Es necesario tocar la llamada de las grandes causas y para los grandes días. Es necesario levantar, no el pendón de las localidades o partidos, sino el estandarte de las naciones. Los intereses particulares, las necesidades del momento, las reformas que se solicitan, no llevan en sí mismas la solución de las dificultades. Francisco Bilbao
Las revistas como fuentes históricas y soporte material de ideas se convierten en una ventana que permite aproximarnos a redes culturales, intelectuales, posicionamientos ideológicos y políticos, dinámicas de producción, circulación de textos, procesos de formación de opinión pública, construcción de tipos de lectores y nos coloca también frente a las problemáticas teórico-metodológicas de cómo interrogar a este tipo de fuentes. En el contexto latinoamericano, el incremento de periódicos, revistas e impresos de todo tipo contribuyó a la generación de nuevas formas de sociabilidad, transformación de los espacios de reflexión e intervención de intelectuales.1 De igual forma, las asociaciones que surgen a mediados del siglo XIX adquirieron dinámicas propias y establecieron canales para la difusión de su ideario político y social, configurando así un tipo de intelectual más autónomo respecto a las estructuras de poder.
La crítica epistemológica y metodológica que la historia intelectual ha realizado a la historia de las ideas2 reexamina el lugar del lenguaje, el texto y el contexto, las condiciones de producción del pensamiento, los mecanismos de circulación y recepción de los textos, el uso de la retórica y el análisis de los conceptos.3 Carlos Altamirano señala que en las últimas décadas se asiste a un renacimiento de la historia política en América Latina, recuperando la atención sobre el papel histórico de los grupos ilustrados y plantea que la actividad intelectual guarda relación con determinadas configuraciones de la vida social y la producción de escenarios propios, espacios creados por grupos y redes de congéneres (sociedades de ideas, movimientos literarios, revistas).4 Añade que, no solo los textos, sino el ejercicio mismo de pensar y escribir textos en un determinado momento histórico, se comprenden mejor si no hacemos abstracción de sus condiciones de existencia y de un esfuerzo de interpretación.
La relación entre los letrados y las estructuras de poder marcó el recorrido de la representación del intelectual latinoamericano.5 A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la transformación de las relaciones societales posibilitó el ejercicio de nuevas funciones intelectuales, la emergencia de nuevos grupos profesionales que expandieron la escritura pública y marcó un cambio decisivo en el contexto social y cultural en el que actuaba el escritor público.6 Dentro de este contexto, encontramos al intelectual chileno Francisco Bilbao, quien convirtió a los medios impresos en soporte material de sus ideas y realizó esfuerzos por formar un público lector y posicionar temas en la opinión pública. Siguiendo esta línea de reflexión, el objetivo de este artículo es analizar la Revista del Nuevo Mundo, fundada por este intelectual y publicada en Buenos Aires en 1857, como objeto material de ideas y destacar el lenguaje político alrededor de América y la república dentro de un proceso de ideologización de estos conceptos.
El análisis de la Revista del Nuevo Mundo permite delinear la dimensión semántica de América y del ideal republicano en el contexto de la organización política de Argentina y el conflicto entre unitarios y federales. En un primer momento, se abordará este impreso como soporte material de ideas, el contexto en el que aparece, las características formales que presenta y una aproximación a las redes culturales e intelectuales alrededor de su figura principal. En la revista es posible identificar el ideario de unión americana presente en el pensamiento de Bilbao y dibujar un escenario propio que reúne a una red de colaboradores preocupados por temáticas comunes. Resulta interesante mirar en Francisco Bilbao la complejidad y diversidad de su obra, la influencia francesa en su formación, su condición de exiliado en gran parte de su vida, su vinculación con la prensa y su profusa producción intelectual sensible a su época y de activa militancia política, siendo ésta la causa de sus destierros.
Por otro lado, la revista presenta también características particulares en su contenido y composición, elementos que perfilan un «horizonte de expectative»7 respecto a la América republicana y que se alimenta de términos como unidad, orden, libertad, justicia, soberanía y nacionalidad, conceptos que también registran su propia dinámica de politización.8 En el horizonte de expectativa que se visualiza en la Revista del Nuevo Mundo, América y la república son conceptos que entrelazan el pasado y el futuro y se tornan, a la vez, divergentes con la experiencia presente lo que invita a analizar, en un segundo momento, el lenguaje político, las construcciones semánticas y las combinaciones binarias alrededor de América y del ideal republicano para comprender las connotaciones particulares que adquieren.9 El aporte de esta investigación radica justamente en el análisis de la revista como objeto material de ideas y la interrelación de los conceptos América y república, ya que no se registran estudios desde esta perspectiva.10
La Revista del Nuevo Mundo como soporte material de ideas
El redactor principal de La Revista del Nuevo Mundo es el chileno Francisco Bilbao (Santiago, 09.01.1823 - Buenos Aires, 19.02.1865), considerado como uno de los intelectuales más representativos de América Latina del siglo XIX y calificado como activista antimonárquico y anticlerical, revolucionario americano, ideólogo republicano, racionalista romántico, entre otros.11 Este intelectual chileno registra una obra diversa y compleja, atenta a los conflictos de la época. Sus escritos se reprodujeron en artículos de prensa, libros y textos cortos y se guarda también registro de la correspondencia que mantuvo con sus maestros y amigos, traducciones de obras en francés con estudios prologados y escritos realizados por petición directa de intelectuales y amigos.
A causa del destierro de su padre, Rafael, un comprometido político liberal, Francisco Bilbao se radicó en Lima junto a su familia en 1833. Retornó a Chile en 1838 e inició sus estudios de derecho en el Instituto Nacional, espacio donde desarrolló vínculos con políticos e intelectuales chilenos como José Victorino Lastarria, Pascual Cuevas y Vicente López. Fue discípulo de Andrés Bello y tuvo influencia del pensamiento francés especialmente de Felicité Lamennais, Edgar Quinet y Jules Michelet, con quienes estableció una relación personal durante sus exilios en Europa y sus estudios en el Colegio de Francia.
La mayor parte de la vida de Bilbao transcurrió en el exilio,12 condición que alimentó su red de intelectuales, amigos y colaboradores. A su regreso a Chile fundó junto con Santiago Arcos la Sociedad de la Igualdad, desde donde se criticó la estructura jerárquica de los partidos y se cuestionó la organización eclesiástica y su ética social para «reclamar la libertad de pensamiento, la libertad de expresión, una sociedad política y económicamente más justa y el término de las diferencias».13 Fue un espacio para la educación popular y la creación de células autogestivas de artesanos e intelectuales.14 Durante su exilio en Lima fundó la Sociedad Republicana definida como «una sociedad de jóvenes para abolir la esclavitud y fortalecer el racionalismo»,15 denunció la esclavitud en el Perú y escribió también en periódicos locales. Expulsado de Lima en 1855 se dirigió nuevamente a Europa,16 permaneció un año y se trasladó a la Argentina donde residió hasta su muerte a la edad de 42 años. Al llegar a Buenos Aires17 el conflicto armado entre unitarios y federales había concluido; sin embargo, las disputas políticas siguieron latentes y la imprenta fue un espacio para la reflexión dentro del contexto de desmembramiento de la Confederación Argentina con Justo José de Urquiza como presidente y el Estado de Buenos Aires.18
Francisco Bilbao anunció en el diario Los Debates19 la creación de la Revista del Nuevo Mundo y estableció contacto con Juan Francisco Monguillot, miembro del Ministerio de Relaciones Exteriores de Urquiza. Monguillot en carta dirigida a Martín Victorica del Ministerio del Interior advirtió sobre la posibilidad de sacar ventaja a favor de la Confederación:
Había suspendido esta carta para ir a pagar una visita que días pasados me había hecho el señor D. Francisco Bilbao, escritor chileno, cuyos trabajos tú debes conocer. Permanecerá aquí este caballero y en breve dará a luz una Revista del Nuevo Mundo, con el objeto general de discutir los intereses de las repúblicas americanas, y en especial predicar la unión de Buenos Aires a la Confederación, reconociendo los hechos que allí (en Paraná, capital de la Confederación Argentina) han podido tener lugar hasta el presente. Si yo tuviera la imprenta, la publicación de la revista se haría inmediatamente, y tomando alguna parte en ese trabajo podría quizás imprimirle una tendencia y un carácter lo más útil y ventajoso a nuestra causa, o al menos evitar que el señor Bilbao se sujetase en sus escritos a la influencia maléfica de su antiguo amigo Mitre, como muy bien puede suceder por muchos motivos, o por el hecho solo de no verse combatido y envuelto en detestables polémicas personales.20
La revista obtuvo el apoyo financiero del gobierno de la Confederación para su impresión y aparece como un espacio para la intervención política en medio de los intereses de los federales por unir nuevamente a la República Argentina. La Revista del Nuevo Mundo21 publicó su primer ejemplar el 11 de julio de 1857 a cargo de la Imprenta y Lit. J.A. Bernheim. La paginación era consecutiva con un total de 384 páginas. Según su propia descripción, cada número contenía dos pliegos impresos y la entrega se realizaba de forma quincenal. Se publicaron un total de doce números y Bilbao se encargó de que la revista trascienda fronteras, ya que los ejemplares llegaron a Chile y Francia a través de sus coidearios y amigos.22 El último número apareció el 29 de diciembre del mismo año con una nota de despedida de Bilbao en la que expuso su delicada condición de salud y el número limitado de suscriptores. A pesar de su corta existencia, en ella se puede apreciar los esfuerzos por posicionar en la esfera pública un debate político respecto a América y al modelo republicano.
La Revista del Nuevo Mundo no ha sido abordada en su integralidad y en los estudios identificados la perspectiva dominante ha sido el análisis de los textos más representativos. Sin embargo, su abordaje como soporte material de ideas abre una dimensión para la historización de los conceptos y una nueva perspectiva para mirar la extensión semántica de América y lo republicano a partir de la propia limitación conceptual de un determinado momento histórico y la autocomprensión del uso del lenguaje en medio de conflictos sociales y políticos. El uso público del lenguaje que se pone en manifiesto en los diferentes artículos guarda correspondencia con las condiciones de articulación y circulación de los textos.23 La revista refleja el contexto discursivo de Bilbao y de sus colaboradores, el vocabulario disponible y las condiciones históricas de producción intelectual, así como los espacios de intervención para la difusión de ideas. El género dominante es el ensayo político-filosófico,24 la gran mayoría son artículos escritos por Francisco Bilbao y en menor número se encuentran textos o reproducciones de colaboradores o amigos. Respecto a su estructura, ésta no advierte una propuesta definida;25 sin embargo, es posible identificar el predominio de artículos políticos con referencias históricas, filosóficas y jurídicas, situación de las repúblicas americanas, boletines de prensa, recomendaciones bibliográficas y secciones literarias.
La revista proporciona una radiografía de ese momento histórico, con los avances y retrocesos que registran las repúblicas americanas como Perú, Chile, Bolivia, Guatemala, Ecuador y México, la acción de Europa y Estados Unidos en América, la relación entre Estado e Iglesia, la situación política de la Confederación Argentina y artículos relacionados con la justicia, libertad, ciudadanía y soberanía. En los artículos, la argumentación se asienta sobre referentes teóricos, históricos, jurídicos y geográficos, que posibilitan a su vez, la construcción de la región americana26 que avanza hacia la civilización republicana en términos de justicia y libertad. América aparece entonces como un nuevo proyecto político construido por narrativas en la que se destacan la unidad geográfica política y cultural y Bilbao surge como un «constructor» de la región, un intelectual político que convoca a la unión americana, anuncia el inicio de un nuevo momento histórico y llama a la formación de una entidad política americana.
La revista señala los motivos de su creación, como órgano que sirva a la civilización republicana y a las reformas que debe revestir en el continente americano y la República Argentina sobre la base de la libertad, la organización de la nacionalidad argentina y la confederación de la América del Sur,27 siendo a su vez los pivotes fundamentales de los trabajos que recoge la revista. Una muestra de ello, además de los artículos extensos sobre la organización política argentina y los progresos registrados por las repúblicas americanas son los poemas A la América28y Las Dos Américas29 donde se exaltan las características de las naciones americanas, se realiza un llamado a defenderse de los enemigos que atentan contra la soberanía, denuncian la ocupación de Estados Unidos en México y Nicaragua y convocan el triunfo de la libertad, la unión como un deber de las repúblicas americanas y el porvenir de América.
América despierta, reúne tus banderas, con todas ellas forma el sagrado pabellón. Y suene por montañas, por bosques y riberas, Un grito -dos palabras- Fraternidad y unión.30 Mas aislados se encuentran, desunidos Esos pueblos nacidos para aliarse. La unión es un deber, su ley armarse. Igual origen tienen y misión: - La raza de la América latina, Al frente tiene la sajona raza, - Enemiga mortal que ya amenaza Su libertad destruir y su pendón.31
Entre los intelectuales que aparecen en la revista se encuentran Manuel Nicolás Corpancho,32 poeta y diplomático peruano; Mariano Fragueiro, comerciante y político argentino quien desempeñó el cargo de ministro de Hacienda de la Confederación Argentina; José Casimiro Ulloa,33 escritor, político y médico peruano; Pascual Duprat, político y republicano francés; Guillermo Mata, literato y político chileno y José María Torres Caicedo, escritor, político y diplomático neogranadino radicado en París. Se podría decir que estos autores, de acuerdo con su lugar de origen, traspasaron sus propias fronteras ya que sus ideas se difundieron a través de este impreso; además, dan pistas del círculo intelectual de Bilbao y de la presencia de temáticas comunes abordadas desde lo político, literario y jurídico. También se encuentran artículos -aunque su número es reducido- acompañados con fragmentos escritos en inglés y francés, lo que permite suponer que los suscriptores pertenecían a la clase letrada con conocimiento de estos idiomas.
El elemento que articula los textos es la reflexión de América y el modelo republicano. Bilbao, desde la Sociedad de la Igualdad (1850) venía elaborando un concepto de república y apelaba a «la realización absoluta de la soberanía del pueblo».34 En la Revista del Nuevo Mundo la república aparece como la patria prometida y el nuevo mundo como el realizador de la república en la que convergen la verdad, la unidad, la libertad, la educación, la fraternidad en la igualdad, es decir, la humanidad. Al mismo tiempo que la república aparece como un ideal, se convierte también en política frente al absolutismo y en deber histórico de las naciones.
Hoy, -¿cuál es la idea que contiene todos los elementos de la verdad, la unidad sin conquista, la centralización sin despotismo, la libertad sin anarquía, la Divinidad sin encarnaciones y sin castas, el bien para los buenos, la regeneración para los malos, la educación para los ignorantes, la iniciación para los bárbaros, la fraternidad en la igualdad, la ciudad sin fronteras, la iglesia sin pontífice, la incógnita sublime que despejan la ciencia y la experiencia, y que se desprende de los cielos como forma definitiva de humanidad! ES LA REPÚBLICA. Y su teatro es el continente Americano! - El Nuevo Mundo, el ¡realizador de la idea!35
En la concepción de república se puede apreciar la influencia del racionalismo y del republicanismo francés como régimen de libertad colectiva con participación de todos en la res publica. Para este intelectual chileno, la soberanía de la razón es el gobierno de sí mismo y sin soberanía de la razón, no hay y ni puede haber República. La soberanía de la razón se convierte en una verdad fundamental y la primera de las verdades. «(L)a soberanía de la razón es la abolición de la guerra, el dominio de la palabra, el sufragio en vez de la espada, el argumento en vez de la injuria, la lay en vez de las pasiones, la unidad suprema, en quienes vivirán las variedades armónicamente distribuidas».36 Para Bilbao la república sería una forma de gobierno regida por la razón, el ideal de la soberanía omnipresente. Esta concepción de república nos remite a lo señalado por François-Javier Guerra respecto al carácter polisémico del término y de las ambigüedades del republicanismo en el proceso de formación de los Estados americanos, organización constitucional y la exaltación de la libertad como condición indispensable para la existencia de la república, como término moderno con referencia universal al régimen representativo, división de poderes, igualdad de los ciudadanos, soberanía del pueblo y promulgación de derechos.37 Por otro lado, la concepción de república como igualdad radical de los ciudadanos -es decir como espacio de experiencia y realidad no retórica- puso de manifiesto las diferentes formas de adoptar el orden republicano y el debate en torno a la representación popular y las libertades públicas.38
En el boletín Lecciones de las repúblicas al mundo Bilbao realiza un llamado a la «solidaridad de la justicia» entendida como el ejercicio directo de la soberanía del pueblo y el juzgamiento a quienes ejercen el poder por delegación. «El pueblo soberano, mientras no ejerza DIRECTAMENTE SU SOBERANÍA, tiene el deber de juzgar a sus dependientes, que hasta hoy poseen el poder, por delegación».39 La reflexión de Bilbao respecto a las nociones de justicia y soberanía está presente a lo largo de su obra y en el contexto de la revista aparece la soberanía absoluta y el ejercicio de esta en todas las esferas: individual, municipal, provincial y nacional. Esta concepción de soberanía se vincula con la soberanía de la razón y con la obediencia a la ley como condición para todo tipo de libertad, que en Bilbao significa el progreso de la conciencia política en la América del sur y el fortalecimiento de la justicia venidera.
¿Cuáles son las condiciones radicales, necesarias de toda libertad? La soberanía de la razón en el hombre. Es respeto recíproco de la razón en todos. Esas dos condiciones son las madres del derecho y de la igualdad. Y el derecho y la igualdad son las bases de la República. El derecho supone la ley. Luego la libertad exige la soberanía de la razón y la obediencia a la ley. Ahora, la educación de la conquista era la negación de la soberanía de la razón y la negación de la ley.40
La educación republicana basada en la libertad del pensamiento y la reforma de la educación pública se convierten en elementos fundamentales para su realización y es la juventud actor principal del porvenir americano. «La educación republicana, el LIBRO FUTURO, que debemos al espíritu nuevo, como BIBLIA del porvenir americano, es la cuestión fundamental, para arraigar la libertad, no como forma política, sino como alma, vida y religión del Nuevo Mundo».41 La educación republicana se convierte entonces en garantía para la libertad y los jóvenes en sus actores, y ésta debe estar regida por la soberanía de la razón como principio que funda la personalidad, la libertad y las leyes. Por lo tanto, para Bilbao sin la educación de la soberanía de la razón, no podrá haber ni federación, ni unidad, ni libertad, no habrá República.
Otro aspecto importante que se destaca en la revista es la interlocución con la prensa periódica, principalmente con los diarios: Los Debates, El Nacional, La Tribuna, La Prensa, La Nueva Generación, El Nacional Argentino, El Uruguay y El Constitucional para debatir posturas, defender la libertad absoluta de la prensa y señalar el papel pedagógico de la prensa. «La prensa y la Tribuna son los campos de batalla del siglo XIX; lancémonos pues allí para establecer la propaganda de los sentimientos de fraternidad y de las ideas republicanas, y nos libraremos de las execraciones de la posteridad».42 En la nota de despedida, Bilbao saludó a Buenos Aires como pueblo libre, expresó su gratitud con los lectores y colegas de la prensa diaria y destacó la libertad de la palabra como condición fundamental que posibilitó la existencia de la revista.43 La referencia continua a impresos es una muestra de la circulación constante de ideas y la búsqueda por formar una opinión pública reflexiva. Para el pensador chileno, la prensa debía prestar atención a la meditación y al estudio en el contexto de lucha política y desarrollar una posición reflexiva e independiente respecto a las tradiciones y pasiones.44
La portada de la revista también proporciona elementos importantes para su comprensión como soporte material de las ideas. En este grabado aparece una figura femenina con el dorso desnudo apoyada en un arado, a orillas de una playa. A un costado se encuentra un barco y a su derecha un árbol frondoso. La mujer lleva en su brazo trigo y su mano izquierda sostiene el caduceo de Hermes. A sus pies se encuentran frutas y cajas y cerca del arado una oveja.
Este grabado podría tratarse de una alegoría a América en su representación femenina, acorde además con el nombre de la revista. Los elementos que contiene hacen alusión a la naturaleza y productos de la tierra y al intercambio comercial representado por el barco y el caduceo de Hermes.45 Esta imagen refleja también esa doble oposición señalada por Horacio Tarcus respecto a los socialistas románticos como críticos del absolutismo político y religioso y defensores de la libertad y, al mismo tiempo, críticos del individualismo capitalista y en defensa de la igualdad social y fraternidad humana.46
La Revista del Nuevo Mundo, en cuanto soporte material de ideas, presenta una historia particular respecto a sus características, estructura, colaboradores, tiraje, circulación y reúne además a una comunidad humana a su alrededor. Estos aspectos junto con la adopción pública de una postura política construyen un tipo de relación con sus interlocutores que incide en la comprensión de la realidad. La revista se constituye como un espacio de encuentro y de sociabilidad intelectual en el que sus colaboradores comparten un proyecto político colectivo y un ideario que gira alrededor de la república y la unión americana. La revista se dirige a sus lectores, los convoca a la reflexión y acción. Realiza un llamado a la juventud americana para formar parte de la iniciativa americana, conocer los progresos que registran las repúblicas americanas, reaccionar frente a las amenazas y convertirse en agitadores sociales en libertad y autonomía sobre la base de la soberanía de la razón.
América y la república. Construcción semántica de un proyecto político
«América» y «república» son conceptos claves del siglo XIX y cada uno de ellos registra usos y significados según contextos discursivos específicos que entrelazan a su vez otros conceptos. Así, los lenguajes políticos como situaciones concretas del habla buscan nuevas fórmulas lingüísticas para describir situaciones nuevas. Al seguir el rastro de América y república en La Revista del Nuevo Mundo, estas formas escritas transcienden límites temporales y situaciones de habla específicas47 y, al mismo tiempo, dan respuesta a la situación presente. En el contexto de la modernidad republicana planteada por James E. Sanders, Bilbao se convierte en el prototipo de los republicanos modernos latinoamericanos y este republicanismo aparece como sistema político y como ideología. Los valores de esa modernidad cuestionan el racialismo, la exclusión de clase y la aristocratización de la política e incluyen los discursos de igualdad, universalidad, libertad y fraternidad.48 En la revista es posible observar un momento del proceso de ideologización de estos conceptos, ya que alrededor de ellos construye Francisco Bilbao una semántica política que da cuenta de su temporalidad y le permite delinear un «horizonte de expectativa», un futuro para América y el modelo republicano.
Según Koselleck, «no hay expectativa sin experiencia, no hay experiencia sin expectativa».49 En la relación entre expectativa y experiencia, el porvenir de América se asienta, según Bilbao, en los «progresos» que registran las repúblicas americanas respecto a las constituciones liberales, el ejercicio de la libertad y los gobiernos basados en la justicia y la razón, avances que son registrados en los artículos de la revista. Estos serían los «espacios de experiencia» y estarían relacionados con las acciones realizadas por las repúblicas americanas respecto a la libertad de los pueblos, la organización política, la educación republicana, el ejercicio absoluto de la soberanía y los esfuerzos registrados para la afirmación americana como un espacio republicano. Sin embargo, estos avances no se presentan de forma homogénea convirtiéndose en un objetivo por alcanzar, en una expectativa. En la segunda parte de este trabajo realizaré, entonces, una aproximación a la construcción semántica entorno a los conceptos América y la república, como un «horizonte de expectativa» que entrelaza la experiencia y el porvenir, presente en la revista.
En la revista, el «Nuevo Mundo» aparece como un proyecto político, cuyo punto central es la idea de unión. «Sin la unión, no podemos atraer la corriente de fuerza que circula para constituir la Nacionalidad Argentina y la Confederación Americana».50 Para Bilbao, «sin unidad, nada habría: ni ley, ni fin, ni deber, ni derecho»51 y la realización de América como unidad, bajo el modelo republicano, debe incorporar los principios de libertad, soberanía y fraternidad. La moral republicana se convierte en la garantía de la libertad y del ejercicio de los derechos; a su vez, la soberanía del pueblo debe regirse por el principio de respeto a la ley y la educación progresiva del sufragio. A partir de esta correlación, la idea de fraternidad adquiere una connotación política ya que estaría presente entre hombres libres. «Es una la idea de la América; es uno el ideal de la tierra. Y esa causa es la libertad, esa idea es la república, ese ideal es la fraternidad de los hombres y de los pueblos libres, desplegando las potencias de su ser, en el seno de la creación, para vivir más y más del SER que es la persona infinita».52
La unidad que encierra la idea del «Nuevo Mundo» incorpora también los significados de porvenir, nuevo inicio -dar la espalda al pasado-, una connotación de síntesis y armonía.53 «Adelante, aurora del Nuevo Mundo. Ilumina el presente, tú, sol del porvenir, que resplandeces en la razón soberana».54 Para la realización de este porvenir, el presente americano debe estar regido por el imperio de la justicia, la ley, «el sacerdocio de la razón», debe despertar a su propia realización y conjugar todas las «corrientes de vida». La síntesis de todas las razas en América conlleva analizar la situación de la raza indígena y negra.55 Para Bilbao, la primera se convierte en la base primitiva sobre la cual se levantaron las naciones y, estas se alimentaron a su vez de las razas europeas: «en cada una de las nuevas naciones, impera más o menos el espíritu de aquellas, según el fondo primitivo que encontraron en las razas americanas y en las condiciones geográficas».56 Respecto a la raza negra, se observa la incorporación de una denuncia y la necesidad de un nuevo inicio en libertad en América, sobre todo, en Brasil y los Estados Unidos: «despreciar o mutilar esa raza, es eliminar una nota sagrada en la sinfonía de los pueblos».57 En esta construcción semántica subyace también la propuesta de historicidad de Bilbao58 y del cambio en la estructura social bajo el dominio de la libertad y la razón y el inicio de un nuevo porvenir.
A la pregunta sobre el «iniciador» de América que permita llevar a cabo su unidad compleja, la respuesta no se encuentra en las antiguas naciones europeas. «Lo bello que posee la Europa, es la protesta. Y lo que es protesta en Europa es en América la afirmación americana, el continente republicano».59 El iniciador tampoco se encontraría en los Estados Unidos porque a los «(nuevos titanes, poco les importa el gemido del débil, el derecho de los negros, la independencia de los otros pueblos. La moral es eclipsada por el egoísmo».60 Este iniciador se encuentra en la república americana y es la juventud la llamada a la acción para la realización de esta iniciativa. «Si a pesar de lo bueno que podemos tomar de los otros pueblos o civilizaciones, ninguno de ellos es el iniciador, debemos elevar nuestra mirada a la razón pura, al Ideal supremo, a la ley soberana»61 y justamente, la idea soberana de América es la república y la encargada de llevar a cabo su realización es la juventud americana.
La connotación del término unión se traslada también al interior de la república. Frente a la división política argentina entre la Confederación de las provincias y Buenos Aires convertido en estado, Bilbao reflexiona en torno a estas dos entidades y el papel de la revista ante el conflicto y la división política. «Buenos Aires invoca la Federación y entretanto se organiza en estado unitario. Y las provincias federadas invocan la unidad. Defensores de la Confederación en Buenos Aires, piden la unidad, y otros la federación, pero ambos desean salir de la separación».62 Frente a la separación política, el llamado a la unidad induce a una reflexión alrededor de la soberanía en el modelo unitario y federal. A su vez, la idea de soberanía exige la atención en el sufragio, elección, responsabilidad y universalidad de derechos, aspectos que fueron discutidos en juntas y congresos para convertirse posteriormente en constitución, la federal y la unitaria. «La separación política que existe entre la Confederación y el Estado de Buenos de Aires ha originado una especie de paralelismo. Ambos se observan, se acechan, se critican. Ambos han emprendido una carrera de rivalidad en las reformas».63 Para Bilbao el mecanismo que posibilitaría la unión sería el «progreso» que registran estas dos entidades políticas, seguir la corriente americana y la «gran causa del porvenir».
En la configuración del «Nuevo Mundo» es posible identificar distinciones binarias y una de ellas integra el proyecto político americano. Una primera distinción se puede observar en la relación libertad y servidumbre. En la oposición de estas condiciones de vida se encuentra el llamado a terminar con las «naciones-ídolos». En el dominio de estas naciones subyace una servidumbre moral, producto de las tradiciones y del catolicismo.64 Frente a ese dominio se evoca a la libertad, a la necesidad despedirse del pasado, a tomar de aquellas naciones únicamente aquello que conviene para un nuevo inicio, adquirir confianza en el presente y saludar el porvenir en libertad. En la revista aparece por ejemplo el artículo de Pascual Duprat, en el que se expone brevemente la obra póstuma del sacerdote italiano Vicenzo Gioberti y los puntos centrales de su propuesta de reforma de la Iglesia, la relación del Estado con la Iglesia y de la razón con la fe.65 Este tipo de artículo permite reforzar el ideario latente en la revista de la moral republicana en términos de libertad de pensamiento y soberanía de la razón, frente al pasado representado por la obediencia pasiva que anulaba toda iniciativa personal.
Una segunda distinción es la república frente a la monarquía. Estas corresponden a dos formas de gobierno y a proyectos políticos opuestos. La república americana dio fin a la imposición de una unidad despótica sobre un conjunto de pueblos, en su lugar se estableció una organización política que contiene «la unidad sin conquista», «la libertad sin anarquía» y la «forma definitiva de la humanidad». América surge como la Idea que contiene razón independiente, libre de cacicazgos, de monarquías y de la Iglesia, independiente, soberana, asociando razas, unificando provincias y confederando naciones, «asociando lo que debe ser independiente; sin más monarca, sin más teocracia».66 En esta distinción entre república y monarquía, subyace también la oposición entre democracia y teocracia. La institucionalidad del clero es incapaz de dar cabida a virtudes republicanas y democráticas. Entrelazado al ideario republicano de libertad e independencia de la razón, la democracia aparece como el medio para la conquista del bienestar y moralidad universales.67
Un tercer elemento es la diferenciación entre el nuevo y el viejo mundo. Para Bilbao, de este último se podría aprender la ciencia, el arte, la industria, la agricultura, las costumbres de la economía y del trabajo; sin embargo, queda descartada la acción social, ya que los progresos morales se reasumieron en la Revolución Francesa. Europa y particularmente Francia estarían regresando al orden dominado por déspotas y monarcas, despertando a los viejos ídolos. «Vencida la revolución, es mundo atónito, herido de vértigo, sin fe en el pasado, sin fe en el porvenir, sin fe en su mismo sufragio universal, pues lo ha empleado para suicidarse y hoy resucita los ídolos».68 El «Nuevo Mundo», proyecto basado en la libertad, representa en cambio el porvenir, que rompe con el pasado de siervos, monarquías, imperios, teocracias, iglesias infalibles y gobiernos omnipotentes.
Finalmente, aparece la diferenciación entre la república del norte y la república del sur. Los atributos que constituyen cada una de estas repúblicas las diferencian. A lo largo de la revista, existen diferentes artículos alusivos a Estados Unidos y su modelo republicano. Su representación como el nuevo titán alerta sobre su expansión. Presenta «un corazón concéntrico y egoísta» que extingue las razas, falsea la justicia, cede a la fuerza y, más bien, hay que mirarlo con temor. «El zapador americano prolonga sus líneas de ataque para envolver al continente y asimilarse el mundo Latino-Americano. Apoyando sus plantas en Nueva York y San Francisco, y tomado a ambos Océanos, se levanta ese coloso, extendiendo sus brazos al Asia y a la Europa, para avanzar hacia el Sur, pulverizando a México y asentar su vanguardia en Panamá, esta futura Constantinopla de la América».69 En cambio, la república del sur busca el porvenir y aparece como la precursora de la humanidad y la justicia.
Estas relaciones binarias permiten aproximarnos a la construcción semántica del proyecto republicano y de la iniciativa americana que delimitan el horizonte político de la América republicana. Para reforzar este horizonte, varios artículos de la revista recurren al uso de imágenes y metáforas, incorporando una perspectiva pedagógica para la formación de la juventud americana. Entre estos recursos se podría mencionar la referencia a personajes de la mitología griega y a espacios americanos como el desierto y las fronteras. La mención a Hydra, por ejemplo, serpiente acuática de gran tamaño con múltiples aterradoras cabezas, alude a los monstruos ultramarinos que ocuparon América y la fragmentaron. Frente a esta figura aparece Hércules, quien con su incomparable fuerza puede vencer al monstruo. La unión americana, sería entonces el Hércules que dominará a las fieras y organizará las fuerzas:
Cubren el suelo los trozos palpitantes de Hydra, pero la masa y los brazos Hercúleos que puedan continuar los trabajos del héroe, ¿dónde están? En la Unión. El dominador de las fieras que devoran las entrañas de América será la organización de sus fuerzas. El desierto se extiende, porque aumenta el aislamiento. No es la pampa el desierto, es la soledad moral. No hay fronteras, porque elevamos fronteras en nosotros. Sin la unión, no podemos atraer la corriente de fuerza que circula para constituir la Nacionalidad Argentina y la Confederación Americana.70
Las imágenes alrededor de Europa aparecen en relación con el pasado, imágenes que no son compatibles ni con el presente americano ni con el porvenir en libertad. Europa es representada como: «el museo de la historia», la «enseñanza del arte», «almacén de todas las máquinas», «semillero de la inmigración». Esta representación de Europa impide que este continente sea el iniciador de América. De forma similar, la representación de los Estados Unidos adquiere también características negativas, aparece como «un sol con manchas negras» debido a la esclavitud, un «Titán desencadenado» en alusión a su espíritu usurpador que se apodera de selvas, costas, que conquista territorios y aglomera estados. Esta representación de Estados Unidos también podría leerse como una denuncia a su política de expansión territorial y la ocupación de México y Centroamérica. «El cocodrilo del norte, cebados ya sus dientes con la carne de México y Texas, comienza a engullirse a Centro América y avanza hacia el sur, en donde la división y la anarquía le prepararan espléndido banquete».71
Las metáforas e imágenes de las naciones dominantes invitan a dirigir la mirada hacia la propia América. Este recurso alimenta el proyecto político americano que está acompañado de la relación entre el narrador y el lector del texto. La palabra es dirigida al «Nuevo Mundo» considerado como la «patria prometida» y el público al que se dirige son los mártires y la juventud americana. En la narrativa de la revista están presentes recursos históricos con referencia a eventos, sucesos, enumeración de hechos, civilizaciones, territorios, creencias, instituciones. Estos recursos, como actos de habla, tienen como finalidad ubicar al «Nuevo Mundo» en el presente para destacar la importancia del momento americano.
El horizonte de expectativa a América y república recoge este conjunto de elementos y construye una semántica alrededor de la idea del porvenir y de la iniciativa propia americana. Los llamados de alerta, el reporte de los progresos materiales y morales, la comunicación de la realización de tratados internacionales, convocan la unión americana como un proyecto político sobre la base de un republicanismo latinoamericano que conjuga diferentes voces que abogan por la libertad, la soberanía, el dominio de la razón y la igualdad.
Conclusiones
La Revista del Nuevo Mundo como soporte físico de ideas recoge material valioso que permite realizar procesos de historización del pensamiento bilbaíno, rastrear elementos que han sido constitutivos de su obra, conectar una red de intelectuales alrededor de su fundador y colocarnos frente a un contexto de reflexión respecto a la organización política de Argentina, el conflicto entre unitarios y federales y la construcción semántica de América y del modelo republicano. La revista puede verse como un intersticio que permite mirar hacia atrás y rastrear los temas recurrentes que preocuparon a este intelectual y hacia las obras escritas en la etapa final de la vida de Bilbao. Buenos Aires se convirtió en su último lugar de residencia y la creación de la revista significó participar en la prensa argentina, entablar diálogos y vincularse a ella. La revista proporciona una radiografía de ese momento histórico, con los avances y retrocesos que registran las repúblicas americanas como Perú, Chile, Bolivia, Guatemala, Ecuador y México, la acción de Europa y Estados Unidos en América, la relación entre Estado e Iglesia, la situación política de la Confederación Argentina y artículos relacionados con la justicia, libertad, ciudadanía y soberanía.
La revista teje un lenguaje y convoca a una comunidad de interlocutores y, través de sus artículos, busca afirmar el modelo republicano mediante el registro de los progresos de las naciones americanas que desentrañan la idea de «Nuevo Mundo». La construcción semántica entorno a los conceptos «América» y la «república», como un «horizonte de expectativa» entrelaza la experiencia y el porvenir. En esta construcción la América republicana contiene la lucha entre la libertad y la tradición, se convoca a la juventud americana a la acción, se presenta como la sinfonía de los pueblos y busca el progreso de la conciencia política con gobiernos fuertes sobre la base de la libertad, la justicia y la seguridad, componentes importantes que marcan la especificidad del modelo republicano en Bilbao y el ideario latinoamericano basado en la unidad. La revista refleja el contexto discursivo de Bilbao y de sus colaboradores, el vocabulario disponible y las condiciones históricas de producción de los textos y espacios de intervención para la difusión de ideas.
América, como proyecto político, aparece como el sol del porvenir que resplandece en la razón soberana y que se gobierna a sí misma. Este «horizonte de expectativa» construye una semántica política que busca convertirse en realidad y la revista se convierte en un medio para su realización. El contenido de la revista puede leerse en clave del republicanismo latinoamericano, ya que en ella se debaten los componentes y características que buscan afirmar el modelo republicano americano.