Introducción
Podemos decir que el primer registro en el Uruguay de la necesidad de contar con personal especializado en el salvamento acuático data de 1922. Como señala Willy Rivero (2016), el 5 de diciembre de ese año se reunieron en la Comisión Nacional de Educación Física (CNEF) su entonces presidente, el doctor Blengio Rocca, y parte de la comisión directiva. Uno de los puntos a tratar en la mencionada reunión era buscar una solución para el creciente número de muertes por inmersión que sucedían en los meses de verano.
El resultado de esa sesión se hizo evidente en 1925 con la creación de un curso para la formación del Cuerpo de Instructores Voluntarios (Rivero, 2016).
Es recién en 1935 que se lleva a cabo el primer curso para aspirantes a salvavidas en la órbita de la CNEF. El Curso de Guardavidas acompañó el tránsito institucional de la formación de profesores de Educación Física,2 la cual comenzaría en 1939. Este tránsito fue siempre en paralelo, incluso en la gestión y administración de la carrera. Es decir, nunca hubo un diálogo académico entre las formaciones. Cuando el Instituto Superior de Educación Física (ISEF) ingresa a la Universidad de la República,3 esta forma de funcionamiento queda obsoleta y se pasa a discutir la gestión y la proyección académica del Curso de Guardavidas en los órganos de cogobierno correspondientes.
Es en este marco que en el 2017 se crea una comisión de trabajo para pensar una propuesta curricular que concrete el carácter de tecnicatura para el Curso de Guardavidas.4 Esta comisión toma para su análisis un documento presentado por un grupo de guardavidas egresados al orden docente de ISEF. El trabajo en cuestión procuraba transformar al programa del Curso de Guardavidas en el plan de estudios de una futura tecnicatura.
Básicamente el documento que presentaron los egresados, que con ciertas modificaciones salió de la comisión de trabajo a la que hacíamos mención5 y que ahora se encuentra en la Asamblea del Claustro de ISEF, proponía ampliar el perfil de egreso. La ampliación retomaba aquella tradición iniciada en 1925 con el curso para el Cuerpo de Instructores Voluntarios: prevenir los ahogamientos facilitando a las poblaciones conocimientos básicos de nado que les permitieran acercarse al medio acuático natural de manera segura. Nuestro trabajo se propone problematizar esta sugerencia de modificación curricular, intentando dar cuenta de ciertas tensiones que de manera implícita y explícita empiezan a atravesar este proceso.
Propósito
En el caso aquí estudiado hay un elemento que engloba las fuerzas en puja. La selección y el recorte curricular que le terminan dando forma a la ampliación del perfil de egreso excluyen de este un componente que por su peso en el propio campo profesional, en la coyuntura del ISEF como institución universitaria y en los propios debates del currículo universitario genera fuerzas lo suficientemente potentes como para hacerse presente. Hablamos del campo de la educación ambiental (EA)6 y la gestión costera (GC).7
Como dijimos anteriormente, el trabajo aquí propuesto intentará poner de manifiesto ciertas tensiones que emergen a la luz de la modificación curricular en cuestión. Algunas de estas tensiones son recurrentes o comunes al análisis del currículo universitario en términos generales, otras se manifiestan como específicas para el caso de la Tecnicatura en Guardavidas, inscritas en la coyuntura del ISEF como institución universitaria. Un primer plano de análisis con relación a lo común o a lo general tiene que ver con la estructura del currículo universitario y podría incluir, como nos señala Mercedes Collazo (2010), la perspectiva desde tres polos de tensión que incumben procesos de selección y organización curricular: formación general vs. formación especializada, formación teórica vs. formación práctica y formación disciplinar vs. formación interdisciplinaria.
Un segundo plano lo constituirá la mirada de ciertos emergentes propios del campo profesional, que terminan convergiendo en un proceso de antecedentes vinculados a un campo de producción de conocimiento asociados a la EA y a la GC. Por último, la sinopsis de ciertos trayectos institucionales que imponen nuevas tensiones.
Diseño metodológico
Para llevar adelante el propósito de nuestro trabajo, optamos por la entrevista como herramienta de recolección de datos. En ese sentido realizamos tres entrevistas a informantes calificados, guardavidas que han llevado adelante actividades vinculadas a la gestión costera en los departamentos de Montevideo, Canelones, Maldonado y Rocha.
De las entrevistas realizadas van a emergen elementos vinculados a la GC y la EA. Del análisis del documento presentado por los egresados, que en este momento se encuentra en la Asamblea del Claustro de ISEF para su consideración, se desprende que ni la GC ni la EA forman parte del diseño curricular. Esta ausencia va instaurar tensiones que se apoyan en justificaciones de carácter histórico profesionales y académicas.
El encuadre de la propuesta curricular. Tensiones en el campo profesional e institucional
Pensar en la transformación curricular de la formación de guardavidas, sin caer en un discurso “innovador inmediatista” que imponga soluciones homogeneizantes, implica mirar este proceso atendiendo la perspectiva histórica que da cuenta de su especificidad (Collazo, 2010). La propia lógica corporativa de la profesión, sumada a la gestión y gobernanza de la formación en un ámbito incluido pero desarticulado de la institución que la cobija, ha dado como resultado que las vicisitudes de la profesión impacten fuertemente en las transformaciones estructurales de los procesos formativos. Para el tema que nos compete esto es importante, como nos dice Collazo (2010):
La relevancia de la temática que se busca analizar radica entonces en la importancia que las transformaciones estructurales están imponiendo a los proyectos de formación universitaria, tanto desde el punto de vista de la selección como de la organización curricular, apareciendo ambas dimensiones probablemente hoy más imbricadas que nunca. (p. 7)
Ahora bien, la propuesta de transformación curricular mencionada no considera intereses, actividades y trayectos profesionales que los y las guardavidas han venido desarrollando en el marco de la GC y la EA. Lo anterior cobra importancia en los caminos que tanto el ISEF en particular como la Udelar en general están atravesando, sobre todo en lo que tiene que ver con la descentralización universitaria. A este punto nos referiremos más adelante. De todas formas nos gustaría señalar ahora un elemento institucional importante. Como nos señala Collazo (2010), la tirantez entre formación académica y vocacional, entre estudio y capacitación ha sido permanente en la historia de la educación.
Importa analizar lo señalado por Collazo (2010) a la luz de la coyuntura actual del ISEF, contemplando otro elemento que tensa la delimitación de los contenidos curriculares de la Tecnicatura en Guardavidas. El ISEF desde hace ya algunos años se ha propuesto impulsar el desarrollo académico y consolidar espacios de producción de conocimiento que nutran las carreras, con el objetivo de construir universidad. Así, en el Plan de desarrollo y pedido presupuestal 2015-2019(ISEF, 2015), los dos objetivos que guían la propuesta son la liberación de la matrícula y el impulso de la investigación y la innovación. Estos objetivos nos llevan a mirar un conjunto de antecedentes relacionados con el campo profesional de los guardavidas, la GC y la EA, que desembocan en estructuras de investigación consolidadas. Simplemente a los efectos de nombrar un ejemplo, mencionamos la Maestría y el Diploma en Manejo Costero Integrado del Cono Sur del Centro Universitario Regional del Este (CURE). Es importante aclarar que el Curso de Guardavidas al día de hoy se ofrece en la sede de ISEF Montevideo y en el CURE. Esta referencia no es para nada menor, sobre todo si la analizamos a la luz de la departamentalización de los Centros Universitarios Regionales (CENURES), y más específicamente la del CURE. ¿Cómo se articula el ISEF con las estructuras académicas radicadas a la luz de este proceso? Es una pregunta que no podremos responder en este trabajo, pero que corresponde dejar planteada.
La propuesta de plan de estudios que ahora viene siendo discutida en la Asamblea del Claustro de ISEF no toma en consideración para su diseño posibles aportes de la GC y la EA. Esta situación es contraproducente en dos sentidos: por un lado actúa contra la lógica universitaria ya que pretende desconocer una relación evidente y posible con un campo de producción de conocimiento consolidado, y por otro desconoce un conjunto de factores históricos de la profesión con un peso suficiente para ser tenidos en cuenta. Como nos dice Collazo (2010):
El análisis de la articulación entre educación superior y empleo, inscripto primordialmente en la economía de la educación, presenta algunas limitantes. Por un lado, la idea de formación académico-profesional, en pleno auge del enfoque de competencias, se confunde actualmente con la formación técnica, desdibujándose el perfil de la formación universitaria; por otro lado se requiere superar las visiones reduccionistas imperantes en el campo y desarrollar una mirada compleja que permita atender la multiplicidad de factores históricos, políticos y económicos en juego en cada realidad social en la que se insertan los egresados universitarios. (p. 11)
Otro aspecto relevante que tiene que ver con la estructura del currículo universitario que indefectiblemente cobra relevancia y con la naturaleza del conocimiento académico, especializado y diversificado al mismo tiempo (Collazo, 2010).
Collazo (2010) toma los aportes de Burton Clark (1991), quien caracteriza al conocimiento como aspecto medular del trabajo universitario. Consideramos que este punto es sumamente interesante a los efectos de nuestro propósito.
Los aportes de Clark (1991), retomados por Collazo (2010), permiten caracterizar esa “materia invisible” del trabajo universitario que es el conocimiento. El autor visibiliza ciertas propiedades de este. En primer lugar, su carácter especializado y una autonomía creciente que lo aleja de las especialidades y del conocimiento general. En segundo término, la producción de conocimiento es una actividad abierta imposible de ser prevista en todas sus aristas. Por último, porta una historia de trabajo académico, de contraposición de opiniones y perspectivas que luchan por prevalecer unas sobre otras (Collazo, 2010). De lo anterior va a derivar una forma disciplinar de organización del trabajo académico como pueden ser los departamentos o las cátedras, por consiguiente es importante reflexionar sobre estos aspectos no solo en relación con la estructura curricular, sino además con la forma de organización disciplinar. Si en la lógica universitaria entendemos además los espacios de producción de conocimiento como un lugar deseable de aporte a la estructura de las carreras, es impensable entender el desarrollo de estas desde una perspectiva estructural rígida e inamovible; por el contrario, su marco referencial debe acompañar la flexibilidad de la producción de conocimiento. Doble razón por ende para no dejar de contemplar los aportes de la GC y la EA en la formulación del plan de estudios en cuestión. La primera de ellas se refiere a las características del trabajo académico universitario, y la segunda se enmarca en la emergencia de un campo de la profesión que demanda formación. Por otro lado, el tema del conocimiento y la conformación de las disciplinas asume otra potencialidad para el caso de la Tecnicatura en Guardavidas, particularmente vinculada a la departamentalización de los CENURES. Este es un punto que retomaremos más adelante, pero nos interesa mencionar aquí un asunto que tiene que ver con los conocimientos transdisciplinares. La departamentalización de los CENURES es un proceso que tiene la potencialidad de acercar nuevas formas de producción de conocimiento que trasciendan la tradición disciplinar. Pensar cómo se articula el ISEF con las estructuras académicas radicadas nos pone necesariamente a reflexionar acerca de cómo se articulan la producción de conocimiento y la oferta académica desde una perspectiva transdisciplinar. En este sentido, Collazo (2010) nos aporta:
Por otra parte, los cambios estructurales de los sistemas universitarios permiten vislumbrar nuevas formas de producción de conocimiento que de consolidarse podrían permear las formas de organización del conocimiento curricular. (…) De este modo, se conjugan en la sociedad contemporánea una expansión incesante de conocimientos especializados de todas clases y una demanda de conocimientos transdisciplinares asociados a un emergente sistema de producción de conocimiento socialmente distribuido. (p. 19)
La Tecnicatura en Guardavidas, por lo menos en el caso del CURE, podría ser un espacio donde los conocimientos transdisciplinares conjuguen una oferta de enseñanza y espacios de producción de conocimiento propios del CENUR que trasciendan la lógica disciplinar.
La gestión costera. Justificaciones desde el campo académico
Pensar en la pertinencia de incluir los aportes de la GC en la ampliación del perfil de egreso de la Tecnicatura en Guardavidas se justifica, por un lado, en un conjunto de antecedentes del campo profesional que indefectiblemente se han asociado a campos de producción de conocimiento consolidados, y por el otro, en ciertas consideraciones de corte académico.
Al poner el foco en la construcción de un campo académico con relación a la Tecnicatura en Guardavidas, es necesario no omitir antecedentes que por su propio peso demandan un espacio en la construcción disciplinar. En este sentido no hay razón para no formalizar académicamente actividades que los y las guardavidas ya realizan por propio interés, y en las cuales tienen sustanciosos aportes para realizar. Siguiendo los aportes de Tony Becher (1993): “Una especialidad académica es más que una afiliación que representa los intereses particulares de una fracción dentro de una disciplina” (p. 72).
Otro punto interesante marcado por Becher (2001) refiere al rango de aplicabilidad de las contribuciones académicas. Este autor entiende que las más estimadas son aquellas que se constituyen como suelo fértil para el trabajo posterior de otros científicos, pero además hace hincapié en cómo los lazos con otras especialidades siempre contribuyen al crecimiento académico de las disciplinas. Todo indica que no hay razones para limitar el alcance del desarrollo académico de una disciplina; ser permeables a los cambios es no poner límites a las posibilidades del conocimiento, más aún cuando hay emergentes de orden social que lo reclaman.
Las posibilidades de expansión de un área disciplinar dependen de la cantidad de científicos que estén en condiciones de moverse hacia un “campo nuevo” (Becher, 2001). Al considerar incluir la gestión costera en el plan de la Tecnicatura en Guardavidas, vemos que este hecho sucedería de manera natural, ya existe un universo grande de profesionales interesados en la temática.
Generar las condiciones académicas que ofrezcan la movilidad como posibilidad es sin lugar a dudas aportar aspectos positivos para el desarrollo académico de las y los futuros estudiantes de la Tecnicatura en Guardavidas. Por otro lado, los guardavidas tienen un conocimiento empírico del entorno donde desarrollan su actividad profesional que no tienen otras disciplinas académicas. Sentar las bases para la posibilidad de concretar espacios de trabajo multidisciplinario es, además de darles posibilidades académicas a los y las estudiantes, no obturar las potencialidades del conocimiento. La movilidad es un aspecto positivo de la profesión académica. Según Becher (1993):
También se llevan a cabo movimientos cruzando los límites entre disciplinas vecinas, aun cuando sea en un grado menor. Entre los académicos que entrevisté había un biólogo en un laboratorio de física, un químico en un laboratorio de zoología, un arqueólogo en un departamento de historia y un historiador en un departamento de antropología (…) Parece apropiado proporcionar una descripción alternativa de lo académico y sus componentes, sustituyendo una imagen dinámica en lugar del inmovilismo. (p. 76)
Hay un punto importante que también es oportuno resaltar. Al pensar ampliar el perfil de egreso de la Tecnicatura en Guardavidas con los aportes de la gestión costera, en ningún momento se está planteando restar importancia al salvamento acuático y la prevención de ahogamientos, sino en ampliar las posibilidades de formación teniendo en cuenta los intereses manifiestos de los propios guardavidas y un conjunto de saberes empíricos que es oportuno capitalizar académicamente. Desde este punto de vista, incluir la GC y la EA no significa desplazar lo tradicionalmente consolidado.
Lo dicho anteriormente con relación a la especialidad académica evidencia elementos suficientemente consistentes para considerar oportunos los aportes de la gestión costera a la formación de guardavidas, más aún si señalamos, como lo hace Tony Becher (1993), que la “celosa custodia del status quo” impone un límite a innovaciones que prometen un desarrollo del conocimiento.
Los antecedentes en el campo profesional
De las entrevistas que realizamos a informantes calificados, se desprende que las actividades de guardavidas vinculadas a la GC han sido numerosas y no son nuevas. Las hay con las más variadas características, desde trabajos multidisciplinarios asociados a proyectos de investigación de la Universidad de la República, proyectos en conjunto con instituciones educativas como el Consejo de Educación Inicial y Primaria, hasta políticas públicas impulsadas por direcciones municipales o comisiones de gestión costera dentro de las brigadas.
A los efectos de este trabajo es imposible enumerar la totalidad de los datos que recabamos, simplemente mencionaremos algunos. Antes de seguir adelante nos interesa resaltar un punto en común en las entrevistas realizadas. Al preguntar a los entrevistados: “¿Le parece oportuno que el ISEF (en tanto ahora pertenece a la Universidad de la República, y se está llevando adelante la formulación de un plan de estudios para la Tecnicatura en Guardavidas) contemple este interés de los guardavidas en torno a la gestión costera y brinde una formación acorde?”. La respuesta fue unánime, todos marcaron la necesidad de que la formación contemple este aspecto.
A continuación mencionamos algunas de las actividades realizadas por guardavidas en el marco de la GC y sus marcos de referencia.
Rocha: el entrevistado nos contó que existió una comisión de GC en la Asociación de Guardavidas de Rocha que realizó las siguientes actividades: jornadas de limpieza de playas y de recuperación de dunas, en conjunto con las escuelas de las localidades y la comunidad en general; trabajo en conjunto con la Universidad de la República aportando para proyectos de investigación como el avistamiento de cetáceos; trabajo en conjunto con el centro de tortugas marinas Karumbé, que se encarga de la rehabilitación de tortugas marinas, etcétera.
Canelones: el caso de Canelones es particularmente interesante.8 Ellos han logrado una formalización de las actividades ya que la Intendencia reconoce su importancia. De hecho, en el período estival cumplen sus funciones de guardia, prevención y rescate en la playa perteneciendo a la Dirección de Deportes de la comuna canaria. En invierno se les da pase a la Dirección de Gestión Ambiental para realizar tareas vinculadas a la gestión costera. Entre las actividades se destacan las realizadas en conjunto con las escuelas de las localidades vinculadas a la recuperación de dunas.
Montevideo: el guardavidas que entrevistamos al momento desempeña sus funciones para la Brigada de Montevideo, integró anteriormente la Asociación de Guardavidas de Rocha y ha realizado un intenso trabajo relacionado con la GC en toda la costa. Cabe aclarar que realizó la Maestría en Manejo Costero Integrado del Cono Sur, para cuya aprobación le resta la tesina final. Su trabajo de tesis justamente tiene que ver con la participación de guardavidas en la GC. Este logró nuclear una red de trabajo en conjunto con distintas instituciones (DINAMA, SOS, Fauna Marina, Karumbé, Eco Plata, Udelar, Brigadas de Guardavidas, etc.). Esta red se materializó en la creación del Programa de Guardavidas para la Gestión Costera. Este programa duró tres o cuatro años y tuvo una intensa actividad; destacamos simplemente a modo de ejemplo el Ciclo de Talleres Costeros, que se llevó adelante el 27 de noviembre del 2010, en el departamento de Maldonado, en el Campus Municipal.
Trayectos institucionales. Nuevas tensiones
El ISEF viene acompañando la descentralización universitaria, de hecho ha llegado a consolidar su oferta académica en gran parte del territorio nacional. Además de Montevideo, proyecta su oferta académica en el CENUR Noreste, el CENUR Este y el CENUR Litoral Norte.9
Para el caso del Curso de Guardavidas, su oferta está radicada en la sede de Montevideo y en el CURE. Sabemos que los Centros Regionales vienen atravesando un proceso de departamentalización según su ordenanza,10 regida además por la Ordenanza general de departamentos académicos para los Centros Regionales Universitarios.11
Estos procesos institucionales plantean nuevos desafíos para ISEF. Justamente pensarse participando activamente en la departamentalización de los CENURES es constituir su oferta académica como propia del CENUR.
Como dijimos, el ISEF ingresa a la Universidad de la República en el 2006, por lo cual es imposible que sus ofertas académicas corran en paralelo, sin un anclaje institucional como sucedió tradicionalmente con el Curso de Guardavidas. En este sentido, la Tecnicatura en Guardavidas deberá amoldarse a la lógica universitaria, ya no puede simplemente deberse a una lógica corporativa profesional. Vemos este hecho como algo que va a potenciar la formación y por ende la profesión. En este sentido son interesantes los aportes de Burton Clark (1991), quien nos dice: “La educación superior tiene que centrarse en las disciplinas, pero simultáneamente necesita cuajar bajo la forma de los establecimientos” (p. 60).
Como venimos diciendo, el ISEF debe participar activamente en la departamentalización de los CENURES. La futura Tecnicatura en Guardavidas pensada en el CURE no puede desatender este hecho, que además evidencia potencialidades que enriquecerían la formación y que son coherentes con antecedentes importantes manifestados en el campo profesional. Pensar la formación a la luz de las estructuras académicas radicadas, donde diversos campos de producción de conocimiento actúen sinérgicamente combinando aportes para materializar una formación más rica, es una cuestión a tener en cuenta en la conformación del plan de estudios. Como nos aporta Clark (2001):
A medida que los sistemas se concentran en sus tareas de conocimiento. El hecho notorio de su operación es que la vinculación entre disciplinas e instituciones converge en las unidades operativas básicas, los grupos de trabajo primario del mundo académico. El departamento, la cátedra o el instituto son simultáneamente parte de la disciplina y parte del establecimiento, fundiéndolos y derivando de esta combinación su fuerza. La combinación fortalece y otorga gran relieve a las unidades operativas. (p. 61)
Es imposible abarcar todas las puntas de este asunto en un trabajo de estas características, pero nos gustaría sumar uno más que tiene que ver con la departamentalización de los CENURES.
En el año 2013, el asistente académico de Dirección Ricardo Cetrulo y la ayudante Laura Brum (2013) generaron un informe que intentó dar cuenta del estado situacional del CURE a los efectos de diagramar estrategias para la consolidación del CENUR en la región.12 Este diagnóstico de situación implicó la realización de entrevistas a coordinadores de carrera, docentes, funcionarios TAS y estudiantes. Del análisis de los datos recabados emergieron una serie de elementos que tenían como objetivo proyectar futuras acciones para el desarrollo regional del CENUR.
El trabajo es muy rico y exhaustivo, lamentablemente no podemos referirnos a él por completo, pero sí hay un elemento que amerita ser explicitado. La interdisciplina o la interdependencia fue un tema de interés. Básicamente el colectivo mostraba la diversidad de disciplinas como un potencial, obturado por el encierro de cada una en sí misma. Justamente lo que se planteaba era que no se veían proyectos interdisciplinarios, pero que se valoraban algunas experiencias positivas en este sentido, como los talleres de Tópicos Regionales (Cetrulo y Brum, 2013).
En la misma línea, la fragmentación era vista como una problemática a superar en la consolidación regional del CENUR. Burton Clark (1991) también hace referencia a lo anterior:
La capacitación especializada genera efectos de alta fragmentación organizacional, mientras que la educación general o liberal requiere la cooperación de las diversas secciones con el fin de elaborar un “producto” integrado, como el egresado con formación general. (p. 73)
Si se pretende materializar una formación universitaria en guardavidas, esta deberá indefectiblemente acoplarse a los caminos que la Universidad de la República viene proponiendo. Repetimos que este hecho no es para nada un factor negativo, sino, por el contrario, una ventana de oportunidad que pretende ampliar y mejorar la formación.
Conclusiones
El trabajo aquí presentado se propuso mostrar las tensiones emergentes en la formulación del Plan de Estudios de la Tecnicatura en Guardavidas. En el escenario actual afloran dos fuerzas que no necesariamente son opuestas. Por un lado, una ampliación del perfil de egreso que se centra únicamente en la prevención de ahogamientos. Por el otro, un emergente que surge de un interés en el campo profesional que termina por converger en un campo de producción de conocimiento consolidado, la GC. Consideramos que lo desarrollado en el presente artículo pone de relieve un conjunto de antecedentes de peso que hacen necesario contemplar la formación en GC en la formulación del Plan de Estudios de la Tecnicatura en Guardavidas. Las evidencias explicitadas en este trabajo dejan a la luz el aporte enriquecedor de este último aspecto que, sin desplazar al primero, reclama un lugar en la formación con argumentos más que suficientes.