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Psicología, Conocimiento y Sociedad

versión On-line ISSN 1688-7026

Psicol. Conoc. Soc. vol.8 no.2 Montevideo nov. 2018

https://doi.org/10.26864/pcs.v8.n2.13 

Reseñas

Reseña: Psicofármacos que matan y denegación organizada

Deadly psychiatry and organized denial

Psiquiatria mortal e negação organizada

Gabriela Bruno Cámares1 
http://orcid.org/0000-0002-7428-0442

1Universidad de la República, Uruguay Autor referente: gbrunocamares@psico.edu.uy

Gotszche, P.. 2016. Psicofármacos que matan y denegación organizada. Barcelona: Libros del Lince,


Resumen:

Peter Gotszche, médico, se ha especializado en estadística y metodología de los ensayos clínicos. Luego de haber publicado Medicamentos que matan y crimen organizado (2014) publicó en inglés y rápidamente fue traducido al español Psicofármacos que matan y denegación organizada (2016) de la Editorial Libros del Lince (Barcelona). En esta oportunidad realiza una crítica aguda del uso indiscriminado de los psicofármacos, centrando su interés en la psiquiatría actual. Cuestiona los métodos diagnósticos, la supuesta etiología bioquímica de las enfermedades psiquiátricas y la forma en que se llevan a cabo los ensayos clínicos, nombrando como pseudociencia a la investigación psiquiátrica. Denuncia el lugar que ocupan los psicofármacos en la práctica clínica de los psiquiatras y cómo éstos no ven progresos en sus pacientes y aumentan aún más el uso de psicofármacos que son dañinos hasta causar la muerte.

Palabras clave: Psicofármacos; Psiquiatría; Diagnóstico

Abstract:

Peter Gotszche, doctor, has specialized in statistics and methodology of clinical trials. After publishing Deadly Medicines And Organized Crime (2014), he published in English and was quickly translated into spanish Deadly Psychiatry And Organized Denial (2016) by Editorial Libros del Lince (Barcelona). On this occasion he makes a sharp criticism of the indiscriminate use of psychotropic drugs, focusing his interest in current psychiatry. He questions the diagnostic methods, the supposed biochemical etiology of the psychiatric illnesses and the way in which the clinical tests are carried out, naming as pseudoscience the psychiatric investigation. Denounces the place of psychotropic drugs in the clinical practice of psychiatrists and how they see no progress in their patients and further increase the use of psychotropic drugs that are harmful to death.

Keywords: Psychotropic drugs; Psychiatry; Diagnosis

Resumo:

Peter Gotszche, médico e especializado em estatística e metodologia de ensaios clínicos. Após a publicação de Medicamentos Mortais e Crime Organizado (2014), publicou em Inglês e foi rapidamente traduzido ao espanhol Psiquiatria Mortal e Negação Organizada (2016) pela Lince Livros Editorial (Barcelona), ainda sem tradução ao português. Desta vez, realiza uma crítica afiada ao uso indiscriminado de drogas psicoativas, centrando o seu interesse na psiquiatria. Questiona os métodos diagnósticos, a suposta etiologia bioquímica dos distúrbios psiquiátricos e a forma como os ensaios clínicos são conduzidos, qualificando a pesquisa psiquiátrica como pseudociência. Denuncia o lugar dos psicofármacos na prática clínica de psiquiatras e como eles não veem progresso em seus pacientes e aumentam ainda mais o uso de psicofármacos que são prejudiciais até causar a morte.

Palavras chave: Drogas psicotrópicas; Psiquiatria; Diagnóstico

Gotszche, médico danés, experto en farmacéutica, continúa la crítica iniciada en Medicamentos que matan (2014). Esta vez con la denuncia sistemática y documentada del proceder de la psiquiatría y la industria farmacéutica. Es un intento de incriminar a quienes con sus acciones, al empujar al paciente al uso de psicofármacos, provocan el aumento de suicidios solapando dichos hechos como consecuencias de la enfermedad. Denuncia la corrupción generalizada en la realización de los ensayos clínicos y en la obtención de la autorización para la comercialización de los psicofármacos. Frances (2014), también ha blandido su espada contra sus colegas, cuestionando los métodos de la psiquiatría contemporánea. Aún así, Gotszche lo acusa de lucrar con los fármacos y aliarse a los intereses de la industria. Acusa públicamente a los psiquiatras por el daño que producen al diagnosticar al paciente y rápidamente prescribir psicofármacos. El uso de psicofármacos podría justificarse como excepción: “cuando sufren ataques de pánico o alucinaciones tan fuertes que puede ser recomendable apaciguar su estado” (Gotszche, 2016, p. 21). Sostiene que el daño se inicia en el primer encuentro con la prescripción de un fármaco y en ocasiones, toma la forma de la mayor iatrogenia con la aplicación de tratamientos forzosos. Dice que la terapia electroconvulsiva no es eficaz y produce daño cerebral. Del lado del paciente la única opción de salvarse sería evitar concurrir a la consulta con un psiquiatra. El profesional está atrapado en la ecuación diagnóstico- fármaco como terapéutica adecuada, pues sucumbió ante la publicidad de las farmacéuticas y vive en la convicción de hacer el bien, al indicar un tratamiento que en realidad puede resultar nocivo. Gotszche analiza la frecuencia de ciertos diagnósticos. La depresión se presenta como epidemia que debe ser abordada con diagnósticos certeros y con los antidepresivos. Se asevera que éstos protegen a los pacientes de sí mismos, pero el autor advierte que los riesgos aumentan en lugar de disminuir y apela a narrar historias de muertes bajo el efecto de psicofármacos. Lo testimonial da consistencia subjetiva a la denuncia sostenida. Proclama que es un engaño hacer creer a los pacientes que los antidepresivos protegen a los niños y jóvenes del riesgo del suicidio. Alerta: “Los pacientes más vulnerables de todos (los niños) están abocados al suicidio debido a unas ‘astillas de la felicidad’ que jamás tendrían que haberles sido recetadas” (Gotszche, 2016, p. 72). Asevera que no hay estudios que confirmen la relación entre un uso ampliado de antidepresivos y la disminución de los suicidios. Bielli (2012) afirma que la

difusión y aceptación de los antidepresivos tuvo como telón de fondo el establecimiento de nuevas relaciones entre industria farmacéutica y academia que se guiaron por un imperativo económico que trastocó las prácticas científicas de los investigadores en psiquiatría y trató enfermedades y terapéuticas como si fuesen mercados y mercancías (p. 371).

Gotszche incrimina a los integrantes del grupo que define los diagnósticos de trastornos del ánimo por sus relaciones económicas con la industria farmacológica. Reivindica el derecho de las personas de pasar por períodos de tristeza. Así como se da la medicalización de la depresión también se da sobre la ansiedad, para la cual propone la psicoterapia como alternativa a los fármacos. Tone (2008) ya había abordado el consumo creciente de tranquilizantes, interrogándose sobre si se producía un aumento en la prevalencia de trastornos de ansiedad, o si los diagnósticos respondían al interés de la industria de ampliar el campo de consumidores de psicofármacos. Patologizar los problemas de la vida cotidiana ha ocasionado distorsiones en el territorio de la psiquiatría de la infancia. Gotszche sentencia que en el TDAH los que fallan son los médicos y los padres. Los antidepresivos, los estimulantes, los antipsicóticos producen efectos nocivos, y no son “anti” ninguna patología, ni curan las supuestas causas del trastorno. Desde la psiquiatría se argumenta que la enfermedad es producida por una alteración cerebral o desequilibrio químico que precisamente la farmacología se propondría solucionar. Sin embargo, Pignarre (2003) habla de pseudociencia: “las herramientas de diagnóstico existentes en psiquiatría se basan en el interrogatorio y la observación de los pacientes, nunca en la evidencia de un testigo biológico fiable /…/ el fármaco es, en sí, su propio testigo fiable” (p. 74). En este contexto ha sido necesario comprar la fidelidad de los facultativos; ciencia y marketing se confunden. Kristeva (1993) aseveró: “¿No es fabuloso que nos deje satisfechos una pastilla o una pantalla?” (p. 16). Gotszche diría que poca satisfacción puede obtenerse de un fármaco que deshumaniza y priva al sujeto de vínculos auténticos o incluso lo lleva al suicidio. Propone al paciente que oponga resistencia y a los psiquiatras que reciban formación en psicoterapia; diseñen y ejecuten ensayos clínicos fuera del poder de la industria farmacéutica. Si los psicofármacos matan y los pacientes están atrapados en explicaciones etiológicas donde su malestar se remite a un desequilibrio químico; se excluye la historia de vida y hasta los niños reciben psicofármacos ¿podremos escapar a una muerte dosificada en comprimidos?

Referencias

Bielli, A. (2012). La introducción de los antidepresivos en Uruguay (1950-2000). Transformaciones de los saberes psicológicos. Montevideo: UDELAR. [ Links ]

Frances, A. (2014). ¿Somos todos enfermos mentales? Manifiesto contra los abusos de la Psiquiatría. Barcelona: Ariel. [ Links ]

Gotszche, P. C. (2016). Psicofármacos que matan y denegación organizada. Barcelona: Libros del Lince. [ Links ]

Kristeva, J. (1993). Las nuevas enfermedades del alma. Madrid: Cátedra. [ Links ]

Pignarre, P. (2003). La depresión. Una epidemia de nuestro tiempo. Barcelona: Debate [ Links ]

Tone, A. (2008). The Age of Anxiety: A History of America's Turbulent Affair with Tranquilizers. New York: Basic Books. [ Links ]

Recibido: 03 de Abril de 2018; Aprobado: 04 de Octubre de 2018

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