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Ciencias Psicológicas
versión On-line ISSN 1688-4221
Cienc. Psicol. vol.9 no.1 Montevideo mayo 2015
UN ESTUDIO EXPLORATORIO SOBRE LA RELACIÓN ENTRE LA LEGITIMIDAD INSTITUCIONAL Y LA TRANSGRESIÓN NORMATIVA EN ARGENTINA
AN EXPLORATORY STUDY OF THE RELATIONSHIP BETWEEN INSTITUTIONAL LEGITIMACY AND NORMATIVE TRANSGRESSION IN ARGENTINA
Elena Mercedes Zubieta
Universidad de Buenos Aires (UBA)
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina
Resumen: El presente trabajo busca conocer cómo un grupo de estudiantes universitarios caracteriza el sistema normativo en Argentina. Para tal fin, se analizaron las percepciones acerca de la transgresión normativa, la legitimidad del sistema y la vinculación de ambos aspectos. Los resultados muestran que los participantes desconfían del funcionamiento del sistema normativo, pues éste se maneja mediante prácticas corruptas, a través de instituciones ineficaces y con un sistema de dobles normas, piensan, a su vez, que el sistema está pensado para la conveniencia de los políticos y de los ciudadanos con poder. Básicamente, creen que el sistema es injusto e ilegítimo. Los estudiantes dan respuestas cínicas en relación a un posible cambio, piensan que la forma de conducirse en el sistema es mediante una moralidad individual, con un sistema propio de normas que contempla la transgresión y que, al mismo tiempo, procura no perjudicar a alguien en concreto.
Palabras Clave: instituciones; legitimidad; norma perversa; transgresión normativa
Abstract: The present study investigates how a group of college students characterizes the normative system in Argentina. To this end, the perceptions of normative transgression, the legitimacy of the system and the entailment of both aspects were analyzed. The results show that participants distrust of the normative system´s running as it is handled by corrupt practices, ineffective institutions, and a system of double standards. They also express that the system is thought for the convenience of the politicians and citizens with power. Basically, participants do not perceive the system as just or legitimate. Also, the students give cynical responses in relation to a possible change, holding the belief on an individual morality to cope with the system with particular norms that contemplate the transgression, if no one in concrete is harmed.
Correo Electrónico: maiteberamendi@gmail.com
Recibido: 01/2015
Revisado: 03/2015
Aceptado: 04/2015
La sociedad está organizada por un Estado, que provee una estructura social y un marco de legalidad para que condiciona las dinámicas sociales (Nino, 2005). Desde la perspectiva sociológica, Durkheim (1897/1998) analiza cómo la sociedad condiciona a los individuos. Según el autor, la sociedad está conformada por un conjunto de sentimientos, ideas, creencias y valores que organizan y determinan los comportamientos de las personas. Además, el autor especifica que las funciones de la sociedad son integrar y regular a sus miembros, y plantea que cuando esta tarea no se desarrolla eficazmente los individuos perciben una situación de anomia. Por otro lado, Merton (1964, como se citó en Wolfe, 1968) plantea que la anomia es el producto una discrepancia o conflicto entre las metas socialmente determinadas y el sentido socialmente establecido.
Sin embargo, en la década del ´80 del siglo pasado en el área de las ciencias políticas, el concepto de anomia comenzó a debilitarse, ya que el bajo cumplimiento no se asociaba con la ausencia de normas. Como explica O´Donnell (1996) en lo que respecta a la cultura institucional argentina, en tanto norma situada, no es que no existan normas reguladas por instituciones formales sino que, por el contrario, se crean numerosas normas y leyes que buscan reglamentar el comportamiento social pero que no son respetadas por los ciudadanos.
Lauth (2000) plantea que el incumplimiento normativo no puede explicarse a través de la ausencia de normas ya que las personas responden a patrones de comportamientos ordenados, sino que el problema radica en que las personas siguen y cumplen las normas que provienen de instituciones informales. Estas son reglas socialmente compartidas, generalmente no escritas y son aplicadas fuera de los canales sancionados oficialmente (Helmke & Levitsky, 2004).
El poder de las instituciones informales deviene generalmente, porque las instituciones formales son ineficientes y/o ineficaces. El problema radica en que las instituciones informales conviven con las formales pero no las reemplazan, generándose así dobles normativas (Helmke & Levitsky, 2004).
Dentro del marco de la psicología social también se analiza esta doble normatividad. Fernández Dols (1992, 1993) propone analizar el comportamiento transgresor no como un problema individual sino como la resultante de dinámicas sociales perversas. Según el autor, en las sociedades se crea una norma perversa cuando una norma explícita es incumplible porque un grupo asume o sufre la presión de otro grupo. Como estas normas no pueden cumplirse se crean normas alternativas que son aquellas que las personas reconocen. La perversidad radica en que las normas explícitas no se anulan sino que conviven con las alternativas, superponiéndose y sin saber si en algún momento no se recibirá una sanción por ello. Al mismo tiempo, diversos grupos pujan por controlar las normas alternativas y, de esta manera, nacen asociaciones como el amiguismo, el clientelismo o el nepotismo, entre otras.
Desde la Teoría Focal de la Conducta Normativa (Cialdini, Reno & Kallegren ,1990), Cialdini et al. (1990) explican que las normas sociales no son conceptualizadas meramente como aquello que se debería hacer sino que se catalogan de dos maneras: (a) las normas prescriptivas, que refieren a la percepción de uno sobre lo que el resto considera una conducta apropiada; y (b) las normas descriptivas, que refieren a lo que la mayoría realmente hace. A pesar de que ambas normas se relacionan, suponen conceptualizaciones y motivaciones independientes. Las normas sociales prescriptivas guían la conducta de las personas a través de una evaluación social. En cambio, las normas sociales descriptivas conducen a las personas a actuar a través de la información social que permite comprender aquella conducta que es adaptativa y eficaz al contexto (Cialdini, 2007).
El poder de las instituciones informales trae diversas consecuencias negativas, sobre todo cuando su uso es generalizado (Helmke & Levitsky, 2004). En principio, las instituciones formales pierden un poder real ya que existen pero no son respetadas. En segunda instancia, las instituciones comienzan a estructurarse y regularse por canales que no están controlados por las leyes que deben proteger el funcionamiento social y esto conlleva a prácticas de corrupción, clientelismo o nepotismo (Helmke & Levitsky, 2004). Por ejemplo, en las universidades se deben realizar concursos que avalen las elecciones de los profesores pero si estos concursos no se llevan a cabo, los contratos de los profesores se eligen a partir del interés de un directivo o profesor catedrático. Este tipo de regulación puede conducir a prácticas como el amiguismo o ‘clientelistas’, sobre todo, ya que lo que se pierde es el control institucional. En estas circunstancias pasan a tener más poder quienes controla las instituciones que las normas institucionales en sí mismas.
Por otro lado, las instituciones y sus autoridades pierden la legitimidad que deberían poseer y esto acrecienta la probabilidad de que se transgredan las normas (Tyler, 2001, 2006). Cuando las personas perciben que las instituciones y sus autoridades son justas, tienden a cumplir en mayor medida las normas; sin embargo, cuando conciben que son ilegítimas, hay mayores posibilidades de que la gente transgreda las normas. Según Napier y Tyler (2008) el efecto de la percepción de legitimidad genera que las personas se sientan satisfechas con los procesos de toma de decisiones y acepten voluntariamente los resultados que se producen a partir de las instituciones. Sin embargo, cuando las personas perciben mecanismos de corrupción en el Gobierno, baja eficacia y confianza institucional, procesos de justicia distributiva y procedimental incorrectos y autoridades autoritarias, la gente tiende a transgredir en mayor medida las normas (c.f., Baker, 2008; Brandt, 2013; González de la Vega, Quintanilla & Tajonar, 2010; Mueller & Landsman, 2004; Murphy & Tyler, 2008; Napier & Tyler, 2008; Rose-Ackerman, 2001; Tyler, 2001, 2006). En otras palabras, la legitimidad institucional y de las autoridades genera que las personas cumplan en mayor medida las normas.
Cuando se ve comprometida la legitimidad de las instituciones de una sociedad, se pone en discusión la justificación de su estatus quo. Es decir, la gente va a buscar el cambio social a través de la transgresión (Wright, Taylor & Moghaddam, 1990). Para Wright (2001) cuando las personas perciben que es legítimo el funcionamiento de la sociedad, las personas realizan acciones colectivas o individuales aceptadas socialmente para cambiar las condiciones de cierto grupo social o el propio; sin embargo, el autor plantea que cuando la gente descree del funcionamiento del orden social, esta realiza acciones que buscan el cambio pero violando ciertas normas sociales de manera individual o colectivamente.
Según Wright y Taylor (1998), el problema radica en que si las personas eligen realizar acciones no normativas individuales se perpetúa el funcionamiento de la sociedad y no se discute colectivamente aquellos cambios necesarios para mejorar institucionalmente los problemas que acarrea la sociedad. Es decir, no se posibilita el cambio social.
En el contexto argentino, Alonso y Brussino (2012) analizaron la legitimidad de las autoridades legales de la provincia de Córdoba (e.g., policía y funcionarios) y del sistema de justicia procedimental. Los resultados indicaron que los participantes manifiestan una valoración negativa de las autoridades y del sistema de justicia, que darían cuenta de índices bajos de percepción de legitimidad.
Por otro lado, en el contexto local también se percibe altos niveles de corrupción (e.g., COPUB, 2013), baja confianza institucional, sobre todo en los poderes centrales del Estado (e.g., Edelman, 2013; Observatorio de la Deuda Social Argentina, 2012). Sin embargo, según estudios locales los jóvenes universitarios perciben menores niveles de corrupción, falta de legitimidad institucional y de las autoridades y menor grado de confianza institucional que la población de mayor edad con y sin estudios universitarios (Beramendi, 2014).
En este marco, se realizó un estudio con el objetivo de indagar cómo caracterizan al sistema normativo argentino un grupo de jóvenes universitarios. Se buscó comprender qué entendían por norma, cómo describían el funcionamiento del sistema institucional y si percibían este sistema como legítimo.
Método
Contexto
Los sujetos fueron contactados personalmente, por invitación de un profesor o un compañero que les recomendó la actividad, y su participación fue voluntaria.
Las actividades se realizaron en las universidades a las cuales pertenecían los alumnos: (a) Instituto de Investigaciones de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA); (b) Instituto de Investigaciones de Psicología y Educación de la Universidad Católica Argentina (UCA). Las actividades tuvieron una duración entre 60 y 70 minutos.
Participantes
La muestra fue intencional, compuesta por 30 alumnos universitarios (13 hombres y 17 mujeres), entre 20 y 28 años, de los cuales 15 pertenecían a la Universidad de Buenos Aires y 15 a la Pontificia Universidad Católica Argentina. Los participantes cursaban la Carrera de Psicología, excepto una que pertenecía a la Carrera de Letras (UBA).
Diseño
Para el análisis de la información obtenida en los grupos de discusión se contempló el modelo de diseño denominado emergente-sistemático de grupos focales, lo emergente refiere a los grupos que se usan con fines exploratorios, mientras que sistemático refiere a los grupos que se utilizan con propósitos de verificación (Onwuegbuzie, Dickinson, Leech & Zoran, 2011). Este diseño se complementa con el sustento teórico de la Teoría Fundamentada, en el cual hay una comparación y análisis constante de las categorías que se crean (Onwuegbuzie et al, 2011). Este método utilizado para el análisis de investigaciones cualitativas, permite desarrollar una teoría a partir de los datos recopilados de manera sistemática y analizados por medio de un proceso de investigación (Strauss & Corbin, 2002).
Técnicas y herramientas de recolección de información
Para la recolección de información se utilizó la técnica de grupo de discusión, que consiste en reuniones grupales en las cuales los participantes conversan sobre temas sugeridos por el coordinador del grupo (Onwuegbuzie et al., 2011). Se elaboró una guía de entrevista que contemplaba preguntas sobre los siguientes temas: (a) concepciones de la norma (Definición de la norma), (b) representaciones del cumplimiento normativo (Respeto y Transgresión), (c) percepción del sistema normativo (Confianza institucional y Doble Funcionamiento Normativo), (d) emociones que emergen de la dinámica del Sistema Normativo (Sensación de Desmoralización) y (e) posibilidad de Cambio (Cambio Social).
Procedimiento
Las actividades se realizaron en las universidades a las cuales pertenecían los estudiantes. Específicamente se realizaron 4 sesiones de discusión grupal que tuvieron una duración aproximada de 65 minutos.
Las sesiones de discusión grupal fueron grabadas y contaron a su vez con colaboradores que anotaron elementos considerados relevantes, incluyendo los datos socio-demográficos de los participantes. Se utilizó el análisis basado en la transcripción (Onwuegbuzie et al., 2011) que fue procesado mediante el programa Atlas Ti, que es un programa computacional que posibilita segmentar los datos en unidades, codificar datos y construir teoría (Muñoz Justicia, 2005). Sin embargo, por el objetivo de este estudio y las características de la herramienta de recolección de datos, se focalizó en el análisis temático que surgió de la coincidencia y disidencia de los participantes, y no tanto en el análisis de las diferencias de la muestra.
Resultados
A partir del análisis de la información recabada en los grupos focales, se crearon 8 categorías que refieren específicamente a los objetivos aquí desarrollados: 1. Concepto de norma; 2. Doble funcionamiento normativo; 3. Trasgresión generalizada de las normas; 4. Falta de control y sanción en el incumplimiento de las normas; 5. Falta de confianza en el sistema; 6. Sensación de desmoralización; 7. Respeto por las normas; y 8. Posibilidad de cambio social.
1. Concepto de norma: definición que las personas daban sobre la norma. Se dividió en dos sub-categorías:
a. Norma como pauta social: los participantes consideran a la norma como una pauta o criterio común que organiza socialmente a las personas. Se diferencia de una ley porque las normas pueden tener un carácter implícito, no escrito, y un castigo informal, como la exclusión social, y no meramente penal. Asimismo, reconocen que hay muchos estilos de normas: sociales, familiares, jurídicas, etc.
b. Norma en la Argentina: los participantes las consideran entes aislados y desagregados, sin una coherencia entre sí, carentes de una organización por parte del sistema normativo. Los estudiantes expresaban adjetivos como: ridículas, inventadas, negativas, para pocos, sin sentido y dependientes de un contexto cambiante, etc. Se las concibe como una imposición, un castigo o una limitación, y se la asocia a prácticas autoritarias.
2. Doble funcionamiento normativo: Se desglosa en dos subcategorías:
a. Doble norma: los estudiantes creen que las instituciones argentinas tienen un doble funcionamiento: (a) el formal, que normativiza cómo deberían funcionar las instituciones; y (b) el informal, que organiza el funcionamiento real de las instituciones. Ambas normativas se contraponen y superponen, generando una situación disruptiva pues las personas deben manejarse según las normas informales pero no saben si serán sancionadas por ello, ya que las normas en vigencia son las formales.
b. Emociones que genera el doble funcionamiento: los participantes comentaron que el doble funcionamiento normativo genera emociones negativas como enojo, ansiedad, acostumbramiento, impotencia, etc.
3. Trasgresión generalizada de las normas: incumplimiento constante y generalizado de la norma. Esta categoría se subdivide en tres subcategorías:
a. Incumplimiento generalizado: los estudiantes perciben que las normas son constantemente vulneradas y de manera generalizada hasta tal punto que los participantes reconocen que todas las normas pueden ser trasgredidas.
b. Justificaciones del incumplimiento: a la hora de exponer las causas del incumplimiento los alumnos aludieron a ausencia de premio y castigo en relación con el cumplimiento e incumplimiento, carencia de retribuciones a los aportes, falta de coherencia de las normas, corrupción, incumplimiento de la norma por la autoridad, escepticismo con respecto al sistema, y la percepción de un sistema legal injusto.
c. Venganza indirecta - “quid pro quo”: los participantes manifestaron que perciben que mediante los mecanismos formales no se pueden generar cambios. Por lo cual, cuando creen que están siendo perjudicados por el sistema lo atacan de manera indirecta e individual con una acción que trasgrede una norma, que no resuelve el problema que los aqueja pero perjudica al sistema para sentirse resarcidos por lo que sienten que se les negó.
4. Falta de control y sanción en el incumplimiento de las normas: los estudiantes universitarios explicitaron la falta de control y sanción generalizados de las normas. Se divide en tres sub-categorías:
a. Falta de sanción: los participantes piensan que el incumplimiento de las normas no es castigado y que su cumplimiento no es valorado, tanto a nivel institucional como social, en casi todos los ámbitos de la sociedad.
b. Falta de control: los estudiantes creen que las personas pueden regirse por sus propios intereses ya que no hay entes que regulen las normas o leyes. En general, los participantes se sienten más controlados en ámbitos privados, como en empresas, o cuando el control lo ejerce el grupo. Es decir, cuando éste es más directo y personal.
c. No hay control entre ciudadanos: más allá de la falta de control institucional, los participantes perciben que hay una norma social por la cual uno no puede exigirle a quien infringe una norma que la cumpla. Tácitamente, esto implica que “uno no se mete en lo que hace el otro”. Sienten que tienen derecho a reclamar cuando ven que están perjudicando a alguien vulnerable, como es el caso de fumar al lado de una embarazada.
5. Falta de confianza en el sistema: los estudiantes comentaron que hay una creencia generalizada de que el país no se rige por normas claras y eficaces, que hay prácticas corruptas que manejan el sistema, que las instituciones públicas son ineficaces y que el proceso judicial es injusto e inequitativo.
6. Sensación de desmoralización: los participantes mencionaron emociones de desesperanza o desaliento que generan situaciones como la incertidumbre, el replanteo constante, la falta de coherencia del sistema, entre otras. Los participantes se sienten “tontos” si cumplen la norma, pues el nivel de incumplimiento y corrupción es tan alto que si ellos no infringen la norma, otro lo hará. Piensan que el sistema funciona así y que no pueden aportar soluciones para un cambio social.
7. Respeto de la norma: variables que contemplan el cumplimiento de la norma. Se desglosa en dos subcategorías:
1.“Bardo”, argentinismo, “balurdo”, que significa problema, enredos. “Bardear” es quien genera problemas, enredos.
a. Criterio personal: los participantes manifestaron que cumplirían aquellas normas que concuerdan con los valores y creencias de las personas y se transgredirían aquellas con las cuales no acuerdan. También las personas trasgreden o no si creen que obtendrán un beneficio personal por ello.
jemplos: (a) “si vos tenés un modelo a seguir, si el sistema sería bueno, creo que uno termina acomodándose. Tenés que tener un algo a seguir sino hacés lo que te conviene y es lo que estamos diciendo todos ¿qué hago? Y bueno, lo que me conviene a mí, sino me siento un ‘boludo‘ si hago la fila, pero como tengo a mi tío que trabaja acá y bueno”; y (b) “yo me he encontrado a mi mismo justificando el incumplimiento de normas, de una manera muy elegante si se quiere, porque en última instancia me he encontrado haciendo lo que tenía ganas de hacer, y claro, realmente me descubrí a mi mismo en esa actitud, de decir, estoy justificando a expensas de autores geniales y de cualquier corriente, pero la verdad es que en última instancia también termino suscribiendo muchas veces a esta idea de que es posible construir tu propia norma, lo cual para vos solito. Es más, me he encontrado en más de una oportunidad, exigiendo normas que yo mismo no cumplo”.
b. Depende del contexto y situación: los estudiantes dijeron que hay pocas normas que respetan constantemente, en casi todos los casos, a veces las cumplen y a veces no. En este sentido, el cumplimiento depende de variables contextuales, del análisis que realizan las personas en cada caso o de su estado emocional.
8. Posibilidad de cambio social: posibilidades o imposibilidades del cambio del funcionamiento normativo. Se divide en cuatro subcategorías:
a. Sensación de círculo vicioso: los participantes creen que hay un incumplimiento generalizado y no se vislumbra un cambio posible. Algunos apelan al propio comportamiento para generar un cambio haciendo hincapié en el ejemplo personal, aunque ven las limitaciones del caso único; mientras que otros claramente plantean que la acción de un individuo no genera un cambio porque se estaría luchando contra todo un sistema abstracto, casi imperceptible que manipula las acciones de las personas. No vislumbran cómo generar un cambio y se encuentran ante una ‘encerrona‘.
b. Mesías: los estudiantes esperan que surja una persona que pueda controlar el desorden social e imponga un buen ejemplo ante el malestar social y así generar un cambio masivo.
c. Espacio para la discusión de las normas: los participantes creen que se deben generar espacios para que las personas puedan opinar, discutir y plantear alternativas al funcionamiento normativo. De esta manera, las normas ya no tendrían un cariz negativo ni autoritario pues contemplarían a la mayoría de las personas y se generarían de manera democrática.
d. Educación: los participantes manifestaron que el cambio devendría mediante la educación. Esto posibilitaría la comprensión de las normas y, en segunda instancia, que sean aceptadas voluntariamente y no por imposición.
Discusión
A partir de los resultados expuestos, se observa que los participantes definen a las normas como ejes directrices que ordenan el funcionamiento de un sistema. Sin embargo, cuando circunscriben su función al ámbito argentino, éstas adoptan características negativas, casi contrapuestas a la mencionada anteriormente, y hacen referencia a la falta de sentido (ridículas, inventadas, negativas) o a un sentido restringido (dependientes del contexto o para pocos). Los estudiantes creen que las normas no están hechas para cumplimentar sus necesidades o que en su conjunto, no guardan coherencia unas con otras, generando un sistema normativo carente de fundamento.
La característica negativa de la norma está condicionada por la estructura normativa de las instituciones. Según los participantes, el sistema normativo argentino y sus instituciones, se rigen por un doble funcionamiento: uno formal y otro informal. Por lo cual, los ciudadanos deben comprender no sólo las normas por las cuales deberían regirse, y ser sancionados, sino comprender las normas que gobiernan el sistema. Se complejiza la situación porque entre ellas no guardan coherencia. Esto no sólo genera incertidumbre sino una necesidad de que las personas aprendan a manejarse a partir de la socialización de las normas tácitas de las instituciones, lo que conlleva un proceso arduo o la necesidad de otros para comprender el sistema. Tomando los aportes de Cialdini et al. (1990), las personas visualizan que las normas descriptivas no está en concordancia con las normas prescriptivas de la institución.
Relacionando con la propuesta del modelo de norma perversa de Fernández Dols (1992), se crean normas que son incumplibles en sí mismas y se mantienen en vigencia a pesar de su condición. En este sentido, el sistema sostiene prácticas informales que desacreditan las normas institucionales y acrecientan el poder coyuntural de quien gestiona. Esto perjudica al sistema en general, y en particular a las normas que sí funcionan. Como dirían Lauth (2000) y Helmke y Levitsky (2004) se visualiza un funcionamiento ineficaz de las instituciones formales y las instituciones informales son quienes organizan el comportamiento colectivo.
En correspondencia a este problema, los participantes plantearon la generalidad de la trasgresión normativa. Según ellos, las normas se transgreden constantemente y de manera generalizada en todos los ámbitos de la sociedad. Estos datos están en concordancia con las encuestas a nivel nacional del Latinobarómetro (1996-2010); y se relacionan con estudios locales previos que indican una disfuncionalidad institucional y una integración deficitaria del sistema social (Beramendi et al., 2012; Muratori et al., 2013).
La creencia de la transgresión como una práctica generalizada funciona como una manera de justificar el propio incumplimiento y ayuda a tolerar el incumplimiento ajeno. Sin embargo, la sumatoria de las diversas razones del incumplimiento (i.e., la corrupción, la falta de ejemplo por parte de la autoridad en el cumplimiento de la norma, la injusticia del sistema legal, la falta de recompensa y castigo para quien hace bien las cosas y para quien no lo hace, entre otras) configura un sistema inmutable e impermeable a los cambios. Por esta razón, los participantes no visualizan que pueden confrontar mediante los caminos formales si una institución o una persona incumplen lo pautado, sino que actúan transgrediendo otra norma que los beneficia a ellos pero que no resuelve el problema principal. Esta forma de comportarse se asemeja a lo que Wright (2001) denominó acciones no normativas individuales. Estas acciones se realizan cuando la gente cree que el sistema es injusto, que las desigualdades sociales son profundas, y que el sistema no es permeable al cambio.
Los participantes de los grupos focales opinan que es difícil vislumbrar el cambio social por varias razones: (a) se genera un círculo vicioso donde las personas no pueden marcar cambios con sus conductas debido a una estructura social que los condiciona; (b) apelan al surgimiento de una persona que salve al país mediante la imposición de un modelo; (c) creen en formatos de discusión que se relacionarían más con un modelo democrático directo, que con uno representativo en el cual las personas se comprometen menos política y socialmente (Bobbio, 2004), y concretamente no visualizan que sea viable; y (d) piensan que la educación podría cambiar el sistema social, ya que implicaría un reordenamiento general de éste pero lo manifiestan de manera abstracta, casi utópica. Los estudiantes no perciben que los cambios sociales puedan devenir de un proceso de cambio colectivo sino individual.
Lo que se desprende de los diversos puntos y que remarcaron los estudiantes de los grupos focales, es la desconfianza en el funcionamiento del sistema normativo pues se maneja mediante políticas corruptas, a través de instituciones ineficaces, y con normas contradictorias; mayoritariamente creen que el sistema está pensado para la conveniencia de unos pocos, de los políticos y de ciudadanos con poder, y que excluye las realidades de la mayoría de los argentinos. Básicamente, caracterizan al sistema como injusto.
A partir de estos hallazgos, se infiere que hay un debilitamiento de la legitimidad de las instituciones y de las autoridades (Murphy & Tyler, 2008; Tyler, 2001, 2006) pues la percepción de corrupción (Rose-Ackerman, 2001; Seligson, 2002), la baja confianza institucional (Baker, 2008; González de la Vega et al., 2010) y la percepción de que el proceso de regulación institucional no es justo (Napier & Tyler, 2008) sostienen dicha creencia.
Esto promueve que los participantes de este estudio perciban que las autoridades, las normas y el sistema en general son autoritarias y que las personas construyan sus propias normas bajo una moral individual donde las normas prescriptivas personas pasan a cobrar un rol primordial. Como plantean Sacconi y Faillo (2010) en los contextos donde la transgresión es alta, la motivación endógena para el cumplimiento normativo pasa a ser un factor relevante. Para los participantes el respeto de la norma es válido cuando concuerdan con sus valores o creencias, cuando les conviene, o cuando depende de la evaluación que hacen a partir del contexto y de la situación. Este relativismo se ve reforzado por la falta de control y de sanción institucional o social, pues creen que sus actos, salvo que estén afectando a alguien en concreto, no perjudican al sistema sino que es una forma de actuar, que no debería ser así, pero es la manera en la cual funciona el sistema actual.
Los estudiantes dan respuestas cínicas, que remarcan sentimientos de desmoralización, en relación a cómo se debe enfrentar este escenario, asumiendo la gran mayoría que el cambio devendrá a partir de cambios estructurales o sociales, pero prevalece, sin embargo la desconfianza de que ellos sucedan. Al mismo tiempo, aseguran que la forma de conducirse en el sistema institucional argentino es mediante un camino individual, con un sistema propio de normas que contempla la transgresión y que, al mismo tiempo procura no perjudicar a alguien concretamente.
De esta manera, para abordar la temática normativa no alcanza con el estudio de las actitudes individuales hacia las normas, las autoridades y las instituciones, pues los efectos de la legitimidad en relación a la estabilidad social es la resultante de un proceso colectivo que involucra a los otros. Los resultados dan cuenta de una norma situada en una cultura, en la que la transgresión es una pauta de comportamiento socialmente aceptada, producto de una determinada percepción del sistema normativo. En este marco, se abre una oportunidad para replantear cuáles son las creencias sociales compartidas sobre el sistema argentino y cómo esto repercute en la calidad de vida y bienestar de cada ciudadano.
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Para citar este artículo:
Beramendi, M., & Zubieta, E. (2015). Un estudio exploratorio sobre la relación entre la legitimidad institucional y la trasngresión normativa en Argentina. Ciencias Psicológicas 9(1): 15 - 26