La pandemia actual de la COVID-19 ha provocado múltiples efectos en la salud física y mental de la población mundial. Para contener su propagación, la mayoría de los gobiernos han impulsado acciones destinadas a limitar la movilidad de las personas para evitar los espacios de contacto físico, lo cual ha afectado el desarrollo de las actividades económicas (Conejo, Chaverri-Chaves & León-González, 2020). Sin embargo, la experiencia de la situación de confinamiento ha conllevado diferentes consecuencias en la salud mental de la población, relacionadas principalmente con trastornos de ansiedad y estrés (Conejo et al., 2020). Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca la importancia de incluir a las disciplinas de las ciencias sociales para ampliar la comprensión respecto de por qué las personas tienen ciertas prácticas de prevención y respuesta para algunas enfermedades y no para otras, a pesar de la información que se difunde con respecto a los beneficios o peligros de su conducta (Torres-López, Núñez-Sandoval & De la Cruz-Villarreal, 2017).
A partir de la revisión de los antecedentes, se identifican estudios sobre la COVID-19 centrados en actitudes, creencias y conocimientos, desde los cuales se destaca el efecto en la salud mental de la población, relacionado con la ruptura del sentido cotidiano que ha implicado altos grados de incertidumbre, miedo y angustia en las personas (Johnson, Saletti-Cuesta & Tumas, 2020). Si bien se identifica una marcada presencia de aspectos emocionales como la hipersensibilidad y la tristeza (Pérez, 2020), también se destacan aspectos valorativos como la sensación de responsabilidad y la gestión del cuidado, implicando también las relaciones intersubjetivas que emergen en el contexto de pandemia (Johnson et al., 2020).
Al considerar el contexto actual de pandemia, el estudio de las representaciones sociales es de gran relevancia para futuras intervenciones en situaciones de emergencia sanitaria, así como también para la comprensión de las estructuras de pensamiento que orientan el comportamiento en contextos de emergencia sanitaria. Las representaciones sociales son entendidas como estructuras de pensamiento que permiten la interpretación de un acontecimiento u objeto y orientan el sentido del comportamiento (Páez & Pérez, 2020). Por este motivo, la perspectiva de las representaciones sociales constituye el respaldo teórico del estudio, ya que permite indagar sobre la comprensión del mundo desde una perspectiva práctica, donde convergen conocimientos, comprensiones y explicaciones diversas, socialmente compartidas, que dan sentido al comportamiento de la población en el marco de la pandemia por la COVID-19.
Durante el contexto de pandemia se han observado marcadas dificultades relacionadas con las cogniciones y emociones que inciden en el comportamiento de las personas (Urzúa, Vera-Villarroel, Caqueo-Urízar & Polanco-Carrasco, 2020). Por este motivo, se considera importante realizar un estudio centrado en la comprensión de las estructuras de pensamiento, ya que la pandemia constituye un fenómeno en proceso que es necesario analizar desde las múltiples dimensiones de sus consecuencias, con el propósito de disponer de conocimiento científico que contribuya al desarrollo y fortalecimiento de comportamientos preventivos para situaciones de emergencia sanitaria.
Representaciones sociales
Las representaciones sociales (RS) se refieren al conocimiento social e históricamente construido en el cual se configura el significado sobre las cosas, las personas y sus acciones. En este sentido, permite a los científicos sociales aproximarse a las múltiples categorías que se crean en torno a diferentes aspectos sociales como la salud, la enfermedad y el cuidado (Carrasquilla, González, Camargo, Soto & Ramos, 2019). Son entendidas como construcciones simbólicas que se originan en la interacción social y se recrean a lo largo del tiempo (Marková, 2017). Las representaciones sociales pueden ser entendidas como un tipo de conocimiento específico que expresa cómo opera la vida cotidiana (Jodelet, 1986). Para entender la forma en que operan las representaciones que se configuran en torno a la pandemia de la COVID-19, y conceptualizar los procesos por los que se crean opiniones, actitudes, estereotipos y conductas, es necesario analizar las categorías temáticas que se comunican socialmente en el contexto actual (Rubira-García & Puebla-Martínez, 2018).
Las representaciones sociales se configuran mediante un conjunto de información, creencias, opiniones y actitudes asociadas a un objeto o situación específica, las que se estructuran como un todo organizado. Además, son sociales porque se configuran a través de un proceso colectivo, facilitando la comprensión de la realidad cotidiana (Caniuqueo et al., 2018). Desde la perspectiva del modelo estructural, se propone que las representaciones sociales se basan en la transformación de lo abstracto en experiencias concretas (Rateau & Lo Monaco, 2013). Si bien se reconoce que las representaciones sociales operan como una asociación, se identifican elementos que funcionan de forma independiente y complementaria a la vez, denominados núcleo central y elementos periféricos. El núcleo central es entendido como la cara interna de las representaciones y está conformado por varios elementos cognitivos, también llamados centrales, que desempeñarían diversas funciones de vital importancia para lo que será el fin y utilidad de las representaciones. Por un lado, otorga sentido, por lo que a partir del núcleo los otros elementos van tomando valor y una significación específica para los individuos de la colectividad. Asimismo, cumple la labor de organizar aquellos aspectos que dependen del núcleo central. Los elementos periféricos tienen una estrecha relación con los fines prácticos de las RS, funcionan como la guía operacional que tendrán los sujetos (Rateau & Lo Monaco, 2013).
En escenarios de crisis, las representaciones sociales constituyen procesos sociocognitivos que permiten ordenar y entender la realidad. Debido a que se constituyen a nivel grupal, permiten una imagen simplificada del fenómeno que se desea representar. Cada representación responde a una urgencia de situacionalidad, a la necesidad de vincularse con lo que sucede aquí y ahora. Emergen como una forma de controlar lo que es ajeno, con sobrecarga de datos, de imágenes, de creencias y de muchas contradicciones. Las representaciones sociales operan mediante soportes multimodales, palabras, símbolos, iconos, imágenes. Le otorgan un sentido a la situación actual de pandemia, configurado desde la repetición cotidiana que facilita la percepción de algo concreto y cercano. Surgen del mundo social, es decir, de una totalidad constituida por procesos culturales, económicos, políticos, etc., siendo una forma de relacionarse con el mundo. Las categorías no solo permiten la configuración de imágenes, sino también facilitan la forma de vincularnos con los otros (Vergara, 2008). En este caso, influyen en el desarrollo de nuestra vida cotidiana: las formas del trabajo, las relaciones familiares, el sentido del deber, el tiempo de ocio, la actividad sexual, la actividad deportiva, etc. Para reconocerlas y describirlas es necesario desnaturalizar la vida social, tomar distancia y tratar de reconocer como procesos objetivos fenómenos en los que también estamos involucrados (Höijer, 2011).
Psicología de la salud y pandemia
La psicología de la salud es una disciplina que puede dar respuesta a las situaciones de pandemia, ya que entre sus objetivos se encuentran los de la promoción y el mantenimiento de la salud; además de la prevención y el tratamiento de la enfermedad a través de la modificación de hábitos. Desde esta disciplina, la construcción de conocimiento científico ha permitido la elaboración de modelos explicativos que incorporan una mirada interdisciplinaria, considerando el contexto cultural y sanitario en el cual se presenta la enfermedad. De esta manera, se ha asumido un rol importante en la planificación de acciones preventivas de la salud, destacando que éstas tienen que considerar los valores sociales y los significados del grupo social afectado (Torres-López et al., 2017).
Respecto del fenómeno de la pandemia, desde la OMS (s.f.) se plantea como una expansión global de una nueva enfermedad, en un escenario donde la mayoría de la población carece de inmunidad. El SARS-CoV-2 es un nuevo virus que se propagó a nivel mundial, provocando la pandemia por la COVID-19, desde la cual han surgido paulatinamente nuevos conocimientos y múltiples estudios que se encuentran en desarrollo. A partir de la revisión de antecedentes empíricos, estudios sobre pandemia se observan en el contexto de la emergencia sanitaria asociado a la influenza H1N1. Un estudio realizado desde el enfoque de las representaciones sociales mostró que las creencias de la influenza tipo A, en su mayoría, fueron en torno a las formas de contagio y a las acciones preventivas. Además, se identificaron teorías de complot, entendidas como rumores que emergen cuando existen eventos que producen una experiencia de tensión social. Se refiere a una información especulativa no confirmada, que condiciona el comportamiento de los individuos (Guzmán, Guzmán & Guzmán, 2011). Otro estudio realizado con estudiantes y docentes mexicanos mostró que las representaciones sociales sobre la influenza H1N1 que favorecen las prácticas de prevención se basan en la percepción de los síntomas, los mecanismos de transmisión y la atención de los cuidados sugeridos. Además, se identificó que las representaciones sociales que pueden obstaculizar las prácticas preventivas se asocian a una percepción de incredulidad respecto de las autoridades e incertidumbre sobre la información que se transmite (Torres-López, Matsui & Aranda, 2012).
Por otro lado, se identifica un estudio centrado en analizar las representaciones sociales de la influenza humana en adolescentes mexicanos, considerando el periodo durante la epidemia del 2009 y durante el brote del 2016. Los resultados mostraron que las representaciones sociales sobre la influenza en el 2009 se correspondían con una estructura de pensamiento en proceso de construcción, con aspectos contradictorios respecto de su origen, ya que se describe tanto una percepción de peligro como una percepción de engaño sobre la pandemia. Para el caso del 2016, es posible inferir una resignificación de las representaciones sociales, ya que se centraron en temas asociados a los síntomas y consecuencias (Torres-López et al., 2017). Un estudio sobre conocimientos, actitudes y prácticas sobre la influenza H1N1, en la población de zona urbana y rural en China, evidenció que el conocimiento sobre la enfermedad fue confuso. Además, se observó que las actitudes y prácticas positivas para su prevención solo fueron reportadas por mujeres con alto nivel educativo, lo cual está asociado a una alta percepción al riesgo de contagio (Lin et al., 2011).
A partir de los antecedentes revisados, el objetivo de este estudio es comprender las representaciones sociales sobre la pandemia por la COVID-19 en estudiantes chilenos de educación superior.
Método
Diseño de investigación
La investigación se realizó desde la metodología cualitativa, ya que se orientó al análisis de la perspectiva subjetiva y la forma en que se percibe la realidad. Desde esta perspectiva, se busca una comprensión significativa de los fenómenos (Rodríguez, Gil & García, 1999).
Participantes
Los participantes fueron un total de 92 estudiantes de educación superior, procedentes de 15 instituciones educativas chilenas. Un 75 % fueron mujeres (n = 69) y 25 % fueron hombres (n = 23). La edad de los participantes varió de 19 a 65 años, con una edad promedio de 28.3 años (DE = 8.4). En relación con los programas de estudio, el 51 % de los participantes cursaba una carrera del área de las ciencias sociales, un 36 % del área de las ciencias biológicas y veterinarias, un 11 % del área de la ingeniería, y un 2 % del área de la arquitectura, construcción y diseño. Respecto del proceso formativo, los participantes cursaban el quinto (38 %), cuarto (24 %), tercero (14 %), segundo (15 %) y primer año (9 %). Los participantes fueron seleccionados mediante muestreo no probabilístico de tipo incidental. Como criterios de inclusión se consideraron: (a) ser alumno regular, y (b) cursar entre primer y quinto años del programa de estudio.
Instrumento
Cuestionario de representaciones sociales: se aplicó para indagar las representaciones sociales sobre la pandemia por la COVID-19. Para ello, se utilizaron tres palabras estímulo: a) COVID-19, b) cuarentena, y c) distanciamiento social. Las respuestas se guiaron mediante la instrucción que indica la anotación de 3 palabras relacionadas con las palabras estímulo. Luego, se enumeran las palabras en orden de importancia del 1 al 3. Al respecto, el número 3 se consideró como la mayor jerarquía para la palabra definidora y el número 1 la de menor jerarquía.
Análisis de los datos
Las representaciones sociales fueron analizadas mediante análisis de redes semánticas naturales, ya que permiten indagar los significados compartidos sobre un objeto específico (Hinojosa, 2008). El análisis implicó el cálculo de los siguientes indicadores: (a) valor M, entendido como un indicador del peso semántico de cada palabra definidora, el cual se calcula multiplicando la frecuencia de aparición con la jerarquía definida; (b) conjunto SAM, entendido como el núcleo central de la red semántica, el cual se conforma por las 10 o 15 palabras definidoras que obtienen el valor M más alto; y (c) valor FMG, entendido como la distancia semántica entre las diferentes palabras definidoras, el cual se calcula mediante una regla de tres que considera la palabra definidora con el valor M más alto, la que representa el 100 % (Castañeda, 2016).
Procedimiento
El proceso de recolección de los datos se realizó mediante formato en línea, utilizando la aplicación Google Forms (Formularios de Google). El estudio consideró los principios éticos establecidos para la investigación con seres humanos (Acevedo, 2002). La recolección de los datos implicó la aceptación voluntaria de la participación en la investigación, además de la confidencialidad de la información. Se consideraron los criterios éticos de la Asociación Americana de Psicología (APA).
Resultados
Análisis descriptivo
En la tabla 1, se observa que las palabras definidoras sobre la COVID-19 con mayor peso semántico corresponden a: pandemia (M = 61), enfermedad (M = 59), angustia (M = 46), muerte (M = 42), virus (M = 33) y contagio (M = 31). Estas palabras constituyen el grupo más importante del núcleo central de la red semántica sobre la COVID-19. Por otro lado, las palabras definidoras con menor peso semántico fueron: familia (M = 19), incertidumbre (M = 19) y prevención (M = 26).
En la tabla 2, se observa que las palabras definidoras sobre cuarentena con mayor peso semántico corresponden a: encierro (M = 194), ansiedad (M = 101), responsabilidad (M = 48) y cuidado (M = 43). Estas palabras constituyen el grupo más importante del núcleo central de la red semántica sobre cuarentena. Por otro lado, las palabras definidoras con menor peso semántico fueron: aprovisionar (M = 7), bienestar (M = 8), descansar (M = 10) y estancamiento (M = 10).
En la tabla 3, se observa que las palabras definidoras sobre distanciamiento social con mayor peso semántico corresponden a: aislamiento (M = 118), responsabilidad (M = 60), cuidado (M = 51) y prevención (M = 47). Estas palabras constituyen el grupo más importante del núcleo central de la red semántica sobre distanciamiento social. Por otro lado, las palabras definidoras con menor peso semántico fueron: contagio (M = 7), tristeza (M = 11), seguridad (M = 12) y espacio (M = 15).
Análisis de redes semánticas
En la figura 1, se observa que las palabras definidoras sobre la COVID-19 se estructuran a través de categorías temáticas relacionadas principalmente con aspectos biológicos, emocionales y valorativos. En relación con el núcleo de la representación, se constituye principalmente a través de la percepción sobre aspectos implicados en la infección por la COVID-19 (enfermedad, pandemia, virus, muerte, contagio), lo que también incluye reacciones emocionales, como angustia y miedo. Por otro lado, se identifica que los elementos periféricos se estructuran a partir de categorías temáticas con implicancias emocionales relacionadas con la incertidumbre, e implicancias valorativas asociadas al cuidado, confinamiento, prevención y familia.
En la figura 2, se observa que las palabras definidoras sobre cuarentena se estructuran a través de categorías temáticas relacionadas principalmente con aspectos emocionales y valorativos. En relación con el núcleo de la representación, se constituye principalmente a través de elementos con implicancias emocionales, como encierro y ansiedad, incluyendo también elementos con implicancias valorativas, como responsabilidad, cuidado y familia. Por otro lado, se identifica que los elementos periféricos se estructuran a partir de categorías temáticas con implicancias emocionales, como soledad y estancamiento; además de implicancias emocionales relacionadas con descansar, bienestar y aprovisionar.
En la figura 3, se observa que las palabras definidoras sobre el distanciamiento social se estructuran a través de categorías temáticas relacionadas con aspectos emocionales y valorativos. Respecto del núcleo de la representación, se constituye principalmente a través de elementos con implicancias emocionales, como aislamiento, soledad y angustia. Además, incluyen aspectos valorativos, como responsabilidad, cuidado, prevención, necesario y familia. Por otro lado, se identifica que los elementos periféricos se estructuran a partir de categorías temáticas con implicancias emocionales, como tristeza, irresponsabilidad y contagio; además de aspectos con implicancias valorativas, como relaciones, espacio y seguridad.
Discusión y conclusiones
El objetivo de la investigación es comprender las representaciones sociales sobre la pandemia por la COVID-19 en estudiantes chilenos de educación superior. A partir de los hallazgos, se observa que las representaciones sociales sobre la COVID-19 se dividen en categorías temáticas biológicas, emocionales y valorativas. Se infiere el predominio de los aspectos biológicos en el núcleo de la representación, incluyendo también aspectos emocionales, como angustia y miedo. Los elementos periféricos se asocian con aspectos con implicancias emocionales, como la incertidumbre; además de aspectos valorativos, como cuidado y familia. De esta manera, se infiere que los estudiantes estructuran un pensamiento sanitario sobre la COVID-19, ya que predomina una percepción centrada en la categoría de enfermedad. Estos hallazgos coinciden con los resultados de las investigaciones realizadas en el contexto de la pandemia de la influenza H1N1, ya que las creencias de los participantes se basaron en las formas de contagio y las acciones preventivas (Guzmán et al., 2011).
No obstante, los pensamientos sobre la COVID-19 también incluyen reacciones emocionales relevantes, lo que coincide con los hallazgos de los trabajos de Johnson et al. (2020), Roy et al. (2020) y Torres-López et al. (2012), ya que se infiere un efecto en la salud mental que se manifiesta en expresiones de angustia, miedo, preocupación e incertidumbre. Al respecto, se plantea que estas expresiones constituyen respuestas negativas que pueden perjudicar en mayor medida la salud mental de la población. Sin embargo, estos hallazgos difieren de los resultados del estudio de Pérez (2020), desde el cual se reportó una baja frecuencia de respuestas de estrés y miedo, lo que se asoció a la percepción de confianza sobre la forma en que las instituciones públicas controlan la pandemia. Por lo tanto, en la medida en que la población perciba un manejo adecuado de la pandemia, se puede observar una menor tendencia hacia el desarrollo de respuestas negativas que perjudiquen la salud mental.
En cuanto a las redes semánticas de las palabras estímulo cuarentena y distanciamiento social, se observan coincidencias en las categorías temáticas, las que se relacionan con aspectos emocionales y valorativos. Al respecto, se infiere que los estudiantes estructuran un pensamiento que valora los aspectos preventivos frente a la cuarentena, destacando la responsabilidad en los cuidados que deben asumir en la etapa de pandemia, considerando las consecuencias que pueden afectar el bienestar tanto personal como familiar. Estos hallazgos difieren de los resultados de los trabajos de Guzmán et al. (2011) y Torres-López et al. (2012), donde se observaron obstáculos en la estructuración de las prácticas preventivas, provocados por información especulativa no confirmada, percepción de incredulidad respecto de las autoridades e incertidumbre sobre la información que se transmite. Por lo tanto, la gestión de la información sobre la pandemia constituye una función fundamental para la configuración de sentido de los comportamientos preventivos.
Por otro lado, también se observan reacciones emocionales, como angustia, ansiedad, soledad y tristeza, que pueden estar vinculadas a la sensación de encierro que se experimenta frente a las medidas de control. Al respecto, los resultados del trabajo de Johnson et al. (2020) evidencian que estas reacciones emocionales se expresan cuando se percibe una menor comodidad en los hogares en el contexto de medidas sanitarias como la cuarentena y el distanciamiento social. Por lo tanto, si bien se observa una percepción coherente con el sentido de las medidas sanitarias que es necesario implementar, la percepción de las características materiales en las que se asumen estas medidas puede afectar negativamente la salud mental.
A partir de los hallazgos, se concluye que las estructuras de pensamiento de los estudiantes sobre la situación actual de pandemia implican una experiencia valorativa y emocional que influye en la salud mental. Al respecto, se observa que las representaciones sociales, entendidas como un proceso sociocognitivo, constituyen construcciones simbólicas que facilitan la configuración de sentido de las estrategias preventivas sobre la base de la responsabilidad y el cuidado. No obstante, se identifican aspectos relacionados con la emergencia de emociones que pueden incrementar los efectos negativos sobre la salud mental si no son intervenidas oportunamente. Además, se infiere que la percepción de las condiciones de los hogares en los que se vive el confinamiento y la forma en que se controla la pandemia a nivel institucional, también inciden en el estado emocional de las personas. Desde la perspectiva de la psicología de la salud, es posible proponer como respuesta a las situaciones de pandemia, la promoción de intervenciones centradas en redes de apoyo que promuevan acciones de regulación emocional, con el propósito de facilitar la adaptación y afrontamiento a los contextos de pandemia. También, es importante la incorporación de soportes tecnológicos que faciliten la gestión de la información sobre el control de la pandemia. Esto permitirá apoyar la salud mental de las personas mediante la planificación de acciones preventivas.
Actualmente, analizar las representaciones sociales sobre la pandemia de la COVID-19 permite reconocer las estructuras de pensamiento sobre la situación actual de pandemia, observando la expresión de reacciones y valoraciones que podrían influir en el comportamiento y la salud mental de las personas. Esta investigación constituye un aporte para futuras investigaciones sobre pandemias o situaciones similares, ya que aporta evidencia sobre el sistema de categorías que influye en el comportamiento de estudiantes chilenos de educación superior. Una limitación se refiere a que los datos fueron recolectados utilizando solo la técnica de asociación libre. Es importante que futuras investigaciones incluyan otros tipos de instrumentos que permitan complementar los datos observados. Otra limitación se refiere a que la muestra se centró en estudiantes que cursan estudios superiores. Para futuras investigaciones, es relevante que se considere una muestra más heterogénea, lo que aportará conocimiento para la construcción de estrategias con orientaciones comunitarias.