Introducción
En muchas escuelas secundarias, la presencia de grafitis es un hecho innegable. Sin embargo, el reconocimiento de los mismos y el análisis de sus intencionalidades comunicativas pocas veces son objeto de debate en las instituciones. Los grafitis suelen ser textos e imágenes que son vistos por todos los actores educativos pero generalmente no son leídos e interpretados. Tal vez los grafitis no sean leídos porque son producciones no permitidas que emergen en espacios prohibidos. Quizá no sean leídos porque no circulan en los canales tradicionales de comunicación educativa ni en los portadores oficiales. Posiblemente los contenidos y las problemáticas que abordan sean tan complejos que los actores educativos prefieran simular no ver los grafitis. Sin embargo, en los últimos años se ha venido observando un interés en los campos científico y educativo por la temática que se visualiza en estudios así como propuestas educativas que comienzan a hacer visibles los grafitis y los mensajes que trasmiten (Corbetta, 2014; Correa, 2015; Hincapié, 2012; Murga y Posada, 2014). Las investigaciones destacan la importancia de reconocer a los grafitis como prácticas expresivas de los jóvenes, cuyos contenidos e intencionalidades deben ser analizados y discutidos en contextos educativos. Estudios previos indican predominancia de temáticas vinculadas a la sexualidad, las adicciones, la muerte, la pertenencia a determinados grupos sociales y la violencia en los grafitis escolares (García Aguirre, 2010; Beltrán, 2012a y Beltrán, 2012b; Correa, 2015; Ramírez y García, 2008). Respecto de intencionalidades y motivos, docentes y alumnos destacan el aburrimiento, la catarsis, la necesidad de ser escuchados, la diversión, la autoafirmación, el intento de dejar una huella y la comunicación entre pares (García Aguirre, 2010).
Nos planteamos como objetivo general comprender significados construidos por alumnos, docentes y otros actores educativos respecto de los grafitis en la escuela secundaria. Nos interesa analizar, desde la perspectiva de los actores, alcances y potencialidades de los grafitis como expresiones emergentes en las escuelas. Para cumplir con este objetivo general desarrollamos un estudio en dos escuelas secundarias de la ciudad de Córdoba (Argentina). Trabajamos con docentes, estudiantes, preceptores, personal de limpieza y grafiteros. Analizamos sus voces y construimos algunas categorías analíticas que presentamos en este artículo. En tanto consideramos a los grafitis como producciones de los jóvenes que deben ser leídas, creemos que la investigación puede realizar significativos aportes a la comprensión de problemáticas actuales y al diseño de propuestas educativas que promuevan el diálogo en las escuelas.
Contexto conceptual
Los grafitis son producciones escritas (textos, símbolos, imágenes) que emergen en espacios no destinados a la escritura y que implican transgresiones a normas institucionales. Asimismo se caracterizan por recurrir a diversas técnicas y recursos, utilizando un estilo verbal conciso y minimalista que explota al máximo las capacidades expresivas de cada elemento. Según Gándara (2002) los grafitis abordan diversas temáticas (humor, amor, política, identidad, adicciones, etc.) y tienen variadas intencionalidades (protesta, comunicación, expresión de sentimiento, sentido lúdico y estético, etc.). Los grafitis pueden considerarse expresiones de la creatividad en tanto recuperan diversos contenidos, recursos y técnicas para crear un producto novedoso y original. “El grafiti encierra en esa acción situada del lado de lo prohibido una dimensión pragmática en la cual la actividad humana desarrolla un proceso de intercambio creativo, plasmado en posibilidades genéricas variadas”. (Beltrán, 2012a, 19).
Según los espacios donde surgen pueden diferenciarse los grafitis en calles y espacios públicos de aquellos que se producen puertas adentro (Gándara, 2002), es decir en el interior de edificios. En el presente escrito nos ocupamos de estos últimos, específicamente de las producciones que se plasman en instituciones educativas. Tal como lo señalan García Aguirre (2010), Beltrán (2012a y Beltrán, 2012b), Correa (2015) y Murga y Posada (2014) los grafitis en las escuelas deben analizase e interpretarse como producciones de los jóvenes que intentan transmitir mensajes de relevancia social y educativa. Muñoz-Basols (2010) destaca la importancia comunicativa de los grafitis en contextos escolares, específicamente en los pupitres. Según el autor, estos grafitis se construyen en un entorno particular y en el marco de ciertos parámetros socio-culturales compartidos entre emisor y receptor, recuperando inquietudes sociales e históricas de la época.
El análisis de investigaciones de otros autores indica que los grafitis en las escuelas son producciones que incluyen diversidad de temáticas, aunque se observan algunos tópicos que predominan como por ejemplo la sexualidad, la droga, el deporte, la muerte, la pertenencia a determinados sectores y el hostigamiento. Una de las tipologías de grafitis escolares que se observa con mayor frecuencia son las firmas o tags que suelen vincularse con procesos de construcción de la identidad propios de la adolescencia. También aparecen con frecuencia escrituras a partir de las cuales se comunican alumnos de diferentes clases y turnos (Hincapié, 2012; García Aguirre, 2010; Beltrán, 2012a y Beltrán, 2012b; Correa, 2015; Murga y Posada, 2014; Ramírez y García, 2008). Muñoz-Basols (2010) observó las siguientes temáticas predominantes en los pupitres universitarios: lenguaje futbolístico, sexualidad, humor y afectos y realidad social.
Los grafitis referidos a la sexualidad predominan en los baños de los colegios, siendo más explícitos que los grafitis presentes en otros espacios institucionales. En los baños se observan grafitis que incluyen dibujos y textos referidos al aborto, a temáticas sexuales, de género y de pertenencia a determinados grupos. En numerosas ocasiones se observan insultos, estereotipos y violencia verbal (Raffetta, 2012; Del Manzo, 2018; Hernández y Zepeda, 2015; Grosso, 2014).
Las intencionalidades comunicativas de los grafitis son diversas. Comunicarse, insultar, afirmar pertenencia a ciertos grupos y distinguirse de otros, expresar emociones, desarrollar una práctica estética, divertirse, pasar el tiempo, interactuar con otros o transgredir normas son algunas de las finalidades de los grafitis en espacios escolares. (Zapata Herrera y Blandón Henao, 2016; Muñeton Arenas y Molina Isaza, 2015; Chávez Martínez, 2015).
Creemos que los grafitis se constituyen en producciones que deben ser leídas, analizadas e interpretadas. Los grafitis, expresiones de procesos de apropiación del espacio escolar y búsqueda de visibilización de problemáticas actuales, son objetos de relevancia para la investigación educativa. Interesa en la presente investigación analizar sentidos y significados construidos por actores educativos respecto de estas prácticas comunicativas, muchas veces ocultadas, invisibilizadas y borradas.
Metodología
Desarrollamos una investigación cualitativa con el propósito de comprender significados construidos por diferentes actores educativos respecto de los grafitis en las escuelas. Se seleccionaron dos establecimientos educativos públicos de nivel medio de la provincia de Córdoba: uno con orientación artística y otro con orientación en ciencias sociales. Ambos colegios son mixtos, se encuentran en barrios aledaños al centro de la ciudad y la población que asiste a los mismos es de clase socioeconómica media-baja. La selección de las escuelas fue intencional y por conveniencia. Se utilizó como instrumento de recolección de datos un cuestionario con preguntas tanto abiertas como cerradas a partir del cual se indagaron percepciones de los participantes respecto de los grafitis. Específicamente se presentaron preguntas respecto de los contenidos, los materiales, los lugares, las intencionalidades comunicativas y las potencialidades educativas de los grafitis. Participaron 55 alumnos de los dos establecimientos educativos (18 alumnos de entre 11 y 13 años y 37 alumnos de entre 15 y 17 años). La selección de los cursos se hizo considerando como criterio que fueran estudiantes de diferentes años y turnos. Asimismo participaron del estudio 15 docentes de los dos establecimientos quienes también respondieron al cuestionario. También se utilizaron entrevistas como instrumentos de recolección de datos. De las mismas participaron seis miembros de las instituciones educativas: una auxiliar de limpieza, dos grafiteros reconocidos y tres preceptores. La selección de la muestra para las entrevistas fue intencional y basada en criterios. Se consideró relevante analizar la palabra de estos informantes clave que tienen contacto directo con las producciones escritas y con los estudiantes. Los grafiteros fueron seleccionados por método de casos reputados. Las entrevistas fueron semiestructuradas y se indagaron diferentes percepciones vinculadas a las características e intencionalidades de los grafitis. Se triangularon datos emergentes de diversos grupos e instrumentos. Para el análisis de los datos se utilizaron procedimientos de codificación abierta y axial y método de comparaciones constantes (Soneira, 2007). Durante el proceso de recolección de datos solicitamos el consentimiento informado de los participantes y de las autoridades institucionales y se aseguró la confidencialidad de los datos.
Presentación y discusión de resultados
Se presentan a continuación las cinco categorías construidas a partir de los datos, algunas evidencias que las ilustran y los análisis desarrollados.
Contenidos de los grafitis ¿Qué ves cuando me ves?
Interesa en esta categoría analizar los contenidos predominantes de los grafitis escolares desde la perspectiva de docentes, alumnos, preceptores y personal de limpieza. Los datos emergentes de los cuestionarios administrados a los estudiantes indican cuatro temáticas principales en los grafitis: identidad (nombres propios, firmas, letras de canciones, barrio, equipos de fútbol), violencia (agresiones vinculadas a lo sexual, la muerte, la policía, insultos y groserías), consumo (marihuana y otras drogas) y caricaturas (rasgos exagerados del rostro y del cuerpo humano).
Respecto de la primera temática según los encuestados predominan los nombres propios, dato que demostraría la necesidad del alumno de imprimir, grabar, grafitear su nombre como medio de reconocimiento e identificación. Asimismo, predominan grafitis que refieren a identificaciones con equipos de fútbol, barrios y letras de canciones.
Con respecto a las respuestas de violencia, muerte, policía y sexo, por la forma de presentación de estos contenidos se agrupan dentro de la temática de contenidos de agresión, ocupando entre todas el segundo lugar en respuestas. De esta manera la temática vinculada al sexo se grafica de manera grotesca o bizarra tanto en su forma como en el texto que lo acompaña. Otra temática agrupada en el contenido agresivo que aparece en orden de importancia es la policía; la policía como el lugar de la ley, que viene a impartir un orden externo y que desde el grafiti tiene lugar de protesta hacia “la yuta”, como se la suele llamar en la jerga popular de los alumnos. Los temas de muerte y violencia poseen la misma cantidad de respuestas seleccionadas por los alumnos, agrupadas también dentro de los contenidos agresivos.
El tercer contenido con mayor cantidad de respuestas dadas por los alumnos corresponde a la temática del consumo, del consumo de la marihuana. La marihuana es una temática presente en los adolescentes tanto por su consumo como por los estados anímicos que se identifican en ella. Muchas veces se la presenta de forma personificada, tal como aparece en nuestra sociedad de consumo.
Las caricaturas aparecen en cuarto orden de importancia de acuerdo a las respuestas dadas por los alumnos entrevistados. Las caricaturas conllevan en sus contenidos rasgos exagerados dentro del rostro tales como nariz, orejas u ojos, y que luego son el blanco de las burlas entre los pares. Las caricaturas poseen rasgos exagerados tanto en el tamaño como en la forma. Los rasgos del rostro pueden ser demasiado grandes o demasiado pequeños y tienen como función resaltar los contrastes. Estos contrastes se mezclan con formas diversas generando gráficas inesperadas y muchas veces incongruentes pues no hay reglas; predomina lo espontáneo y lo lúdico. Considerando las problemáticas actuales en las aulas relacionadas con el acoso (bullying) y las bromas entre pares, la caricatura suele ser utilizada como recurso para el hostigamiento. Las burlas tienden a la discriminación y la imagen caricaturesca busca de alguna manera generar esta tensión y provocación negativa ante el personaje cómicamente retratado.
Los datos emergentes de los cuestionarios administrados a docentes muestran que los temas predominantes en los grafitis corresponden a la categoría identidad. Entre ellos se encuentran los nombres propios, los barrios y el fútbol. Los nombres propios poseen el porcentaje mayor de respuestas halladas. En segundo lugar se encuentran la marihuana y el sexo, en similar escala. En tercer lugar las caricaturas y, por último, temas de violencia. Dentro de los grafitis los nombres propios parecen ocupar un lugar de privilegio para la población estudiantil adolescente, coincidente con lo mencionado en capítulos anteriores acerca de la relación directa entre nombre propio y búsqueda de identidad, específica de esta etapa evolutiva. De esta manera los distintos nombres o firmas grafiteados en paredes, bancos y sillas aparecen en las aulas de forma masiva e invasiva, a la vista de todo el personal docente. Luego de los nombres o aspectos identitarios los docentes ubican, en segundo lugar, la temática del consumo y la sexualidad. Las conductas adictivas así como la sexualidad del adolescente son temas que se denuncian en los grafitis de una forma bizarra y agresiva. En tanto las caricaturas, como temas, serían menos observadas por los docentes de acuerdo a sus respuestas. Como hemos analizado anteriormente, al considerar a la caricatura como una forma burlesca de dirigirnos a otros o comunicarnos con otros, el tema de la agresividad también estaría presente en las mismas.
Presentamos a continuación fragmentos de expresiones de los participantes durante las entrevistas que ilustran respecto de los contenidos predominantes en los grafitis dentro de las escuelas.
“Observo en los grafitis flores, hojas, corazones, dibujos animados, es muy variado el tema que dibujan. También suelen escribir, por ejemplo, ‘te amo’ o se insultan mucho… En los grafitis suelen aparecer mucho los nombres de ellos, nombres de todos como sus firmas (...) es como marcar un territorio, una forma de marcar territorio entre barrios o compiten entre turnos mañana y tarde (….) Dibujan la marihuana, insultos a la policía (...) Las agresiones son muchas, agresiones entre barrios, agresiones los de la mañana con los de la tarde, agresiones entre chicas, agresiones que le contestan con mensajitos de texto escritos”. (Ana, auxiliar de limpieza).
“El grafiti es un arte, un arte callejero (...) Los temas que predominan son diversos: algunos hablan de historias, historias de la calle, nombre de algún amigo que fue (...) Otros temas se vinculan con la sociedad, con la cultura de los barrios, tiene el nombre del barrio, como si fuese tu territorio, nombre de la banda de chicos que se juntan siempre o la banda de música”. (Manuel, grafitero).
Los grafitis en las escuelas abordan temáticas de relevancia para los adolescentes y la sociedad en general. La construcción de la identidad aparece como un proceso que atraviesa a los estudiantes e intenta ser expresado a través de los grafitis. El nombre, la pertenencia o no a determinados grupos y la sexualidad conforman un complejo entramado donde se construyen y reconstruyen procesos identitarios. Los grafitis ponen en imágenes y textos estos procesos, por eso aparecen como los contenidos predominantes en las producciones de los jóvenes, tal como lo reconocen los participantes de este estudio. Según García Aguirre (2010), la firma cumple dos funciones interrelacionadas: dejar huella de la existencia y marcar el territorio. Estas dos funciones se vinculan claramente a la construcción de la identidad definiendo un espacio simbólico propio en el marco de diversas dualidades: propio-ajeno, adentro-afuera, orden-caos, familiar-desconocido. Gándara (2002) también sostiene que las expresiones identitarias predominan en los grafitis, especialmente en los de firma y en los que manifiestan pertenencia a determinados grupos o tribus.
En otro estudio (Martínez y Elisondo, en prensa) analizamos en detalle 220 registros fotográficos de grafitis escolares. Los análisis indicaron que las temáticas predominantes refieren a la sexualidad, la identidad, la pertenencia a determinados grupos sociales, la droga, la muerte y la búsqueda de vínculos. Respecto de la estética de los grafitis se observan interesantes producciones alegóricas construidas a partir del uso de recursos y materiales escolares (lápices, bolígrafos y corrector líquido). En muchos casos se observan grafitis que refieren a imágenes caricaturescas y a elementos simbólicos (ojos, sol, hoja de marihuana, formas fálicas, etc.). Algunos grafitis utilizan técnicas de sombreado, tallado y resaltado de colores para enfatizar ciertos contenidos.
Al igual que en la presente investigación, en otros estudios también se observaron temáticas sexuales en los grafitis escolares (Raffetta, 2012; Del Manzo, 2018; Hernández y Zepeda, 2015; Grosso, 2014), como por ejemplo representaciones de genitales, actos sexuales y expresiones violentas vinculadas a orientaciones sexuales. Según García Aguirre (2010) estas temáticas, junto con las vinculadas al consumo de drogas, pertenecen a la categoría fuera de actas dentro de las instituciones educativas, es decir, son expresiones que no constan en documento o registro oficial alguno.
En nuestro estudio los participantes han mencionado como temática predominante en los grafitis aquellos que refieren al consumo de drogas. Esta problemática también se ha evidenciado en otros estudios similares (Zapata Herrera y Blandón Henao, 2016).
Los grafitis que abordan contenidos vinculados a la violencia, la muerte y el miedo también aparecen con frecuencia según las expresiones de los participantes. García Aguirre (2010) define a estos grafitis como gritos, expresiones de dolor y angustia, necesidad de ser escuchados, de concientizar respecto de problemáticas sociales y de construir memoria. Los participantes también reconocen la existencia de grafitis caricaturescos que podrían vincularse con situaciones de hostigamiento entre pares, problemática que también ha sido visibilizada en otros estudios de grafitis escolares (García Aguirre, 2010; Zapata Herrera y Blandón Henao, 2016).
El análisis del contenido desde la perspectiva de los participantes muestra que los grafitis son prácticas socioculturales que intentan hacer visibles problemáticas actuales. Los grafitis son prácticas transgresoras que rompen con las normas y reglas institucionales e informan, en lugares prohibidos, respecto de temáticas que muchas veces también son prohibidas o invisibilizadas en las escuelas. Los grafitis resultan transgresores no solo porque emergen en lugares prohibidos sino -y especialmente- porque ponen en evidencia problemáticas que muchas veces intentan ocultarse.
Intencionalidades comunicativas ¿Qué intentan decirnos los grafitis?
Los estudiantes indican que una de las intencionalidades principales de los grafitis es trasmitir mensajes agresivos o insultos. También señalan que los grafitis tienen la función de dejar mensajes, hacer pensar o de expresarse creativamente. Los estudiantes asocian los grafitis a sentimientos de aburrimiento y con pasar el tiempo. Se reitera la vinculación de los grafitis con las expresiones de emociones y sentimientos encontrados tales como amor-odio, vida-muerte, entre otros.
Según los docentes los grafitis pueden tener cinco intencionalidades principales:
• Significado identitario (dar a conocer su propia existencia, sentirse perteneciente a un grupo);
• Significado artístico (utilización de grafitis con el fin artístico en sí mismo);
• Significado socio-cultural (expresar cómo se sienten ellos en relación al entorno, lucha de barras vecinales, equipos deportivos, agredirse al escribirse entre barrios diferentes o agredirse de un turno al otro);
• Significado emotivo-afectivo (trasmitir emociones: amor, violencia, venganza, abandono, tristeza, alegría, bronca, impotencia, ira, necesidad de libertad, protesta, entre otras);
• Significado comunicativo e informativo (informar sobre un mensaje vinculado a grupos de pertenencia, condición social, ideologías, salud, etc.).
Las expresiones de los entrevistados dan cuenta de finalidades de los grafitis similares a las manifestadas por los estudiantes y los docentes en los cuestionarios. La expresión de emociones y sentimientos, la necesidad de rebelarse y transgredir normas y de comunicar problemáticas a través de los grafitis parecen ser las intencionalidades principales según los entrevistados:
“Los grafitis son modos de expresión, se muestra en una pared un enojo, una emoción, una forma de rebelarse; sí, una forma de rebelarse ante el gobierno, buscan mostrar lo que la sociedad no dice, es como romper un poco la norma”. (Juan, grafitero)”.
“Para mí ellos a través del grafiti expresan lo que verbalmente quisieran expresar o decir pero no se animan. Acá a algunos chicos les cuesta expresarse verbalmente; a otros no tanto”. (Ana, auxiliar de limpieza).
“Los grafitis cumplen una acción poética pues son manifestaciones de agrado y desagrado, manifestaciones de estado de ánimo… no solo significa un modo de expresar lo que siente el adolescente sino que permite, también, decir aquello que no puede verbalizarse”. (Santiago, preceptor).
Las intencionalidades comunicativas de los grafitis señaladas por los participantes del presente estudio se vinculan con las observadas en otras investigaciones. Chávez Martínez (2015) identifica tres finalidades principales de los grafitis en contextos escolares: construir un espacio de trabajo individual más agradable y vistoso, asumir una posición contrapuesta al orden institucional y evadir la rutina y la organización escolar. En el estudio de Zapata Herrera y Blandón Henao (2016) se identifican las siguientes intencionalidades de los grafitis escolares: llamar la atención, expresar deseos sexuales y estados emocionales, apropiarse de los espacios escolares y manifestar pertenencia a determinadas tribus, difundir el uso de drogas, expresarse artísticamente y pasar el tiempo. También aparecen expresiones de odio, rencor y fobia e intencionalidades de atacar a otro y dejarlo en ridículo ante los demás. Según los autores los grafitis son expresiones creativas que tienen diferentes intencionalidades comunicativas para los jóvenes entre las que se destacan la expresión de deseos y emociones y la búsqueda de comunicación con otras personas. Los grafitis también son para los estudiantes formas de evasión, de pasar el tiempo y de evitar el aburrimiento en los espacios escolares. Muñeton Arenas y Molina Isaza (2015) observan similares motivos e intencionalidades en los procesos de apropiación del espacio escolar a partir de grafitis: expresión de sentimientos, aburrimiento, transgresión de normas, comunicación, agresión, identificación con grupos, llamar la atención.
Los análisis indican que los grafitis son expresiones comunicativas con intencionalidades que van mucho más allá de lo estético o de pasar el tiempo en las instituciones educativas. Los grafitis no son dibujitos sin sentido sino construcciones que emergen como manifestaciones de un contexto sociocultural e intentan denunciar y hacer visibles problemáticas subjetivas y sociales de los jóvenes actuales. Los grafitis son espacios para la expresión de emociones y sentimientos que parecen no poder ser expresados en otros contextos de las instituciones educativas. Los grafitis evidencian, de alguna manera, dificultades de comunicación en las instituciones educativas así como temáticas que parecen estar excluidas del curriculum a pesar de ser oficialmente temas de estudio. “Podría decirse que el graffiti se constituye como un espacio de ‘libertad intersticial’ para los alumnos, pues se ‘cuela’ por los ‘intersticios’ que quedan libres, generando un espacio de poder. Este poder, además, se sustenta en las características propias del graffiti. A partir de lo dicho por alumnos y profesores, se han establecido algunas ‘fuentes’ o ‘móviles’ de los que surgiría la necesidad en los estudiantes de hacer graffitis en los liceos: aburrimiento, catarsis, necesidad de ser escuchado, diversión, autoafirmación, desplazamiento, intento de dejar una huella, thanatos, contagio, y comunicación con los pares, que varían según el tipo de graffiti del cual se trate”. García Aguirre, 2010, 54-55).
¿Dónde están los grafitis? Escrituras inesperadas en espacios prohibidos
De acuerdo a los datos de los cuestionarios observamos que la mesa de los estudiantes es el lugar preferido para la realización de los grafitis. La mesa ocupa un lugar de enmarcación importante del espacio personal del alumno, delimitando su territorio. Las paredes también son los lugares elegidos por los alumnos principalmente a la altura donde se sientan. La pared, el muro, es la superficie elegida por los grafiteros por excelencia pues es allí donde se deja la huella, la impronta. Las carpetas se encuentran en tercer lugar como elección preferencial para realizar grafitis. Los demás lugares señalados como sillas o pizarrones poseen menos registros. Pensemos que ambos espacios dejan de ser personales pues, por un lado, las sillas se cambian de lugar diariamente o se trasladan de un curso a otro de acuerdo a la necesidad. La silla presenta una movilidad diaria que limita o condiciona su uso para los grafitis. El pizarrón del curso es un espacio expuesto en demasía, que pierde el objetivo de lo clandestino, prohibido u oculto que presenta el grafiti.
Con respecto a la pregunta acerca de cuáles son los lugares áulicos donde los docentes observan mayor cantidad de grafitis, la mayoría de ellos responde que es en las mesas de los alumnos y en las paredes del aula. En segundo lugar, los docentes observan grafitis en las carpetas de los alumnos. Un grupo pequeño de docentes manifiesta observar grafitis en casi todas las partes del aula sin poder discriminar lugares específicos. Con estos resultados obtenidos desde la mirada del docente se volvería a resaltar el lugar preferido para los grafitis: el banco de los alumnos y la pared del aula, uno como espacio individual y el otro como espacio público. El docente entonces da cuenta de que en ambos espacios, pese a contar con dimensiones y alcances diferentes, el alumno se comunica con grafitis.
“En esta escuela hay muchos grafitis en distintos lugares del colegio. Los bancos son los lugares donde rayan más. Utilizan los bancos como medio de comunicación, se insultan o hacen dibujos de corazón, o bien insultan a la policía. Hay muchos dibujos con hojas de marihuana”. (Ana, auxiliar de limpieza).
“Hay un grafiti que me impresionó, que me llamó la atención siempre. Está en el patio de la escuela, sobre todo por la rebeldía de hacerlo en un lugar complicado, está hecho altísimo cerca del umbral del techo y cuando nadie los ha visto, ahí lo hicieron”. (Juan, grafitero).
Es interesante analizar el espacio en el que se plasman los grafitis ya que dan cuenta de intencionalidades comunicativas y de visibilización de las producciones. Los espacios también condicionan las posibilidades temporales de crear el grafiti y de ser descubiertos por las autoridades. Según las expresiones de los participantes en este estudio, los grafitis escolares aparecen en diferentes espacios institucionales predominando las producciones en el contexto más próximo del alumno: la mesa. Resulta interesante en este sentido la investigación de Muñoz-Basols (2010) respecto de los grafitis sobre el pupitre. Según el autor este espacio es limitado en tanto está repleto de otras producciones, condición que obliga a ocupar espacios libres o a generar grafitis superpuestos. Además, el espacio de la mesa posibilita intercambios con otros usuarios de ese espacio, por ejemplo estudiantes que asisten en otros turnos.
Los grafitis que se realizan en los baños suelen abordar predominantemente temáticas sexuales y amorosas. Asimismo, los grafitis en estos espacios semipúblicos generalmente incluyen más expresiones violentas, insultos y nombres propios. Los creadores pueden realizar estos grafitis sin ser vistos, dentro del cuarto de baño, lo que parece darles cierta libertad para transmitir contenidos ofensivos y también para hostigar a otras personas.
Los grafitis en lugares complicados muestran el interés de los autores de que aquellos perduren en el tiempo y de que no sean fácilmente borrados. Además, los grafitis en estos lugares suelen llamar más la atención de los actores educativos. Quizá este sea el interés de los creadores de grafitis en lugares complicados o inesperados. Tal como señala Muñoz-Basols (2010) los grafitis en lugares poco accesibles suelen perdurar más en las instituciones.
Los lugares físicos donde los grafitis emergen dan cuenta del interés de los estudiantes por apropiarse de los espacios escolares y por marcar el territorio con sus mensajes (García Aguirre, 2010). Según Muñeton Arenas y Molina Isaza (2015), “Existe una apropiación del espacio escolar a partir de las expresiones gráficas que realizan los estudiantes en los distintos ‘soportes’ de las instituciones educativas; que estas expresiones gráficas están cargadas de elementos subjetivos que representan al estudiante y que a su vez convierten a la escuela en testigo de otro tipo de expresiones que no pertenecen a la institucionalidad de la cultura escolar”.
Los grafitis se plasman en diferentes lugares de las instituciones educativas. Tal vez la elección de estos espacios dependa de los intereses de los creadores respecto de lo que intentan comunicar, los destinatarios de los mensajes y la visibilidad de las producciones. Asimismo, la elección de los espacios puede depender de los momentos en los que se realiza el grafiti (por ejemplo, durante la clase) y las posibilidades de ser descubiertos por otras personas durante la creación.
¿Con qué los hicieron? Los útiles escolares como recurso
De acuerdo a los datos obtenidos de los cuestionarios administrados a alumnos, se observa que tanto el corrector líquido como los fibrones permanentes son los materiales más utilizados para realizar grafitis en las escuelas, con un predominio leve de los correctores. La última opción dada por ellos es la de los fibrones al agua como lapicera y aparece con menor frecuencia, al igual que las trinchetas y pinturas color que están presentes pero no de forma prevalente al ser elementos que no se solicitan para las tareas áulicas. Los aerosoles, material primordial del grafiti callejero, es el menos utilizado dentro del aula.
Siguiendo con el análisis de los resultados del cuestionario, cuando se interroga acerca de los materiales que se utilizan en los grafitis los docentes seleccionan predominantemente el corrector líquido, en segundo lugar los fibrones permanentes negros y en menor proporción aún los aerosoles. No consideran que los punzones o elementos incisivos se utilicen en la realización de grafitis y tampoco plantean el uso de pinturas de color en los mismos. Se remarca nuevamente el corrector líquido como elemento de uso frecuente, práctico y funcional, pues la mayoría de los alumnos cuenta con él en sus cartucheras y es usado hoy en la escritura diaria. Tampoco podemos dejar de mencionar que dicho material logra una permanencia y durabilidad en la gráfica.
“Suelen utilizar preferentemente marcadores al agua o permanentes como pinturas u acrílicos para hacer sus grafitis. Hay lugares dentro de la escuela, permitidos, donde pueden hacerlo con previa autorización de la Dirección. Suelen utilizar el marcador negro permanente de escribir, ellos usan el permanente con intencionalidad porque cuesta más sacarlo”. (Ana, auxiliar de limpieza).
El análisis de los materiales con los que se realizan los grafitis muestra un predominio de elementos escolares que se utilizan en el contexto áulico. No es frecuente, según las expresiones de los participantes, el uso de aerosoles u otras pinturas más comunes en los grafitis callejeros. Estos datos se corresponden con las consideraciones de Muñoz-Basols (2010), quien señala que en el contexto áulico el uso de materiales es limitado. En general los grafitis se construyen con lápices, bolígrafos y rotuladores.
La fibra permanente y el corrector líquido determinan, por sus características, una permanencia del grafiti en el tiempo o bien generan dificultad para borrarlos o destruirlos. Los objetivos probables que el grafitero persigue al momento de realizar su obra son la permanencia, estar en un lugar, ser visto, pertenecer, habitar un espacio. El uso de materiales que no puedan ser borrados daría cuenta del interés de los grafiteros por marcar el territorio, dejar su impronta y comunicar su mensaje. La utilización de materiales permanentes refleja una intencionalidad de perdurar en el tiempo, apropiarse del espacio escolar y transgredir las normas institucionales. Los grafiteros intentan dejar huellas como una forma de expresión y también de autoafirmación personal.
Asimismo pareciera que hasta el uso del corrector cumpliera una función opositora para el adolescente pues el mismo tendría para el docente una función correctora de borrar o disimular algo mal hecho. Sin embargo, en el grafiti el alumno lo utiliza con fines totalmente opuestos a lo permitido o funcional del producto. O sea, para el adolescente el corrector líquido cumple el objetivo de fijar, remarcar, resaltar, opuesto a lo esperable o a la función originaria del producto.
Los materiales utilizados y los lugares donde se plasman los grafitis se articulan con los contenidos y las intencionalidades descriptas en las dos primeras categorías. Expresarse, ser vistos, transgredir normas, dejar huellas, marcar territorio, aparecen como propósitos latentes en los grafitis que también condicionan los lugares donde estos creadores utilizan estos materiales.
¿Qué hacemos con los grafitis? Potencialidades educativas
Los estudiantes mencionan diversas propuestas educativas vinculadas con los grafitis:
• Utilizar los temas visibles de los grafitis como material de reflexión y análisis en diversas asignaturas;
• Realizar con los grafitis murales para ser vistos por todos;
• Exponer los grafitis para ser compartidos;
• Generar lugares recreativos en las instituciones donde se permita realizar libremente expresiones gráficas espontáneas como los grafitis;
• Utilizar los bancos como espacio personal y realizar de forma libre un grafiti u obras plásticas con diseños personales, y
• Conocer diferentes tipologías de letras desde la materia de lengua.
En las expresiones de los docentes pueden reconocerse al menos cuatro tipos de propuestas: preventivas (alimentación saludable, drogas sexualidad, gustos y costumbres, realidad social, respeto, valores, etc.), educativas (operaciones básicas, conceptos, problemas de ingenio, contenidos transversales como son las adicciones, sondeo, estadísticas, etc.), expresivas (hacer exposiciones, galerías, tomar fotografías, muestras en redes sociales) y dialógicas (discusión de significados personales y sociales de los grafitis, diálogo sobre preocupaciones individuales y contextuales).
Tomando estas propuestas realizadas por los docentes encuestados se observa que hay cuatro líneas posibles de trabajo. Por un lado las de tipo preventivo: tomar los temas propuestos en los grafitis a modo de preocupación adolescente y trabajarlos con ellos (alimentación, drogas, sexualidad, entre otras). Otra propuesta se centra en la modalidad de enseñanza-aprendizaje en función de la temática presente en los grafitis. Asimismo, los docentes encuestados proponen dar a conocer estos grafitis, exponerlos con fines tanto expresivos como artísticos fuera del ámbito áulico. La propuesta que suma como diferente es la de contar con un espacio institucional para poder hablar de estas expresiones, con un sentido de actitud de comprensión, de escucha y de diálogo entre docentes y alumnos.
Dentro de los resultados relacionados con la funcionalidad que cada grupo otorga a los grafitis, para el ámbito educativo están los mencionados tanto por los alumnos como por los docentes quienes señalan los alcances positivos de los mismos como medio motivador para desarrollar diferentes temas curriculares. Otra función que aparece para la población estudiantil es la comunicativa. No podemos dejar de mencionar los grafitis como otro espacio de intercambio social generado con textos dialogados en los bancos y paredes, que nos abren otros interrogantes como docentes en la actualidad. Fueron mencionados los significados identitarios, artísticos, socioculturales y comunicativos -emotivos y afectivos-. Esto configura propuestas para el campo educativo no solo desde lo curricular sino también desde el campo de la salud, la prevención, y lo específico al campo artístico como lugar de reconocimiento estético y como parte del arte urbano poético que lo atraviesa.
Las expresiones de los entrevistados también permiten identificar diferentes potencialidades educativas de los grafitis:
“Creo que se podrían recuperar los grafitis, hablando de la problemática, de la violencia de género en la familia, ellos tienen naturalizadas estas imágenes y lo que se debe hacer es problematizar el tema, problemas que no pueden decirse, no pueden verbalizarse pero cuando uno les pregunta ellos comentan libremente. Por ejemplo, ellos te cuentan que consumen. Los grafitis no solo expresan emociones sino sobre todo nos hablan del entorno sociocultural y cotidiano de nuestros alumnos”. (Mariana, preceptora)
“En la escuela se podría trabajar con los grafitis en materias como lengua, arte, cultura y sociedad. La sociedad está en un mal momento y los grafitis lo expresan (...) Los grafitis se vinculan con un conocimiento. Los grafitis te dicen mucho más que frases inmensas, al verlos te llevan a algún lugar (...) Habría que proponer en las escuelas que hagan más grafitis, que se puedan expresar los chicos”. (Juan, grafitero)
En las expresiones de los participantes se observan numerosas posibilidades educativas de abordaje de los grafitis como recursos educativos. Múltiples temáticas y contenidos curriculares parecen estar atravesados por los grafitis y generan alternativas para la enseñanza en la educación secundaria. Las propuestas de los estudiantes y de los docentes trascienden lo estrictamente curricular y generan ideas para pensar respecto de los procesos comunicativos en sentido amplio, reconociendo el valor de los grafitis como producciones escritas de los jóvenes. Se han identificado diferentes propuestas áulicas y extra áulicas, que desde perspectivas interdisciplinarias podrían considerarse para abordar temáticas transversales como la sexualidad, el consumo, las emociones, la violencia, la identidad y la realidad social, entre otras.
En esta línea es relevante considerar otras propuestas educativas que han incorporado a los grafitis como recursos para la enseñanza y el aprendizaje (Corbetta, 2014; Correa, 2015; Hincapié, 2012; Murga y Posada, 2014; González González, 2016). Consideramos que recuperar los grafitis, visibilizarlos y ponerlos en discusión puede ser una intervención docente relevante para la construcción de contextos educativos dialógicos y participativos. Las categorías analizadas, las temáticas, las intencionalidades y los recursos y espacios nos demuestran que los grafitis son prácticas comunicativas complejas que pueden tener un significativo impacto en los procesos educativos al ser producciones que develan problemáticas e intereses actuales de los jóvenes.
Consideraciones finales
Los análisis realizados indican que los grafitis son producciones que develan emociones, sentimientos, procesos identitarios y problemáticas sociales. Los grafitis no son dibujos o textos sin sentido sino construcciones socioculturales que implican apropiaciones de los espacios educativos, transgresiones de normas institucionales y deseos de expresión. Las voces de los participantes muestran significados compartidos respecto de estas prácticas comunicativas en las escuelas.
En los grafitis se debaten temas de relevancia subjetiva y social como el amor, la sexualidad, la violencia, el consumo y la identidad. Los grafitis buscan comunicar, denunciar, hacer visible, confrontar y transgredir. Las prácticas de construcción de grafitis, considerando los recursos utilizados y los espacios elegidos, intentan dejar huella y marcar los territorios, buscan perdurar en el tiempo y dejar su impronta en los espacios institucionales. Los grafitis, como espacios intersticiales, permiten filtraciones de contenidos legitimados desde algunos currículos pero no suelen encontrar lugar en las aulas para desplegarse en su complejidad. Algunos grafitis, principalmente los realizados en las mesas, son prácticas que emergen del aburrimiento y de intentos de fuga.
Además de los análisis respecto de contenidos, finalidades, recursos y lugares, el estudio da cuenta de las numerosas potencialidades educativas de los grafitis. Los participantes reconocen múltiples y diversas alternativas para abordar temáticas curriculares a partir de los grafitis. El estudio pretende contribuir en la construcción de miradas más amplias de los grafitis, reconociéndolas como prácticas comunicativas complejas. Los grafitis pueden constituirse en disparadores para la reflexión y el tratamiento de temáticas transversales de manera interdisciplinaria. Asimismo, pueden habilitar espacios de diálogo y comunicación entre los miembros de la comunidad educativa, reconociendo diferentes miradas y problemáticas sociales.
Como futuras líneas de investigación proponemos considerar otros contextos educativos (escuelas privadas, instituciones de nivel primario y superior, entornos educativos no formales) y realizar comparaciones. Del mismo modo, en futuros estudios resultará de interés diseñar y valorar propuestas educativas con grafitis y considerar los potenciales impactos de las mismas en los procesos de enseñanza y aprendizaje. En estudios futuros sería interesante analizar en profundidad significados construidos por los grafiteros respecto de los sentidos comunicativos de sus producciones. Comparar grafitis dentro de las escuelas con grafitis plasmados en las calles del barrio también puede constituirse en otra línea de investigación emergente.
Para cerrar, volvemos a una pregunta inicial: ¿Qué vemos cuando vemos grafitis?
¿Qué ves?
El wawa de Troilo no quiere arrancar
falta envido y truco, chiste nacional
“Estamos en vena” grita el mayoral
Y pagas el vale un día después
¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves?
Cuando la mentira es la verdad
La prensa de Dios lleva poster central
El bien y el mal definen por penal
fía “la chapita” porrón en Palomar
cruzando la vía pa' poderla pasar
¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves?
Cuando la mentira es la verdad.
Diego Arnedo, Ricardo Jorge Mollo y Federico Gil Sola.