A lo largo del tiempo los relevamientos epidemiológicos dirigidos a evaluar la salud mental de diferentes poblaciones se han enfocado en medidas diagnósticas específicas basadas en los diferentes manuales de diagnóstico. Con la intención de hacer relevamientos basados en la gravedad de los casos más que en el diagnóstico de estos, se han desarrollado escalas que miden diferentes dimensiones de malestar psicológico no específico (Kessler et al., 2002). Este malestar psicológico no específico hace referencia a síntomas de ansiedad y depresión que no componen un trastorno mental en sí mismos (Brenlla & Aranguren, 2010), aunque se conoce que una gran mayoría de sujetos con diversos trastornos mentales puntúan alto en esa dimensión central de malestar no específico (Kessler et al., 2002).
En el contexto argentino, en el 2019, alrededor de un 22.8 % de los encuestados por el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA, 2020) presentaron malestar psicológico no específico relacionado a inquietud, agitación, desesperanza, tristeza, cansancio y nerviosismo. Otro estudio con los mismos datos ha identificado que aquellos sujetos que más actividad física realizan son los que menor malestar psicológico reportan. Además, esta relación se intensifica a medida que aumenta la edad (González Insua et al., 2020). En la literatura, la gran mayoría de las investigaciones sobre ejercicio físico o deporte se enfocan en analizar los beneficios que este trae (Ströhle, 2009), o bien cómo su frecuencia se relaciona con el malestar psicológico (González Insua, 2019; González Insua et al., 2020). Por otro lado, otros estudios sobre los problemas de salud mental en los deportistas se han centrado en fenómenos específicos del deporte, como las lesiones, el retiro o el rendimiento, o bien en la prevalencia de estos en diferentes contextos (Walton et al., 2020).
Una revisión sistemática sobre la prevalencia de malestar psicológico en deportistas retirados sostiene que estos experimentan niveles de malestar similares a los de la población general, aunque, aquellos que lo padecen no suelen buscar tratamiento (Mannes et al., 2019). Estudios de prevalencia han encontrado que en Estados Unidos un 20 % de los atletas universitarios experimenta malestar psicológico en términos de síntomas de ansiedad y depresión (Sullivan et al., 2019). Por otro lado, en Australia se halló que al menos un 46 % de los atletas de elite experimentan algún síntoma relacionado con depresión, trastornos de la conducta alimentaria, malestar psicológico general, ansiedad social, ansiedad generalizada o ataques de pánico (Gulliver et al., 2015). Otra revisión sistemática y metanálisis halló que la experiencia de afectos negativos posteriores a una lesión y la forma en la que se interprete la situación de estar lesionado pueden afectar las posibilidades en las que el deportista vuelva a competir (Ivarsson et al., 2017). Hallazgos en jugadores de baloncesto jóvenes de Alicante (España) también sostienen la relación entre la ansiedad, factores psicológicos (como la autoestima y la motivación) y la realización de actividad física, afirmando una relación negativa entre la ansiedad y la autoestima (Mora et al., 2014).
Si bien muchos autores han estudiado el malestar psicológico en relación con diferentes variables en el contexto deportivo como el capital psicológico (Kim et al., 2020), la inteligencia emocional (Trigueros et al., 2019), la práctica deportiva (Hernández-Pérez, 2021), el clima emocional (Castillo et al., 2011; García-Naveira et al., 2017) o el rendimiento (Campos et al., 2017), no se ha analizado la relación de este con los diferentes aspectos cognitivos que, se conoce, están relacionados con el rendimiento deportivo.
Existen instrumentos que han sido diseñados para medir algunos de estos aspectos cognitivos que están relacionados con el rendimiento deportivo como el Psychological Skills Inventory for Sports (PSIS; Mahoney et al., 1987) y su posterior versión amplificada y adaptada al castellano, el cuestionario Características Psicológicas relacionadas con el Rendimiento Deportivo (CPRD; Gimeno et al., 2001). El PSIS se elaboró con el fin de medir la concentración, confianza, motivación, control de la ansiedad y preparación mental. Estas habilidades fueron pensadas por los autores como estrategias cognitivas de afrontamiento que pueden ser usadas tanto por atletas profesionales como no profesionales (Chartrand et al., 1992). La posterior versión en castellano, desarrollada por Gimeno et al. (2001), evalúa cinco factores: control del estrés, influencia de la evaluación en el rendimiento, motivación, habilidad mental y cohesión de equipo. El control del estrés refiere a cómo el deportista responde a las demandas del entrenamiento y la competencia y a las situaciones específicas que son potencialmente estresantes y pueden generar estrés que requiere ser controlado. La influencia de la evaluación del rendimiento implica las respuestas ante situaciones en las que este evalúa su propio rendimiento o se plantea que está siendo evaluado por otro significativo. La motivación abarca el interés por el entrenamiento y superación, establecimiento de metas, importancia del deporte en relación con otros aspectos de la vida y la relación costo-beneficio que para el sujeto tiene su actividad deportiva. Por su parte, la habilidad mental incluye habilidades psicológicas que pueden favorecer el rendimiento como el establecimiento de objetivos, análisis del propio rendimiento, ensayo conductual en la imaginación y autorregulación cognitiva. Por último, la cohesión de equipo comprende la forma en la que el deportista se integra en un equipo o grupo deportivo explorando cómo se relaciona con el grupo de trabajo, su satisfacción con los mismos y la importancia otorgada al “espíritu de equipo”.
Un estudio con deportistas mexicanos encontró que los hombres presentan puntuaciones levemente más altas en las dimensiones de control de estrés, motivación y habilidad mental que las mujeres, mientras que en la influencia de la evaluación en el rendimiento y la cohesión de equipo las puntuaciones son muy similares. Este mismo trabajo identificó que aquellos deportistas que practicaban un deporte individual puntuaron más bajo en las dimensiones de control de estrés y cohesión de equipo (Andrade-Sánchez et al., 2015). Por otro lado, una investigación en jugadores de baloncesto españoles encontró que los hombres presentaron mayores niveles de control de estrés, habilidad mental y cohesión de equipo que las mujeres. Las puntuaciones de las dimensiones de motivación e influencia de la evaluación del rendimiento no presentaron diferencias significativas entre ambos sexos (Poirier, 2019). Otra investigación realizada en futbolistas españoles jóvenes encontró que los hombres presentan mayores niveles de control de estrés e influencia de la evaluación en el rendimiento, mientras que las mujeres puntúan más alto en cohesión de equipo (Olmedilla et al., 2021a). Las diferencias también se encuentran en función del nivel de competencia de los deportistas, por ejemplo, otro trabajo en España identificó que mujeres futbolistas profesionales puntuaron más alto en motivación, pero las amateurs las superaron en control de estrés e influencia de la evaluación en el rendimiento (Ruiz-Esteban et al., 2020). También se ha encontrado que jóvenes futbolistas presentan valores diferentes en estas dimensiones y en la autopercepción del desempeño en relación con la apreciación del entrenador que los futbolistas más grandes. Esto podría deberse a que la falta de experiencia competitiva o los elementos psicológicos característicos de la adolescencia conlleven a los más jóvenes a conformar una autoevaluación poco realista en comparación con la de otro con más experiencia (Olmedilla et al., 2019a). Por el contrario, estas diferencias no se encuentran si se comparan triatletas o para-triatletas, evidenciando que las características psicológicas asociadas al rendimiento no varían en relación a la presencia o no de discapacidad (Gómez-Marcos & Sánchez-Sánchez, 2019).
El análisis y medición de estas características psicológicas asociadas al rendimiento deportivo permite evaluar la efectividad de intervenciones diseñadas para brindar más herramientas a los competidores, como se ha hecho en España, donde se realizó una intervención para mejorar el control del estrés y la influencia de la evaluación en el rendimiento a través de diferentes técnicas de relajación en boxeadores juveniles. Estas intervenciones tuvieron efectos positivos en ambas dimensiones, aumentando la puntuación de la gran mayoría de los boxeadores (Olmedilla et al., 2021b). Esto se ha llevado a cabo también en una muestra de jugadores de fútbol en España, realizando una intervención basada en la terapia cognitivo conductual para mejorar el control del estrés, logrando un aumento significativo en las puntuaciones de las dimensiones habilidad mental e influencia de la evaluación en el rendimiento. La dimensión de control de estrés mostró un aumento, pero no fue significativo con respecto a las puntaciones previas a la intervención (Olmedilla et al., 2019b).
En función de las puntuaciones obtenidas por los sujetos en el CPRD se pueden establecer 7 perfiles de riesgo diferentes que identifican sujetos que pueden estar próximos a abandonar la práctica deportiva y que, por tanto, necesitarían una intervención psicológica para evitarlo (Gimeno et al., 2001). Los autores indican que el perfil de mayor riesgo es el número uno, y el de menor riesgo el número siete. En la tabla 1 se pueden observar los criterios establecidos para cada uno de los perfiles.
En síntesis, se conoce que el malestar está presente en los deportistas, pero no se han identificado investigaciones que analicen su relación con diferentes aspectos psicológicos que se asocian al rendimiento deportivo. Por tanto, surge la siguiente pregunta que guiará esta investigación: ¿existe relación entre el malestar psicológico y el rendimiento de los deportistas? De esta manera, el presente estudio se propuso como objetivo general estudiar la relación entre el malestar psicológico, entendido como síntomas de ansiedad y depresión, y las cinco características psicológicas asociadas al rendimiento deportivo que propone el CPRD (control de estrés, influencia de la evaluación en el rendimiento, motivación, habilidad mental y cohesión de equipo), en una muestra de deportistas jóvenes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Como objetivos específicos se buscó describir los niveles de malestar psicológico y las características psicológicas asociadas al rendimiento deportivo en dicho contexto, explorar diferencias en función del sexo y del deporte que practican y, además, establecer perfiles de riesgo de abandono de la práctica deportiva en base a los resultados de las mediciones del CPRD.
Materiales y Método
Participantes
En este estudio participaron 103 deportistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Argentina) que practicaban su respectivo deporte al menos 3 veces por semana y estaban involucrados en competiciones no federativas. Un 48.5 % fueron hombres y el 51.5 % mujeres. La media de edad de la muestra fue de 20.05 (DE= 1.41; Mínimo = 18; Máximo = 22). Asimismo, un 42.6 % de los participantes practican un deporte individual (tenis y natación), mientras que el 57.4 % lo hace de forma grupal (fútbol y hockey).
Instrumentos
Para evaluar el nivel de malestar psicológico se utilizó la Escala de Malestar Psicológico de Kessler, K-10 adaptada a Argentina (Brenlla & Aranguren, 2010). Los participantes deben responder cómo se sintieron en las últimas cuatro semanas con respecto a síntomas de ansiedad y depresión. Las opciones de respuesta son: nunca, pocas veces, a veces, muchas veces y siempre, siendo el valor de la respuesta de 1 a 5 respectivamente. Las puntuaciones de esta escala ofrecen un puntaje total de malestar psicológico que oscila entre 10 y 50 puntos, y un puntaje de corte de 24 puntos que indica qué sujetos padecen de malestar psicológico (α = .81).
Para evaluar las características psicológicas asociadas al rendimiento deportivo se utilizó el cuestionario de las Características Psicológicas relacionadas con el Rendimiento Deportivo (CPRD; Gimeno et al., 2001). Posee un continuo de respuesta de 1 a 5: nunca, pocas veces, a veces, muchas veces, siempre. Este cuestionario tiene una estructura factorial de la que se desprenden cinco factores y contiene 55 ítems. Esos cinco factores son: control del estrés (20 ítems, α = .86), influencia de la evaluación del rendimiento (12 ítems, α = .75), motivación (8 ítems, α = .71) y cohesión de equipo (6 ítems, α = .62). Por presentar baja confiabilidad interna se decidió no utilizar la dimensión de habilidad mental (9 ítems, α = .22).
Procedimiento
El diseño de la investigación fue transversal, retrospectivo, expost-facto con un solo grupo y múltiples medidas (Montero & León, 2007). El procedimiento de la recolección de datos se realizó a través de un cuestionario online en Google Forms, durante el segundo semestre del año 2019, siendo la participación de los sujetos voluntaria, pudiendo omitir, no informar o culminar la encuesta si lo creían necesario. Antes de comenzar la encuesta los participantes debieron firmar un consentimiento informado que cumplió con los lineamientos del comportamiento ético para las Ciencias Sociales y Humanas en Argentina (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Res. D N° 2857/06).
Análisis de datos
Se efectuaron análisis descriptivos para los niveles de malestar psicológico y la motivación de los participantes, reportándose porcentajes y medias según sea el caso. Para comparar dichas variables en función del sexo, se utilizó el estadístico t de Student. Con el objetivo de analizar la relación entre el malestar psicológico y las características psicológicas asociadas al rendimiento deportivo se utilizó la prueba r de Pearson. Se trabajó con el paquete estadístico SPSS v. 25 y para calcular el tamaño del efecto, se utilizó el paquete estadístico G*Power v. 3.1.9.2 (Cárdenas-Castro & Arancibia Martini, 2014; Faul et al., 2009).
Resultados
En primer lugar, del total de la muestra, un 22.3 % de los participantes reportó la presencia de malestar psicológico significativo (Puntaje de corte = 24). Asimismo, el puntaje total de malestar psicológico presentó una media total de 19.33 (DE = 6). Las medias y desvíos del puntaje total de las características psicológicas relacionadas con el rendimiento deportivo se pueden ver en la tabla 2.
Los hombres presentaron puntajes más altos que las mujeres en cuanto al control del estrés (t(100.956) = 5.154; p< .001; d= 1.01) y en cuanto a la influencia de la evaluación en el rendimiento (t(100.980) = 3.63; p< .001; d= .71). El tamaño del efecto de las diferencias halladas en el control del estrés en función del sexo fue grande y, con respecto a la influencia de la evaluación en el rendimiento, medio-grande. Por otro lado, los sujetos que practicaban deporte grupal presentaron mayores puntajes en cuanto al control de estrés (t(81.42) = -2.98; p= .004; d= .62) y en la cohesión de equipo (t(75.91) = -2.59; p= .011; d= .53). El tamaño del efecto hallado en ambos casos fue medio-grande. Los puntajes totales de cada dimensión en función del sexo y el tipo de deporte que practican se pueden observar en la tabla 3.
A su vez, se consideraron los puntajes totales directos del cuestionario CPRD para cada dimensión y se clasificó a los sujetos en diferentes perfiles de riesgo en función de los parámetros de Gimeno et al. (2001). Los perfiles de riesgo conformados están presentados en la tabla 4. Aquellos sujetos que cumplían las condiciones para dos perfiles de riesgo diferentes solo fueron contabilizados en el perfil con mayor riesgo de abandono de la práctica deportiva y se halló que 4 sujetos (3.88 %) se ubican en el P1; 7 (6.79 %) en el P2; 4 (3.88 %) en el P3; 2 (1.94 %) en el P4; 14 (13.59 %) en el P6; y 23 (22.33 %) en el P7.
Nota: El perfil de riesgo P5 no fue tenido en cuenta dado que la dimensión de habilidad mental fue descartada.
Por último, respondiendo al objetivo general del trabajo, se exploró la relación entre el puntaje total de malestar psicológico y el puntaje de las características psicológicas asociadas al rendimiento, encontrando una relación negativa con el control de estrés (r= -.388; p< .001; n= 103) y con la influencia de la evaluación en el rendimiento (r= -.248; p= .012; n= 103). El malestar psicológico no presentó una relación significativa con la motivación (r= -.177; p= .073; n= 103) ni con la cohesión de equipo (r= -.027; p= .790; n= 103).
Por otro lado, al clasificar a los sujetos en aquellos que sufren malestar psicológico y aquellos que no en función del puntaje de corte de la escala, se encontraron diferencias significativas en el control de estrés (t(37.10) = 3.63; p= .001; d= .84), en la influencia de la evaluación en el rendimiento (t(35.73) = 2.36; p= .024; d= .55) y, también, en la motivación (t(31,47) = 2.38; p= .01; d= .59). En los tres casos el tamaño del efecto de las diferencias halladas fue medio-grande. Las medias y desvíos de cada característica psicológica asociada al rendimiento deportivo en función de la presencia o ausencia de malestar psicológico pueden observarse en la tabla 5.
Discusión
El objetivo general de este estudio fue explorar la relación entre las características psicológicas vinculadas con el rendimiento deportivo que mide el cuestionario CPRD con el malestar psicológico general de deportistas jóvenes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El porcentaje de deportistas argentinos que presentaron malestar psicológico fue similar al hallado en deportistas universitarios en Estados Unidos (Sullivan et al., 2019), pero menor que el encontrado en Australia (Gulliver et al., 2015). De todas formas, los tres trabajos implementaron diferentes medidas de malestar psicológico.
Los resultados encontrados con relación al puntaje total de las características psicológicas denotan que esta muestra de deportistas argentinos presentó un mayor control del estrés, control de la influencia de la evaluación del rendimiento, motivación y cohesión de equipo que el total de los deportistas universitarios mexicanos evaluados en el estudio de Andrade-Sánchez et al. (2015). El estudio en México halló que los hombres obtuvieron puntuaciones significativamente más altas en las dimensiones de control de estrés, motivación y habilidad mental. Los resultados obtenidos aquí con la muestra argentina también demuestran un mayor puntaje en los hombres en cuanto al control de estrés, pero no se hallaron diferencias en lo que respecta a la motivación. Aun así, sí se observan diferencias en cuanto a la influencia de la evaluación del rendimiento, siendo los hombres los que presentan mayores puntajes. Esto replica los resultados de Olmedilla et al. (2021a), donde se encontró también que los hombres puntuaron alto en control de estrés e influencia de rendimiento.
Cabe destacar que, en el presente trabajo, los tamaños del efecto de estas diferencias fueron grande y medio-grande, respectivamente. En comparación con otro estudio en jugadores de baloncesto españoles (Poirier, 2019), se encontró una similitud en las diferencias en cuanto al control del estrés a favor de los hombres. En este sentido, pareciera ser que esta muestra de deportistas argentinos hombres tienen mayor dominio sobre la influencia de las evaluaciones en su rendimiento, en comparación con los deportistas evaluados en México y España. Estos hallazgos llevan a que, a la hora de diseñar intervenciones psicológicas en deportistas mujeres para mejorar su rendimiento deportivo, se aborden principalmente aspectos relacionados con el manejo del estrés y cómo influyen las evaluaciones en su rendimiento.
El estudio con deportistas mexicanos (Andrade-Sánchez et al., 2015) encontró que los sujetos que practicaban deportes en equipo presentaron mayores niveles de control de estrés y cohesión de equipo. Los resultados encontrados en los deportistas argentinos coinciden con estos hallazgos, ya que también se encontraron diferencias significativas a favor en el mismo sentido. Además, el tamaño del efecto hallado en ambos casos es medio-grande, lo que indica que es una variable relevante a la hora de explorar diferencias en cuanto a las características psicológicas asociadas al rendimiento. De todas formas, las medias para cada una de estas características hallada en los deportistas argentinos, en función del tipo de deporte practicado, fueron mayores que la de los deportistas mexicanos en todas las dimensiones.
Por otro lado, un 22.3 % de los deportistas de este estudio presentaron indicadores de malestar psicológico, número similar a los porcentajes reportados en población general argentina (22.8 %; ODSA, 2020). Además, estos valores en deportistas son muy similares a los encontrados en deportistas universitarios de Estados Unidos (Sullivan et al., 2019). Los resultados demuestran que los niveles de malestar psicológico se asocian negativamente al control del estrés y a la influencia de la evaluación del rendimiento. Es decir, que aquellos sujetos que presentaron mayor capacidad para controlar el estrés y la influencia que tiene la evaluación sobre el rendimiento deportivo fueron aquellos que reportaron menores niveles de malestar psicológico.
El deporte es un área de competición por definición, por tanto, es probable que factores relacionados con cómo uno se percibe a sí mismo o en comparación con los demás, tengan un rol clave en la salud mental y el bienestar de los deportistas (Walton et al., 2020). En este sentido, es comprensible que aquellos deportistas que no perciban que las evaluaciones propias o del entorno afectan su rendimiento tengan menores niveles de malestar psicológico, como se ha demostrado en este estudio. Asimismo, la capacidad de controlar el estrés permitirá que el deportista experimente menos ansiedad y logre un mejor rendimiento deportivo, contribuyendo a su bienestar y salud general (Campos et al., 2017). La relación hallada entre la dimensión de control de estrés y los bajos puntajes de malestar psicológico, sostiene esta afirmación.
En conclusión, el estudio ofrece datos que contribuyen al análisis de la relación entre el malestar psicológico y las diferentes características psicológicas que favorecen al rendimiento deportivo. Se encontró que el control de estrés y la influencia de la evaluación del rendimiento se relacionan negativamente con los niveles de malestar psicológico. Asimismo, los hombres presentaron mayores niveles de control de estrés e influencia de la evaluación del rendimiento que las mujeres. Aquellos que practican un deporte grupal presentaron mayores niveles de control de estrés y cohesión de equipo que los deportistas individuales.
Si bien no se midió el rendimiento específico de los deportistas, los resultados sirven para comprender mejor la relación indirecta que podría tener el malestar psicológico con el rendimiento deportivo. En este sentido, también se resalta la importancia de tener en cuenta la salud mental y las herramientas psicológicas de los deportistas al momento de su evaluación, ya que, si estos reportan un bajo nivel de características psicológicas asociadas al rendimiento, podría estar relacionado con cuestiones afectivas y no con un rasgo propio del deportista.
En función de los resultados encontrados, surgen diferentes interrogantes que podrían generar futuras líneas de investigación como: ¿por qué los hombres tienen mayor control del estrés que las mujeres?, ¿qué otras variables se asocian al malestar psicológico en los deportistas?, ¿en qué medida influye el malestar psicológico en el rendimiento deportivo?, ¿es posible que intervenciones que desarrollen las características psicológicas asociadas al rendimiento logren disminuir los niveles de malestar?
Los resultados de esta investigación se ven limitados, en parte, porque la muestra es escasa y no representativa de los deportistas de Buenos Aires, por lo que las interpretaciones de los resultados deben tomarse con cuidado. Podría también señalarse como una limitación la falta de diferenciación entre los distintos niveles de competición que pueden tener los atletas (local, regional, provincial, nacional o internacional), ya que puede comportarse como una variable moderadora entre la realización de ejercicio físico y el bienestar de los sujetos (González Insua & Delfino, 2017).