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Revista Uruguaya de Ciencia Política
versión On-line ISSN 1688-499X
Rev. Urug. Cienc. Polít. vol.22 no.1 Montevideo dic. 2013
CAMBIOS Y CONTINUIDADES DE LA IZQUIERDA EN URUGUAY: UN ANÁLISIS A PARTIR DE LAS PROPUESTAS PROGRAMÁTICAS DEL FRENTE AMPLIO 1971-2009*
Changes and continuities of the left in Uruguay: an analysis of the Broad Front manifestos, 1971-2009
Miguel Lorenzoni** y Verónica Pérez***
Resumen: A partir de análisis de cuantitativo de contenido de los programas del Frente Amplio, este artículo busca describir la posición del partido en términos de izquierda-derecha en la evolución histórica, así como los temas enfatizados en cada elección. El artículo aporta nueva evidencia a la tesis que explica el triunfo electoral del Frente Amplio en las elecciones de 2004 como consecuencia de la moderación ideológica de sus bases programáticas. El análisis cuantitativo de los programas del Frente Amplio a la luz de los votos obtenidos por este en cada elección, desde 1971 hasta 2009, permite observar una clara estrategia de adaptación partidaria, según la cual, mantener los postulados más radicales de los viejos programas no resultaba funcional para captar un electorado concentrado en el centro del espectro ideológico y convertirse en partido de gobierno.
Palabras claves: partidos, izquierda, programas, elecciones.
Abstract: From quantitative content analysis of the Frente Amplio programs, this paper seeks to describe the position of the party in terms of left and right in the historical evolution as well as the issues that were emphasized in each election. The paper provides new evidence to the thesis that explains the Frente Amplio’s electoral victory in the 2004 elections as a result of ideological moderation of its manifestos. Quantitative analysis of the Frente Amplio programs, in light of the votes obtained by the party in each election, from 1971-2009, allow to appreciate a clear partisan adaptation strategy, according to which the most radical postulates of the old programs was not functional to capture an electorate concentrated in the center of the ideological spectrum and become in ruling party.
Keywords: parties, left, programs, elections.
Introducción
En el año 2005, por primera vez en Uruguay, un partido de izquierda -el Frente Amplio-, llegó al gobierno nacional tras ganar las elecciones de 2004 por mayoría absoluta. Esa victoria se repitió en las elecciones del año 2009, aunque por una diferencia más ajustada. El triunfo del Frente Amplio (FA) en 2004 fue un acontecimiento histórico que cristalizó la alternancia ideológica en el gobierno, pues desde mediados del siglo XIX el Poder Ejecutivo uruguayo había estado en manos de los partidos tradicionales -Partido Colorado y Partido Nacional-. La llegada al gobierno nacional del FA, no fue, sin embargo, un acontecimiento brusco, sino un proceso de crecimiento electoral paulatino y sistemático desde 1971, interrumpido sólo por la dictadura cívico-militar que gobernó el país desde 1973 hasta comienzos de 1985 cuando se restituyó el régimen democrático con el gobierno del presidente Julio María Sanguinetti. El crecimiento electoral del Frente Amplio registró un mojón importante en 1989 cuando este partido ganó por primera vez el Ejecutivo del gobierno departamental de Montevideo, capital del país y departamento que aglutina a la mayoría de la población uruguaya; esto le permitiría proyectarse como fuerza de gobierno nacional.
La llegada al gobierno nacional del FA ha sido objeto de una variedad de explicaciones desde la academia. Por un lado, se debe mencionar la tesis demográfica expuesta, entre otros, por González y Queirolo (2000). Según ésta el crecimiento electoral del FA reflejaría una tendencia de cambio generacional en el voto: existiría una correlación positiva entre voto al FA y nuevos votantes. Como consecuencia del natural reemplazo generacional el FA habría sido eficaz para captar el voto de las nuevas generaciones que se incorporan a la vida ciudadana, y la tendencia contraria habría estado del lado de los partidos tradicionales cuya pérdida de votos encontraría una de sus razones en la mortandad de los viejos votantes. La tesis demográfica fue discutida por Buquet y De Armas (2004) al señalar que el crecimiento electoral del FA no sólo se habría debido a los aportes de los nuevos votantes, sino también a una transferencia de votos desde los partidos tradicionales; estos habrían estrechado sus diferencias ideológicas -constituyéndose en un bloque- en tanto el Frente Amplio habría moderado su ideología y plataforma electoral. El techo explicativo de la tesis demográfica es confirmado por De Armas (2009) quien señala que si bien la explicación demográfica sigue vigente, existe un electorado volátil que migra de un bloque a otro -del bloque tradicional al FA y viceversa- fenómeno que explicaría el elevado caudal electoral recibido por el FA en las elecciones de 2004 y su leve disminución en las elecciones del año 2009.
La tesis de la moderación ideológica del FA y el advenimiento de una “era progresista” ha sido enfatizada por Garcé y Yaffé (2004). Para los autores el crecimiento electoral del Frente Amplio se debió a una estrategia partidaria de moderación programática y del discurso de los principales líderes frentistas, así como a una política de alianzas e incorporación de sectores y figuras progresistas externas al partido. Ambos factores habrían llevado al Frente Amplio a ubicarse más hacia el centro del espectro político con la consiguiente ampliación de sus bases electorales en el marco de un electorado con distribución normal en términos ideológicos. Esta tesis se contradice, en parte, con la explicación de la izquierdización del electorado uruguayo planteada por Moreira (2004). Según la autora el triunfo del Frente Amplio estaría vinculado al “agotamiento” de la representación de los partidos tradicionales y a un corrimiento del electorado uruguayo hacia la izquierda en términos de identificación ideológica en la dimensión izquierda-derecha.
Este artículo parte de la explicación centrada en la moderación programática para describir, de manera sistemática, los cambios y continuidades en los programas del Frente Amplio desde 1971 -primeras elecciones en las que compitió- hasta las elecciones del año 2009. En este sentido, este artículo intenta aportar nueva evidencia a la tesis de la moderación programática. Mediante nuevos datos y análisis de contenido cuantitativo de los programas, el artículo busca realizar inferencias descriptivas que den cuenta de los cambios programáticos de la izquierda desde sus inicios hasta las últimas elecciones celebradas. De este modo, partimos de dos preguntas principales: una sobre la posición de los programas en el eje izquierda-derecha -se busca determinar si los programas electorales del FA perdieron contenidos de izquierda-, y otra temática que indaga sobre los énfasis en los issues priorizados por el Frente Amplio a lo largo de la serie electoral. Para esto, el artículo utiliza un conjunto original de datos construidos a partir de la metodología del Comparative Manifesto Project (CMP).
Del análisis se desprenden dos conclusiones. En primer lugar, los programas del FA perdieron contenidos de izquierda de manera gradual pero sistemática, no obstante, este corrimiento no encuentra un correlato en el aumento de contenidos de derecha, sino en el aumento de contenidos que aquí llamaremos temas “neutros” en términos ideológicos. En segundo lugar, también se constatan cambios en los issues enfatizados en cada programa, aunque hay temáticas que permanecen a los largo del tiempo, como las relativos al aumento del gasto social y la provisión estatal de bienestar. Aunque el FA siga mostrando posiciones de izquierda en todos los puntos temporales medidos, la moderación ideológica existió y su magnitud se puede captar entre los sucesivos programas. La contundencia de los datos pone en duda la tesis de la izquierdización del electorado uruguayo y más bien confirman un proceso de adaptación del principal partido de izquierda en Uruguay en tanto estrategia para convertirse en partido de gobierno.
El trabajo se organiza de la siguiente manera: en la segunda sección se expone brevemente un marco para entender la competencia electoral útil para un análisis de este tipo, en la tercera sección se describe la metodología utilizada, en la cuarta se realiza una descripción de los datos y las fuentes de información, en la quinta sección se presentan los resultados del análisis, finalmente se exponen algunas conclusiones y líneas de investigación para futuras.
1. Una teoría sobre la competencia electoral
La teoría clásica sobre competencia electoral espacial de Anthony Downs (1957) asume que los partidos son actores racionales y que se mueven en el espacio político con el objetivo de captar la mayor cantidad posible de votos a los efectos de obtener cargos. Para esto intentan satisfacer las preferencias de los votantes. Downs asume que los partidos no tienen preferencias propias de políticas, sino que sus propuestas son adaptables a las preferencias del electorado. A los efectos de maximizar votos, Downs anticipa que los partidos moverán sus posiciones hacia donde se encuentren las preferencias del electorado. Estos supuestos implican ciertos grados de volatilidad en las posiciones políticas de los partidos, debido a que estos construyen la oferta política ante un electorado demandante de políticas, que tiene preferencias construidas de manera exógena a los partidos políticos. Si bien el supuesto del desplazamiento es un supuesto fuerte de racionalidad de los actores políticos, no es de esperar desplazamientos de un extremo al otro del espectro ideológico, ni movimientos bruscos. Si así lo hicieran, los partidos correrían el riesgo de resultar poco creíbles para el electorado.
Quizás una de las críticas más fuertes a la teoría downsiana radica en desconocer el hecho de que los partidos tienen identidades construidas a lo largo del tiempo que los relaciona con la defensa o promoción de determinados valores o temas políticos. Como señalan Klingemann, Hofferbert, Budge (1994) estos temas están insertos en ideologías o cosmovisiones del mundo que son parte de la historia de los partidos y de su asociación con determinados grupos de apoyo. Así, para los partidos de izquierda, socialdemócratas o laboristas, será natural buscar mayores niveles de igualdad social y una distribución más justa de las rentas y encontrarán afinidades más fuertes con los sindicatos y los grupos más desvalidos. Los partidos de derecha o liberales, en tanto, darán importancia al mérito de los individuos en el marco de la libre competencia y tendrán como principales aliados a las asociaciones empresariales. No obstante, este anclaje no significa que los partidos no muevan sus posiciones políticas o las flexibilicen en un intento de adaptación a los contextos electorales.
Una teoría más moderna sobre la competencia electoral es la llamada teoría de la relevancia o saliency theory. Este enfoque admite que los partidos cambian sus posiciones políticas con un sentido estratégico como forma de captar la atención de los votantes y maximizar votos. No obstante, la teoría de la relevancia también sostiene que siempre existirán temas que dividirán a los partidos en la competencia, de tal forma, que estos estarán “anclados” en temas propios: los denominados temas posicionales u issues ownership. Los temas posicionales son asuntos en los que algunos partidos tienen más credibilidad que otros y, por lo tanto, los diferencian de sus competidores (Klingemann, Hofferbert y Budge 1994). Existen, además, temas en los que todos los partidos políticos están de acuerdo (por ejemplo, mejorar la eficiencia de la gestión del Estado o aumentar el crecimiento económico); estos son los denominados “temas transversales” o valence issues. Los temas transversales pueden ser útiles a los partidos para captar distintos tipos de votantes, en cambio, los temas posicionales dividirán la competencia partidista (Alonso, Volkens y Gómez 2012).
En última instancia, lo que está por detrás de ambas teorías es cierta dosis de comportamiento estratégico por parte de los partidos políticos que intentan adaptarse a los contextos electorales para poder la mayor cantidad posible de votos y, como correlato, acceder a cargos públicos. Como han señalado Burgess y Levitsky (2003) en referencia a los procesos de adaptación de los partidos populistas de Argentina (PJ), Perú (APRA), México (PRI) y Venezuela (AD), más allá de su identidad, el comportamiento de los partidos políticos no puede ser entendido sin hacer referencia al ambiente en el que operan y para ello es vital considerar tanto el ambiente electoral -la estructura del electorado y el sistema de partidos- como los contextos económicos -recesión o auge de la economía-. En este marco, los partidos tendrán incentivos o desincentivos para cambiar sus postulados programáticos.
2. Metodología y fuentes de información
Para analizar los contenidos programáticos del Frente Amplio en una serie histórica se siguió la metodología del Comparative Manifesto Project (CMP)[1]. El CMP es una de las metodologías disponibles para el análisis cuantitativo de documentos políticos y se basa en la codificación manual de programas electorales con el objetivo de analizar las estrategias de los partidos y los modelos de competición a lo largo del tiempo (Alonso, Volkens y Gómez 2012). Si bien existen otras técnicas para estimar las posiciones políticas de los partidos, como las encuestas de élites o las encuestas de expertos, el análisis cuantitativo de contenidos de programas electorales –del que CMP forma parte- es casi la única forma de estimar posiciones partidarias en una serie histórica de larga duración, que además no depende de los juicios subjetivos como en el caso de los cuestionarios a elites o expertos (Volkens, Bara y Budge 2009)[2]. No obstante esto, una de las críticas principales a CMP es que está afectada por la subjetividad de los codificadores y no permite estimar niveles de confiabilidad. Asimismo, se señala que la técnica insume un tiempo excesivo, que requiere contar con codificadores muy calificados, que asigna a todos los contenidos el mismo peso y que utiliza categorías sesgadas (ver por ejemplo, Gabel y Hubert 2000; Laver y Garry 2000; Laver, Bonit y Garry 2003; Benoit y Laver 2007). En función de ello, estos últimos autores defienden el uso de encuestas de expertos para estimar las posiciones políticas de los partidos o técnicas de análisis cuantitativo de contenidos basadas en diccionarios computarizados de palabras que no dependen de los juicios de codificadores. Desde quienes defienden la codificación manual se argumenta que esta técnica ha demostrado ser eficaz y no tener límite para realizar análisis de series históricas, tarea que resulta imposible para quienes trabajan con encuestas de expertos. También, se señala que las técnicas de análisis de contenido basadas en el conteo de palabras utilizan CMP como parámetro para definir sus diccionarios, que CMP ha demostrado producir diferencias marginales entre codificadores, y que ha producido buenas estimaciones en comparación con las otras técnicas disponibles (Volkens, Bara y Budge 2009; Volkens 2007).
El CMP está diseñado a partir de la teoría de la relevancia de la competición electoral y asumen los programas electorales son la “voz” oficial de los partidos. El uso programas para estimar posiciones políticas puede criticarse aduciendo que las plataformas electorales están pensadas para atraer votantes y, por lo tanto, los partidos podrían excluir de ellas los temas más controversiales o conflictivos. Por otro lado, en el marco de partidos fraccionalizados los programas podrían no reflejar de forma adecuada las divisiones internas o hasta es posible que no exista un programa único (Ware 2004). No obstante, también podría afirmarse que las plataformas electorales son la “foto actual” que el partido muestra para la competencia electoral, y en tal sentido, los contenidos de los programas pueden tomarse como una aproximación a las ideologías de los partidos, indican lo que estos harán -por lo menos en términos de intenciones- cuando lleguen al gobierno o a posiciones que les permitan influir sobre la definición de las políticas públicas (Alcántara 2004).
El uso de CMP comprende dos fases: la división de los contenidos de los programas en unidades de texto -unidades de análisis- a las que se denomina oraciones o cuasi oraciones, y la clasificación de esas unidades en una serie de categorías o sub-categorías previamente definidas que dan cuenta de posiciones políticas en siete ejes temáticos[3]. CMP provee varias medidas de relevancia que surgen de registrar el número de cuasi oraciones en cada categoría y calcular su peso relativo sobre el total de cuasi oraciones del programa. Estas medidas toman la forma de índices aditivos simples -de posición y temáticos y construcción deductiva- siendo el más conocido, la escala izquierda- derecha. Nuestro análisis está basado en una aplicación estándar de estos índices a los programas del FA, al que agregamos dos más de construcción propia a partir de la misma lógica usada por las medidas CMP.
La escala izquierda-derecha es una medida construida de forma deductiva que refleja cierta definición de consenso respecto a la división Estado-mercado o igualitarismo artificial- igualitarismo natural como parte aguas de la izquierda y la derecha sumado a algunas posiciones básicas en materia de relaciones internacionales. Así, las categorías sumadas bajo el rótulo “izquierda” refieren a asuntos relacionados con la intervención del Estado en la economía, la regulación de los mercados, la expansión del gasto público social, las menciones a los grupos de trabajadores, así como menciones a la paz y al internacionalismo en materia de relaciones exteriores. Por su parte, las categorías agrupadas bajo “derecha” refieren a la primacía del mercado y la economía privada y las empresas, la liberad en materia civil, el ejercicio de la autoridad y el mantenimiento del orden -ver Cuadro 1 en anexo- [4].
La escala se calcula como el porcentaje de cuasi-oraciones agrupadas bajo las categorías de derecha menos el porcentaje de cuasi-oraciones agrupadas bajo las categorías de izquierda. La escala varía entre +100 y -100, lo que significa que si en un programa todas las cuasi-oraciones fueran codificadas en categorías definidas como izquierda, la posición del programa será -100, es decir, el partido tendrá una posición de izquierda máxima. A la inversa, si todas las frases de un programa fueron clasificadas en categorías de derecha la posición del partido será +100. La escala izquierda-derecha es invariable, es decir, los indicadores de izquierda y derecha son siempre fijos, no cambian en el tiempo y en el espacio[5].
Respecto a medidas temáticas se calcularon cinco índices sumatorios simples: “Planificación Económica Central” -refiere a la intervención del Estado en la economía-; “Liberalización” -agrupan categorías referidas a la liberalización económica, es una medida de contenido contrario a “Planificación”-; “Provisión Estatal del Bienestar” -refiere a menciones vinculadas a la provisión de políticas sociales por parte del Estado-; “Valores Sociales Progresistas” y “Valores Sociales Conservadores”. -ver Cuadro 2 en anexo-.
El Cuadro 3 resume la muestra de programas utilizados, sus características y las divergencias entre codificadores. En total se contaron y codificaron 5798 oraciones y cuasi-oraciones contenidas en 235 páginas. Los programas más extensos corresponden a las elecciones de los años 1994 y 1999.
El procedimiento de división de cuasi-oraciones y codificación fue doble por etapas, esto es, un mismo programa fue dividido en cuasi-oraciones y oraciones por los dos autores de este trabajo y puestos en común al final de cada etapa. Esto permitió establecer un porcentaje de discrepancias en tanto medida aproximada de fiabilidad entre codificadores. Las discrepancias fueron calculadas como la cantidad de divergencias entre codificadores en cada etapa sobre el total de cuasi-oraciones del programa en cuestión. Las discrepancias se resolvieron mediante acuerdo entre los dos codificadores.
Como se observa en el Cuadro 1, los porcentajes de discrepancias fueron siempre mayores en las fases de asignación de categorías que en la de identificación oraciones o cuasi-oraciones. Sin embargo, se debe tener en cuenta que las discrepancias en la asignación de categorías incluyó las diferencias respecto a categorías similares en su sentido, por ejemplo las categorías “Libre empresa: positivo” e “Incentivos”, o las categorías “Planificación económica” y “Economía controlada”. Si la medida de discrepancia hubiese dejado de lado este tipo particular de diferencias, los porcentajes totales de discrepancias en la etapa de codificación hubiesen sido menores a los que se muestran en el Cuadro 1.
Como ya se mencionó CMP no especifica estándares de confiabilidad aceptables. No obstante esto, nuestros resultados parecen tener cierto grado de robustez si se comparan los obtenidos por Castillo y Pérez (2011) también usando CMP aunque solo para analizar las diferencias entre los programas del Frente Amplio y el Partido Nacional de las elecciones del año 2009. Pese a esta restricción, en términos generales, las posiciones en que Castillo y Pérez (2011) colocan al FA coinciden con las que asume en nuestro análisis para la misma elección.
Por último, una puntualización debe realizarse en relación a la muestra de documentos que incluimos en el estudio. El Frente Amplio tiene una tradición de producir dos tipos de documentos programáticos: los que elaboran los Congresos del partido y las síntesis que se publicitan. Los primeros, en general son extensos y contienen definiciones fundamentales además de propuestas concretas de políticas públicas. Los segundos, surgen de los documentos del Congreso, son menos extensos y son los que el partido difunde a la ciudadanía para la competencia electoral -las plataformas electorales-. Estos últimos fueron los utilizados en nuestro análisis salvo para el caso de la elección del año 1994 en que este documento no pudo ser localizado, por lo que se debió trabajar con el documento del Congreso del FA. Esta puntualización es importante porque pudo haber generado distorsiones respecto a la “verdadera” posición del partido en esa elección.
En este sentido, el año 1994 coincide con la formación del Encuentro Progresista –Frente Amplio (EP-FA), un acuerdo realizado por Tabaré Vázquez -en aquel momento presidente del FA y candidato a la presidencia- con otros sectores y figuras progresistas que no se encontraban en el FA -el Partido Demócrata Cristiano, algunos dirigentes del Partido por el Gobierno del Pueblo, el Encuentro de los Blancos Progresistas liderado por Nin Novoa-. Este acuerdo tenía el objetivo formar una gran coalición progresista en tanto frente alternativo al neoliberalismo propugnado por los partidos tradicionales (Garcé y Yaffé 2004). Las negociaciones entre Vázquez y estos sectores, condujo, en términos programáticos, a dos documentos: el programa electoral del FA -elaborado por el Congreso frentista- y una plataforma electoral producto del acuerdo entre el FA y los sectores progresistas recién incorporados. Según señalan Garcé y Yaffé (2004: 63) este programa electoral era “sensiblemente más moderado, (…) ya no figuraban las formulaciones más drásticas respecto a la deuda externa y al sistema financiero que no habían podido ser eliminadas del programa frentista por los partidarios de la moderación”.
Garcé y Yaffé (2004) ubican en 1994 un punto de quiebre en el programa del FA en términos de moderación ideológica, si bien se advierte que tal moderación ya era apreciable en los programas anteriores. En nuestro trabajo, que toma como referencia el programa del Congreso del FA, 1994 aparece como un punto más en la pérdida de contenidos de izquierda. Es posible que la diferencia en los documentos utilizados estén generando estas divergencias aunque para corroborarlo es necesario aplicar la técnica de análisis a esta plataforma electoral a la que no se tuvo acceso. No obstante, como nuestro trabajo no busca analizar un punto en el tiempo sino una serie, se entiende que esta limitación en el acceso al documento no es sustancial en nuestro argumento.
3. Resultados: temas que cambian y temas que permanecen
El Gráfico 1 muestra los resultados electorales obtenidos por el FA en las elecciones nacionales desde 1971 a 2009 -línea oscura-, así como la posición de los programas en términos de izquierda-derecha, a partir de la escala CMP según posición total del programa -línea sin relleno- y su descomposición: porcentaje de oraciones clasificadas bajo categorías de izquierda -línea de puntos grandes- y porcentaje de oraciones clasificadas bajo categorías de derecha -línea de puntos pequeños-. A esto agregamos una línea que denominamos “nini”, que refiere al porcentaje de oraciones que no pueden ser clasificadas ni en las categorías de izquierda ni de derecha del CMP. Los valores de “nini” más los porcentajes de oraciones de izquierda y los porcentajes de oraciones de derecha suman 100 puntos porcentuales en cada elección.
Como ya se mencionó, un resultado con signo negativo en la escala izquierda- derecha -posición total del programa- significa una posición de izquierda y un signo positivo significa una posición de derecha. Como se observa en el gráfico, los resultados muestran signos negativos a lo largo de la serie y, por lo tanto, posiciones de izquierda en todos los programas del FA. Sin embargo, es clara la existencia de una variación de los planteos programáticos en términos de izquierda-derecha, que pasan de una posición de -45.7 en las elecciones de 1971, a una de -12.5 en 2009. Esto es, los programas del FA pierden contenidos de izquierda a lo largo del tiempo y a medida que el partido crece electoralmente. Por otra parte, también se observa que esta disminución en los valores de la posición izquierda responde, casi totalmente, a un aumento del peso de los contenidos bajo la etiqueta “nini” -estos aumentan casi 16 puntos porcentuales- y no a un aumento del peso de los contenidos agrupados bajo “derecha” los que se mantienen estables y en bajos niveles hasta 1999 solo registrando un leve crecimiento en las elecciones del año 2004 –cuando el FA gana el gobierno nacional- que se mantiene en el mismo nivel en las elecciones siguientes.
Estos datos van en la misma línea de la tesis de la moderación programática planteada por Garcé y Yaffé (2004) si por ella se entiende un movimiento en el espacio electoral en el que el Frente Amplio ha ido perdiendo ciertos contenidos de izquierda de sus programas y esto ha tenido un correlato en el aumento de sus adhesiones electorales. Si bien el Gráfico 1 solo muestra una correlación positiva entre crecimiento electoral y corrimiento hacia el centro en la escala izquierda-derecha, siguiendo a Garcé y Yaffé, posiblemente esta correlación esté indicando una estrategia de adaptación programática del FA a los efectos captar electorado de centro y convertirse en partido de gobierno. Como se observa en el Cuadro 2, si bien en la década del ’90 y comienzos de los ‘2000 en la escala de posicionamiento ideológico izquierda-derecha se registró un corrimiento hacia el centro del electorado uruguayo, en el año 2004 cuando el FA gana las elecciones nacionales por primera vez la medida de posición de la ciudadanía era 5, es decir, un centro perfecto en una escala de 0 a 10 donde cero es completamente a la izquierda y 10 completamente a la derecha.
A nivel general se observa que de la elección de 1989 a 1994 los programas del FA pierden contenidos de izquierda de forma más acelerada que en el período más largo que va de 1971 a 1989: mientras de 1989 a 1994 el FA pierde casi 9 puntos porcentuales en la posición ideológica total -pasa de -34,5% de frases de izquierda a -25,6%-, en el período que va de 1971 a 1989 pierde 11,2 puntos porcentuales -pasa de -45.7 a -34.5-.
A los efectos de observar cambios en issues que pueden estar detrás de los movimientos del Gráfico 1, en el Gráfico 2 se muestra el posicionamiento de los programas del FA en los índices temáticos Planificación Económica Central, Liberalización y Provisión Estatal del Bienestar.
De la interpretación en conjunto de los gráficos 1 y 2 se puede deducir que la pérdida de contenidos de izquierda en los programas del FA no es homogénea en todas las áreas de política. Los cambios más evidentes se observan en el área de las propuestas económicas. Como muestra el Gráfico 2 la línea que representa el índice Planificación Económica Central disminuye de forma sostenida a lo largo del período, pasando de representar casi el 18% del total de frases en el programa de 1971 a solo el 3% en el programa de las elecciones de 2009. Por su parte, el índice Liberalización mantiene valores bajos y estables hasta 1999, teniendo un leve crecimiento en el año 2004 que no se sostiene en el programa de 2009.
Los comportamientos de estas dos mediciones son consistentes con los valores de la escala izquierda-derecha del Gráfico 1: mientras que el índice Liberalización es una medida que expresa contenidos de derecha en el ámbito económico, el índice Planificación Económica expresa contenidos de izquierda. El hecho que este último caiga sistemáticamente, pero el primero no aumente es consistente con el movimiento que se observa en el peso de los contenidos clasificados como de izquierda y de derecha en el Gráfico 2. Así, la disminución del peso de las oraciones que tienen contenido de izquierda entre 1971 y 2009 es de casi 25 puntos porcentuales, de los cuales 15, responden al descenso de las categorías agrupadas bajo el índice Planificación Económica Central.
Por su parte, el índice Provisión Estatal del Bienestar, pese a las oscilaciones, presenta una tendencia decreciente a lo largo de la serie. No obstante, ese declive es menos pronunciado que el del índice Liberalización, por lo que es posible afirmar que el índice Provisión Estatal del Bienestar resume contenidos que permanecen en los programas del FA a lo largo del tiempo.
Como forma de profundizar un poco más en el análisis por issues, el Cuadro 3 presenta las diez categorías con mayor frecuencia relativa de cada programa, diferenciando aquellas que pueden ser adscriptas a posturas de izquierda y posturas de derecha en lo político, económico, y social respectivamente. Asimismo, se muestran las categorías neutras -“nini”-. Esta diferenciación resulta relevante, no solo para observar eventuales cambios en los énfasis temáticos de cada programa, sino también porque dentro de una misma área temática con sentido de izquierda o de derecha pueden existir categorías heterogéneas. Por ejemplo, dentro de las categorías consideradas de izquierda en lo económico co-existen algunas que refieren a planteos que se podrían calificar como socialdemócratas -“Regulación de mercado”- con otras alusivas a una mayor y/o directa intervención del Estado en la economía -“Nacionalización”; “Planificación económica”; “Economía controlada”, etc.-.
Como se observa en el Cuadro 3, en el año 1971, seis de las diez categorías más frecuentes en el programa del Frente Amplio correspondían a códigos de izquierda en temas económicos. Para el año 1984 ese número descendió a cuatro y en las elecciones de 1989 a dos. Este tendencia descendente se mantiene en las elecciones siguientes hasta el año 2009 en que las menciones de izquierda en lo económico no se encuentran dentro de las primeras 10 categorías con más peso relativo de la plataforma electoral. Asimismo, si se toman en cuenta las variaciones de categorías en el área de los temas económicos, se observa que aquellas que van saliendo de los primeros lugares del ranking son las que contienen un sentido de izquierda más radical como “Control de la Economía”, “Industria de propiedad pública”, “Nacionalización” y “Planificación económica”. En los programas de 1994, 1999 y 2004 solo persiste una categoría económica de izquierda, “Regulación de mercado”, que refiere a una intervención moderada del Estado en la economía con el objetivo de corregir las imperfecciones o desajustes de la libre competencia[6]. En la plataforma electoral de 2009 las menciones a categorías de izquierda en lo económico ya no aparecen entre los 10 temas mencionados.
Como contrapartida de este movimiento se observan entre las primeras menciones categorías neutras en términos de izquierda y derecha -“nini”-, es decir, objetivos de políticas que pueden ser deseables tanto desde posturas de izquierda como de derecha. Ejemplos de ello son, la apelación al crecimiento económico, la importancia de modernizar la industria, los transportes y comunicaciones, el combate a la corrupción, etc. A diferencia de los contenidos que suponen posiciones explícitas de izquierda, el énfasis también en contenidos de tipo neutros pudo haber sido una estrategia downsiana por atraer votantes con posiciones de centro en la medida en que estas propuestas pueden ser fácilmente aceptadas por un conjunto amplio de electores, no solo por quienes se identifican claramente en posiciones de izquierda. De hecho, en los programas de 1971 y 1984 se proponían medidas como: “nacionalización de la banca privada”, “nacionalización de los principales rubros del comercio exterior”, “aplicaremos y extenderemos el monopolio estatal de los seguros”, “fijaremos los precios de los principales productos agropecuarios asegurando su cumplimiento mediante el poder comprador del Estado”. Ante la caída del socialismo real, un mundo cada vez más globalizado y la intención de alcanzar posiciones de gobierno ante un electorado concentrado en el centro del espectro ideológico, puede afirmarse que insistir en propuestas como las anteriores no era parte de una estrategia electoral exitosa. En este sentido, parece razonable que el proceso de adaptación ideológica del FA haya prescindido de las propuestas más radicales contenidas en las primeras plataformas programáticas.
El Cuadro 3 también muestra que las categorías de izquierda en el área social mantienen su presencia a lo largo del tiempo, en los primeros lugares del ranking. Estas refieren, en general, a temas vinculados a la igualdad, justicia social y redistribución del ingreso, aumento del gasto social y ampliación de la matriz de protección social -educación, salud, vivienda, etc.-, menciones a grupos vulnerables, etc.
Por otro lado, también se destaca en los programas de 2004 y 2009 la aparición de categorías de derecha entre los primeros temas: en 2004 la categoría “Incentivos” que refiere a la promoción de la iniciativa privada y el empresariado, y en 2009 la categoría “Ley y Orden” que está vinculada a asuntos de seguridad pública -aumento de penas y combate al crimen-. La relevancia de ambas categorías puede responder a cuestiones coyunturales y, en tal sentido, ser parte de la estrategia de adaptación programática para alcanzar el gobierno y mantenerlo. En 2004, la categoría “Incentivos” a la actividad privada como uno de los primeros temas en menciones coincide con un momento en el que el FA necesitaba convencer a las asociaciones empresariales que era capaz de gobernar, manejar la economía seriamente y no representar una amenaza para los intereses de los empresarios. Para las elecciones del año 2009 en tanto, este temor ya se había disipado. En el marco de un contexto de crecimiento económico sostenido a tasas elevadas, en 2009 la izquierda ya había mostrado que podía manejar la economía tan bien -o incluso mejor- que los partidos tradicionales. En este marco, hacia comienzos de 2009, como lo testimonian encuestas de opinión pública de la época[7], el tema de mayor preocupación ciudadana era la inseguridad y la delincuencia, por lo que no es de extrañar que ese asunto aparezca entre las principales menciones de la plataforma.
Otra área con cambios en los énfasis es la de política internacional. En este tema se destaca, por un lado, el abandono de los postulados anti-imperialistas presentes en los primeros programas, y por otro, cambios en el tipo de integración internacional buscada. Mientras en la etapa fundacional se reivindicaban temas como la autonomía de las naciones, la autodeterminación y la unión de los pueblos latinoamericanos, en los programas más recientes los objetivos de política internacional se asocian a la integración de los países de América Latina en tanto bloque político y comercial. En este sentido, las menciones favorables a profundizar la integración de Uruguay en el MERCOSUR adquieren cada vez más importancia en las últimas plataformas electorales del Frente Amplio lo que también refleja, en parte, cambios programáticos para adaptarse a la coyuntura, y por otra el abandono de postulados radicales que pueden resultar anacrónicos para un electorado de centro.
Estos cambios de énfasis en los contenidos programáticos del FA describen con bastante precisión la apreciación de Garcé y Yaffé (2004) según la cual, en el período 1971-2004, el Frente Amplio habría pasado de un programa “frentista” a uno “progresista”. Según Garcé y Yaffé, la etapa frentista se habría caracterizado por el impulso de postulados estatistas relacionados con la defensa de la planificación económica, la nacionalización del comercio y de la banca, la reforma agraria basada en la expropiación de tierras, la renegociación de la deuda externa así como posiciones anti-imperialistas contraria a los EE.UU. y a toda forma de imposición por parte de organismos internacionales. La frase progresista, en tanto, habría perdido los postulados más radicales de los primeros programas. Nuestro análisis muestra que esta fase se caracterizaría por el énfasis en temas redistributivos, en la igualdad y la justicia social, una concepción participativa de la democracia, la importancia del Estado en la regulación de los mercados y en la provisión de bienestar. Asimismo, la fase progresita de los programas del FA expresa el logro de metas macroeconónimas como el equilibrio fiscal y el control de la inflación. Y por último, la fase progresista también incluye un mayor peso de postulados aquí calificados como temas neutros, entre los que se incluyen menciones a la mejora de la gestión del Estado y el gobierno en diversos ámbitos -Cuadro 2-
En términos de comparación con otros conceptos definidos por la academia para caracterizar a las llamadas nuevas izquierdas latinoamericanas – las que llegan al poder en la tercera ola de las democracias- la fase progresista de los programas del Frente Amplio comparte los atributos de la izquierda socialdemócrata, etiqueta bajo la que Levitsky y Roberts (2011) clasificaron a los gobiernos del PT en Brasil, de la Concertación en Chile y del FA en Uruguay. Estas izquierdas se caracterizarían por practicar políticas económicas ortodoxas, pero con aumento del gasto social, en contraposición a los modos “heterodoxos” o radical “estatista” en los modos de manejar la economía de otras izquierdas contemporáneas -Argentina, Bolivia y Ecuador en el primer caso y Venezuela en segundo-[8].
Por otro lado, de la observación del Cuadro 2 también se debe hacer una mención a la categoría “democracia” que aparece entre los primeros 10 temas mencionados en cuatro de los siete programas considerados. Es importante señalar que en las propuestas programáticas del FA nunca estuvieron en cuestión los postulados de la democracia liberal en tanto instituciones necesarias para la toma de decisiones colectivas -elecciones libres, libertad de expresión y asociación, etc.-. No obstante, estas instituciones siempre aparecieron complementadas por menciones a la necesidad de ampliar la participación y el control de la ciudadanía a los más variados ámbitos -usos de plebiscitos y referéndums, creación de consejos consultivos en áreas diversas de políticas públicas, creación ámbitos locales de toma de decisiones, etc.-. En este sentido, este ha sido un rasgo distintivo de los programas frenteamplistas que ha mantenido cierta estabilidad a lo largo del tiempo.
Por último, el Gráfico 3 muestra la evolución de los índices temáticos Valores Sociales Progresistas y Valores Sociales Conservadores. Como se observa en el gráfico, las ideas contenidas en estas categorías tienen bajo peso relativo en el total de los programas. En la trayectoria histórica se constata una predominancia de los valores sociales progresistas en relación a los valores conservadores, en especial entre 1989 y 2004. Principalmente, bajo el Índice Valores Sociales Progresistas quedan contenidas las propuestas en torno al aborto legal así como propuestas tendientes a alcanzar mayores niveles de equidad entre hombres y mujeres en diversos planos.
En el año 2009, se aprecia un crecimiento de los Valores Conservadores que igualan a los Progresistas. Esto se explica en su totalidad por el peso de la categoría “Ley y Orden” donde se clasificaron frases referidas al aumento de la seguridad pública. Como se vio en el Cuadro 1, esta categoría aparece entre los primeros diez temas con más menciones en el programa de ese año y como también se mencionó en la relevancia de este tema en las preocupaciones ciudadanas.
En resumen, entonces, de nuestro análisis se desprende que la pérdida de contenidos de izquierda en las propuestas programáticas del Frente Amplio entre 1971 y 2009 no fue homogéneas en todas las áreas de política. Si se observa toda la serie, se destaca la disminución de propuestas de izquierda en el ámbito económico y la relativa estabilidad de posiciones de izquierda en el plano de las políticas sociales.
Asimismo, los issues relativos a la ampliación del gasto social y provisión estatal del bienestar son los temas que aparecen como una constante en sus programas a lo largo de su historia. Aunque aquí solo se analizaron las posiciones programáticas del FA, y no éstas en relación a las posiciones de los otros partidos políticos uruguayos en la competencia electoral, en podría afirmar que este es un issue ownership de la izquierda uruguaya. De hecho Castillo y Pérez (2011) mediante un análisis similar de los programas del Frente Amplio y el Partido Nacional en las elecciones de 2009 mostraron que la mayor diferencia entre los dos partidos refería a los temas vinculados a las políticas sociales.
Por otro lado, el hecho que el FA haya perdido contenidos de izquierda en sus programas no significa que no se diferencie de los otros partidos del sistema en términos programáticos. Si bien no se dispone, aún, de series históricas de datos como los aquí utilizados, Castillo y Pérez (2011) encontraron diferencias sustantivas entre los programas que el Frente Amplio y el Partido Nacional presentaron en el año 2009. Asimismo, otros estudios, han mostrado mediante encuestas de elites parlamentarias y de expertos –en mediciones puntuales- que los partidos políticos uruguayos divergen ideológicamente con el Frente Amplio ubicado en posiciones de centro-izquierda y los partidos tradicionales en posiciones de centro-derecha -ver por ejemplo, Alcántara y Luna 2004, Altman et al. 2009-.
4. Conclusiones
Este trabajo buscó analizar los cambios programáticos del Frente Amplio desde su creación en 1971 hasta las elecciones de 2009 bajo la tesis sostenida por otros autores relativa a que el partido había moderado sus propuestas y que ello habría sido funcional a la obtención del gobierno nacional en las elecciones del año 2004.
A partir de datos provenientes de análisis cuantitativo de programas este artículo mostró que la pérdida de contenidos de izquierda en las plataformas programáticas del FA fue evidente. En el lapso de los 33 años que separaron la primera elección en la que el Frente Amplio compitió y la primera en que ganó el gobierno nacional -dictadura mediante-, el partido incrementó su caudal electoral en poco más de 33 puntos porcentuales y perdió poco más de 27 puntos porcentaules de contenidos de izquierda en sus programas.
Nuestro trabajo aporta nuevos datos que van en la línea que afirma que el Frente Amplio se moderó para llegar a ser partido de gobierno. Ante un electorado concentrado mayormente en el centro del espectro ideológico los cambios programáticos del Frente Amplio evidencian una estrategia de adaptación, al estilo downsiano, según la cual mantener los postulados más radicales de las viejas propuestas programáticas no resultaba funcional para alcanzar el gobierno nacional, no obstante, esto no significó perder la identidad de izquierda en términos de propuestas.
Nuestra constatación sobre esta tesis, no descarta los otros argumentos que se han dado para explicar el triunfo del FA en 2004: la explicación sociodemográfica y la tesis del electorado volátil. No obstante, nuestros datos ponen en duda la validez de la tesis que afirma que el Frente Amplio ganó porque el electorado uruguayo se corrió hacia la izquierda. Las series de datos de opinión pública muestran que este corrimiento fue marginal hasta 2004, en cambio el corrimiento programático del partido hacia el centro fue mucho más contundente.
Finalmente, este artículo deja por lo menos tres líneas de investigación abiertas para futuros trabajos. En primer lugar, el análisis aquí realizado debería completarse con la serie histórica de los otros partidos políticos uruguayos relevantes a los efectos de explorar los grados de polarización del sistema de partidos en el tiempo. En segundo lugar, los estudios sobre propuestas electorales abren un espacio para la comparación con las políticas efectivamente llevadas a cabo cuando los partidos llegan al gobierno y el análisis de los constreñimientos o limitaciones que los partidos políticos encuentran para realizar sus programas. Por último, y pese a las limitaciones que puede representar el acceso a programas electorales, sería interesante emprender tareas de este tipo a nivel comparado con otros países de la región a los efectos de estudiar componentes programáticos de la competencia electoral e incluso aportar nueva evidenica al debate sobre la conceptualización de las “nuevas izquierdas” en América Latina.
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*Este artículo forma parte de los resultados del Proyecto Iniciación a la Investigación “Cambios y continuidades de la izquierda en Uruguay: análisis programático a partir de la metodología del Comparative Manifesto Project”, financiado por la Comisión Sectorial de Investigación Científica (llamado 2011). La base de datos en la que se sustenta el análisis de este artículo se encuentra agregada a la base de datos “Programas CMP partidos políticos uruguayos” construida por Cecilia Alonso, Marcelo Castillo, Guillermo Fuentes, Soledad Morales, Ramiro Moreira, Miguel Lorenzoni y Verónica Pérez. Para codificar los contenidos de los programas que forman la base de datos de este artículo se utilizó la versión los códigos adaptados de CMP para Uruguay construidos por los autores citados y contenidos en el documento “Esquema de Categorías CMP, Uruguay, abril 2012” (Mimeo). Solicitar este documento a los correos electrónicos de Guillermo Fuentes (guifuen@gmail.com) y Miguel Lorenzoni (miguelorenzoni@gmail.com). Agradecemos los comentarios de Juan Andrés Moraes a una versión anterior de este documento, así como los comentarios de Daniel Chasquetti y de dos árbitros anónimos que ayudaron a mejorar el trabajo.
** Investigador del Departamento de Ciencia Política, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República. Email: miguelorenzoni@gmail.com
*** Docente e investigadora del Departamento de Ciencia Política, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República. Email: veroperezbentancur@gmail.com
[1] El Comparative Manifesto Project surgió a comienzos de los años ‘70 como una forma de dar cuenta de las estrategias programáticas de los partidos de EE.UU. y Reino Unido. En 1979 se institucionalizó como grupo de investigación cuando el investigador Ian Budge creó el Manifesto Research Group (MRG) en el Consorcio Europeo para la Investigación Política. En 1989 el MRG pasó a denominarse Comparative Manifesto Project (CMP) y se instaló en el Centro de Investigaciones Sociales de Berlín (WZB). En este proceso el esquema de clasificación de contenidos textuales del CMP se amplió para incorporar nuevas regiones y países (Europa Central y del Este) así como nuevos códigos (subcategorías) que dieran cuenta de la competencia política en estos nuevos contextos (Alonso, Volkens y Gómez 2012).
[2] También podría mencionarse la metodología de social networks para estimar posiciones partidarias en materia de políticas considerando el co-sponsorship de leyes en el Congreso.
[3] Todo el procedimiento está guiado por un conjunto estandarizado de pasos; su última actualización disponible puede consultarse en Manifesto Coding Instructions 4th fully revisited edition elaborado por Anikka Werner, Onawa Lacewell y Andrea Volkens, así como la versión en español en Alonso, Volkens y Gómez 2012. En este trabajo se ha usado un esquema de categorías y subcategorías que incorpora algunas adaptaciones del esquema original para el caso uruguayo -consultar “Esquema de Categorías CMP, Uruguay, abril 2012- Mimeo” elaborado por Alonso, Castillo, Fuentes, Morales, Moreira, Lorenzoni y Pérez-.
[4] Por definiciones de tipo deductivo sobre el significado de la izquierda y la derecha ver por ejemplo Bobbio (1995) o Boix (1996).
[5] Sobre intentos por producir medidas de izquierda-derecha que den cuenta de contextos específicos ver por ejemplo Franzmann y Kaiser 2006.
[6] “403 Market Regulation: Support for policies designed to create a fair and open economic market. May include: calls for increased consumer protection; increasing economic competition by preventing monopolies and other actions disrupting the functioning of the market; defense of small businesses against disruptive powers of big businesses; social market economy”. (Manifesto Coding Instructions 4th fully revisited edition elaborado por Anikka Werner, Onawa Lacewell y Andrea Volkens)
[7] Ver por ejemplo, Seguridad Humana en Uruguay. Un enfoque que abre alternativas. 1ª edición. Montevideo: Sistema de Naciones Unidas en Uruguay. Uruguay, 2012.
[8] Una caracterización similar está presente en Lanzaro (2010).