1. Introducción
La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón. Howard G. Hendricks
Tal como se aprecia en el epígrafe, la educación de calidad e impacto es aquella que no se concentra en la percepción de construir individuos “aptos” para enfrentar a la sociedad, sino aquella que busca formar desde el sentir, vivencia y expectativas del mismo aprendiz. De allí su vinculación con los proyectos educativos como elemento generador de una educación de calidad.
Desde fines del siglo pasado, los proyectos educativos han ido incorporándose gradualmente a los procesos de enseñanza-aprendizaje. Inicialmente, se relacionaron con la integración transversal del conocimiento en proyectos de aula, y posteriormente, con la rápida conexión entre la escuela y la comunidad (Bambozzi et al., 2019). Sin embargo, ha habido cierta reserva en cuanto a los resultados, ya que algunos docentes siguen centrando sus sesiones de aprendizaje en la “transmisión” de conocimientos en lugar de en la gestión del conocimiento (Páucar Coz y Rimac Ventura, 2022; Peñaloza et al., 2021), lo que revela la persistencia de enfoques lineales de enseñanza en algunos educadores.
Sin embargo, tras la emergencia de la educación remota debida a la covid-19, la situación ha mejorado gracias a la mediación del aprendizaje, que ha obligado a los docentes a innovar en estrategias para lograr una adquisición efectiva de conocimientos (Montes Rodríguez et al., 2020; Pastran Chirinos et al., 2020; Portillo Peñuelas et al., 2020).
Ante esta realidad, se reconoce la importancia de los proyectos educativos como elemento para alcanzar el desarrollo de situaciones en las que los estudiantes adquieran el conocimiento de forma eficiente (Ladino Moreno et al., 2021), y garantizar así la concesión de una educación de calidad centrada en desarrollar al máximo las potencialidades existentes en los ambientes de aprendizaje (Muguerza Amigorena y Chalmeta, 2020).
Por tal motivo, se configuró la interpelación: ¿cuáles pueden ser los elementos implícitos en los proyectos educativos para generar una mejora en la calidad educacional? Esto llevó a definir como intencionalidad de estudio reflexionar acerca de los proyectos educativos como elemento para la mejora de la calidad educacional.
2. Método
Esta investigación se configuró desde la perspectiva de un estudio de revisión documental, para cuyo desarrollo se empleó la tipología reflexiva (Codina, 2020), la cual permite aproximarse a la comprensión de un fenómeno desde una visión más compleja del mundo, sustituir los límites del conocimiento tradicional para ahondar en el sentido que subyace oculto en los textos y recorrer un proceso de reconstrucción del conocimiento a partir del existente (Heidegger, 1951).
Por tal razón, se decidió emplear la dialéctica como método de construcción del conocimiento, debido a que permite desarrollar un diálogo entre el investigador y el texto, sin que este suponga una interpelación orientada por preposiciones; por el contrario, se convierte en un diálogo en el que se busca comprender el sentido oculto, para develar la verdad, en función del horizonte reflexivo asumido (Viveros, 2019). Por su parte, la construcción del texto se desarrolló a partir de la triangulación de información para dar sustento a las reflexiones alcanzadas y a la información disponible de otros autores (Okuda Benavides y Gómez-Restrepo, 2005). Cabe destacar que, para desarrollar el proceso reflexivo, se preestablecieron las categorías de análisis a discreción de los autores, como medio para optimizar los documentos disponibles y desarrollar el estudio (Cisterna Cabrera, 2005).
Ahora bien, en lo que respecta a la búsqueda y recuperación de información, se utilizaron los motores de búsqueda disponibles en las plataformas Elsevier, WoS, SciELO y Google Académico, que permitieron consignar diversos artículos asociados al tema y seleccionar a través de un muestreo intencional (Mendieta Izquierdo, 2015) los documentos que se creyó convenientes para el desarrollo del estudio.
Cabe mencionar que para el análisis de los textos se utilizaron técnicas artesanales, razón por la cual los documentos fueron procesados uno por uno, reconociendo las unidades de sentido implícitas en ellos y develando las palabras con mayor repitencia; sin embargo, este proceso no se realizó de forma manual, sino que se soportó en el uso de herramientas online gratuitas que ayudan a construir nubes de palabras.
3. Resultados
A continuación, se procede a presentar las reflexiones alcanzadas a partir del estudio de los textos recuperados, en función de cada una de las categorías preestablecidas.
3.1. Tecnologías digitales y gestión de proyectos educativos
Las tecnologías digitales se han convertido en una herramienta fundamental para el desarrollo de situaciones de aprendizaje, debido a que ayudan a abarcar de forma integral las diversidades existentes en el aula (Garzón Castrillón et al., 2016); de allí que en la actualidad sean esenciales para alcanzar aprendizajes significativos en una enseñanza de calidad (Ricra Mayorca, 2022).
En el contexto actual, la educación ha vivido transformaciones sin igual, con un cambio paradigmático en el que la virtualización forzada ha otorgado a los docentes nuevas oportunidades de generar situaciones de aprendizaje (Garay Núñez, 2021). La mediación de los entornos virtuales en los proyectos educativos ha facilitado la participación de los estudiantes en actividades educativas dinámicas y atractivas, al desarrollarse en un entorno familiar para ellos. Esto ha permitido a los aprendices gestionar su proceso de aprendizaje de acuerdo con sus expectativas y necesidades individuales (Rosales-Veítia et al., 2021).
Se reconoce entonces que la educación en pandemia ayudó a validar la importancia de las tecnologías y herramientas digitales para la gestión de proyectos de calidad, orientados a la construcción de situaciones de aprendizaje significativas y protagónicas (Rosales-Veítia et al., 2022). Esta exposición lleva a interpelarse: ¿cuál es el futuro de la gestión de proyectos educativos el día después de la pandemia? Indefectiblemente, se debe continuar con la implementación de las experiencias que han sido positivas en la gestión de proyectos fundamentados en estrategias virtuales, contextualizadas en situaciones auténticas de aprendizaje, para que el estudiante pueda ser el gestor de su propio saber (Calle Olemar y Chávarry Ysla, 2022).
Ahora bien, los proyectos educativos en entornos virtuales han adquirido gran relevancia en la educación, al abordar variados estilos de aprendizaje y asegurar una adquisición de conocimiento directa y retroalimentada entre los estudiantes. El aprendizaje colaborativo facilita el intercambio de saberes, lo que asegura un aprendizaje significativo y funcional (Baque-Reyes y Portilla-Faican, 2021; Roque Herrera et al., 2021; Vargas et al., 2020).
Debe comprenderse que la efectividad de proyectos gestionados por herramientas digitales radica en la elección de temas de interés para los estudiantes, vinculados a su realidad cotidiana, que logren captar su atención y fomenten su participación activa. Esto, a su vez, promueve el pensamiento crítico al abordar situaciones familiares (Jiménez Fontana et al., 2019).
Resulta pertinente entonces comprender que la gestión de proyectos y las herramientas digitales pueden integrarse de manera efectiva para lograr una educación de calidad, orientada a formar ciudadanos capaces de enfrentar desafíos con aprendizajes significativos y pensamiento crítico. Por lo tanto, es esencial que los docentes innoven continuamente en proyectos que incorporen estas herramientas a fin de preparar a los estudiantes en su salida de las instituciones educativas.
3.2. Proyectos educativos: clave para el desarrollo de las habilidades estudiantiles
Uno de los elementos que no pueden dejar de observarse a la hora de desarrollar proyectos educativos pensados para el mejoramiento de la calidad educativa es la comprensión de la necesidad de desarrollar y explotar al máximo las habilidades de los estudiantes mediante diversas estrategias, especialmente cuando se emplea el aprendizaje basado en problemas (Quintero et al., 2017).
En este sentido, en el diseño de proyectos educativos es vital reconocer que el aula es un espacio diverso y dinámico, no uniforme ni inerte. Aquí, los estudiantes exhiben diversos intereses, estilos de aprendizaje y habilidades, que deben aprovecharse para crear aprendizajes significativos y de calidad (Cangalaya Sevillano, 2020; Galarza Galarza et al., 2022). Por tal razón, los proyectos deben contemplar estrategias variadas que fomenten la capacidad de los estudiantes para regular su propio aprendizaje (González-Moreno, 2017).
Así, se reconoce que la sostenibilidad es un factor clave en los proyectos, al reforzar la identidad de los estudiantes y asegurar su constante participación activa (Sánchez Estrada, 2019). Cabe destacar que la participación estudiantil no solo debe ser individual, sino que también debe propiciar interacciones con los compañeros para discutir descubrimientos y para comunicar alcances, limitaciones y perspectivas futuras (Aparicio-Ruiz et al., 2021).
Ahora bien, debe reconocerse que la gestión de proyectos educativos en el aula requiere un diseño dinámico, ya que a medida que los estudiantes desarrollan sus habilidades, su búsqueda de conocimiento crece. Un proyecto estático puede llevar a la frustración, mientras que uno adaptable a las necesidades y potencialidades del estudiante asegurará su desarrollo integral (López Ayala, 2020).
Epistemológicamente, estos proyectos deben fundamentarse en teorías como la desarrollada por Gardner (2016), quien aborda la diversidad de inteligencias en el aula, lo que comprende las distintas capacidades estudiantiles, y la de Morín (2001), quien identifica los saberes esenciales para la transformación societal, al integrar diversas capacidades formadas en los espacios educativos a través de proyectos.
Así pues, para fomentar el desarrollo de las habilidades estudiantiles mediante proyectos educativos, se requiere crear situaciones auténticas de aprendizaje. En este contexto, los estudiantes autorregulan su aprendizaje enfocándose en sus intereses, mientras el docente actúa como guía que asegura la creación de oportunidades educativas mediante la aplicación de zonas de desarrollo próximo y potencial (Joya Donayre, 2019; Vygotsky, 1979).
Ante la realidad que antecede, se debe comprender la importancia de los proyectos educativos en el fortalecimiento de las habilidades de los estudiantes, una asignatura pendiente en la educación actual. La educación ya no puede concebirse como un espacio de carencia de conocimientos que la escuela debe suplir. Por el contrario, las instituciones educativas deben ser vistas como entornos en los cuales los individuos desarrollen sus habilidades para la vida (Njiraini, 2016).
El futuro de la educación de calidad y la transformación de las realidades sociales existentes dependen de las decisiones actuales en el ámbito educativo. Por tanto, es esencial que los educadores reflexionen sobre su rol como formadores y valoren los proyectos educativos como instrumentos para asegurar la formación completa de los estudiantes, empleando el constructivismo social para maximizar sus habilidades.
3.3. Construyendo la sociedad del futuro a través de los proyectos educativos
En la actualidad, las condiciones revelan desafíos en la educación, presentes incluso antes de la pandemia. Se ha observado un retraso en el logro de metas asociadas a la calidad educativa y el desarrollo sostenible para 2019 (Rosales-Veítia y Cárdenas-Llaja, 2021). Sin embargo, a pesar de las deficiencias expuestas durante la pandemia, los sistemas educativos han demostrado resiliencia al asegurar la continuidad del aprendizaje de los estudiantes; por tanto, comprender la importancia actual de los proyectos educativos es esencial para dirigir la educación hacia la equidad y el desarrollo humano (Sanz Ponce y Serrano Sarmiento, 2016).
De acuerdo a esta orientación, se destaca la necesidad de cambiar el paradigma educativo, pese a que la educación misma puede generar desigualdades que obstaculizan el progreso de las sociedades (Anderete Schwal, 2020). Se reconoce en la educación la clave para mitigar estas disparidades y avanzar hacia una nueva sociedad, mediante el empoderamiento de los estudiantes actuales, quienes serán los futuros líderes de estas transformaciones (Lugo et al., 2020).
De esta manera, se comprende que la formación de la nueva sociedad se construye a través de proyectos educativos que permiten a los estudiantes reflexionar sobre elementos actuales y generar soluciones, promueven respuestas eficaces basadas en su experiencia y cotidianidad, y no solo potencian su desarrollo individual, sino que también contribuyen a la construcción colectiva de un futuro más sostenible y equitativo (Morales Bueno, 2018).
Así pues, los proyectos educativos deben diseñarse pensando en las realidades propias del contexto en el que se ubican las instituciones educativas y las necesidades y requerimientos propios de los estudiantes (Cyrulies y Schamne, 2021). Estos reconocen cuáles son sus necesidades y requerimientos, por lo que el aprendizaje cobraría mayor vigencia y relevancia, considerando las transformaciones aceleradas que se presentan en la actualidad.
4. Conclusiones
El horizonte de reflexión asumido en la investigación ha propiciado una aproximación a la comprensión de los proyectos educativos como un elemento capaz de transformar la realidad social en la que se encuentran las instituciones educativas, fomentados a partir de una percepción de la educación paidocentrista.
Las categorías preestablecidas ayudaron a verificar de forma conjunta la necesidad de asumir una postura de reconocimiento de las necesidades y requerimientos de los estudiantes a la hora de diseñar los proyectos educativos, para garantizar su efectividad al momento de generar aprendizajes de calidad y significativos. Así, uno de los pilares clave en proyectos educativos para elevar la calidad educativa es la implementación de situaciones de aprendizaje integrales, considerando la diversidad en el aula y fomentando el aprendizaje colaborativo para lograr una adquisición efectiva del conocimiento.
Se reconoce que el conocimiento es un proceso de construcción y reconstrucción constante, razón por la cual, el horizonte de reflexión asumido ayudó a dar respuesta a la interpelación emergida, sin embargo, en el proceso surgieron otros interrogantes: ¿Cuál puede ser el papel de la escuela en el proceso de diseño de proyectos educativos para la transformación social? ¿Qué acciones tomarán las universidades para generar programas de formación asociados a los proyectos educativos y las tecnologías de la información y la comunicación? ¿Cómo pueden impulsarse políticas públicas para vincular a las comunidades en la construcción de proyectos educativos?