1. Introducción
1.1. Procesamiento de cláusulas relativas con doble antecedente nominal
En psicolingüística, el estudio del procesamiento sintáctico o parsing se ha centrado en construcciones estructuralmente complejas, como aquellas que presentan ambigüedad estructural (Frazier y Clifton, 1996; Stetie, 2021a). Estas permiten estudiar qué conjunto específico de procesos se utiliza para establecer relaciones entre las palabras y construir así la estructura y el significado oracional. Unas estructuras ambiguas ampliamente estudiadas son las cláusulas relativas (CR) con doble antecedente nominal. En ellas se presenta lo que se conoce como ambigüedades de adjunción: un constituyente se puede adjuntar a dos o más frases. Por ejemplo, en (1), la CR “que recibió el libreto” se puede interpretar como dependiente del primer nombre (“asistente que recibió el libreto”) o del segundo (“actriz que recibió el libreto”).
Los primeros estudios con este tipo de estructuras, realizados en inglés, señalaron que frente a esta ambigüedad regía un principio sintáctico universal denominado cierre tardío (Frazier y Fodor, 1978; Frazier y Rayner, 1982). Según este, los nuevos ítems se agregarán a la cláusula que se encuentre en proceso en ese momento, lo que daría una preferencia por la interpretación “la actriz que recibió el libreto” en (1), también llamada adjunción baja. Estudios posteriores en español encontraron que este principio no se cumplía en esta lengua, que parecía tener una preferencia por la adjunción alta o cierre temprano (Carreiras y Clifton, 1993; Cuetos y Mitchell, 1988; Mitchell y Cuetos, 1991), es decir, por interpretar que en (1) “la asistente recibió el libreto”. Este fenómeno propició investigaciones en diversas lenguas y los resultados cuestionaron el arraigado patrón universal y mostraron que no siempre es adecuado generalizar el comportamiento de un grupo reducido, como los hablantes de inglés, a toda la población (Henrich et al., 2010; Peterson y Merunka, 2014).
Varias lenguas parecen tener una preferencia por la adjunción alta o cierre temprano: alemán (Hemforth et al., 2000), gallego (Fraga et al., 2005), griego (Papadopoulou y Clahsen, 2003), francés (Zagar et al., 1997), japonés (Jun y Koike, 2008) y holandés (Brysbaert y Mitchell, 1996). Mientras que otras lenguas presentan, al igual que el inglés (Frazier y Fodor, 1978), una preferencia por la adjunción baja o cierre tardío: árabe (Abdelghany y Fodor, 1999), euskera (Gutierrez-Ziardegi et al., 2004), italiano (De Vincenzi y Job, 1993), noruego, rumano y sueco (Ehrlich et al., 1999).
En el caso puntual del español, esa preferencia por la adjunción alta fue respaldada por estudios con distintas metodologías, estímulos y soportes. Se encontró en tareas de completamiento de oraciones (Arancibia Gutiérrez et al., 2015), de lectura autoadministrada (Acuña-Fariña et al., 2009; Gibson et al., 1999; Jegerski et al., 2014), en cuestionarios con opciones múltiples (Aguilar et al., 2021; Bezerra, 2019; Branco-Moreno, 2014; Cuetos y Mitchell, 1988; Dussias, 2001; Fernández, 2003; Gilboy et al., 1995; Hemforth et al., 2015; Igoa et al., 1998; Vergara y Socarrás, 2021) y en estudios de corpus (Acuña-Fariña et al., 2009). Sin embargo, la evidencia a favor de la adjunción alta en español no es siempre concluyente: han surgido trabajos que consideran variables no controladas previamente y que reportan una preferencia por la adjunción baja (Aguilar y Grillo, 2021; Aguilar et al., 2021; Alonso-Pascua, 2020; Stetie y Zunino, 2023).
Desde los comienzos de la psicolingüística se han planteado distintos modelos de procesamiento sintáctico que buscan dar cuenta de las diferencias interlingüísticas encontradas en las preferencias de adjunción (para una discusión, ver Stetie, 2021a). Fundamentalmente, estos varían en qué principios rigen el procesamiento sintáctico, qué tipo de información interviene y en qué momento lo hace. Dentro de estas propuestas, algunas consideran la existencia de principios de economía estructural universales como el de cierre tardío o localidad (Frazier y Fodor, 1978; Frazier y Rayner, 1982), que varían según el tipo de estructura sintáctica (Frazier y Clifton, 1996) o que son susceptibles de parametrización (Gibson et al., 1996), mientras que otras proponen preferencias graduales basadas en cálculos estadísticos (MacDonald et al., 1994; McRae y Matsuki 2013). Asimismo, algunas teorías sostienen que información no sintáctica, como la prosodia (Fodor, 2002), la semántica (MacDonald et al., 1994; McRae y Matsuki, 2013) y la pragmática (Frazier y Clifton, 1996), puede influir de forma temprana en las decisiones de adjunción. Otras teorías proponen que la adjunción se realiza a partir de sesgos interpretativos provistos por los elementos léxicos específicos, como el tipo de verbo o las características de los antecedentes nominales (Gilboy et al., 1995; Grillo y Costa, 2014; MacDonald y Seidenberg, 2006).
La diversidad de modelos propuestos para entender el procesamiento sintáctico evidencia la falta de acuerdo acerca de los procesos involucrados en la comprensión de oraciones, cómo se organizan temporalmente y cómo se interrelacionan entre sí.
Un eje central en esta discusión es la universalidad o especificidad de los procesos involucrados, es decir si los mecanismos de adjunción están guiados por principios sintácticos universales o si cada lengua tiene sus propias estrategias sintácticas. Esto, a su vez, se cruza con otro debate: ¿se trata de computaciones categóricas o más bien presentan mucha variabilidad y gradualidad? El objetivo de este artículo es tratar de responder a esta discusión y para ello, en el próximo apartado, analizamos una de las explicaciones recientemente propuestas.
1.2. La Hipótesis de las pseudo-relativas primero: ¿la explicación definitiva?
Hace una década, Grillo y Costa (2014) propusieron una explicación que intentaba cerrar el debate: no hay variación interlingüística en las preferencias de adjunción, sino que los resultados encontrados se explican por problemas metodológicos1. Para estos autores, existen principios sintácticos universales, como el de localidad (Frazier y Fodor, 1978; Frazier y Rayner, 1982; Gibson et al., 1996), que se aplican al procesamiento de CR con doble antecedente nominal, y los diferentes resultados reportados en experimentos se deben a variables extrañas no controladas.
En particular, llamaron la atención sobre el hecho de que las estructuras frecuentemente evaluadas presentan dos ambigüedades distintas: la ambigüedad de adjunción, pero también la ambigüedad entre una lectura como CR y una como pseudo-relativa (PR). Las PR son construcciones finitas que se proyectan como argumentos de verbos eventivos y que, en algunos casos, tienen una similitud superficial con las CR (Grillo y Costa, 2014). Por ejemplo, en una oración como (2), que tiene un verbo de percepción (“escuchó”) que puede tomar predicados eventivos, se habilita una interpretación de PR (2a). Si esta fuera la interpretación favorita, tomaría como sujeto al primer sintagma nominal y se podría confundir con una lectura de adjunción alta de CR (2b).
Es decir, aunque las CR y las PR tengan distintas estructuras jerárquicas e interpretaciones2, el ejemplo (2) y la Figura 1 permiten evidenciar que tienen la misma representación lineal. En cambio, en (3), en donde no es posible una lectura de PR debido a que no hay un verbo de percepción (“saludó”), la preferencia de adjunción debería ser hacia el segundo sintagma nominal.
-
2. La joven escuchó [PR[al secretario1 de la diputada2] [que1/*2 charlaba en la reunión]].
3. La joven saludó al secretario de la diputada que charlaba en la reunión.
La aparente similitud entre ambas estructuras es solamente lineal; sintáctica y semánticamente presentan varias diferencias. Por ejemplo, las PR tienen restricciones temporales y aspectuales: el tiempo verbal de la PR depende del de la cláusula matriz y requieren de aspecto imperfectivo, ya que denotan eventos en curso (Grillo y Costa, 2014). Esta aparente similitud entre las CR y las PR podría ser la causante de las preferencias de adjunción alta identificadas en algunas lenguas y llevó a Grillo y Costa (2014) a proponer la Hipótesis de las PR primero: en igualdad de condiciones, el procesador sintáctico preferirá una lectura de PR antes que de CR. Esto se debe a que las PR serían más sencillas de procesar que las CR, tanto estructural como pragmáticamente.
Estructuralmente, las PR, al contar con restricciones de tiempo, aspecto y de tipo de argumentos, son estructuras menos complejas que las CR3 (Grillo y Costa, 2014; Starke, 1995). En este sentido, las PR se proyectan como complementos de verbos de percepción, es decir que son argumentos del verbo y denotan eventos; mientras que las CR son adjuntos y denotan propiedades de entidades. La preferencia por los argumentos frente a adjuntos ha sido documentada en la literatura psicolingüística, junto con una tendencia general del parser sintáctico a evitar interpretaciones restrictivas, al menos sin un contexto que las habilite (Liversedge et al., 1998; Staub et al., 2018). En términos pragmáticos, la comprensión de una CR es más compleja, ya que presupone un contexto que contiene un conjunto de participantes, por ejemplo “diputadas” en (3), por lo cual es necesario especificar a cuál se está haciendo referencia (Altmann y Steedman, 1988; Crain y Steedman, 1985). En este sentido, dado que las PR denotan la percepción directa de eventos en curso, implican menos presuposiciones, lo que las vuelve más parsimoniosas. Además, siguiendo el principio de Relevancia Relativizada (Frazier, 1990), las PR, pero no las CR, transmiten información adicional sobre el evento descripto en la cláusula matriz y, por eso, serían una estructura preferida.
Siguiendo la Hipótesis de las PR primero, Grillo y Costa (2014) argumentan que en experimentos previos la lectura de PR fue mal identificada como una preferencia por la adjunción alta. Por eso, si limitáramos la presencia de las PR, deberíamos encontrar una preferencia universal por la adjunción baja, ya que la aparente variación interlingüística sería solo un epifenómeno de la presencia de PR. En su trabajo seminal, incluyeron dos experimentos en italiano que confirmaban su hipótesis. Se trataba de dos cuestionarios offline en donde los participantes leían oraciones ambiguas e indicaban cuál era la interpretación preferida (adjunción alta o baja). Además, los autores, en colaboración con otros investigadores, también encontraron una preferencia por las PR frente a las CR y una preferencia por la adjunción baja cuando se inhibe la lectura de PR en griego (Grillo y Spathas, 2014), portugués europeo (Grillo et al., 2012) y francés (Pozniak et al., 2019). Estos resultados son particularmente relevantes ya que estas lenguas son algunas de las que, tradicionalmente, han sido clasificadas como de adjunción alta y, por lo tanto, si esta preferencia se explicara por la presencia de PR, se podría sostener entonces que las preferencias de adjunción se rigen por principios de localidad.
Si la propuesta de Grillo y Costa (2014) estuviera en lo cierto, implicaría que en el procesamiento sintáctico se identifican tempranamente ciertas propiedades semánticas del verbo que habilitan una lectura de PR, como el hecho de que sea un verbo de percepción que habilite una lectura eventiva. En otras palabras, sostener que las características del verbo influyen, de antemano, en las preferencias de adjunción implica suponer la existencia de una interacción temprana de información semántica de grano fino.
En el próximo apartado, discutimos los resultados registrados hasta ahora en español que, en principio, no presentan evidencia concluyente.
1.3. Experimentos en español con cláusulas relativas y pseudo-relativas
La Hipótesis de las PR primero también fue evaluada en español y los resultados exhiben un panorama complejo. En particular, destacan cuatro antecedentes que incluyen experimentos offline de cuestionarios (Aguilar et al., 2021; Aguilar y Grillo 2021; Branco-Moreno, 2014), tareas de lectura autoadministrada o self-paced reading (Alonso-Pascua, 2020), y un estudio con seguimiento de movimientos oculares (Aguilar et al., 2021).
Independientemente de la metodología utilizada, estos experimentos evalúan la Hipótesis de las PR primero mediante la manipulación del verbo de la cláusula matriz. En las oraciones con verbos de percepción (como mirar), que habilitan una interpretación como PR, se espera que haya una mayor preferencia por la adjunción alta; mientras que en los ítems que incluyen verbos de estado o de acción, que solo posibilitan una lectura como CR, se espera que la adjunción preferida sea baja.
Al igual que en el estudio inicial en italiano, los experimentos offline de cuestionario reportaron que, en contextos que habilitan una lectura de PR, hay una mayor preferencia por la adjunción alta que en oraciones que solo habilitan una lectura de CR (Aguilar et al., 2021; Aguilar y Grillo, 2021; Branco-Moreno, 2014). Sin embargo, en algunos casos, a pesar de las diferencias entre condiciones (interpretación ambigua de PR/CR vs. única interpretación de CR), la preferencia general es de adjunción baja (Aguilar y Grillo, 2021), mientras que en otros es de adjunción alta (Aguilar et al., 2021; Branco-Moreno, 2014).
Por otro lado, en las tareas que evalúan procesamiento online, como el seguimiento de movimientos oculares o la lectura autoadministrada, se registra una preferencia por la adjunción baja. Aguilar y colegas (2021) evaluaron los movimientos oculares durante la lectura de oraciones temporalmente ambiguas y encontraron un mayor costo de procesamiento en la palabra desambiguadora para las oraciones de adjunción alta que no permitían una lectura de PR, lo cual respalda la Hipótesis de las PR primero. Sin embargo, en el mismo experimento también encontraron que en la región de spillover (posterior a la palabra desambiguadora) hubo un mayor costo de procesamiento para las oraciones con adjunción baja. Los autores interpretaron estos resultados como evidencia de que hay una preferencia inicial por la adjunción baja cuando se controlan, entre otras cosas, el tipo de verbo de la cláusula matriz, y de que hay una preferencia por la adjunción alta que opera más tardíamente o en tareas offline.
No obstante, Alonso-Pascua (2020) no reportó diferencias según la disponibilidad de PR y encontró una preferencia general de adjunción baja para el español, independientemente del tipo de verbo presente en la oración. Realizó dos experimentos de lectura autoadministrada con una pregunta posterior de comprensión. En los dos casos encontró una mayor preferencia por la adjunción alta en las oraciones que posibilitaban una lectura de PR, pero esta no fue estadísticamente significativa.
En resumen, los resultados de estos experimentos sugieren dos puntos importantes: las PR influyen en las preferencias de adjunción, pero estas no parecerían ser el único factor que explique la supuesta preferencia por la adjunción alta en español; una vez que la presencia de PR es controlada, parecería haber una preferencia inicial por la adjunción baja y una más tardía por la adjunción alta. En este sentido, los resultados no permiten confirmar que el español sea una lengua de adjunción baja ni que la variación interlingüística en las preferencias de adjunción pueda ser explicada únicamente por la existencia de PR. Además, evidencian que es necesaria más investigación sobre las PR y el español, que incluya no solo diversas metodologías, sino también distintas variedades de español.
1.4. El presente estudio
El objetivo de esta investigación es analizar si la preferencia por la adjunción alta, previamente reportada para el español se explica por la Hipótesis de las PR primero. La variación en las preferencias de adjunción en estructuras gramaticales aparentemente iguales plantea un desafío a la suposición de que las preferencias de análisis sintáctico se basan en principios universales de economía de computación. Esta variación interlingüística en el procesamiento de CR con doble antecedente nominal es, por lo tanto, un foco central de discusión en la literatura psicolingüística. De este modo, entender este fenómeno es crucial para los estudios de procesamiento sintáctico.
Diseñamos una tarea de completamiento de oraciones que presentamos en dos condiciones: oraciones con verbos de percepción y oraciones con verbos de estado o de acción. Según nuestra hipótesis experimental y siguiendo las propiedades estructurales e interpretativas de las PR, en las oraciones con verbos de percepción esperábamos más completamientos de adjunción alta, que habilitaran una interpretación como PR, mientras que en las oraciones con verbos de estado o de acción predecíamos una mayor cantidad de completamientos de adjunción baja.
2. Método
2.1. Participantes
Un total de 142 personas formaron parte del experimento (110 mujeres, 29 varones y 3 personas con género no binario). Todos los participantes eran de Argentina, hablantes de español y tenían visión normal o corregida a normal. En cuanto a la edad, tenían entre 18 y 69 años (M = 35; DE = 10.30). Todos completaron el secundario y, además, 45 estaban cursando estudios de nivel superior, 48 habían completado estudios de grado y 41 estaban realizando posgrados.
Los participantes fueron reclutados por redes sociales y su participación fue voluntaria y no remunerada. Además, todos dieron su consentimiento previo a la realización del experimento y sus datos fueron debidamente anonimizados.
2.2. Materiales
Diseñamos 40 ítems experimentales en dos condiciones: con verbos de percepción (4), que habilitan una interpretación de la estructura como una PR, y con verbos de estado o de acción (5), que solo permitían una interpretación como CR. Todos los estímulos tenían el verbo matriz en pretérito perfecto simple; los antecedentes nominales eran nombres de rol o profesiones y el género se controló de forma tal que en la mitad de los casos el primer antecedente fuera femenino y el segundo masculino y en la otra mitad al revés. Los ítems4 tenían todos la misma estructura: nombre propio + verbo matriz (de percepción / de estado o de acción) + SD1 + SD2 + que.
Además, utilizamos 120 fillers o distractores que correspondían a estímulos de otros experimentos, como se muestra en los ejemplos (6) y (7). Organizamos los ítems en cuatro listas contrabalanceadas con 40 ítems cada una: 10 experimentales y 30 fillers.
2.3. Procedimiento
La tarea fue diseñada y administrada mediante el software PCIbex (Zehr y Schwarz, 2018). Antes de comenzar con el experimento, los participantes debían aceptar el consentimiento informado y leer las instrucciones. También debían completar sus datos sociodemográficos: identidad de género, máximo nivel de estudios alcanzado, edad, nacionalidad y residencia.
La tarea fue de completamiento de oraciones: los participantes leían el comienzo de una frase y debían completar el contenido siguiente con un mínimo de dos palabras. Luego, tenían que apretar un botón para pasar al siguiente ítem. Para controlar que estuvieran prestando atención a la tarea y para incentivar que completaran las oraciones con lo primero que viniera a su mente, establecimos un límite de tiempo de 3 minutos para cada completamiento. Al comienzo, tenían tres oraciones de prueba, a las que les seguían tres ítems más de entrenamiento, que para los participantes ya eran parte del experimento, pero que no se incluyeron en el análisis de los datos.
3. Análisis de datos y resultados
Para el análisis de los resultados utilizamos una combinación de métodos cualitativos y cuantitativos (Brannen, 1992; Seawright, 2016). Por una parte, establecimos categorías de respuestas según criterios cualitativos e incluimos un análisis cualitativo de los ítems que presentan completamientos inusuales o destacados. Por otra parte, aplicamos técnicas estadísticas de análisis cuantitativos de grupos para analizar potenciales diferencias. Esta combinación de metodologías nos permite abordar la complejidad del fenómeno lingüístico estudiado.
Para el análisis final de las respuestas, descartamos 59 ítems que habían sido respondidos erróneamente (4.15 % de los datos)5. Además, debido a que incluimos un límite temporal para el completamiento de las oraciones, hubo 16 respuestas que tuvieron que ser descartadas (1.13 % de la muestra total) porque los participantes no llegaron a completarlas en el tiempo estipulado y las respuestas quedaron vacías.
Las respuestas fueron clasificadas según el tipo de completamiento y siguiendo dos criterios distintos. Por un lado, distinguimos si el completamiento podía ser interpretado como una PR o solamente como una CR. Para ello, consideramos las características estructurales e interpretativas que definen un contexto que licencie una interpretación como PR (Grillo y Costa, 2014), además de las restricciones en el verbo matriz ya consideradas en el diseño experimental: concordancia de tiempo verbal entre el verbo matriz y el de la CR, restricciones de aspecto (imperfectivo o compatible con simultaneidad), predicados que generen una lectura eventiva o episódica (y no habitual). De esta forma, clasificamos los completamientos según la posibilidad de ser interpretados como PR6, con dos niveles: sí (8) y no (9).
8. Pilar vio al alumno de la profesora que se estaba copiando en la evaluación.
9. Pilar vio al alumno de la profesora que desaprobaba a todos.
Por otro lado, clasificamos las respuestas según el tipo de adjunción con dos niveles: adjunción alta y adjunción baja. Algunas de las respuestas marcaban el sesgo de interpretación morfológicamente y otras lo hacían semánticamente (ver Cuadro 1). Además, identificamos un grupo de respuestas como ambiguas, es decir, aquellas que no permitían sesgar la interpretación hacia ninguno de los dos antecedentes, como el ejemplo en (10). Volvemos a este punto luego del análisis estadístico de los resultados.
adjunción alta | adjunción baja | |
---|---|---|
sesgo morfológico | Pilar vio al alumno de la profesora que era muy lindo. | Pilar vio al alumno de la profesora que había sido tan agresiva con ella. |
sesgo semántico | Pilar vio al alumno de la profesora que se copiaba en el examen. | Pilar vio al alumno de la profesora que la había reprobado en primer año. |
A partir de la clasificación de las respuestas, realizamos el análisis de los datos mediante el programa R versión 4.3.1 en la interfaz R Studio (R Core Team, 2023). En términos generales, encontramos una mayor preferencia por la adjunción alta, aunque esta no sea una preferencia categórica: del total de los completamientos, el 37.3 % generaba una interpretación de adjunción alta, el 27.9 % una de adjunción baja y el 34.8 % era ambiguo. Al remover los completamientos ambiguos, obtenemos que un 57.16 % completó con una adjunción alta, mientras que un 42.84 % lo hizo con una adjunción baja. Mediante una prueba de chi cuadrado, encontramos que esta diferencia es estadísticamente significativa (X2(1, N = 887) = 18.184, p < 0.001). Es decir, parecería ser que hay una preferencia general por la adjunción alta, pero esta no es categórica ya que la preferencia es menor al 60 %.
Respecto de la variable controlada, el tipo de verbo, no encontramos diferencias en las preferencias de adjunción. Como se observa en el Gráfico 1, en ambas condiciones se repitió un patrón virtualmente idéntico y con porcentajes muy similares a los resultados generales. Para el análisis estadístico, removimos de la muestra las respuestas ambiguas y realizamos un Modelo Mixto Generalizado (Winter, 2019). Los dos niveles del factor Tipo de verbo fueron codificados con un contraste de suma (Schad et al., 2020): verbos de percepción (que licencian PR y CR) como -1, y verbos de estado o de acción (que solo licencian CR) como 1. El Tipo de verbo se colocó como efecto fijo, Participantes e Ítems se colocaron como efectos aleatorios. La fórmula del modelo fue: glmer(Tipo de completamiento ~ Tipo de verbo + (1 + Tipo de verbo | Participantes) + (1 | Ítems). No encontramos diferencias estadísticamente significativas en función del Tipo de verbo (β = -0.2497, ES = 0.2639, z = -0.946, p = 0.344).
Sin embargo, es importante destacar que la diferencia entre los completamientos de adjunción alta y baja dentro de cada nivel de la condición Tipo de verbo sí dio estadísticamente significativa, corroborado mediante una prueba de chi cuadrado, tanto para los verbos de percepción (X2(1, N = 434) = 13.309, p < 0.001), como para los verbos de estado o de acción (X2(1, N = 453) = 5.7417, p = 0.017).
Además, en relación con el grupo de ítems con verbos de percepción, clasificamos si el completamiento podía ser interpretado como una PR o no, y encontramos que solo en el 43 % de los casos eso era posible, lo que marca una diferencia estadísticamente significativa (X2(1, N = 673) = 12.305, p < 0.001). Esto se podría interpretar como que, al menos en una tarea de este estilo que involucra alguna instancia de producción, no parece que las PR sean una estructura preferida frente a las CR.
También resulta interesante la distribución de respuestas en los completamientos de la condición con verbos de percepción que no habilitaban una interpretación como PR (N = 382). Siguiendo el supuesto de principios universales de procesamiento sintáctico que retoma la Hipótesis de las PR primero, esperaríamos que esas oraciones mostraran en su mayoría una adjunción baja. Hubo una preferencia por la adjunción baja7, aunque no en la totalidad de los casos: el 43.5 % de los completamientos forzaba una adjunción baja, el 23.3 % forzaba una adjunción alta y el 33.2 % era ambiguo. En este sentido, llama la atención el porcentaje de completamientos de adjunción alta ya que evidencia que la Hipótesis de las PR primero tampoco explica la totalidad de los casos en donde hay una preferencia por la adjunción alta.
Por otro lado, también resulta interesante el análisis de un grupo de respuestas como la del ejemplo (11). En estos casos se vislumbra una intención de realizar un completamiento doble: se agrega una frase que marca una adjunción baja (que había reprobado) y otra posterior que complementa la lectura eventiva del verbo (decir que era una vaga). Esto solo ocurrió en 5 completamientos, de participantes distintos, de modo que no es posible sacar inferencias acerca del procesamiento sintáctico en general, pero resulta interesante a la luz de la Hipótesis de las PR primero. La lectura eventiva provocada por el verbo de percepción (escuchó) pareciera generar ciertas expectativas respecto de la transitividad del verbo, lo que explicaría este tipo de completamientos.
Por último, nos parece importante destacar que el 93.46 % de los completamientos incluía una CR de sujeto y solo el 6.54 % implicaba una CR de objeto. Las CR de objeto producidas tenían en su mayoría un sujeto desinencial que ya estaba presente en la oración, como en (12), y en muy pocos casos se sumaba otro sujeto8, ya sea desinencial (13) o explícito (14).
La asimetría en la comprensión de las CR de sujeto y objeto ha sido ampliamente estudiada en la literatura psicolingüística y estos resultados, aunque impliquen producción, se alinean con investigaciones previas realizadas sobre el español (Manoiloff et al., 2018; Murujosa et al., 2021; Reali, 2014). Estas investigaciones también señalan que los sujetos postverbales son menos frecuentes, lo cual está respaldado por nuestros resultados: solo dos completamientos tenían un sujeto postverbal. En el próximo apartado discutimos las implicancias de nuestros hallazgos.
4. Discusión
En este artículo, presentamos los resultados de una tarea de completamiento de oraciones que buscaba evaluar la incidencia de las PR en las preferencias de adjunción de CR con doble antecedente nominal en español. Para ello, construimos estímulos en dos condiciones: con verbos de percepción y con verbos de estado o de acción, a fin de generar entornos compatibles con PR o solo con CR. A partir de los diferentes completamientos, inferimos cuál es la preferencia de adjunción, lo que implica que utilizamos una tarea de producción para evaluar la comprensión incremental y online. A continuación discutimos los diferentes resultados.
En primer lugar, nuestros datos refuerzan los hallazgos clásicos para el español y señalan que existe una preferencia por la adjunción alta. Al igual que en estudios previos (Acuña-Fariña et al., 2009; Arancibia Gutiérrez et al., 2015; Cuetos y Mitchell, 1988; Igoa et al., 1998; Fernández, 2003), esa preferencia ronda el 60 %. Esto es destacable, ya que, si consideráramos la existencia de principios o reglas sintácticas que generen esa preferencia, esperaríamos que esta ocurriera de modo sistemático en la mayoría de los casos, pero no es así.
Respecto de la variable evaluada, el tipo de verbo, no encontramos diferencias estadísticamente significativas. Tanto para los verbos de percepción como para los de estado o acción encontramos el mismo patrón de preferencia por la adjunción alta que en los resultados generales. Siguiendo la Hipótesis de las PR primero, en los estímulos con verbos de estado o de acción, que solo permitían una interpretación como CR, los completamientos deberían haber sido de adjunción baja. De esta forma, al menos en principio para procesos que involucren producción, como es el caso de esta tarea, los resultados obtenidos permiten descartar la Hipótesis de las PR primero. No solo no encontramos una diferencia estadísticamente significativa en las preferencias de adjunción entre las distintas condiciones que controlaban la presencia o no de PR, sino que, además, en las oraciones que habilitaban completamientos como PR, esta no fue la opción mayoritariamente elegida, sino que solo el 43 % de las respuestas podía ser interpretada como una PR.
Aunque la Hipótesis de las PR primero explique algunos casos de variación interlingüística en las preferencias de adjunción, parecería que no explica las preferencias halladas para el español, al menos no en todas las situaciones9. En este sentido, nos parece importante destacar dos factores estrechamente interconectados. Por un lado, Grillo y Costa (2014) podrían estar en lo cierto en cuanto a que las preferencias de adjunción podrían ser guiadas por principios universales, pero, de ser así, parecería que no solo las PR inciden en esas preferencias. Por otro lado, también parecerían estar en lo cierto en haber llamado la atención sobre variables extrañas en experimentos previos. Como destacan trabajos recientes, está claro que tanto en el caso puntual del español, como en otras lenguas, no hay un único factor que explique las preferencias de adjunción (Aguilar et al., 2021; Alonso-Pascua, 2020; Cotter y Ferreira, 2024; Stetie, 2021b). Es decir, podríamos argumentar que en el procesamiento sintáctico no hay un único factor determinante, sino que hay una confluencia de varios factores condicionantes.
En este sentido, trabajos recientes señalan que la distinción entre lenguas de adjunción alta y baja parecería no ser adecuada (Aguilar y Grillo, 2021; Grillo y Costa, 2014), dado que defienden la existencia de un principio de localidad universal, que marca una preferencia por la adjunción baja, pero que en distintos experimentos previos han existido variables extrañas o no controladas que podrían haber generado una preferencia por la adjunción alta. Desde nuestro punto de vista, la existencia de esas múltiples y diversas variables extrañas que inciden en las preferencias de adjunción debe ser interpretada como evidencia de que existe una serie de factores múltiples que condicionan el procesamiento sintáctico y que, en las lenguas, las preferencias de adjunción varían de forma intralingüística (Cotter y Ferreira, 2024; Stetie y Zunino, 2023).
Este punto pareciera cuestionar, al menos parcialmente, la existencia de principios sintácticos universales que se sigan categóricamente. Sin embargo, esto no implica necesariamente que no existan dichos principios, sino que estos, en ocasiones, podrían verse influenciados por información de otra índole, como semántica o pragmática.
Dicho esto, es necesario señalar dos puntos problemáticos de los datos que presentamos. En primer lugar, una posible crítica a nuestro experimento es que no controlamos el equilibrio entre contextos que licencian PR y los que licencian solo CR y en el orden de presentación. Esto podría generar efectos de exposición acumulativa, lo que, a su vez, se ha documentado que genera una preferencia por las CR y la adjunción baja (Aguilar y Grillo, 2021; Pozniak et al., 2019). Sin embargo, esto no ocurrió en nuestro experimento, ya que hubo una preferencia por la adjunción alta, en particular en los contextos en los que solo se licencian CR. En segundo lugar, resulta importante considerar que la tarea realizada implicaba producción. Es necesario seguir evaluando la incidencia de PR con distintas metodologías para así poder considerar los diferentes matices del fenómeno. De hecho, Aguilar y colegas (2021) señalaron diferencias en el papel de las PR entre tareas online y offline.
Por otro lado, llama la atención que haya tantos completamientos ambiguos.
Varios modelos de procesamiento sintáctico y teorías generales sobre el lenguaje sostienen que los hablantes prefieren evitar la ambigüedad (Frazier y Clifton, 1996; Gilboy et al., 1995). Uno de los exponentes más clásicos de esto es la máxima griceana de modo: sea claro y evite la ambigüedad (Grice, 1975). Sin embargo, nuestros datos parecen ser evidencia de lo contrario. En este sentido, otras propuestas argumentan que la ambigüedad es comunicativamente eficiente y que, probablemente en muchas ocasiones, no sea percibida por quienes la producen (Ferreira, 2008; Piantadosi et al., 2012; Wasow, 2015). Respecto del primer punto, entienden a la ambigüedad como una propiedad funcional del lenguaje que permite una mayor eficacia comunicativa: un sistema de comunicación eficiente no transmitirá información ya proporcionada por el contexto (Grice, 1975; Piantadosi et al., 2012; Wasow, 2015). En una interacción comunicativa, el contexto de uso suele aportar una cantidad considerable de información y, por lo tanto, dicha información se excluye de los enunciados. En consecuencia, muchas frases, tomadas de forma aislada, son ambiguas. Además, específicamente para los mecanismos de procesamiento del lenguaje humano, la ambigüedad permite también la reutilización de elementos lingüísticos. Estas ventajas de la ambigüedad sugieren que cualquier sistema que aspire a la eficacia comunicativa o cognitiva será ambiguo (Piantadosi et al., 2012). En segundo lugar, Ferreira (2008) señala que las ambigüedades suelen pasar desapercibidas y que esto se debe, probablemente, al hecho de que detectar una ambigüedad suele ser difícil: para detectar una ambigüedad, los hablantes deben tomar un significado que quieran transmitir, formular una expresión candidata y compararla con el significado para determinar si es ambigua. En definitiva, la gran cantidad de completamientos ambiguos en nuestros resultados podría deberse a las propias características del lenguaje humano y al paradigma experimental utilizado, que implicaba la ausencia de información contextual para desambiguar las oraciones, ya que en el uso cotidiano de la lengua rara vez es necesario elegir activamente formas lingüísticas que no sean ambiguas descontextualizadamente (Piantadosi et al., 2012).
Por último, destacamos que la mayoría de los completamientos implicaban una CR de sujeto y no de objeto. Esto se condice con lo reportado previamente en una tarea de elicitación con hablantes de español rioplatense (Muñoz Pérez y Lago, 2012) y en análisis de corpus (Manoiloff et al., 2018; Reali, 2014). A su vez, estos resultados están en línea con los estudios de comprensión en donde sistemáticamente se ha encontrado una mayor facilidad de procesamiento para las CR de sujeto que para las de objeto (Manoiloff et al., 2018; Murujosa et al., 2021; Reali, 2014). También es interesante que de las CR de objeto que fueron producidas en nuestra tarea, solo dos tenían un sujeto postverbal (ver ejemplo 14), lo que se condice con estudios de comprensión que señalan que esas serían las estructuras más difíciles de comprender (Manoiloff et al., 2018; Reali, 2014). En este sentido, resulta interesante pensar los vínculos entre comprensión y producción: las CR de objeto son más difíciles de procesar y eso puede estar vinculado a que tengan una menor frecuencia de aparición en producción (Hsiao y MacDonald, 2016; MacDonald y Thornton, 2009).
5. Conclusiones
Los resultados de este experimento evidencian que la Hipótesis de las PR primero no explica la preferencia por la adjunción alta en español en todos los casos. Al menos en una tarea que implica el completamiento de oraciones, no encontramos incidencia de las PR en las preferencias de adjunción. No obstante, al considerar la evidencia existente, creemos que es posible que su influencia dependa del tipo de proceso que se esté evaluando en la tarea experimental. Por este motivo, concluimos que las PR pueden ser un factor condicionante en las preferencias de adjunción, pero no son un factor determinante.
En este sentido, creemos que en el establecimiento de las preferencias de adjunción no hay un único factor determinante que genere una preferencia categórica y sistemática por un tipo de adjunción, sino que hay una confluencia de varios factores condicionantes.