En ámbitos no académicos es frecuente que se confunda el significado de un trabajo presentado a un congreso con el de una publicación científica, por lo que es importante diferenciar la implicancia de cada forma de comunicación. Para ello, lo más fácil es en primer lugar refrescar los objetivos de una y otra. Un congreso tiene como objetivo central generar un ámbito de intercambio entre los asistentes, lo que implica que es acotado en el espacio y el tiempo. Si bien la actual pandemia de Covid-19 impulsó cambios importantes en cuánto a la limitación espacial, no debe perderse de vista de que los congresos no son una instancia generada para validar la comunicación de resultados originales, sino para poder exponerlos en forma directa, buscando interactuar con otros investigadores. Los congresos científicos sirven como un medio para la promoción de la investigación de vanguardia, de forma que distintos investigadores presenten la investigación que están realizando sea oralmente o en formato póster, y reciban comentarios de los asistentes. Es bueno asistir a ese tipo de eventos pues generalmente participan referentes o líderes de las diferentes disciplinas de la temática, se pueden establecer contactos con científicos a nivel internacional y se pueden intercambiar comentarios con los editores de las revistas más importantes de su disciplina, entre otros.
Dependiendo del congreso, antes de que un trabajo sea aceptado para ser presentado, debe ser enviado a los organizadores que lo leerán, y decidirán si podrá ser presentado en forma de póster, oral, u algún otro formato. Sin embargo, las propias limitaciones que en general incluyen los requerimientos para enviar trabajos a congresos restringen el propio contenido, dado que en general son solo resúmenes, con pocas palabras, y, por tanto, información limitada. En muchos casos no existe un proceso de evaluación científica de los mismos, y en los casos en que existe, quienes los evalúan deben hacerlo en base a la información limitada que se incluye en el resumen. Esto no está mal, porque justamente, el objetivo del congreso es permitir la exposición de nueva información y el intercambio, pero no es una forma validada de comunicación científica. En este sentido, el proceso de evaluación no es comparable a la revisión que realizan los árbitros de las revistas científicas, donde la tasa de artículos rechazados puede ser muy alta. Por el contrario, dado que los congresos son una oportunidad de intercambio, en general se habilita la presentación para promover el espacio de interacción.
En algunos casos, los trabajos enviados en los congresos se pueden publicar en un volumen llamado actas de la conferencia (Conference Proceedings, Meeting abstracts) que a veces se publica como un suplemento de una revista científica. Un ejemplo se puede ver en: https://onlinelibrary.wiley.com/toc/14390264/2014/43/s1. En esos casos, puede ser una publicación limitada a los resúmenes, o en otros casos se abre la posibilidad del envío de trabajos más completos, los que son sometidos a un proceso de arbitraje similar a los de los artículos estándar de la misma revista.
Revisando actas de congresos se puede constatar fácilmente que muchos de esos trabajos nunca se publican en forma completa, o pueden pasar meses o años antes de que esa información se publique como un artículo completo en una revista. En el ejemplo anterior, casi ningún trabajo presentado en ese evento se publicó posteriormente en una revista especializada. Además de esto, muchas veces los libros de resúmenes no están disponibles de inmediato o son muy difíciles de encontrar, especialmente los de eventos locales. En este sentido, además del impacto temporal limitado, es importante analizar quienes podrían acceder a dicha información a nivel internacional (limitaciones de difusión y de idioma), pero, además, a cuanta información efectivamente podrían acceder a través de un resumen. Por más que la información parezca de gran interés, difícilmente investigadores de nuestro país puedan acceder a información presentada en congresos locales publicados en idiomas difícilmente comprensibles, de igual forma que investigadores de la mayor parte del mundo tampoco podrán entender lo que se publique en español, si es que alguna vez llegan a encontrarlo. Por ello, es fundamental tener claro que la presentación de un resumen en un evento científico no invalida su publicación posterior en una revista científica. Más aún, el proceso más adecuado sería que a continuación de la presentación en un congreso, se continúe con la publicación en una revista científica. Se espera que, durante el evento, el o los autores reciban preguntas, comentarios o sugerencias que les permitan reforzar puntos débiles o ampliar sus experimentos, agregar más datos o literatura, etc, para justamente, mejorar la calidad de lo que se termine publicando en una revista científica de la especialidad.
Por ello, ¿las presentaciones en congresos o eventos científicos deben considerarse al momento de evaluar la evaluación de la producción científica de una persona (CV), una institución, o un programa? La respuesta no es absoluta, sino que en gran medida depende de que evaluación se esté realizando, y en el caso de evaluaciones de individuos, de en qué etapa de su carrera se encuentre la persona. Presentar un trabajo en un congreso es un gran inicio en la carrera de un joven estudiante o investigador, y es una forma muy buena para que un investigador consolidado impulse la formación de nuevos investigadores. Para los jóvenes que inician su carrera como docentes o investigadores, es muy bueno participar de ámbitos que sin duda contribuyen a su formación, que aprendan a exponer sus resultados, a tener intercambios científicos que les permitan continuar su crecimiento. Al mismo tiempo, es importante que las instituciones valoren adecuadamente las participaciones como exponentes en congresos científicos. Para el caso de docentes o investigadores en etapas más avanzadas en la carrera, sea como docente, investigador o ambos, no debería considerarse como un indicador de productividad científica, ya que como se mencionó anteriormente, no es el final del camino para concretar la comunicación de un trabajo científico. Por lo tanto, si se evalúa a un científico de esa categoría, la presentación en congresos debería ser evaluada solamente en relación al impacto que tuvo de acuerdo al objetivo de los congresos, es decir, si de su CV se desprende que sirvió para establecer colaboraciones científicas, para impactar en la calidad de su producción, o para desarrollar la participación en ámbitos de interés institucional.
Es fundamental que los estudiantes de posgrado, así como los docentes o investigadores en formación no pierdan de vista que, si el objetivo de un evento es generar un espacio de intercambio y formación, el resultado debería evaluarse de acuerdo al impacto en esos procesos, y no considerando la presentación como una forma estandarizada de comunicar nuevo conocimiento. Como en todo proceso de formación, las señales institucionales deben ser una referencia clara. Por ello, es importante que las instituciones que participan de las ciencias veterinarias se alineen en cuanto a señales con las demás instituciones académicas y con los procesos de evaluación externa. De lo contrario, como en todo proceso discordante, habría una generación de jóvenes en formación que a mediano plazo serían evaluados en todos esos ámbitos con criterios diferentes a los que guiaron su formación.