar, y el primer gobierno frenteamplista en el tercero.
El grupo etario en el que se distribuye en forma más homogénea la mención de cambios es el de la generación que nació durante los años en que transcurrió la dictadura. Esta es la que más menciona la crisis económica de 2002, y luego los otros cambios figuran con más matices.
Si graficamos a cada generación como una unidad y miramos las “marcas” que los hechos históricos dejaron en las memorias generacionales, es claro que la dictadura tiende a desaparecer como marcador a medida que disminuye la edad. De hecho, como ya mencionamos, la generación más joven tiene menos “marcas” de este hecho que las otras, lo cual se vincula a la falta de experiencia biográfica.
Los cambios sociohistóricos más
jerarquizados en el plano individual
Si analizamos el mismo fenómeno a través de las trayectorias individuales, es decir, tomando como base a los individuos y de esta manera al primer cambio mencionado por ellos, el panorama es levemente diferente al presentado anteriormente. Cabe aclarar que en este caso no estamos hablando de una jerarquización explícita que se le haya solicitado al entrevistado, sino más bien de la primera mención que al entrevistado espontáneamente se le ocurre al momento de responder. Esto supone que la selección realizada por cada persona vincula el hecho sociohistórico a la construcción de la memoria y esta a su vez se enmarca, a partir del análisis, en un contexto generacional.
Desde esta perspectiva, la dictadura adquiere relevancia para la cuarta parte de los encuestados, la crisis de 2002 para la quinta parte y los atentados del 11 de septiembre se ubican en tercer lugar para un 13,5% de la población encuestada[6]. El primer gobierno del Frente Amplio es mencionado como primer cambio para el 12,5% de los encuestados y los otros cambios son inferiores al 10%.
Dentro de cada grupo de edad se observan similitudes con el análisis anterior, pero con algunos matices. La dictadura se concentra en las generaciones que al momento de la encuesta superan los 50 años. La crisis de 2002 es mencionada en primer lugar por casi el 40% de las personas que se ubican en las generaciones más jóvenes, los atentados del 11 de septiembre también abarcan un porcentaje alto entre los jóvenes veinteañeros, pero la preeminencia del fútbol ocupa al 47% de los individuos de esta generación.
El tema de la inseguridad ciudadana, si bien aparecía como primer hecho mencionado por el 5% de los encuestados, adquiere una distribución por grupo de edades que llama la atención, dado que es más priorizado por los jóvenes. Probablemente esto se deba a que la trayectoria vital de los jóvenes de estas edades está mucho más afectada por los hechos actuales.
Si observamos la trayectoria que por generaciones reciben los primeros cuatro cambios más mencionados, volvemos a corroborar la clara diferencia de percepción a medida que avanza la edad de las personas encuestadas.
Se vuelve a reiterar, a lo largo de las generaciones entrevistadas, la preeminencia de la dictadura cívico-militar como marcador histórico de la generación nacida a mitad del siglo pasado. Los otros cuatro hechos sociohistóricos mencionados van disminuyendo en preeminencia a medida que avanza la edad de las personas entrevistadas. Una excepción la constituye la mención al primer gobierno frenteamplista, particularmente relevante en las personas de 65 a 69 años.
Cambios sociohistóricos según perfil
sociodemográfico de los encuestados
Hasta ahora —y por el perfil específico de su estudio y su enfoque conceptual del paradigma del curso de vida— la edad ha sido considerada una variable clave en el análisis, tanto desde el enfoque transversal (etapa de la vida por la que atraviesan los individuos) como desde el enfoque longitudinal (generación a la que pertenecen). Agregaremos aquí una aproximación al perfil sociodemográfico de los encuestados, tomando en cuenta básicamente sexo, nivel educativo y condición de actividad, con el fin de complementar el análisis. Estas variables estructurales, así como otras incorporadas en el estudio, deberían en el futuro entrar a interactuar para complejizar la interpretación de las trayectorias vitales de las personas.
Como podemos ver, dentro de la población femenina adquiere un mayor impacto la dictadura (29% de las mujeres) y luego la crisis de 2002, en tanto que dentro de la población masculina estos fenómenos son mencionados con similar impacto por casi la cuarta parte de los varones encuestados.
Los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos son levemente más recordados por varones que por mujeres y, como era de esperar, en el fútbol también encontramos una diferencia relevante, aunque no tan sustantiva.
La inseguridad ciudadana es un fenómeno mencionado por el doble de las mujeres que de los varones y, como vimos anteriormente, afecta más la trayectoria de los jóvenes, que actualmente viven el fenómeno con más sensibilidad que los hechos referidos para ellos como un pasado más lejano.
Si bien las mujeres se manifiestan más marcadas por la dictadura como proceso, los varones manifiestan en mayor medida el impacto del principio y sobre todo del final, con la reapertura democrática.
En relación con el nivel educativo[7], la dictadura aparece más recordada por las personas encuestadas que presentan un nivel educativo más bajo, en el entorno de la primaria (completa o incompleta), que mencionan en un 37% este proceso, que por las personas que alcanzaron nivel secundario (26%) o terciario (22,3).
La crisis de 2002 se prioriza como cambio sociohistórico más por las personas de mayor nivel educativo, alcanzando porcentajes superiores al 20%. Los atentados del 11 de septiembre aparecen mencionados en similares porcentajes por las personas de nivel secundario y terciario (15%), y menos por las que cursaron primaria (10%). La inseguridad ciudadana aparece en un porcentaje bastante mayor en los niveles de educación más bajos.
Finalmente, los hallazgos por condición de actividad declarada por el entrevistado al momento de la realización de la encuesta nos permiten realizar algunos avances.
Entre los estudiantes, aparece con gran preeminencia la crisis económica de 2002, seguida por la asunción del primer gobierno del Frente Amplio, mencionando en tercer lugar los atentados del 11 de septiembre de 2001. Entre esta población también es en la que aparece más nombrado el fútbol como hecho sociohistórico, probablemente vinculado al análisis por generaciones que se realizó anteriormente.
La dictadura es mencionada por casi la mitad de la población de jubilados y es el hecho claramente mayoritario en esta población que, como ya se vio, vivió este hecho a lo largo de su trayectoria de vida.
Entre los grupos de activos e inactivos —probablemente las edades adultas— la dictadura y la crisis de 2002 aparecen como los hechos relevantes.
Como se ve claramente, este análisis debe interrelacionarse en conjunto con otros factores, básicamente la edad y la generación a la que pertenecen, a los efectos de visualizar más claramente la correlación entre los factores sociodemográficos, las trayectorias vitales y los hechos sociohistóricos.
Explorando el fenómeno del
reminiscence bump entre los uruguayos
Como mencionamos anteriormente, la hipótesis del reminiscence bump refiere al predominio en el recuerdo que las generaciones tienen de los fenómenos ocurridos durante la adolescencia y la juventud. Para realizar una primera aproximación a este fenómeno en la memoria colectiva de los uruguayos, analizaremos los cambios mencionados por los entrevistados en función de la edad que tenían en ese momento.
En este caso tomamos a todos los entrevistados, teniendo en cuenta la edad de ocurrencia del evento como una variable continua que va desde el nacimiento hasta el momento de ser encuestado.
En la Gráfica 4 se refleja el porcentaje de menciones a los diferentes cambios sociohistóricos, tomando en consideración sólo la edad que tenían las personas en el momento del cambio que mencionan.
Como podemos observar en la gráfica, existe una clara correlación entre la importancia que se adjudica en el recuerdo de los hechos sociohistóricos y la edad a la que ocurrieron estos hechos, observándose una curva descendente temporalmente en el impacto de la trayectoria vital.
Efectivamente, es entre los 16 y los 24 años cuando se concentra la mayor parte de los cambios mencionados por los entrevistados, seguidos de la franja etaria siguiente, entre los 25 y los 34 años.
Entre estas edades se acumula casi la mitad de las menciones, con lo cual las otras etapas de la vida —en particular las edades posteriores a los 35 años— aparecen menos relevantes en la condensación del recuerdo. Esto estaría confirmando la hipótesis del reminiscence bump.
Conclusiones
Este artículo constituye una primera aproximación al estudio de los eventos sociohistóricos que han marcado la trayectoria vital de los uruguayos. Los eventos fueron percibidos como tales por la población encuestada y surgieron por tanto de manera espontánea en el recuerdo biográfico de las personas.
Por lo tanto, la articulación entre memoria biográfica, memoria sociohistórica, memoria colectiva e identidad generacional es estrecha y se conjuga aún en mayor medida desde la perspectiva del curso de vida.
Entre los uruguayos podemos destacar que el recuerdo se presenta de manera diferencial de acuerdo con las configuraciones generacionales. Las personas de generaciones más antiguas y de edades mayores que vivieron en el Uruguay de la dictadura posicionan este proceso como un marcador de su trayectoria vital. Sin embargo, las personas de generaciones más jóvenes retoman eventos más recientes en el tiempo, ocurridos al inicio del milenio, tanto en el plano económico y político como social y deportivo.
De esta manera, podemos concluir que los cambios sociohistóricos que adquieren mayor relevancia tienen que ver con situaciones sociales que produjeron rupturas en la vida cotidiana de las personas. Estas rupturas refieren a transformaciones y no tienen necesariamente una connotación negativa, sino un impacto diferencial en la trayectoria biográfica. Por lo tanto, los uruguayos recuerdan en tanto pertenecen a un grupo social y generacional que inscribe en la memoria biográfica la identidad colectiva.
Finalmente cabe mencionar que, en el recorrido biográfico que realizan los encuestados, la juventud adquiere una preponderancia clave en la construcción del curso de vida. Los recuerdos que mayormente se rescatan son aquellos vividos entre la adolescencia y los veinticinco años. De esta manera se confirmarían las conceptualizaciones que sostienen que la conformación de la memoria colectiva generacional a partir de hechos sociohistóricos se da en esta etapa de la vida, en la que, a su vez, se consolidan mayormente las identidades personales, generacionales y grupales marcadas por el contexto histórico en el que se configuran.
El enfoque analítico adoptado es por lo tanto fértil, dado que permite articular de manera fluida los hechos ocurridos con la vida social, económica y política de un país, con la biografía de las personas que por la historia han transitado. Los acontecimientos de carácter histórico marcan y trastocan vidas, y se configuran en la memoria individual y grupal. El efecto generación es por demás incidente en estas memorias y contribuye a la construcción de identidades individuales y grupales.
El paradigma del curso de vida es por lo tanto un enfoque ineludible en el análisis de estos temas. Resta profundizar en la articulación de los eventos sociohistóricos con las trayectorias demográficas, familiares, educativas y laborales de los uruguayos para continuar fortaleciendo el análisis realizado.
Referencias bibliográficas
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Lifschitz, J. (2012). La memoria social y la memoria política [online]. Aletheia, 3(5). Disponible en: <http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.5442/pr.5442.pdf> [acceso 14/10/2014].
Mannheim, K. (1993). El problema de las generaciones. Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 62, pp. 193‑242.
Oddone, M. J. y G. Lynch (2008). Las memorias de los hechos socio-históricos en el curso de vida. Revista Argentina de Sociología, 6(10), pp. 121‑142.
Ricoeur, P. (2008). La memoria, la historia, el olvido. 2.ª ed. Buenos Aires: fce.
Anexo
n.º |
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| ccz n.º |
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universidad de la república
programa de población
facultad de ciencias sociales
Cambios y eventos en el curso de la vida
I) Cambios importantes en la vida en el transcurso del año pasado
¿En el transcurso del año pasado (entre ...... y el momento actual), han habido cambios importantes en su vida?
Sí |
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No |
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Si sí: ¿Cuáles fueron esos cambios?
Por favor, describa brevemente cada uno de ellos e indique si, realmente, ha representado una ganancia y/o una pérdida para Ud.
Cambio 1 | ||||||||||
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Ganancia |
| Pérdida |
| Ambas |
| Ni una, ni otra |
| No sabría |
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Cambio 2 | ||||||||||
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Ganancia |
| Pérdida |
| Ambas |
| Ni una, ni otra |
| No sabría |
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Cambio 3 | ||||||||||
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Ganancia |
| Pérdida |
| Ambas |
| Ni una, ni otra |
| No sabría |
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Otros cambios importantes | ||||||||||
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Ganancia |
| Pérdida |
| Ambas |
| Ni una, ni otra |
| No sabría |
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II) Los puntos de inflexión de la vida
Considere ahora su vida en general, ¿cuáles han sido los principales puntos de inflexión, esos momentos que hayan significado algo importante de su vida?
(Mencione cuatro como máximo)
1. Descripción |
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¿En qué ha sido un punto de inflexión? |
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Año |
| Edad en ese momento |
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2. Descripción |
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¿En qué ha sido un punto de inflexión? |
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Año |
| Edad en ese momento |
| Lugar |
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3. Descripción |
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¿En qué ha sido un punto de inflexión? |
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Año |
| Edad en ese momento |
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4. Descripción |
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¿En qué ha sido un punto de inflexión? |
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Año |
| Edad en ese momento |
| Lugar |
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III) Los eventos históricos que marcaron su vida
Consideremos ahora los grandes eventos o cambios que se produjeron en el país y en el mundo durante el transcurso de su vida. ¿Cuáles fueron los que más lo golpearon?
(Mencione cuatro como máximo)
1. Descripción |
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¿Por qué lo ha marcado de manera particular? |
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Año |
| Edad en ese momento |
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2. Descripción |
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¿Por qué lo ha marcado de manera particular? |
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Año |
| Edad en ese momento |
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3. Descripción |
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¿Por qué lo ha marcado de manera particular? |
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Año |
| Edad en ese momento |
| Lugar |
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4. Descripción |
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¿Por qué lo ha marcado de manera particular? |
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Año |
| Edad en ese momento |
| Lugar |
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Datos complementarios
Sexo: femenino masculino
Año de nacimiento: 19 |
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Lugar de nacimiento: |
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Estado conyugal:
Soltero/a |
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Casado/a |
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Unido/a |
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Divorciado/a |
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Separado/a |
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Viudo/a |
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¿Tiene hijos?: Sí No
¿Con quién vive Ud.?
(Respuesta múltiple)
Solo/a |
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Cónyuge/pareja |
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Padre |
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Madre |
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Cónyuge, padre o madre |
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Hijo/a |
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Hermanos/as |
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Otro familiar |
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Amigo/a |
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Otro |
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Máximo nivel educativo alcanzado:
Primaria |
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Ciclo básico (1° a 3°) o equivalente utu |
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Bachillerato (4° a 6°) o equivalente utu |
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Terciario / magisterio / profesorado |
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Universidad |
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¿Finalizó el nivel educativo alcanzado?
Sí No
¿Cuál es su ocupación actual (actividad principal)?
Estudiante |
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Trabajador activo/a |
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Quien realiza los quehaceres del hogar |
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Desocupado/a |
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Jubilado/a |
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Pensionista |
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Rentista |
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¿Cómo evalúa Ud. su estado actual de salud?
Muy bueno |
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Bueno |
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Satisfactorio |
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Bastante malo |
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Malo |
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[1] Si bien hablaremos de Uruguay y de uruguayos, hay que tener en cuenta que la encuesta fue realizada en la ciudad de Montevideo, que concentra la mitad de la población del país.
[2] El trabajo de campo fue realizado por estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales en el marco del curso optativo del ciclo inicial Introducción a la Demografía.
[3] Dado que la encuesta fue realizada por personas en su mayoría jóvenes, a los estudiantes les era más fácil contactar a personas de su mismo grupo etario. Además, las personas mayores son más difíciles de encontrar en los espacios públicos, donde se realizó la encuesta.
[4] En esta gráfica no se muestran todas las opciones, por ser las restantes no consideradas significativas estadísticamente y para mostrar los datos de manera más clara. Es por eso que la totalidad de cambios para este gráfica son 2.021. Las restantes 584 menciones fueron omitidas. Como se verá en los cuadros siguientes, sólo presentaremos los cambios que representan más del 4% en el total de cambios mencionados.
[5] A partir de aquí, como dijimos, se toman en cuenta los cambios que superaron el 4% de las menciones.
[6] Volvemos a reiterar que el universo en este caso cambia. Se trata de individuos y del primer cambio mencionado.
[7] Hay que tener en cuenta, en este análisis, que la edad puede estar atravesando la percepción de los cambios por nivel educativo, en tanto este aumenta en las generaciones más jóvenes.