EDITORIAL

Vacuna de hepatitis A en Uruguay, un tema impostergable

La situación de la hepatitis A continúa siendo un tema preocupante para los pediatras. Continúan ocurriendo casos nuevos, pequeños brotes, internaciones por dicha enfermedad. El artículo que se presenta en este número de la revista reitera la necesidad de una discusión acerca de la implementación, o no, de la vacuna para hepatitis A en forma universal para los niños uruguayos.

Creemos que corresponde comentar esta propuesta.

Se trata de una vacuna a virus inactivados, por lo que sus efectos adversos son leves y de corta duración: dolor local, cefaleas. Prácticamente no presenta contraindicaciones, y son muy pocas las precauciones a valorar previo a su utilización (cursar enfermedades febriles). Su eficacia ha sido demostrada reiteradas veces, presentando una inmunogenicidad del 100% cuando se evalúa el nivel de anticuerpos un mes después de la segunda dosis administrada 6 meses luego de la primera (esquema habitual). Existen además varios laboratorios que la producen, teniendo todas ellas similar inmunogenicidad.

Todas estas razones orientan a su utilización, pero además los estudios que evalúan costo-beneficio son claros en determinar el beneficio de su utilización. Recordemos que la hepatitis A es la principal causa de hepatitis fulminante, y por lo tanto de indicación de transplante hepático en los niños, situación que periódicamente requieren algunos niños uruguayos, motivando la necesidad de trasladar al niño, en condiciones críticas, a centros especializados para dicha intervención en la ciudad de Buenos Aires. Esto, además de agravar la situación, la encarece. Las arcas del Fondo Nacional de Recursos son, en definitiva, de todos los uruguayos, y nos compete a todos un uso responsable de las mismas.

Pero además de todas estas circunstancias, suficientes por sí mismas, existe una situación particularmente irritante, que como pediatras no podemos seguir tolerando. La inequidad. La vacuna de la que hablamos se encuentra en nuestro país, es cara cuando se compra en forma individual, y la disponen la mayoría de los niños cuyos padres pueden pagarla, no así los niños “pobres” de nuestro país. O sea que cuando trabajamos en la mañana en un centro de salud, o en el hospital público, no existe, pero cuando en la tarde atendemos a los niños de las mutualistas o servicios privados de salud, es la regla. ¿Es posible que pase el tiempo y los pediatras, que una vez por año recordamos al iniciador de la escuela de pediatría uruguaya Profesor Luis Morquio, nos mantengamos indiferentes ante esta situación? Creemos que no.

Para nosotros, la situación tiene hoy un aspecto ético insoslayable. Históricamente Uruguay ha sido ejemplo en Latinoamérica y el mundo de equidad en el acceso a las vacunas disponibles, una vez constatada su seguridad y eficacia. No podemos admitir por mas tiempo la situación actual. Las autoridades correspondientes deben encarar la incorporación de esta vacuna al plan de inmunizaciones cuanto antes.

Dr. Alvaro Galiana Villar
Presidente de la Sociedad Uruguaya de Pediatría