Después del muro: La reconstrucción del mundo tras 1989 es un libro de la historiadora alemana Kristina Spohr. La autora es una académica que ha estudiado en prestigiosas universidades de Inglaterra y Francia. Es profesora destacada en el Centro Kissinger de Asuntos Globales de la Universidad John Hopkins e integra -asimismo- el Departamento de Historia Internacional de London School of Economics. Obtuvo una beca de investigación para trabajar en la oficina privada de la OTAN en Bruselas. En el año 2016 escribió un libro sobre Helmut Kohl, el canciller global y el reordenamiento del orden internacional. Otra de sus obras invita a trascender la guerra fría. Ha trabajado también la problemática de Alemania en el Báltico después de la guerra fría. Sus temas predilectos se orientan a su país desde el final de la guerra fría y las relaciones internacionales en el período posterior al final del conflicto global entre Occidente y Oriente. En el presente libro continúa con su pesquisa anterior, ampliándola más allá de Alemania, para incluir a la Unión Soviética-Rusia, los países de la Europa del Este, China, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, entre otros.
La riqueza de su trabajo es la utilización de fuentes de archivo de distintas naciones: Estonia, Francia, Alemania, Islandia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos. A su vez, aporta información extraída de numerosas entrevistas y seminarios realizados con testigos de aquel período, al que se suma bibliografía de fuentes primarias de aquella época, notas de prensa, cables, correspondencia, telegramas y discursos de los líderes políticos, extraídos de fuentes de archivo, todo lo cual acerca al lector a comprender un tiempo de profundas turbulencias políticas.
El libro contiene nueve capítulos que abordan de manera cronológica y geográfica los cambios que estaban ocurriendo en Eurasia entre 1988 y 1993. En el epílogo, Spohr reflexiona sobre el mundo post Tiananmen y post muro. Para facilidad del lector, el libro ofrece un índice alfabético de las personas e instituciones que aparecen nombradas, además aporta un número de ilustraciones.
En el primer capítulo, Spohr estudia los intentos de reforma o reinvención del comunismo tanto en Rusia como en China. En Rusia la perestroika y el glasnost buscaban romper con los planes quinquenales y el secretismo que venían desde la época de Stalin. En China se eligió el camino de las reformas del mercado. Uno de los momentos centrales de este capítulo es el abordaje de los episodios ocurridos a mitad de 1989 en la plaza de Tiananmen, en la que se habían congregado 250 mil estudiantes para protestar contra el gobierno. Tras negociaciones infructuosas en el amanecer del 4 de junio, el gobierno chino movilizó al ejército en contra de los estudiantes derivando en una represión en la que murieron entre 300 y 2600 personas. La repercusión que tuvo la represión a los estudiantes hizo que fuera muy difícil no ponerle sanciones a China; el gigante asiático fue condenado por las potencias occidentales. En Estados Unidos, Bush procuró suavizar las sanciones para poder retomar el contacto con el gobierno chino una vez que pasara la indignación generada entre el público estadounidense la represión del gobierno asiático a sus propios estudiantes.
En el segundo capítulo se aborda el comienzo de la retirada del comunismo en Europa del Este. En el caso de Polonia, se estudia la negociación entre el líder comunista Jaruzelski y el principal líder del sindicato Solidaridad Lech Walesa, con el objetivo de buscar una transición que permitiera la realización de elecciones con la participación de Solidaridad. En Hungría se estaba dando un movimiento similar, con la particularidad de que el líder del Partido Comunista húngaro quería realizar reformas. Lo más destacado de ambos procesos fue en Polonia la participación de alguien externo al Partido Comunista polaco; en el caso de Hungría, la liberación de la frontera entre Austria y Hungría que permitió que por primera vez en casi treinta años existiera libertad de paso de los estados socialistas a los estados capitalistas. Estos cambios generaron una profunda inestabilidad en la región, ocasionando una gran presión sobre los regímenes socialistas del Este.
En el tercer y cuarto capítulo la autora analiza la reunificación alemana y la caída de los regímenes socialistas de Europa Oriental. En el caso de la fusión de las dos Alemanias se estudia la complejidad del proceso. El canciller de Alemania Federal, Helmut Kohl, persiguió con determinación ese propósito, pero encontró obstáculos en los líderes occidentales como se reveló en los archivos y la correspondencia. La autora muestra que una de las principales detractoras de la reunificación de Alemania fue Margaret Thatcher, quien temía un fortalecimiento excesivo de los germanos. A su vez, el libro recuerda cómo los regímenes socialistas en el plazo de unos meses tuvieron cambios políticos y abandonaron el socialismo. En especial en el cuarto capítulo, Spohr trata la discusión sobre el rol de Alemania en los organismos internacionales. Después de controversias y discusiones se decidió que la nueva Alemania participara en las mismas instituciones en las que había estado presente la RFA (Comunidad Económica Europea y la OTAN).
En el quinto capítulo la autora trabaja los intentos para alcanzar una alianza europea más sólida. A instancias del presidente de Francia, François Mitterrand, se procuró consolidar una nueva institucionalidad y dar mayor profundidad a lo que había sido la creación de la Comunidad Económica Europea. Luego de negociaciones que habían comenzado en 1986, en el año 1993 nació la Unión Europea, con los mismos miembros que habían pertenecido a la CEE pero con mayor poder para las instituciones europeas y menos dependencia de los gobiernos nacionales.
El sexto capítulo aborda el primer conflicto de la era posterior a la guerra fría que es la guerra del Golfo, iniciada a comienzos del año 1991. En este episodio fue clave la actuación del presidente Bush y de su secretario de Estado, James Baker, que hicieron esfuerzos para convencer a Gorbachov de que la Unión Soviética se mantuviera al margen del conflicto y fuera posible conseguir una coalición internacional -bajo el auspicio de la ONU- para liberar Kuwait de la invasión iraquí.
En el séptimo capítulo se estudian los últimos años de la Unión Soviética, analizando cómo Gorbachov -a pesar del prestigio que tenía en el exterior- comenzó a perder poder en su propia casa. Algunas de las repúblicas plantean su salida de la Unión, la economía cae en una crisis y surge el liderazgo de Boris Yeltsin. En el libro se narran con gran precisión los pasos que terminaron con la desintegración del comunismo soviético y la consolidación de Yeltsin como presidente de la nueva Federación de Rusia. En el octavo capítulo se analiza la relación entre Estados Unidos en el último año de Bush con la Rusia de Yeltsin en el primer año de la era post soviética.
En el último de los capítulos la temática vira hacia el Pacífico: allí aparecen Japón y especialmente China como las potencias del futuro, que cambiarían el eje del mundo pasando del Atlántico al Pacífico. El trabajo demuestra cómo Bush, que tenía el objetivo de fortalecer la relación entre su país y las potencias del Oriente, no puede lograr esa meta debido al rechazo occidental hacia la represión estudiantil china y también por los cambios ocurridos en Europa del Este y en la zona soviética, todo lo que le demandó una plena atención.
En cuanto a Bush, uno de los mandatarios que había puesto fin a la guerra, enfrentó inconvenientes económicos domésticos y los efectos de lo que fue visto como el incumplimiento de una promesa electoral (no más impuestos) que condujeron a su derrota electoral, en noviembre de 1992, frente al candidato demócrata William Clinton.
En el epílogo, la autora retoma la pregunta de sí el mundo es otro después de los eventos ocurridos en Tiananmen y la caída del muro de Berlín. Tras los sucesos ocurridos en el ocaso del siglo XX, el mundo que había sido diseñado luego de la guerra fría nuevamente entraba en un proceso de cambio después del colapso del proyecto soviético. El Partido Comunista chino conservaba el control político del gigante asiático que se convertía en la segunda economía más importante del mundo luego de los Estados Unidos. Rusia vivió un período de profundos cambios tras el desmoronamiento soviético. Tanto en Estados Unidos como en Europa occidental se vivía también una era de cambios de paradigma; el enemigo de los últimos cuarenta y cinco años colapsaba y se veía necesario cambiar los paradigmas legados por la segunda guerra mundial. Sin embargo, a pesar de las mutaciones, algunas instituciones como la OTAN sobrevivieron y luego de unas décadas, el conflicto geopolítico entre Occidente y Rusia que parecía haber sido abandonado a fines de los ochenta, vuelve a activarse como se ve en la presente década, con la sucesión de conflictos en ex territorios soviéticos. Así lo demuestra la guerra desatada con la invasión rusa a Ucrania.
El libro escrito por Spohr es valioso porque aborda a través de fuentes variadas -procedentes de numerosos países- un momento de clivaje histórico mundial, en el que colapsan proyectos de más de setenta años y se comienza a producir un rápido y profundo reacomodo de la geopolítica euroasiática. Era la transición del mundo de la guerra fría al mundo del siglo XXI, con las incertidumbres que generó y permanecen.