Introducción
La comunicación y los instrumentos para desarrollarlas son esenciales en educación. En particular en el siglo XXI con el advenimiento de las nuevas tecnologías, se plantea el desafío de transformarlas en herramientas que favorecen las instancias de enseñanza, y propicien adecuados momentos y espacios de aprendizaje.
La enseñanza en el siglo XXI nos enfrenta a la incorporación de nuevas tecnologías como instrumento de práctica y medio de democratización de la educación superior, logrando el objetivo de contemplar a la educación superior como bien público 1
Las tecnologías de la información y comunicación (TIC), se definen como un “conjunto de recursos tecnológicos, que integradas posibilitan la transmisión de información, cuando están asociadas a internet posibilitan que las personas tengan una interacción con los contenidos. Este aumento de la interactividad estimuló el uso de las TICs, por la sociedad, teniendo como resultado alteraciones del proceso enseñanza-aprendizaje”2, según De Oliveira Junior JK. Estos permiten la promoción de transformaciones que se entienden más allá del aula y generan al decir de Honorato W. “mejor reflexión y divulgación del conocimiento.3. Siguiendo a Cabrera, citado por Ruano LE.4, describe a las TIC como “el conjunto de avances tecnológicos desarrollados para gestionar información y enviarla de un lugar a otro, donde se desarrollan procesos de almacenamiento, recuperación y comunicación de la información, trabajando de manera interactiva e interconectada en torno a tres medios básicos: la informática, la microelectrónica y las telecomunicaciones”.
Pessoa Giasanti Tabarez AR5, para fraseando a Dewey según sus dichos en 1916 que planteaba “si enseñamos a los estudiantes de hoy como enseñábamos a los de ayer, los privaremos del mañana”. El desafío de la nuevas tecnologías nos marca que el encare de la enseñanza en el siglo XXI debe preparar a los estudiantes para aprender a aprender, ser capaces de resolver los problemas que enfrentan con la mayor claridad.
El llamado “e-learning” en la universidad del siglo XXI es considerado según Fernandez Tilve MD. “como motor de transformación y elemento estratégico del tejido socioeconómico”, y “necesita más que nunca de la modalidad e-learning para preparar ciudadanos altamente competentes y sobre todo teniendo en cuenta que el conocimiento es capital como fuente más importante de productividad y crecimiento”6. Incorpora nuevas tecnologías como los recursos multimedia, accesos vía web y otros, incluye en lo que en la actualidad se denomina “mobile learning”, que desde la óptica de Winters7, centra su interés en el uso de la tecnología. Para Chang et al8 se vertebra sobre tres componentes esenciales que son el dispositivo, la infraestructura de comunicación y el modelo de aprendizaje. Según Sharples9, el mobile learning incorpora cinco ejes que son el espacio físico, la tecnología, el espacio conceptual, el espacio social y el aprendizaje disperso en el tiempo.
La telefonía móvil y el uso de smartphones son una realidad creciente en la sociedad de hoy según Fodevilla Gascón JF10 y Ruano LE4, quienes definen a los dispositivos tecnológicos como “objetos que satisfacen necesidades de manera virtual y física a través de la tecnología; siendo tangibles (hardware) e intangibles (software), con la posibilidad de integrarse en las actividades de los individuos que requieran almacenar, procesar, interpretar, administrar y gestionar grandes cantidades de información”. Para Campos et al11, “estos dispositivos están asociados a Redes Sociales Virtuales, las cuales operan como sistemas de relación entre usuarios”.
A nivel mundial existen diferentes datos referidos al uso de las tecnologías, por ejemplo, Rodriguez Martinez MC12 plantea que en el año 2000 existían alrededor de 360 millones de personas usaban internet en el mundo, en el 2014 ese número ascendía a unos 3 035 millones de individuos, es decir un 741% más. De modo similar sucede con los dispositivos electrónicos los cuales también han aumentado con el correr del tiempo. Dichos dispositivos permiten acceder a aplicaciones diversas, entre ellas WhatsApp.
El término WhatsApp proviene de un juego de palabras y adaptación de las palabras “What’s up”, una frase coloquial inglesa que significa ¿Qué pasa?, y App, la abreviatura también inglesa de aplicaciones. Es una aplicación de mensajería instantánea gratuita en formato de multiplataforma, que permite enviar y recibir mensajes sin costo13, a través del uso de datos móviles.
Padrón CD13 menciona algunas de las ventajas del WhatsApp en el plano educativo como: el evitar el contacto visual, la gratuidad del uso de la mensajería, uso de herramientas de multimedia, enviar posición geográfica y sin cargos internacionales. Mientras que Villadiego Cabrera MR14 sugiere que esto permite o facilita la socialización, el trabajo en equipo y la importancia de compartir; la importancia de la identidad digital, así como los procesos de participación social, constituyen un factor importante de formación y favorece la difusión a nivel de las instituciones. Existen datos de que esta aplicación genera un aumento de la participación de los estudiantes10, destacando que “incluso los más reservados y menos participativos en aula toman parte de las conversaciones”.
Para Ibrahin et al15, WhatsApp puede ser “la mejor ayuda para los alumnos introvertidos”, otros sugieren que “los más reservados y menos participativos en el aula toman parte activa en las conversaciones virtuales16.
Estos elementos al decir de Vilches Vilela MJ van “dibujándose como herramientas potenciadoras y facilitadoras de los procesos de enseñanza-aprendizaje, además de desarrolladoras de la capacidad de trabajar en grupo de forma colaborativa y/o cooperativa”17. “Mobile learning” proporciona la capacidad de formación del alumno más allá del aula, Barhoumi plantea que a los estudiantes les permiten “encontrar soluciones a las dificultades que pueden encontrar durante el desarrollo de su proceso de aprendizaje y facilitar la resolución de problemas, además de indicar que a través de ella es fácil construir y compartir el conocimiento”18.
Con soporte tecnológico similar pero con finalidades y apuntando a estrategias educacionales complementarias encontramos los Entornos Virtuales de Aprendizaje (EVA), los cuales son concebidos para generar un “proceso o actividad de enseñanza aprendizaje que se desarrolla fuera de un espacio físico, temporal y a través de Internet y ofrecen diversidad de medios y recursos para apoyar la enseñanza; son en la actualidad la arquitectura tecnológica que da sustento funcional a las diversas iniciativas de tele formación”19. Ya Harasim y otros en el año 1995 mencionaban que “el trabajo en red supone un espacio de experiencias ricas y satisfactorias de aprendizaje colaborativo”20. García en 200121, planteaba al mencionar los EVA con una mirada institucional que “los docentes, las instituciones educativas públicas y privadas que apuestan por la enseñanza flexible, abierta y a distancia, agradecen la posibilidad de disponer de una amplia gama de entornos virtuales de aprendizaje diseñados para la gestión y desarrollo de cursos y programas. Entornos que, generalmente, no exigen conocimientos especializados de informática e internet para su gestión, y, menos, para su utilización como estudiante”
Bustos Sánchez A plantea el potencial transformador de los EVA a partir de mediar relaciones entre estudiantes y docentes, así como entre estudiantes y contenidos22. A pesar de que los usos y su reconocimiento por parte del docente plantean una enorme complejidad, lo que lleva a la heterogeneidad de descripción y clasificaciones que los entornos presentan (Bustos y Coll)22.
Por otro lado, algunos autores como Rossembaun y Wong encuentran algunas desventajas dentro de este panorama planteando “que los servicios de mensajería instantánea requieren que los usuarios estén constantemente conectados a Internet, lo cual puede producir un deterioro en la salud mental, ya que puede provocar adicción a Internet y la aparición de déficit de atención con hiperactividad en adultos”23
Con base en esto, el objetivo de este trabajo se vincula con conocer la percepción de un grupo de estudiantes de 1º año de la Facultad de Odontología (FO) de la Udelar, respecto al uso de WhatsApp (WAP) y EVA en diversos planos que involucran la comunicación y el acceso a información entre otros.
Materiales y métodos
Se procedió a la realización de un estudio descriptivo observacional, en estudiantes del grupo 4 de Histología de la generación 2016 de la carrera de Doctor en Odontología de la Facultad de Odontología (FO) de la UdelaR, que cursaron la materia en el primer semestre del año 2017.
Para la obtención de información se utilizó una encuesta escrita presencial que fue completada por los estudiantes del grupo sin brindar datos personales y en condiciones de privacidad, se identificó cada encuesta con un número de folio. La misma presentó un segmento inicial referido a la aplicación WAP y otro para el EVA (tenía otro segmento que no se tomó en cuenta en este estudio, que considero la valoración de polimedias). En los ítems referidos a EVA y WAP se evaluaban los siguientes ítems:
Los ítems fueron valorados de 0 a 12 puntos, de acuerdo a la escala de calificación universitaria de la Udelar. El estudio se consideró observacional y no implica intervención en la opinión de los encuestados, por lo que fue revisado y autorizado por el responsable del proyecto y el responsable de la cátedra de Histología de la Facultad de Odontología de la UdelaR.
Resultados
La encuesta fue respondida por 30 estudiantes. De dichas respuestas surgen los promedios que figuran en la tabla 1.
De esta tabla se deprenden los gráficos 1 y 2 donde vemos representados los datos que presentan los datos relevados par WAP y EVA en el conjunto de estudiantes pertenecientes al grupo.
Al realizar el estudio comparativo de datos obtenidos para WAP y EVA, se puede observar la diferente percepción de los estudiantes referidos a ambos instrumentos donde en la resolución de dudas que promedian 10.77 el WAP y 8.53 el EVA, se detectó que el 57% de los estudiantes vieron como superior el WAp y el 33% otorgo igual calificación a ambos instrumentos, un 10 % considero a EVA como mejor instrumento para esta función.
En cuanto a la información WAP tuvo un promedio de 10.63 y EVA de 10.33. El 40 % de los estudiantes considero a WAP como un mejor instrumento para este ítem, frente a un 27% de EVA, el 33% califico a los dos instrumentos con el mismo puntaje.
Respecto a la comunicación con el docente WAP tuvo un promedio de 10.63 mientras EVA tuvo un promedio de 9.47. Un 43% de los estudiantes vieron mejor a WAP y un 40% a EVA, el 17% de los estudiantes lo valoraron con igual calificación.
La comunicación entre estudiantes es un ítem particular, ya que es el ítem que puntea más bajo dentro de los parámetros evaluados, siendo de 9.2 para WAP y 5.53 para EVA. En tal sentido el 70% de los estudiantes valoró de mejor manera a WAP y el 30% los valoró de igual manera, no hubo estudiantes que valoren de mejor manera a EVA en este ítem relevado.
Discusión
Varios autores coinciden en que lo entornos virtuales de aprendizaje y las nuevas tecnologías se posicionan en el siglo XXI como instrumentos de desarrollo y capaces de potenciar los procesos de enseñanza y aprendizaje en la educación superior 1 2 4 6.
Al poner a consideración de los estudiantes los entornos virtuales de aprendizaje mediante la valoración de la plataforma Moodle utilizada en el curso de Histología de 1º año de la carrera de doctor en odontología de la Faculta de Odontología de la UdelaR, pudimos comprobar que presenta una alta valoración en lo que tiene que ver con la posibilidad de consultar dudas al igual que lo plantea Vidal Ledo M et al20, coincidiendo en la idea de que posibilita el apoyo a la enseñanza fuera del aula, posibilitando el intercambio entre el docente y el estudiante en el momento que este reflexiona sobre los contenidos en busca de lograr aprendizajes óptimos.
En lo que refiere a la interacción existe una coincidencia de nuestro trabajo con lo expresado por Bustos Sanchez A., en el entendido de su planteo de los EVA como instrumentos facilitadores del intercambio entre docentes y estudiantes22. Sin embargo este intercambio presenta una variación cuando se lo analiza respecto al intercambio estudiante docente y si se mira ese intercambio entre los propios estudiantes. En este plano nuestros resultados son coincidentes con los expresados por Fernández Pascual M.D. et al24, quienes plantean una percepción más positiva del EVA como instrumento de intercambio del estudiante con el docente y no tanto entre estudiantes. En nuestro caso mientras el promedio de valores expresados por los estudiantes en la comunicación entre estudiantes y docentes obtuvimos 9.47/12, el valor de intercambio entre estudiantes nos dio 5.53/12.
El uso de WhatsApp respecto al EVA presento una valoración superior por parte de los estudiantes, seguramente vinculado al factor del tiempo que produce en la comunicación por ser un medio de comunicación instantánea, favorece la celeridad en el intercambio13. Respecto a los ítems relevados se puede ver que la interacción con los docentes presenta una valoración muy alta por parte de los estudiantes, lo que coincide con lo expresado por otros autores que lo vinculan al trabajo en grupo18 o a la resolución de dudas concretas19.
A diferencia de lo que sucede en EVA, en el grupo de estudiantes relevados se vio que este si es un medio de comunicación utilizado entre estudiantes donde califican a WhatsApp con 9.2/12 y a EVA con un 5.53/12 en promedio; esta característica es coincidente con lo planteado por Villadiego Cabrera MR14.
Conclusión
El relevamiento realizado nos permite evidenciar que los estudiantes del grupo encuestado han valorado de muy buena manera ambos recursos tecnológicos disponibles en el curso de Histología de bases Biológicas de la facultad de Odontología de la Udelar. Se percibe un alto grado de aceptación entre las diferentes tecnologías a nivel de los estudiantes, con datos que muestran un mayor grado de aceptación en cuanto a la comunicación de WhatsApp frente a la plataforma Moodle, siendo más evidente esto en la comunicación entre estudiantes.
Nuestros hallazgos dejan en evidencia que la educación del siglo XXI demanda la incorporación de nuevas tecnologías como instrumentos ineludibles en el proceso de enseñanza y aprendizaje, desafiando al docente a incorporarlos en forma gradual y consciente en sus actividades educativas.